• Cambió un poco mi estado... Quizás porque estoy conociendo personas agradables
    Cambió un poco mi estado... Quizás porque estoy conociendo personas agradables
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  • Es la primera vez en años que el turco ha dormido tan bien. Ha dormido del tirón más de diez horas, de hecho. Ni siquiera recuerda si ha hecho su jornada nocturna guiada por esa voz en su cabeza, aunque tampoco tiene forma de saberlo, ya que las heridas que presenta en su cuerpo las tiene desde el día anterior. Normalmente sabe lo que ha hecho en la madrugada por los restos de sangre que pueden haberle salpicado o por alguna nota o algún símbolo pintado en el espejo. También porque ha aprendido una técnica para recordar los sueños y a veces logra recordarlos y, por ende, recordar lo que hizo.

    Sin embargo, esa mañana no recordaba nada, no parecía tener restos de sangre que no fueran suyos, ni tampoco vio ninguna pista en su apartamento. Sonrió irónicamente, pensando en "la gracia" que tenía que el hecho de que le hubieran debilitado tanto el día anterior haya logrado poner en pausa a ese demonio que lo controla y que le usa como recipiente.

    En el baño, intentó cubrir las heridas de sus pómulos, nariz y labio con maquillaje. Muy sutil porque era molesto llevarlo sobre las heridas que aún estaban en proceso de sanación. Pero quería dar una buena imagen como siempre, no quería preocupar de más a su psicóloga por su aspecto, pese a que en esa sesión se lo contaría todo.

    Agradeció vivir solo porque no quería que sus hermanas ni su hija le vieran en esas condiciones. Se preocuparían, le obligarían a ir a ver a un médico y probablemente le harían hablar sobre la pelea con su ex. Querrían darle su merecido o vete a saber qué harían, conociendo a la más pequeña seguro que buscaría a Jules para cantarle las cuarenta. La mayor seguramente le querría poner en contacto con algún abogado para ponerle una orden de alejamiento.

    Murat no quería nada de eso. Por eso sentía un gran alivio estando solo en esa casa. Aunque no podía negar que necesitaba algo de compañía. Pero preocupar a sus allegados no estaba en sus planes. Al menos no de momento.

    Cuando estuvo listo, con su pijama de Pikachu, finalmente subió las persianas, colocó una bandeja plegable sobre la cama y puso encima su ordenador portátil. Lo encendió y se acomodó sobre el colchón con las piernas estiradas, esperando que su psicóloga le llamara a la hora de la cita que habían acordado la noche anterior.

    Whiskey, su gato, le hizo compañía mientras esperaba. Tenerle a su lado le hacía calmar un poco su respiración y la ansiedad que sentía al pensar que en cuestión de minutos le contaría todo lo ocurrido y eso significaba tener que revivirlo.
    Es la primera vez en años que el turco ha dormido tan bien. Ha dormido del tirón más de diez horas, de hecho. Ni siquiera recuerda si ha hecho su jornada nocturna guiada por esa voz en su cabeza, aunque tampoco tiene forma de saberlo, ya que las heridas que presenta en su cuerpo las tiene desde el día anterior. Normalmente sabe lo que ha hecho en la madrugada por los restos de sangre que pueden haberle salpicado o por alguna nota o algún símbolo pintado en el espejo. También porque ha aprendido una técnica para recordar los sueños y a veces logra recordarlos y, por ende, recordar lo que hizo. Sin embargo, esa mañana no recordaba nada, no parecía tener restos de sangre que no fueran suyos, ni tampoco vio ninguna pista en su apartamento. Sonrió irónicamente, pensando en "la gracia" que tenía que el hecho de que le hubieran debilitado tanto el día anterior haya logrado poner en pausa a ese demonio que lo controla y que le usa como recipiente. En el baño, intentó cubrir las heridas de sus pómulos, nariz y labio con maquillaje. Muy sutil porque era molesto llevarlo sobre las heridas que aún estaban en proceso de sanación. Pero quería dar una buena imagen como siempre, no quería preocupar de más a su psicóloga por su aspecto, pese a que en esa sesión se lo contaría todo. Agradeció vivir solo porque no quería que sus hermanas ni su hija le vieran en esas condiciones. Se preocuparían, le obligarían a ir a ver a un médico y probablemente le harían hablar sobre la pelea con su ex. Querrían darle su merecido o vete a saber qué harían, conociendo a la más pequeña seguro que buscaría a Jules para cantarle las cuarenta. La mayor seguramente le querría poner en contacto con algún abogado para ponerle una orden de alejamiento. Murat no quería nada de eso. Por eso sentía un gran alivio estando solo en esa casa. Aunque no podía negar que necesitaba algo de compañía. Pero preocupar a sus allegados no estaba en sus planes. Al menos no de momento. Cuando estuvo listo, con su pijama de Pikachu, finalmente subió las persianas, colocó una bandeja plegable sobre la cama y puso encima su ordenador portátil. Lo encendió y se acomodó sobre el colchón con las piernas estiradas, esperando que su psicóloga le llamara a la hora de la cita que habían acordado la noche anterior. Whiskey, su gato, le hizo compañía mientras esperaba. Tenerle a su lado le hacía calmar un poco su respiración y la ansiedad que sentía al pensar que en cuestión de minutos le contaría todo lo ocurrido y eso significaba tener que revivirlo.
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  • El cielo crepitó con un leve zumbido antes de abrirse como una flor en pleno estallido. Un portal giratorio, azul intenso, se desplegó sobre una llanura verdosa y húmeda, con colinas suaves y una aldea rudimentaria a lo lejos. De él emergieron dos figuras: la primera, de movimientos ligeros y sonrisa amable, llevaba una capa azul marino ondeando tras de sí; la segunda, más alta, de presencia firme y piel grisácea con alas aún replegadas. Nival y Kaelis Winter habían llegado a una nueva dimensión.

