• Sabes algo minina Cipher
    Eres una de las pocas semidiosas que me cae bien
    Sabes algo minina [Cipher00] Eres una de las pocas semidiosas que me cae bien
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  • La moneda del capricho, con ella puedo ir a grandes velocidades, nadie es más rápido que la semidiosa del engaño, Cipher.
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    Dossier Profesional – Agencia Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour

    Modelo: Lisesharte Freya Ishtar

    ❀ Título: La Musa Corporativa del Glamour Infernal
    ❀ Rango dentro de la Agencia: Modelo Élite – Imagen Ejecutiva & Business Diva
    ❀ Vínculo con la Dirección: Integrante del Círculo Íntimo del CEO Metphies Jaegerjazques Yokin Ishtar

    Agencia: Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour
    La agencia de modelaje más influyente y exclusiva del mundo sobrenatural y humano, donde la estética infernal se une con la sofisticación celestial. Un imperio de belleza y poder que transforma a cada modelo en un símbolo de divinidad, deseo y autoridad.
    Fundada por Metphies Jaegerjazques Yokin Ishtar, la agencia se distingue por fusionar lo místico, elegante y oscuro con la moda contemporánea, creando figuras icónicas que dominan pasarelas, campañas internacionales y escenarios de lujo.

    Perfil de Lisesharte Freya Ishtar
    ❃ Edad Aparente: 28 años
    ❃ Altura: 1.81 m
    ❃ Complexión: Curvilínea & atlética, con porte ejecutivo
    ❃ Cabello: Rubio dorado, largo y sedoso
    ❃ Ojos: Azul zafiro, mirada seductora y calculadora
    ❃ Estilo Distintivo: Mezcla entre CEO Femme Fatale y Diosa del Glamour Corporativo

    Rasgos Icónicos
    ✽ Su firma visual: gafas ejecutivas de lujo que refuerzan su imagen de poder intelectual y seducción fría.
    ✽ Capacidad camaleónica: puede pasar de la mujer ejecutiva dominante a la estrella de pasarela, o incluso a la musa deportiva.
    ✽ Elegancia seductora: combina la sensualidad de su figura con una presencia dominante y sofisticada.

    Reconocimientos:
    ✺ Embajadora de la línea Infernal Executive Glamour™ de la agencia.
    ✺ Portadas internacionales en revistas de negocios, moda y cultura pop.
    ✺ Reconocida como la “Business Diva del Glamour Infernal” en el circuito de modelaje demoníaco.

    Frase Representativa
    "El poder no se discute, se impone con clase, intelecto y belleza eterna." – Lisesharte Freya Ishtar
    📂 Dossier Profesional – Agencia Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour 👑 Modelo: Lisesharte Freya Ishtar ❀ Título: La Musa Corporativa del Glamour Infernal ❀ Rango dentro de la Agencia: Modelo Élite – Imagen Ejecutiva & Business Diva ❀ Vínculo con la Dirección: Integrante del Círculo Íntimo del CEO Metphies Jaegerjazques Yokin Ishtar 🏛️ Agencia: Ishtar’s Demonic Dèesse Infernal Glamour La agencia de modelaje más influyente y exclusiva del mundo sobrenatural y humano, donde la estética infernal se une con la sofisticación celestial. Un imperio de belleza y poder que transforma a cada modelo en un símbolo de divinidad, deseo y autoridad. Fundada por Metphies Jaegerjazques Yokin Ishtar, la agencia se distingue por fusionar lo místico, elegante y oscuro con la moda contemporánea, creando figuras icónicas que dominan pasarelas, campañas internacionales y escenarios de lujo. ✨ Perfil de Lisesharte Freya Ishtar ❃ Edad Aparente: 28 años ❃ Altura: 1.81 m ❃ Complexión: Curvilínea & atlética, con porte ejecutivo ❃ Cabello: Rubio dorado, largo y sedoso ❃ Ojos: Azul zafiro, mirada seductora y calculadora ❃ Estilo Distintivo: Mezcla entre CEO Femme Fatale y Diosa del Glamour Corporativo 🔮 Rasgos Icónicos ✽ Su firma visual: gafas ejecutivas de lujo que refuerzan su imagen de poder intelectual y seducción fría. ✽ Capacidad camaleónica: puede pasar de la mujer ejecutiva dominante a la estrella de pasarela, o incluso a la musa deportiva. ✽ Elegancia seductora: combina la sensualidad de su figura con una presencia dominante y sofisticada. 🏆 Reconocimientos: ✺ Embajadora de la línea Infernal Executive Glamour™ de la agencia. ✺ Portadas internacionales en revistas de negocios, moda y cultura pop. ✺ Reconocida como la “Business Diva del Glamour Infernal” en el circuito de modelaje demoníaco. 💎 Frase Representativa "El poder no se discute, se impone con clase, intelecto y belleza eterna." – Lisesharte Freya Ishtar
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  • 𝐂𝐈𝐔𝐃𝐀𝐃 𝐃𝐄 𝐂𝐄𝐍𝐈𝐙𝐀𝐒 – 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐈
    𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐄𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐡é𝐫𝐨𝐞𝐬 𝐲 𝐦𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐨𝐬

