• Anoche me encerré porque ya no tenía piel para seguir por fuera.
    Cerré la puerta y sentí que algo dentro de mí
    se estaba rompiendo con un ruido tan silencioso
    que solo yo podía escucharlo.

    Quise cantar…
    pero lo que salió no fue voz,
    fue un temblor.
    Un temblor que me dijo sin decirlo:
    “ya no puedes sostenerte ni a ti misma.”

    Cada intento de seguir la letra
    me hundía más.
    No alcanzaba las notas,
    no alcanzaba mi propio aire,
    no alcanzaba nada.
    Y esa falta, ese hueco,
    me desgarraba como si tuviera filo.

    Tomé.
    Tomé porque no sabía qué más arrancarme.
    Porque cuando ya no puedes gritar,
    bebes,
    y cuando ya no puedes beber,
    lloras,
    y cuando ya no puedes llorar…
    te quedas ahí, vaciándote sin que nadie lo note.

    Las lágrimas me salían sin permiso,
    a borbotones,
    como si mi cuerpo tratara de expulsar algo
    que no sabe por dónde salir.
    Como si lo que llevo guardado
    arañara por dentro,
    buscando una grieta para escapar.

    Me miré un instante en la pantalla,
    borrosa, torcida, irreconocible.
    Y me dolió.
    Porque vi a alguien que ya no sabía cómo sostener su propia tristeza,
    alguien que se había ido quedando sin voz, sin fuerza,
    sin forma de sacarse el peso del pecho.

    Y ahí, con el karaoke sonando solo,
    y yo hecha pedazos,
    entendí algo que me atravesó
    como un vidrio frío:

    No estaba llorando por la noche.
    Ni por el alcohol.
    Ni por la canción.

    Lloraba por todo lo que llevo años tragándome,
    por todo lo que nunca dije,
    por todo lo que dejé que me hiriera,
    por todo lo que me callé para no romperme…

    …y me rompí igual.
    Anoche me encerré porque ya no tenía piel para seguir por fuera. Cerré la puerta y sentí que algo dentro de mí se estaba rompiendo con un ruido tan silencioso que solo yo podía escucharlo. Quise cantar… pero lo que salió no fue voz, fue un temblor. Un temblor que me dijo sin decirlo: “ya no puedes sostenerte ni a ti misma.” Cada intento de seguir la letra me hundía más. No alcanzaba las notas, no alcanzaba mi propio aire, no alcanzaba nada. Y esa falta, ese hueco, me desgarraba como si tuviera filo. Tomé. Tomé porque no sabía qué más arrancarme. Porque cuando ya no puedes gritar, bebes, y cuando ya no puedes beber, lloras, y cuando ya no puedes llorar… te quedas ahí, vaciándote sin que nadie lo note. Las lágrimas me salían sin permiso, a borbotones, como si mi cuerpo tratara de expulsar algo que no sabe por dónde salir. Como si lo que llevo guardado arañara por dentro, buscando una grieta para escapar. Me miré un instante en la pantalla, borrosa, torcida, irreconocible. Y me dolió. Porque vi a alguien que ya no sabía cómo sostener su propia tristeza, alguien que se había ido quedando sin voz, sin fuerza, sin forma de sacarse el peso del pecho. Y ahí, con el karaoke sonando solo, y yo hecha pedazos, entendí algo que me atravesó como un vidrio frío: No estaba llorando por la noche. Ni por el alcohol. Ni por la canción. Lloraba por todo lo que llevo años tragándome, por todo lo que nunca dije, por todo lo que dejé que me hiriera, por todo lo que me callé para no romperme… …y me rompí igual.
    Me gusta
    Me entristece
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • Me alegra poder volver a estar con mi hermano 𝕾𝖙𝖊𝖕𝖍𝖆𝖓𝖊 𝕿𝖍𝖔𝖗𝖓 me tomé la libertad de ponerme al día con él después de un largo tiempo sin verlo, y noté que aún conserva ese peluche... aunque ha crecido más de lo que pensé.