    No tardaron en notar el caos. A lo lejos, una multitud avanzaba colérica, antorchas en alto, gritos enardecidos llenando el aire con acusaciones y miedo. Frente a ellos, una figura pequeña corría desesperada, tropezando con las piedras del camino y jadeando entre sollozos. Era una niña de apenas seis o siete años, con el cabello enmarañado y los ojos desorbitados por el terror. Nival entrecerró los ojos, el viento agitando los bordes de su capa.

    —¿Qué demonios…? —murmuró, ya con la mano alzada.

    Sin perder un segundo, con un chasquido de sus dedos, abrió un portal directamente frente a la niña, que apenas alcanzó a verlo antes de caer de rodillas y atravesarlo. Al otro lado la esperaba Nival, quien la recibió con los brazos abiertos y una voz tranquila:

    —Tranquila, ya no tienes que correr.

    Ella se aferró a su capa sin decir palabra, temblando. Kaelis, desde lo alto, se dejó caer con elegancia y firmeza frente a la turba enfurecida. Su sola presencia los detuvo. El sol detrás de sus alas extendidas y la mirada violeta fija como la de un juez celestial bastaron para hacerlos dudar.

    —¿Por qué persiguen a una niña? —tronó su voz, profunda y serena, como un río que ha olvidado lo que es la prisa.

    Un hombre de rostro curtido y expresión endurecida dio un paso al frente.
    —¡Esa niña trajo desgracias! ¡Desde que apareció, las cosechas se han marchitado y el ganado enferma! ¡Es una bruja, una criatura maldita!

    —¿Y culparla es más fácil que buscar respuestas? —intervino Nival, apareciendo detrás de ellos mediante otro portal, su tono cargado de un desdén frío. La niña lo seguía de cerca, ahora resguardada por la seguridad que inspiraban los dos hermanos.

    Kaelis, con un movimiento de sus alas, creó una ráfaga de viento que apagó las antorchas y silenció los gritos.
    —¿Desgracias? ¿O negligencia? Tal vez solo están buscando algo o alguien a quien culpar.

    Ante la presión de los hermanos, los aldeanos empezaron a bajar la voz. Algunos desviaban la mirada, otros comenzaban a retroceder con incertidumbre. Nival se acuclilló frente a la niña y le sonrió.

    —¿Quieres quedarte un tiempo aquí con nosotros? Podemos descubrir qué pasa de verdad.

    La pequeña asintió tímidamente, todavía apretando con fuerza los bordes de su vestido.

    Durante los días siguientes, Nival y Kaelis se instalaron en las afueras de la aldea. No tardaron en descubrir que las desgracias que aquejaban al pueblo no eran más que consecuencia de una plaga que se estaba propagando por toda la región, causada por un desequilibrio natural en la tierra. Nada que tuviera que ver con brujería ni maldiciones.

    Nival, con su dominio del Wakfu, ayudó a purificar los manantiales cercanos. Kaelis, en cambio, se dedicó a levantar barreras naturales y restaurar el bosque adyacente con ayuda de las corrientes de aire. Incluso enseñaron a los aldeanos a manejar mejor sus cultivos y a proteger sus cosechas con métodos más eficientes.