    Los cielos sangraban. Columnas humeantes y cenizas ascendían hasta perderse en la noche, mientras los gritos de guerra resonaban como ecos que rasgaban la noche. Fuego y oscuridad fundidos en uno solo.

    Entre las ruinas, un carro de guerra se abría paso entre los escombros, atravesando una ciudad que estaba condenada y que pronto, lo único que quedaría de ella era un nombre y un recuerdo distante. El suelo temblaba bajo sus ruedas, que esquivaban flechas, espadas, cuerpos y piedras que caían a su alrededor.

    Las llamas recortaron la silueta cálida de un jinete que se abalanzó por el costado del carro. Su espada descendió con furia contra el escudo del héroe abordo, haciéndolo vibrar como un trueno cruzando en el cielo al absorber el impacto.

    El héroe alzó su brazo, arrastrando ambas armas y dejando el espacio suficiente para que el filo de bronce celestial de su espada abriera el abdomen desprotegido del jinete, que cayó desplomado de su montura.

    ────¡Rápido! –gruñó a su compañero que sujetaba las riendas– Tenemos que salir de aquí.

    ────No falta mucho para que lleguemos. Acates nos está esperando del otro lado.

    A lo lejos, la muralla se erigió sobre la ciudad. Un gigante imperturbable a la masacre que se suscitó en el interior de sus muros. El héroe apretó el puño.

    No había podido salvar a su gente. Ni a su ciudad. Ellos los habían abordado durante la noche, arrancándoles la vida en medio de sus sueños. Que tontos, que ilusos fueron al creer que tenían la victoria en sus manos.

    «Más rápido».

    Las enormes puertas del norte estaban abiertas de par en par. Una última oportunidad. El viento silbaba entre las llamas. La ciudad ardía a su alrededor convertida en una tumba. Su tumba.

    ────¡Los muelles cayeron! –su compañero apretó los dientes. Las ruedas saltaron sobre los escombros–. Tomaremos el río subterráneo. Si no nos traga primero, nos escupirá libres a...

    El aire silbó. Un destello de hierro.

    No pudo terminar. Una lanza afilada atravesó su pecho y su grito se quebró en la sangre. Su cuerpo trastabilló y rodó sin vida al suelo.

    Se quedó helado. Todo a su alrededor parecía desvanecerse: el choque de las espadas, las flechas surcando la noche, el rugido de las llamas. Solo escuchaba el golpe seco del cuerpo de su amigo contra las piedras, repitiéndose una y otra vez.

    «No».

    El héroe se inclinó y jaló las riendas con un rugido de furia. Los caballos relincharon, encabritándose y por un instante, el carro se elevó entre la cenizas antes de detenerse en seco.

    El héroe saltó del carro y corrió hacia su compañero caído. Sus dedos, helados y temblorosos, retiraron el casco de su cabeza y apretaron con fuerza aquella mano que pronto comenzaba a enfriarse.

    Su compañero, el hombre que había compartido con él tantas batallas. El que sabía cuándo callar. Cuándo reírse de la muerte para no dejarse tragar por el miedo a ella. Un hermano forjado en el campo de batalla y que en ese momento, se le escapaba de entre los dedos.

    «No...»

    En el borde de la plaza central, una figura gloriosa se alzó entre las sombras y el fuego. El general Diomedes contemplaba la escena con una calma cruel, mortal. Era un agila majestuosa, vigilando desde lo alto, aguardando el momento de descender sobre su presa.