    Al parecer está con alguien, solo espero que esa persona cuide bien de él, no me gustaría que termine herido, tengo mis razones para dudar.

    Supongo que más adelante también podré ver a Arielle aunque parece estar ocupado la mayor parte del tiempo.
    Me alegra poder volver a estar con mi hermano [nova_gold_ape_551] me tomé la libertad de ponerme al día con él después de un largo tiempo sin verlo, y noté que aún conserva ese peluche... aunque ha crecido más de lo que pensé. Al parecer está con alguien, solo espero que esa persona cuide bien de él, no me gustaría que termine herido, tengo mis razones para dudar. Supongo que más adelante también podré ver a Arielle aunque parece estar ocupado la mayor parte del tiempo.
    0 turnos 0 maullidos
  • Así que este el gamepocky...

    *No imagino que eso haría cuando le puso un pocky en los labios, llego a sonrojarse. *
    Así que este el gamepocky... *No imagino que eso haría cuando le puso un pocky en los labios, llego a sonrojarse. *
    Me shockea
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • Estoy muy aburrido, ¿ alguien quiere ir conmigo a tomar un matcha ?
    Estoy muy aburrido, ¿ alguien quiere ir conmigo a tomar un matcha ?
    Me gusta
    1
    4 turnos 0 maullidos
  • Se sostuvo de la pared a tiempo para no caer.
    Sus orejas abajo y el color rojizo tiñendo desde su espalda hasta el suelo, dejando un rastro por donde iba pasando.

    Sus garras arañaron el tapiz de la pared, dejando sus marcas, cuando el dolor punzante lo atacó de nuevo. Incluso su cuerpo tembló de forma inevitable.
    Jadeaba, más no de verdadero cansancio.
    Su garganta dolía por haber gritado y el pelaje de su rostro se encontraba húmedo. Sucio. Tal vez había llorado.
    Aunque lento, había llegado hasta su lugar de trabajo, el bar. No deseaba ir a la habitación donde probablemente estuvieran los niños. No así. Por suerte demasiado estúpidos de lastimaban borrachos y él contaba siempre con vendas por si acaso. Y esta vez, eran para él.

    Se sostuvo de la barra antes de dejarse caer de rodillas. Su cuerpo aún tembloroso mientras extendía una de sus manos hasta poder agarrar un paño que humedeció con un poco de alcohol.
    Aparentando los labios, tal vez incluso mordiéndose el inferior, cerró los ojos con fuerza y, como pudo, llevó el paño hasta su espalda. Allí, donde alguna vez estuvieron sus alas.
    El ardor le llegó enseguida en cuanto el paño se apoyó en las heridas. Mordiendo su labio inferior hasta hacerlo sangrar, pero aún así no se detuvo.

    Intentó limpiar cuánto pudo de sus heridas y limpiar la sangre de su pelaje.
    Finalmente tomó las vendas y se las envolvió desde el torso hasta llegar a envolver su espalda, las tiras de vendaje cruzando sus hombros para mantenerlas en su lugar hasta que hizo un nudo que aseguraría no se saldrían.
    Suspiró y se pasó una mano por el rostro. Ni siquiera quería ver cómo se veía, probablemente desastroso.
    Tomó la botella más fuerte que había allí detrás de la barra y bebió un largo trago antes de exhalar con cansancio. Pensando sus opciones, rebuscó entre sus cosas allí dispersas y, para su fortuna, encontró una camisa, aunque algo sucia, que allí había dejado una vez. No dudó en ponérsela. Prefería no asustar a sus hijos al ver sus vendajes.

    Una vez cambiado, se levantó. Aún con dificultad. Sus piernas aún temblaban por el dolor pero se obligó a ser fuerte.
    Había desaparecido dos días, ni siquiera le había avisado a Angel de lo emocionado que había estado por la invitación de Maxi. Era mejor ir a verle antes de que siguiera preocupado.
    Con dolorosa calma caminó hasta su habitación compartida, abriendo la puerta y encontrándose, para variar, como recibimiento al pequeño cerdito huyendo de los niños que ahora se escondía detrás de él.