    La niña —que finalmente les dijo que su nombre era Elia— comenzó a sonreír más a menudo, siguiendo a Nival como una sombra curiosa. Le gustaba cuando él hacía pequeños portales para que jugara con mariposas que parecían surgir de otra dimensión. Por las noches, ella se acurrucaba entre ambos hermanos, escuchando con asombro sus relatos de mundos lejanos, dragones antiguos, y estrellas que hablaban entre sí.

    La aldea, lentamente, cambió. La desconfianza dio paso al agradecimiento. El miedo, a la comprensión. Cuando los campos florecieron de nuevo y los niños volvieron a correr entre las casas, algunos incluso pidieron disculpas a Elia, reconociendo el error cometido.

    —¿Ves? —le dijo Nival una tarde, mientras miraban un atardecer color ámbar—. A veces solo hay que abrir un portal… no al espacio, sino al corazón de los demás.

    Kaelis, a su lado, asentía con su calma habitual.
    —Y quedarse el tiempo necesario para asegurarse de que no se cierre.

    Los hermanos permanecieron en aquel mundo algunas lunas más. Lo suficiente para que Elia encontrara un hogar, lo suficiente para que el pueblo recordara lo que era la empatía. Y cuando llegó el momento, cuando las nubes volvieron a hablar en su idioma secreto, Nival abrió un nuevo portal… y los hermanos se despidieron con una sonrisa.

    Sin promesas. Sin destino fijo. Solo con el viento como testigo… y un corazón más en paz.
    El cielo crepitó con un leve zumbido antes de abrirse como una flor en pleno estallido. Un portal giratorio, azul intenso, se desplegó sobre una llanura verdosa y húmeda, con colinas suaves y una aldea rudimentaria a lo lejos. De él emergieron dos figuras: la primera, de movimientos ligeros y sonrisa amable, llevaba una capa azul marino ondeando tras de sí; la segunda, más alta, de presencia firme y piel grisácea con alas aún replegadas. Nival y Kaelis Winter habían llegado a una nueva dimensión. No tardaron en notar el caos. A lo lejos, una multitud avanzaba colérica, antorchas en alto, gritos enardecidos llenando el aire con acusaciones y miedo. Frente a ellos, una figura pequeña corría desesperada, tropezando con las piedras del camino y jadeando entre sollozos. Era una niña de apenas seis o siete años, con el cabello enmarañado y los ojos desorbitados por el terror. Nival entrecerró los ojos, el viento agitando los bordes de su capa. —¿Qué demonios…? —murmuró, ya con la mano alzada. Sin perder un segundo, con un chasquido de sus dedos, abrió un portal directamente frente a la niña, que apenas alcanzó a verlo antes de caer de rodillas y atravesarlo. Al otro lado la esperaba Nival, quien la recibió con los brazos abiertos y una voz tranquila: —Tranquila, ya no tienes que correr. Ella se aferró a su capa sin decir palabra, temblando. Kaelis, desde lo alto, se dejó caer con elegancia y firmeza frente a la turba enfurecida. Su sola presencia los detuvo. El sol detrás de sus alas extendidas y la mirada violeta fija como la de un juez celestial bastaron para hacerlos dudar. —¿Por qué persiguen a una niña? —tronó su voz, profunda y serena, como un río que ha olvidado lo que es la prisa. Un hombre de rostro curtido y expresión endurecida dio un paso al frente. —¡Esa niña trajo desgracias! ¡Desde que apareció, las cosechas se han marchitado y el ganado enferma! ¡Es una bruja, una criatura maldita! —¿Y culparla es más fácil que buscar respuestas? —intervino Nival, apareciendo detrás de ellos mediante otro portal, su tono cargado de un desdén frío. La niña lo seguía de cerca, ahora resguardada por la seguridad que inspiraban los dos hermanos. Kaelis, con un movimiento de sus alas, creó una ráfaga de viento que apagó las antorchas y silenció los gritos. —¿Desgracias? ¿O negligencia? Tal vez solo están buscando algo o alguien a quien culpar. Ante la presión de los hermanos, los aldeanos empezaron a bajar la voz. Algunos desviaban la mirada, otros comenzaban a retroceder con incertidumbre. Nival se acuclilló frente a la niña y le sonrió. —¿Quieres quedarte un tiempo aquí con nosotros? Podemos descubrir qué pasa de verdad. La pequeña asintió tímidamente, todavía apretando con fuerza los bordes de su vestido. Durante los días siguientes, Nival y Kaelis se instalaron en las afueras de la aldea. No tardaron en descubrir que las desgracias que aquejaban al pueblo no eran más que consecuencia de una plaga que se estaba propagando por toda la región, causada por un desequilibrio natural en la tierra. Nada que tuviera que ver con brujería ni maldiciones. Nival, con su dominio del Wakfu, ayudó a purificar los manantiales cercanos. Kaelis, en cambio, se dedicó a levantar barreras naturales y restaurar el bosque adyacente con ayuda de las corrientes de aire. Incluso enseñaron a los aldeanos a manejar mejor sus cultivos y a proteger sus cosechas con métodos más eficientes. La niña —que finalmente les dijo que su nombre era Elia— comenzó a sonreír más a menudo, siguiendo a Nival como una sombra curiosa. Le gustaba cuando él hacía pequeños portales para que jugara con mariposas que parecían surgir de otra dimensión. Por las noches, ella se acurrucaba entre ambos hermanos, escuchando con asombro sus relatos de mundos lejanos, dragones antiguos, y estrellas que hablaban entre sí. La aldea, lentamente, cambió. La desconfianza dio paso al agradecimiento. El miedo, a la comprensión. Cuando los campos florecieron de nuevo y los niños volvieron a correr entre las casas, algunos incluso pidieron disculpas a Elia, reconociendo el error cometido. —¿Ves? —le dijo Nival una tarde, mientras miraban un atardecer color ámbar—. A veces solo hay que abrir un portal… no al espacio, sino al corazón de los demás. Kaelis, a su lado, asentía con su calma habitual. —Y quedarse el tiempo necesario para asegurarse de que no se cierre. Los hermanos permanecieron en aquel mundo algunas lunas más. Lo suficiente para que Elia encontrara un hogar, lo suficiente para que el pueblo recordara lo que era la empatía. Y cuando llegó el momento, cuando las nubes volvieron a hablar en su idioma secreto, Nival abrió un nuevo portal… y los hermanos se despidieron con una sonrisa. Sin promesas. Sin destino fijo. Solo con el viento como testigo… y un corazón más en paz.
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  • Hoy fue un día tan agradable, me gustó mucho, conocer a Hansel fue lo mejor, mis hermanos son mi felicidad, desde que me enteré que ellos existian quería conocerlos, y ahora poco a poco los estoy conociendo
    Hoy fue un día tan agradable, me gustó mucho, conocer a Hansel fue lo mejor, mis hermanos son mi felicidad, desde que me enteré que ellos existian quería conocerlos, y ahora poco a poco los estoy conociendo
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  • - La rubia estaba en una reunión como era de costumbre con los gerentes de asociaciones importantes del grupo Soykan cuando en eso escucha una voz familiar.-