    ────Ustedes vayan por los demás –ordenó a sus hombres, sin apartar la mirada–. El chico es mío.

    Diomedes se inclinó y arrancó una lanza enemiga del suelo, con un movimiento elegante, solemne. La sostuvo como si fuera el cetro de un heraldo de la muerte y sus labios se curvaron en una sonrisa fría, letal.

    ────¡Ah! No temas hijo de la Tejedora de Engaños –dijo con falsa dulzura. Cada palabra destilando burla–. No sufrirás mucho. Pronto te reunirás con tu pobre amigo en el mundo de los muertos.

    Diomedes arrojó la lanza.

    Una voz femenina resonó en el humo denso, llamando al héroe.

    ────¡Eneas!

    El corazón del héroe latió con fuerza. La lanza cortó el aire, la punta reflejando la ciudad sangrando en ruinas.

    ────¡Eneas!

    Alzó la mirada. Entre la bruma espesa y partículas ardientes de cenizas, una figura avanzaba. La habría reconocido en la más densa oscuridad. Pequeña, grácil. Con su cabello color vino flotando con cada paso, sus sandalias doradas corriendo en el caos.

    Era ella. Aquella mujer que lo crío bajo el disfraz de una dulce nodriza. La que lo escuchó en sus noches más oscuras. La que sostuvo su mano cuando nadie más lo hizo. Su confidente. Su guardiana.

    Afro.

    Y ahora corría hacia el sin pensar en el peligro, su rostro celestial pálido del terror.