    — ¡Papá! — Habían exclamado los pequeños al verle pero sus sonrisas se borraron rápidamente, bajando sus orejas, al ver su rostro algo desaliñado y la evidente falta de sus alas.
    Él sabía que lo notarían enseguida, pero en su mente ya había armado la excusa perfecta.

    Se agachó, poniéndose de cuclillas para recibir a sus hijos y estos vinieron enseguida a abrazarlo. Debió contenerse para disimular el dolor que sintió por eso.

    — ¿Papá, estás bien? ¿Dónde están tus alas? ¿Estuviste llorando? — Por supuesto, la más sensible, Lottery. Podía ver en ambos jóvenes rostros la preocupación y el miedo. Pero él no iba a permitir que sus hijos pasaran por el dolor de saber la verdad.

    — No, no. Sólo estoy cansado, nada que dormir no solucione — Respondió primero, besando la cabeza de ambos infantes y luego señaló detrás de él. El lugar donde las alas ya no estaban — ¿Esto? Es un truco de magia. Las hice desaparecer. No se lo esperaban, ¿Verdad? — Justificó, pudiendo ver en sus ojos la ilusión de la magia. Aquella expresión de asombro por los mágicos trucos que él solía hacerles para entretenerlos.

    Solo entonces volvió la mirada a la habitación, frunciendo el ceño confundido. Angel no estaba allí, tan solo la niñera que Maximilian solía usar para cuidar a sus pequeños, y si aún estaba allí, significaba que su prometido jamás había vuelto.
    Se levantó del suelo extrañado, dirigiendo la atención de vuelta a sus hijos.
    — Rummy, Lottie... ¿Dónde está papi? — Les preguntó antes de volver a mirar por la habitación, efectivamente, no estaba.
    Los niños se encogieron de hombros, de vuelta la angustia en sus rostros. Fue entonces cuando comprendió que Angel no había vuelto del trabajo.

    Bajó las orejas con expresión preocupada y corrió a buscar en la pequeña mesa de luz su celular que poco usaba. Fue entonces cuando se encontró con el mensaje de Angel Dust. Chasqueando la lengua con enfado antes de oír a sus hijos preguntar preocupados si algo le había pasado a su papi.
    No era el lugar ni el momento de ser tan evidente, por lo que volvió a disimular. No era actor, pero le resultaba sorprendente incluso a él lo bueno que se había vuelto tan solo por sus hijos.

    — No, no. Es solo que a Papi se le juntó más trabajo del que esperaba.... Iré a buscarlo. Vengan conmigo, los cuidará alguien hasta que vuelva. — Les contestó, extendiendo sus manos que cada niño tomó, aunque demoraron un poco por insistir en llevar a Nuggets con ellos, sosteniendo los pequeños su correa.
    Antes de salir de la habitación, volteó dirigiéndose a la niñera. Maxi tenía una magia incomprensible, incluso para él, pero en ese momento era lo que necesitaba. — Dile que me espere en la torre del reloj, o me encuentre con Lucifer. Necesito su ayuda. —

    Sin más que agregar, salió de la habitación. Caminaron en silencio hasta salir del hotel y más allá también, solo hasta detenerse en la entrada de un gran hogar, allí donde Lucifer 𝕾𝖆𝖒𝖆𝖊𝖑 𝕸𝖔𝖗𝖓𝖎𝖓𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗 vivía, los niños parecían confundidos pero él los calmó con suave voz.