    " Señora, disculpe que la moleste pero necesitamos que venga con nosotros"

    - la mujer movió su vista hacia el origen de la voz y vio a uno de sus seguidores, un pequeño demonio con alas de color azul grisáceo que estaba cerca de ella. Está alzó una ceja, no era común que vinieran al mundo humano , la joven se levantó de su silla y todo se callaron-

    Disculpen tengo un asunto que atender.

    - Menciono para luego salir de la sala de reuniones caminando hacia el baño , el demonio la seguía volando -

    Espero que sea importante .

    - entro al baño de mujeres de un golpe , no había nadie , coloco su mano en el espejo y como efecto de refracción , apareció al otro lado del espejo. Abrió la puerta del baño y el lugar era diferente, el mundo espiritual, dónde ella custodiaba. Prefería esa palabra a decir "reinar", llegó el segundo demonio que le pasó una tablilla con unas hojas dónde indicaba la cantidad de almas ingresadas. Ambos demonios se parados al lado con las manitos atrás esperando y mirándose entre ellos-

    Bel: ¿Crees que se de cuenta?

    Aba: Conociendola nada se le escapa.

    - la joven pasaba de una hoja a otra cuando se detuvo en la hoja tres, miro las cifras, y algo le llamo la atención. Miro al frente y sus ojos cambiaron a dorado alzando una ceja-

    Bel: oh oh creo que ya se percató ..

    - la mujer bajo la tablilla y miro a los demonios quienes dieron un paso hacia atrás en conjunto-

    ¿Me pueden explicar por qué hay 20 mil almas en negativo?

    - los demonios comenzaron a darse codazos entre ellos para ver quién le explicaba aquella falta. Hasta que Aba aclaro la voz y decidió decirlo-

    Aba: bueno señora lo que pasa es que estábamos transportando las almas y uno de los contenedores se cayó y....

    - la mujer se masajeo el puente de la nariz mientras su aura oscura comenzaba a emanar-

    Aba: y -y se fueron..