    Su madre, la diosa del amor había llegado para salvar a su hijo.
    𝐂𝐈𝐔𝐃𝐀𝐃 𝐃𝐄 𝐂𝐄𝐍𝐈𝐙𝐀𝐒 🔥 – 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐈 𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐄𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐡é𝐫𝐨𝐞𝐬 𝐲 𝐦𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐨𝐬 Los cielos sangraban. Columnas humeantes y cenizas ascendían hasta perderse en la noche, mientras los gritos de guerra resonaban como ecos que rasgaban la noche. Fuego y oscuridad fundidos en uno solo. Entre las ruinas, un carro de guerra se abría paso entre los escombros, atravesando una ciudad que estaba condenada y que pronto, lo único que quedaría de ella era un nombre y un recuerdo distante. El suelo temblaba bajo sus ruedas, que esquivaban flechas, espadas, cuerpos y piedras que caían a su alrededor. Las llamas recortaron la silueta cálida de un jinete que se abalanzó por el costado del carro. Su espada descendió con furia contra el escudo del héroe abordo, haciéndolo vibrar como un trueno cruzando en el cielo al absorber el impacto. El héroe alzó su brazo, arrastrando ambas armas y dejando el espacio suficiente para que el filo de bronce celestial de su espada abriera el abdomen desprotegido del jinete, que cayó desplomado de su montura. ────¡Rápido! –gruñó a su compañero que sujetaba las riendas– Tenemos que salir de aquí. ────No falta mucho para que lleguemos. Acates nos está esperando del otro lado. A lo lejos, la muralla se erigió sobre la ciudad. Un gigante imperturbable a la masacre que se suscitó en el interior de sus muros. El héroe apretó el puño. No había podido salvar a su gente. Ni a su ciudad. Ellos los habían abordado durante la noche, arrancándoles la vida en medio de sus sueños. Que tontos, que ilusos fueron al creer que tenían la victoria en sus manos. «Más rápido». Las enormes puertas del norte estaban abiertas de par en par. Una última oportunidad. El viento silbaba entre las llamas. La ciudad ardía a su alrededor convertida en una tumba. Su tumba. ────¡Los muelles cayeron! –su compañero apretó los dientes. Las ruedas saltaron sobre los escombros–. Tomaremos el río subterráneo. Si no nos traga primero, nos escupirá libres a... El aire silbó. Un destello de hierro. No pudo terminar. Una lanza afilada atravesó su pecho y su grito se quebró en la sangre. Su cuerpo trastabilló y rodó sin vida al suelo. Se quedó helado. Todo a su alrededor parecía desvanecerse: el choque de las espadas, las flechas surcando la noche, el rugido de las llamas. Solo escuchaba el golpe seco del cuerpo de su amigo contra las piedras, repitiéndose una y otra vez. «No». El héroe se inclinó y jaló las riendas con un rugido de furia. Los caballos relincharon, encabritándose y por un instante, el carro se elevó entre la cenizas antes de detenerse en seco. El héroe saltó del carro y corrió hacia su compañero caído. Sus dedos, helados y temblorosos, retiraron el casco de su cabeza y apretaron con fuerza aquella mano que pronto comenzaba a enfriarse. Su compañero, el hombre que había compartido con él tantas batallas. El que sabía cuándo callar. Cuándo reírse de la muerte para no dejarse tragar por el miedo a ella. Un hermano forjado en el campo de batalla y que en ese momento, se le escapaba de entre los dedos. «No...» En el borde de la plaza central, una figura gloriosa se alzó entre las sombras y el fuego. El general Diomedes contemplaba la escena con una calma cruel, mortal. Era un agila majestuosa, vigilando desde lo alto, aguardando el momento de descender sobre su presa. ────Ustedes vayan por los demás –ordenó a sus hombres, sin apartar la mirada–. El chico es mío. Diomedes se inclinó y arrancó una lanza enemiga del suelo, con un movimiento elegante, solemne. La sostuvo como si fuera el cetro de un heraldo de la muerte y sus labios se curvaron en una sonrisa fría, letal. ────¡Ah! No temas hijo de la Tejedora de Engaños –dijo con falsa dulzura. Cada palabra destilando burla–. No sufrirás mucho. Pronto te reunirás con tu pobre amigo en el mundo de los muertos. Diomedes arrojó la lanza. Una voz femenina resonó en el humo denso, llamando al héroe. ────¡Eneas! El corazón del héroe latió con fuerza. La lanza cortó el aire, la punta reflejando la ciudad sangrando en ruinas. ────¡Eneas! Alzó la mirada. Entre la bruma espesa y partículas ardientes de cenizas, una figura avanzaba. La habría reconocido en la más densa oscuridad. Pequeña, grácil. Con su cabello color vino flotando con cada paso, sus sandalias doradas corriendo en el caos. Era ella. Aquella mujer que lo crío bajo el disfraz de una dulce nodriza. La que lo escuchó en sus noches más oscuras. La que sostuvo su mano cuando nadie más lo hizo. Su confidente. Su guardiana. Afro. Y ahora corría hacia el sin pensar en el peligro, su rostro celestial pálido del terror. Su madre, la diosa del amor había llegado para salvar a su hijo.
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  • Después de clases...
    Fandom Irijinaide Nagatoro-San
    Categoría Slice of Life
    Luego de un pesado día de tediosas clases, profesores amargados dejando proyectos y compañeros ruidosos. Al fin ya había llegado la hora de salida. La brisa fresca que entraba por las pocas ventanas abiertas contrastaban con la calida luz solar que iluminaba los salones.

    En uno de esos salones, estaba Nagatoro terminando de acomodar el lugar antes de irse a casa, caminó hasta la ventana, apoyando suavemente la mano en el cristal mientras sus ojos apreciaban el hermoso paisaje del atardecer decorado con altos edificios lejanos. El sonido de los estudiantes marchándose entre risas o conversaciones borrosas, combinado con los sonidos naturales de las hojas chocando por la brisa y los pajaros preparándose para descansar.

    Una sonrisa se dibujó en el rostro de Nagatoro ante aquel cálido momento, aunque su atención fue quebrada ante el sonido de la puerta deslizándose detrás de ella.