    — No se preocupen. Él es su otro tío. Estarán bien —
    Se sostuvo de la pared a tiempo para no caer. Sus orejas abajo y el color rojizo tiñendo desde su espalda hasta el suelo, dejando un rastro por donde iba pasando. Sus garras arañaron el tapiz de la pared, dejando sus marcas, cuando el dolor punzante lo atacó de nuevo. Incluso su cuerpo tembló de forma inevitable. Jadeaba, más no de verdadero cansancio. Su garganta dolía por haber gritado y el pelaje de su rostro se encontraba húmedo. Sucio. Tal vez había llorado. Aunque lento, había llegado hasta su lugar de trabajo, el bar. No deseaba ir a la habitación donde probablemente estuvieran los niños. No así. Por suerte demasiado estúpidos de lastimaban borrachos y él contaba siempre con vendas por si acaso. Y esta vez, eran para él. Se sostuvo de la barra antes de dejarse caer de rodillas. Su cuerpo aún tembloroso mientras extendía una de sus manos hasta poder agarrar un paño que humedeció con un poco de alcohol. Aparentando los labios, tal vez incluso mordiéndose el inferior, cerró los ojos con fuerza y, como pudo, llevó el paño hasta su espalda. Allí, donde alguna vez estuvieron sus alas. El ardor le llegó enseguida en cuanto el paño se apoyó en las heridas. Mordiendo su labio inferior hasta hacerlo sangrar, pero aún así no se detuvo. Intentó limpiar cuánto pudo de sus heridas y limpiar la sangre de su pelaje. Finalmente tomó las vendas y se las envolvió desde el torso hasta llegar a envolver su espalda, las tiras de vendaje cruzando sus hombros para mantenerlas en su lugar hasta que hizo un nudo que aseguraría no se saldrían. Suspiró y se pasó una mano por el rostro. Ni siquiera quería ver cómo se veía, probablemente desastroso. Tomó la botella más fuerte que había allí detrás de la barra y bebió un largo trago antes de exhalar con cansancio. Pensando sus opciones, rebuscó entre sus cosas allí dispersas y, para su fortuna, encontró una camisa, aunque algo sucia, que allí había dejado una vez. No dudó en ponérsela. Prefería no asustar a sus hijos al ver sus vendajes. Una vez cambiado, se levantó. Aún con dificultad. Sus piernas aún temblaban por el dolor pero se obligó a ser fuerte. Había desaparecido dos días, ni siquiera le había avisado a Angel de lo emocionado que había estado por la invitación de Maxi. Era mejor ir a verle antes de que siguiera preocupado. Con dolorosa calma caminó hasta su habitación compartida, abriendo la puerta y encontrándose, para variar, como recibimiento al pequeño cerdito huyendo de los niños que ahora se escondía detrás de él. — ¡Papá! — Habían exclamado los pequeños al verle pero sus sonrisas se borraron rápidamente, bajando sus orejas, al ver su rostro algo desaliñado y la evidente falta de sus alas. Él sabía que lo notarían enseguida, pero en su mente ya había armado la excusa perfecta. Se agachó, poniéndose de cuclillas para recibir a sus hijos y estos vinieron enseguida a abrazarlo. Debió contenerse para disimular el dolor que sintió por eso. — ¿Papá, estás bien? ¿Dónde están tus alas? ¿Estuviste llorando? — Por supuesto, la más sensible, Lottery. Podía ver en ambos jóvenes rostros la preocupación y el miedo. Pero él no iba a permitir que sus hijos pasaran por el dolor de saber la verdad. — No, no. Sólo estoy cansado, nada que dormir no solucione — Respondió primero, besando la cabeza de ambos infantes y luego señaló detrás de él. El lugar donde las alas ya no estaban — ¿Esto? Es un truco de magia. Las hice desaparecer. No se lo esperaban, ¿Verdad? — Justificó, pudiendo ver en sus ojos la ilusión de la magia. Aquella expresión de asombro por los mágicos trucos que él solía hacerles para entretenerlos. Solo entonces volvió la mirada a la habitación, frunciendo el ceño confundido. Angel no estaba allí, tan solo la niñera que [Maxi8] solía usar para cuidar a sus pequeños, y si aún estaba allí, significaba que su prometido jamás había vuelto. Se