    - comenzó a caminar en dirección a su oficina abriendo la puerta de par en par entrando a paso firmr, lanzando la tablilla en su escritorio sentándose en su silla -

    Necesito una lista de todos los angeles caídos , demonios y recolectores. Esas 20 mil almas tienen que estar antes de la quincena de abril, ¿quedó claro ?

    - los dos demonios anotaron y se cuadraron -

    Bel: si señora, de hecho tenemos algunos.

    Aba: si señora

    - le pasa una lista de apuntes, la joven lo lee y sonrie guardando la lista levantándose caminando hacia la puerta -

    Perfecto me encargaré de ir a verlos ... En tanto , intenten no arruinar más las cosas o los dejaré como juguete de Cerberos.

    - los dos demonios asintieron tragando saliva mientras ella salía del mundo espiritual -

    Bien veamos primera parada Michael Valentine
    - La rubia estaba en una reunión como era de costumbre con los gerentes de asociaciones importantes del grupo Soykan cuando en eso escucha una voz familiar.- " Señora, disculpe que la moleste pero necesitamos que venga con nosotros" - la mujer movió su vista hacia el origen de la voz y vio a uno de sus seguidores, un pequeño demonio con alas de color azul grisáceo que estaba cerca de ella. Está alzó una ceja, no era común que vinieran al mundo humano , la joven se levantó de su silla y todo se callaron- Disculpen tengo un asunto que atender. - Menciono para luego salir de la sala de reuniones caminando hacia el baño , el demonio la seguía volando - Espero que sea importante . - entro al baño de mujeres de un golpe , no había nadie , coloco su mano en el espejo y como efecto de refracción , apareció al otro lado del espejo. Abrió la puerta del baño y el lugar era diferente, el mundo espiritual, dónde ella custodiaba. Prefería esa palabra a decir "reinar", llegó el segundo demonio que le pasó una tablilla con unas hojas dónde indicaba la cantidad de almas ingresadas. Ambos demonios se parados al lado con las manitos atrás esperando y mirándose entre ellos- Bel: ¿Crees que se de cuenta? Aba: Conociendola nada se le escapa. - la joven pasaba de una hoja a otra cuando se detuvo en la hoja tres, miro las cifras, y algo le llamo la atención. Miro al frente y sus ojos cambiaron a dorado alzando una ceja- Bel: oh oh creo que ya se percató .. - la mujer bajo la tablilla y miro a los demonios quienes dieron un paso hacia atrás en conjunto- ¿Me pueden explicar por qué hay 20 mil almas en negativo? - los demonios comenzaron a darse codazos entre ellos para ver quién le explicaba aquella falta. Hasta que Aba aclaro la voz y decidió decirlo- Aba: bueno señora lo que pasa es que estábamos transportando las almas y uno de los contenedores se cayó y.... - la mujer se masajeo el puente de la nariz mientras su aura oscura comenzaba a emanar- Aba: y -y se fueron.. - comenzó a caminar en dirección a su oficina abriendo la puerta de par en par entrando a paso firmr, lanzando la tablilla en su escritorio sentándose en su silla - Necesito una lista de todos los angeles caídos , demonios y recolectores. Esas 20 mil almas tienen que estar antes de la quincena de abril, ¿quedó claro ? - los dos demonios anotaron y se cuadraron - Bel: si señora, de hecho tenemos algunos. Aba: si señora - le pasa una lista de apuntes, la joven lo lee y sonrie guardando la lista levantándose caminando hacia la puerta - Perfecto me encargaré de ir a verlos ... En tanto , intenten no arruinar más las cosas o los dejaré como juguete de Cerberos. - los dos demonios asintieron tragando saliva mientras ella salía del mundo espiritual - Bien veamos primera parada [whisper_platinum_goat_659]
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  • Blossom habia sido contratado de forma particular para un show provado, la esposa del hombre para el que se hiba a prescenatr habia sido infiel con multiples mujeres y sus amigos lo encubrian cada vez, asi que conociendo los metodos del cantante decidio darles una muerte con un ultimo show, con una sonrisa sinica Blossom tomo el microfono mientras las mujeres dejaban el lugar lentamente, una vez los hombres quedaron solo se dispuso a cantar