    —¿Quién es?— Su voz resonó en el salón vacío, girándose con curiosidad hacia la puerta.
    Luego de un pesado día de tediosas clases, profesores amargados dejando proyectos y compañeros ruidosos. Al fin ya había llegado la hora de salida. La brisa fresca que entraba por las pocas ventanas abiertas contrastaban con la calida luz solar que iluminaba los salones. En uno de esos salones, estaba Nagatoro terminando de acomodar el lugar antes de irse a casa, caminó hasta la ventana, apoyando suavemente la mano en el cristal mientras sus ojos apreciaban el hermoso paisaje del atardecer decorado con altos edificios lejanos. El sonido de los estudiantes marchándose entre risas o conversaciones borrosas, combinado con los sonidos naturales de las hojas chocando por la brisa y los pajaros preparándose para descansar. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Nagatoro ante aquel cálido momento, aunque su atención fue quebrada ante el sonido de la puerta deslizándose detrás de ella. —¿Quién es?— Su voz resonó en el salón vacío, girándose con curiosidad hacia la puerta.
    Tipo
    Individual
    Líneas
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    Estado
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  • Aveces la oigo que me habla aquella diosa ..... y aveces siento que la veo
    Aveces la oigo que me habla aquella diosa ..... y aveces siento que la veo
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  • 𝑾𝒆𝒍𝒄𝒐𝒎𝒆 𝒃𝒂𝒄𝒌 𝒕𝒐 𝒉𝒆𝒍𝒍
    Fandom Mitología griega
    Categoría Original
    Perséfone se encontraba balanceando uno de sus brazos, despidiendo a Hermes mientras desaparecía para poder volver al mundo de los vivos. Era uno de los pocos que venía habitualmente, y se encargaba, además de traer noticias, de traer mensajes o cartas.

    Una de ellas era la que sujetaba la diosa en su mano, con una caligrafía inconfundible para saber de quién provenía: 𝑫𝒆𝒎𝒆𝒕𝒆𝒓

    Fue caminando, cogiendo una granada, costumbre adquirida al ser el fruto que la hizo prisionera del lugar, hasta llegar a los campos elíseos. Siempre le habían gustado.

    Se sentó en el suelo, comiendo las semillas del fruto envenenado mientras consideraba si abrir o no la carta.

    ༒︎۞𝙷𝙰𝙳𝙴𝚂۞༒︎
    Perséfone se encontraba balanceando uno de sus brazos, despidiendo a Hermes mientras desaparecía para poder volver al mundo de los vivos. Era uno de los pocos que venía habitualmente, y se encargaba, además de traer noticias, de traer mensajes o cartas. Una de ellas era la que sujetaba la diosa en su mano, con una caligrafía inconfundible para saber de quién provenía: 𝑫𝒆𝒎𝒆𝒕𝒆𝒓 Fue caminando, cogiendo una granada, costumbre adquirida al ser el fruto que la hizo prisionera del lugar, hasta llegar a los campos elíseos. Siempre le habían gustado. Se sentó en el suelo, comiendo las semillas del fruto envenenado mientras consideraba si abrir o no la carta. [frost_sapphire_giraffe_726]
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    5
    Estado
    Disponible
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  • O, locus ille
    Olim benedictus, nunc imminutus
    Nos, destinatae esse matres
    Nunc pudore avertimus
    Flevimus et flevimus
    Sed nemo nos consolatur
    Dea, cui irata eras?

    -Canta la joven diosa en su susurro suave y dulce por los pasillos largos y oscuros del Hades. Su voz, como un arroyo cristalino, se desliza entre las sombras, trayendo consigo un rayo de luz a aquel mundo sombrío. -
    O, locus ille Olim benedictus, nunc imminutus Nos, destinatae esse matres Nunc pudore avertimus Flevimus et flevimus Sed nemo nos consolatur Dea, cui irata eras? -Canta la joven diosa en su susurro suave y dulce por los pasillos largos y oscuros del Hades. Su voz, como un arroyo cristalino, se desliza entre las sombras, trayendo consigo un rayo de luz a aquel mundo sombrío. -
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  • - la semi diosa , habia despertado tembramdo todo su cuerpo y mano por una pesadillas que se sintio real para la princesa a de ensuño.-

    Aquellos , se sintio real en el mundo del ensuño ¿el finl de los jinetes de la apocalipsis? .
    - la semi diosa , habia despertado tembramdo todo su cuerpo y mano por una pesadillas que se sintio real para la princesa a de ensuño.- Aquellos , se sintio real en el mundo del ensuño ¿el finl de los jinetes de la apocalipsis? .
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  • - cuando regese del mundo del ensuño a la realidad , aquella oscudidad ese poder dentro mio aun seguia dormido ya que venia de la diosa que llevaba mi nombre , solo intente volver a sellado dentro mio.-
    - cuando regese del mundo del ensuño a la realidad , aquella oscudidad ese poder dentro mio aun seguia dormido ya que venia de la diosa que llevaba mi nombre , solo intente volver a sellado dentro mio.-
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