levantó del suelo extrañado, dirigiendo la atención de vuelta a sus hijos. — Rummy, Lottie... ¿Dónde está papi? — Les preguntó antes de volver a mirar por la habitación, efectivamente, no estaba. Los niños se encogieron de hombros, de vuelta la angustia en sus rostros. Fue entonces cuando comprendió que Angel no había vuelto del trabajo. Bajó las orejas con expresión preocupada y corrió a buscar en la pequeña mesa de luz su celular que poco usaba. Fue entonces cuando se encontró con el mensaje de [Ange1Dust]. Chasqueando la lengua con enfado antes de oír a sus hijos preguntar preocupados si algo le había pasado a su papi. No era el lugar ni el momento de ser tan evidente, por lo que volvió a disimular. No era actor, pero le resultaba sorprendente incluso a él lo bueno que se había vuelto tan solo por sus hijos. — No, no. Es solo que a Papi se le juntó más trabajo del que esperaba.... Iré a buscarlo. Vengan conmigo, los cuidará alguien hasta que vuelva. — Les contestó, extendiendo sus manos que cada niño tomó, aunque demoraron un poco por insistir en llevar a Nuggets con ellos, sosteniendo los pequeños su correa. Antes de salir de la habitación, volteó dirigiéndose a la niñera. Maxi tenía una magia incomprensible, incluso para él, pero en ese momento era lo que necesitaba. — Dile que me espere en la torre del reloj, o me encuentre con Lucifer. Necesito su ayuda. — Sin más que agregar, salió de la habitación. Caminaron en silencio hasta salir del hotel y más allá también, solo hasta detenerse en la entrada de un gran hogar, allí donde [LuciHe11] vivía, los niños parecían confundidos pero él los calmó con suave voz. — No se preocupen. Él es su otro tío. Estarán bien —
    Me shockea
    Me entristece
    2
    1 turno 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    //Ahora que me acuerdo, yo tengo una historia en Wattpad que no actualizo hace semanas, no respondo más mensajes de rol por hoy, buenas tardes a todos
    //Ahora que me acuerdo, yo tengo una historia en Wattpad que no actualizo hace semanas, no respondo más mensajes de rol por hoy, buenas tardes a todos :STK-79:
    Me gusta
    1
    0 comentarios 0 compartidos
  • La belleza se desvanece por eso es bella .
    La belleza se desvanece por eso es bella .
    0 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Volví a leer lo último que escribí y no sé si es original, random o muy cagado
    Digo- ¿Por qué no poner un depredador? Pudo ser un enorme felino, un grifo o incluso una ptisima manticora. Pero yo elegí un mardito casuario, una de la patada ma' dura del planeta
    Volví a leer lo último que escribí y no sé si es original, random o muy cagado :STK-24: Digo- ¿Por qué no poner un depredador? Pudo ser un enorme felino, un grifo o incluso una ptisima manticora. Pero yo elegí un mardito casuario, una de la patada ma' dura del planeta
    Me enjaja
    3
    0 comentarios 0 compartidos
  • Madre mía mi novio este año también ha tirado la casa por la ventana, no puedo amarlo más de lo que ya lo hago
    Madre mía mi novio este año también ha tirado la casa por la ventana, no puedo amarlo más de lo que ya lo hago
    Me encocora
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    "Un día tras otro. Cráneo contra suelo.
    Duda infinita. Sangre maldita.
    Destino que llora, y se lamenta. Y no quiere vivir. No.
    Porque su vida es un tormento diario.

    Algo insignificante,
    insípido,
    inalcanzable."

    || Texto original.
    A veces se me va la cabeza. Espero que os guste~
    "Un día tras otro. Cráneo contra suelo. Duda infinita. Sangre maldita. Destino que llora, y se lamenta. Y no quiere vivir. No. Porque su vida es un tormento diario. Algo insignificante, insípido, inalcanzable." || Texto original. A veces se me va la cabeza. Espero que os guste~
    Me encocora
    Me gusta
    3
    0 comentarios 0 compartidos
Ver más resultados
Patrocinados