    -aa

    nee samete samete akumu yo
    iki ga dekinai kono sekai de
    nee douka douka samasete
    tasuke o matte iru no desu zutto zutto zutto
    zutto- cada nota aguda hacia retumbar la habitacion cada vez mas, algunos de los hombres empezaron a desmayarse aturdidos por su voz, cuando el esposo se dio cuenta era tarde con una ultima nota alta la habitacion se desplomo sobre ellos

    https://music.youtube.com/watch?v=AxhZgT_Hx2I&si=99tcTEaUMejVVaby
    Blossom habia sido contratado de forma particular para un show provado, la esposa del hombre para el que se hiba a prescenatr habia sido infiel con multiples mujeres y sus amigos lo encubrian cada vez, asi que conociendo los metodos del cantante decidio darles una muerte con un ultimo show, con una sonrisa sinica Blossom tomo el microfono mientras las mujeres dejaban el lugar lentamente, una vez los hombres quedaron solo se dispuso a cantar -aa nee samete samete akumu yo iki ga dekinai kono sekai de nee douka douka samasete tasuke o matte iru no desu zutto zutto zutto zutto- cada nota aguda hacia retumbar la habitacion cada vez mas, algunos de los hombres empezaron a desmayarse aturdidos por su voz, cuando el esposo se dio cuenta era tarde con una ultima nota alta la habitacion se desplomo sobre ellos https://music.youtube.com/watch?v=AxhZgT_Hx2I&si=99tcTEaUMejVVaby
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  • Estoy muy feliz de poder viajar conociendo otros países junto con mi amado esposo Colin Bridgerton.
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  • "El día que los muertos caminaron con la primavera"

    Melinoë

    La tierra crujió al abrirse. No fue un estruendo, ni un rugido; fue un suspiro hondo, húmedo, como el sonido de una herida que no cierra. De esa fisura emergió Perséfone, reina de lo que yace bajo los pies del mundo, vestida con los jirones del invierno y el olor dulce del olvido. Detrás de ella, en silencio absoluto, Melíone ascendía.

    La hija venía como una sombra que no busca luz. No tocaba nada, pero todo en su presencia se helaba un poco. Ninguna palabra brotó de su boca. Era una criatura hecha del eco de los partos malogrados, de las velas apagadas antes del deseo, del miedo que nadie pronuncia pero todos cargan. Melíone no preguntaba. No necesitaba hacerlo. Todo en ella era comprensión sin lenguaje.

    Perséfone no miraba atrás. No debía. Si lo hacía, se arriesgaba a ver en los ojos de su hija la verdad cruda de lo que había creado.

    Salieron al mundo cuando la primera brisa del equinoccio aún dormía en las ramas más altas. Perséfone pisó la tierra como quien reclama una deuda. Cada paso suyo sembraba vida, sí, pero una vida enferma, ambigua, que florecía con un temblor de fiebre. Las flores brotaban de golpe, con un estallido que parecía dolor más que gozo, y se marchitaban en segundos, como si entendieran que no debían durar.

    Atravesaron campos en barbecho, donde los cuervos vigilaban desde postes torcidos. Perséfone no acarició ningún tallo ni saludó a criatura alguna. Su andar era el de una madre que no espera gratitud. La tierra la reconocía, pero no la amaba. Le temía, porque sabía que cada año venía a recordar el precio del verde.

    El mundo de los vivos se estremecía a su paso. Las aguas se detenían apenas un segundo. Las madres sentían un escalofrío en la espalda mientras peinaban a sus hijos. Los perros dejaban de ladrar y miraban al vacío, con el hocico bajo. Algo antiguo y sin nombre estaba entre ellos, pero ninguno se atrevía a nombrarlo.

    Melíone caminaba detrás, sin tocar nada. No necesitaba hacerlo. Su sola presencia ya era impacto. Allí donde posaba los ojos, el metal se oxidaba más rápido, los relojes perdían segundos y las frutas en los mercados se ennegrecían desde dentro. No dejaba huellas. No olía a nada. Y, sin embargo, los vivos sentían que alguien los miraba con el peso de una eternidad sin rostro.

    Perséfone avanzaba sin mirar a su hija, pero sabía que ella absorbía todo: el dolor de los nacimientos, la torpeza de los besos apresurados, la desesperación de los cuerpos que envejecen sin sentido. Era un viaje de iniciación, pero no hacia la vida. Era el bautismo lento y cruel de quien debe entender la existencia para gobernar su final.

    No hubo palabras. No las había entre ellas. Solo el crujido de la hierba, el silbido lejano de un gallo, el sol temblando en el horizonte como una promesa podrida. Perséfone guió a su hija por pueblos que olvidarán esa mañana para siempre. Por iglesias donde los santos lloraban sangre reseca. Por cementerios donde las lápidas se estremecieron, reconociendo una presencia más profunda que la muerte.

    Cuando el recorrido terminó, Perséfone se detuvo frente a un rosal seco. No lo tocó. Lo miró. Y al instante, floreció con una belleza grotesca: pétalos gruesos, rojo casi negro, espinas como dientes. Era una ofrenda. O una advertencia.

    Sin mirar a Melíone, volvió al camino hacia abajo. El descenso era lento. Los vivos no la vieron irse. Pero durante días, el aire tuvo ese sabor raro, entre sangre y tierra mojada. Durante semanas, los niños soñaron con mujeres vestidas de luto y fuego. Y durante años, cada primavera se volvió un poco más triste.

    Así fue el primer viaje de madre e hija. No se habló de él. Pero el mundo, desde entonces, recuerda.
    "El día que los muertos caminaron con la primavera" [Mel_Infra] La tierra crujió al abrirse. No fue un estruendo, ni un rugido; fue un suspiro hondo, húmedo, como el sonido de una herida que no cierra. De esa fisura emergió Perséfone, reina de lo que yace bajo los pies del mundo, vestida con los jirones del invierno y el olor dulce del olvido. Detrás de ella, en silencio absoluto, Melíone ascendía. La hija venía como una sombra que no busca luz. No tocaba nada, pero todo en su presencia se helaba un poco. Ninguna palabra brotó de su boca. Era una criatura hecha del eco de los partos malogrados, de las velas apagadas antes del deseo, del miedo que nadie pronuncia pero todos cargan. Melíone no preguntaba. No necesitaba hacerlo. Todo en ella era comprensión sin lenguaje. Perséfone no miraba atrás. No debía. Si lo hacía, se arriesgaba a ver en los ojos de su hija la verdad cruda de lo que había creado. Salieron al mundo cuando la primera brisa del equinoccio aún dormía en las ramas más altas. Perséfone pisó la tierra como quien reclama una deuda. Cada paso suyo sembraba vida, sí, pero una vida enferma, ambigua, que florecía con un temblor de fiebre. Las flores brotaban de golpe, con un estallido que parecía dolor más que gozo, y se marchitaban en segundos, como si entendieran que no debían durar. Atravesaron campos en barbecho, donde los cuervos vigilaban desde postes torcidos. Perséfone no acarició ningún tallo ni saludó a criatura alguna. Su andar era el de una madre que no espera gratitud. La tierra la reconocía, pero no la amaba. Le temía, porque sabía que cada año venía a recordar el precio del verde. El mundo de los vivos se estremecía a su paso. Las aguas se detenían apenas un segundo. Las madres sentían un escalofrío en la espalda mientras peinaban a sus hijos. Los perros dejaban de ladrar y miraban al vacío, con el hocico bajo. Algo antiguo y sin nombre estaba entre ellos, pero ninguno se atrevía a nombrarlo. Melíone caminaba detrás, sin tocar nada. No necesitaba hacerlo. Su sola presencia ya era impacto. Allí donde posaba los ojos, el metal se oxidaba más rápido, los relojes perdían segundos y las frutas en los mercados se ennegrecían desde dentro. No dejaba huellas. No olía a nada. Y, sin embargo, los vivos sentían que alguien los miraba con el peso de una eternidad sin rostro. Perséfone avanzaba sin mirar a su hija, pero sabía que ella absorbía todo: el dolor de los nacimientos, la torpeza de los besos apresurados, la desesperación de los cuerpos que envejecen sin sentido. Era un viaje de iniciación, pero no hacia la vida. Era el bautismo lento y cruel de quien debe entender la existencia para gobernar su final. No hubo palabras. No las había entre ellas. Solo el crujido de la hierba, el silbido lejano de un gallo, el sol temblando en el horizonte como una promesa podrida. Perséfone guió a su hija por pueblos que olvidarán esa mañana para siempre. Por iglesias donde los santos lloraban sangre reseca. Por cementerios donde las lápidas se estremecieron, reconociendo una presencia más profunda que la muerte. Cuando el recorrido terminó, Perséfone se detuvo frente a un rosal seco. No lo tocó. Lo miró. Y al instante, floreció con una belleza grotesca: pétalos gruesos, rojo casi negro, espinas como dientes. Era una ofrenda. O una advertencia. Sin mirar a Melíone, volvió al camino hacia abajo. El descenso era lento. Los vivos no la vieron irse. Pero durante días, el aire tuvo ese sabor raro, entre sangre y tierra mojada. Durante semanas, los niños soñaron con mujeres vestidas de luto y fuego. Y durante años, cada primavera se volvió un poco más triste. Así fue el primer viaje de madre e hija. No se habló de él. Pero el mundo, desde entonces, recuerda.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    𝐊𝐡𝐚𝐥𝐞𝐛
    𝗕𝗼𝘂𝗻𝘁𝘆 𝗛𝘂𝗻𝘁𝗲𝗿 (1)

    Luego de la inyección del suero, Khaleb pasó por varios procesos hasta alcanzar a adaptarse lo suficientemente bien a su nuevo cuerpo, o mejor dicho a sus nuevas habilidades, que de a poco fue conociendo en profundidad y límites. Sin embargo, estos procesos llegaron a deteriorar levemente la mente del árabe, lo cual explicaría su extraña psicología resultante.

    Esto por un lado, ya que por el otro se encuentran las vivencias a lo largo de los años y por supuesto, el mundo en el que se adentró a temprana edad, en donde se encontró con todo tipo de situaciones tanto benéficas como perjudiciales.

    A día de hoy, está más que claro que no se encuentra en sus cabales. No está para nada bien de la cabeza, pero es un aspecto suyo que sólo se deja ver verdaderamente en situaciones específicas. No obstante, no por ello generalmente se muestra como una persona precisamente normal, y tampoco se preocupa en hacerlo.

    Le gusta intimidar, provocar miedo, incomodar, asustar, amenazar, extorsionar, asesinar. No se considera una “mala persona” por más curioso que suene, pero tampoco es común que deje pasar el más mínimo insulto. Mientras no se metan con él, no se meterá con el resto, a menos que sean parte u objetivo de sus trabajos.
    𝐊𝐡𝐚𝐥𝐞𝐛 𝗕𝗼𝘂𝗻𝘁𝘆 𝗛𝘂𝗻𝘁𝗲𝗿 (1) Luego de la inyección del suero, Khaleb pasó por varios procesos hasta alcanzar a adaptarse lo suficientemente bien a su nuevo cuerpo, o mejor dicho a sus nuevas habilidades, que de a poco fue conociendo en profundidad y límites. Sin embargo, estos procesos llegaron a deteriorar levemente la mente del árabe, lo cual explicaría su extraña psicología resultante. Esto por un lado, ya que por el otro se encuentran las vivencias a lo largo de los años y por supuesto, el mundo en el que se adentró a temprana edad, en donde se encontró con todo tipo de situaciones tanto benéficas como perjudiciales. A día de hoy, está más que claro que no se encuentra en sus cabales. No está para nada bien de la cabeza, pero es un aspecto suyo que sólo se deja ver verdaderamente en situaciones específicas. No obstante, no por ello generalmente se muestra como una persona precisamente normal, y tampoco se preocupa en hacerlo. Le gusta intimidar, provocar miedo, incomodar, asustar, amenazar, extorsionar, asesinar. No se considera una “mala persona” por más curioso que suene, pero tampoco es común que deje pasar el más mínimo insulto. Mientras no se metan con él, no se meterá con el resto, a menos que sean parte u objetivo de sus trabajos.
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    ¡Hola!!. ¿Cómo están todos?!.
    Voy a ser honesta, apenas estoy conociendo el lugar, leyendo las guías y me siento bastante perdida peeeeero me gustaría presentarme i guess (No sé si se sigue haciendo esto xD.)

    En fin, hago rol desde que tengo memoria más o menos, me encanta escribir (ando sacándome el óxido en el poqui tiempo libre que tengo ;-; ) y soy de Arg♡.
    No me opongo a la amistad entre usuarios la verdad, de hecho espero poder familiarizarme lo suficiente para darle un lindo alcance al perfil y tener la oportunidad de crear historias con todos los que puedaaa ♡.

    Son libres de preguntar lo que deseen y espero no les moleste si "sigo" o "agrego" perfiles que me resulten atractivos porque soy chusma y también me gusta leer.(avisen de lo contrario pls)

    Creo que es todo por ahora, gracias por leer!...
    Pd: La imagen es representativa 100%(?
    ¡Hola!!. ¿Cómo están todos?!. Voy a ser honesta, apenas estoy conociendo el lugar, leyendo las guías y me siento bastante perdida peeeeero me gustaría presentarme i guess (No sé si se sigue haciendo esto xD.) En fin, hago rol desde que tengo memoria más o menos, me encanta escribir (ando sacándome el óxido en el poqui tiempo libre que tengo ;-; ) y soy de Arg♡. No me opongo a la amistad entre usuarios la verdad, de hecho espero poder familiarizarme lo suficiente para darle un lindo alcance al perfil y tener la oportunidad de crear historias con todos los que puedaaa ♡. Son libres de preguntar lo que deseen y espero no les moleste si "sigo" o "agrego" perfiles que me resulten atractivos porque soy chusma y también me gusta leer.(avisen de lo contrario pls) Creo que es todo por ahora, gracias por leer!... Pd: La imagen es representativa 100%(?
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