• — Jamás perdonaría que... me hagan daño a propósito y a consciencia, que me utilicen, que intenten hacerle daño a los míos, que no se disculpen honestamente conmigo... Sí, soy un poquito rencoroso.

    — No puedo dejar de reír cuando... la gente que amo la pasa bien y es feliz gracias a mí.

    — La última tienda que visité fue... una de adornos navideños para decorar el bar.

    — Lo que más odio de mí mismo es... mi emocionalidad y mi lado femenino.

    — Me atraen las personas que... son seguras de sí mismas y no teman a ser auténticos.

    — Soy fan de... los panecillos de 🔥 Khan 🔥 y las infusiones de James Benjamin Blackwood.

    — Mi mayor miedo es... el abandono.

    — Lo más estúpido que he hecho fue... provocar la ira de un dragón y sobrevivir a ello.

    — Si pudiera pedir un deseo sin culpa sería... que el invierno fuera eterno.

    #Quiz #ElBrujoCojo
    — Jamás perdonaría que... me hagan daño a propósito y a consciencia, que me utilicen, que intenten hacerle daño a los míos, que no se disculpen honestamente conmigo... Sí, soy un poquito rencoroso. — No puedo dejar de reír cuando... la gente que amo la pasa bien y es feliz gracias a mí. — La última tienda que visité fue... una de adornos navideños para decorar el bar. — Lo que más odio de mí mismo es... mi emocionalidad y mi lado femenino. — Me atraen las personas que... son seguras de sí mismas y no teman a ser auténticos. — Soy fan de... los panecillos de [TheBalrog] y las infusiones de [Wendigo]. — Mi mayor miedo es... el abandono. — Lo más estúpido que he hecho fue... provocar la ira de un dragón y sobrevivir a ello. — Si pudiera pedir un deseo sin culpa sería... que el invierno fuera eterno. #Quiz #ElBrujoCojo
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  • Tiene pocos momentos para descansar, y este es uno de ellos. Al menos por hoy, no planea salir de casa y se quedará sentado en el patio, mirando la nieve caer y cubrir poco a poco el bosque que protege, en silencio, mirando la nada y pensando en todo.

    Con todo, lo más probable es que en cualquier momento el deber le termine llamando de todos modos.

    #ElBrujoCojo
    Tiene pocos momentos para descansar, y este es uno de ellos. Al menos por hoy, no planea salir de casa y se quedará sentado en el patio, mirando la nieve caer y cubrir poco a poco el bosque que protege, en silencio, mirando la nada y pensando en todo. Con todo, lo más probable es que en cualquier momento el deber le termine llamando de todos modos. #ElBrujoCojo
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  • — Si tú y yo fuéramos pareja, ya te chingaste.
    — Si tú y yo fuéramos amigos, prepárate para el troleo intenso...
    — Si me necesitas, llámame. Soy brujo, no adivino y no me entero, a menos que te acose... y no creo que te guste que te acose. ¿O sí?
    — Si tú fueras un globo y yo una rosa, ambos seríamos de plástico.
    — Si tú y yo foll*mos, que sea a pelo y sin culpa.
    — Si tú te enamoras de mí, no existes o no te funciona la cabeza.
    — Si tú y yo fuéramos familiares, no sé... nunca tuve.
    — Si decides que ya no quieres volver a verme, no me lo digas, sólo vete... yo lo entenderé.

    #SiTuYYo 𝖭𝖺𝗍𝗁𝖺𝗇 ᴿᵒˢᵉᴳᵒˡᵈ #ElBrujoCojo
    — Si tú y yo fuéramos pareja, ya te chingaste. — Si tú y yo fuéramos amigos, prepárate para el troleo intenso... — Si me necesitas, llámame. Soy brujo, no adivino y no me entero, a menos que te acose... y no creo que te guste que te acose. ¿O sí? — Si tú fueras un globo y yo una rosa, ambos seríamos de plástico. — Si tú y yo foll*mos, que sea a pelo y sin culpa. — Si tú te enamoras de mí, no existes o no te funciona la cabeza. — Si tú y yo fuéramos familiares, no sé... nunca tuve. — Si decides que ya no quieres volver a verme, no me lo digas, sólo vete... yo lo entenderé. #SiTuYYo [Nathan] #ElBrujoCojo
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  • ──── 𝗗𝗼𝘀 𝗦𝗲𝗺𝗮𝗻𝗮𝘀 𝗔𝘁𝗿𝗮́𝘀

    #Wendigo #ElBrujoCojo

    Una espesa lluvia caía aquella noche sobre Nueva York, el agua resbalaba por los ventanales del penthouse mientras las luces de la ciudad parpadeaban a lo lejos. James caminaba con cautela por la escena del crimen tras recibir la urgida llamada de Mark, su contacto en la policía. Las hojas del joven árbol de narcisos que había crecido de forma grotesca en el centro de la sala se agitaban levemente, como si aún respiraran la esencia de la víctima que lo alimentó; "No pasó más de un par de horas", pensó.

    Mark se mantenía en silencio, cruzado de brazos, observando cómo James inspeccionaba la habitación. Las raíces se extendían como venas negras por el suelo, enredadas en los muebles y entrelazadas con los restos momificados del mafioso.

    — Esto es... inquietante —murmuró James, apartando una hoja que caía sobre su hombro.

    Mark asintió, su expresión severa.

    — El tipo lo merecía. Secuestro, abuso, asesinato, tráfico, tenía el cartón lleno, pero esto... no es algo que pueda justificar en un informe.

    James se arrodilló, rozando la madera retorcida. Sentía la energía residual, el poder de Tolek impregnado en cada fibra del árbol. Luego, siguiendo el tronco hacia la copa, cayó en cuenta de los domos en el techo: cámaras de seguridad.

    — ¿Has visto las grabaciones? —preguntó James, su voz firme.

    Mark suspiró profundamente y asintió.

    — Sí, lo sé. Las revisé antes de que llegaras.

    James respiró profundamente, un nudo formándose en su estómago.

    — ¿Qué captaron?

    Mark miró hacia el árbol, luego a James.

    — Todo. La retención de un chico, la irrupción de Tolek para socorrerlo... Y cómo la semilla creció dentro de ese bastardo hasta convertirlo en esto. Las imágenes están distorsionadas, como es usual, pero en algunos fotogramas alcanza a distinguirse su rostro con claridad.

    James se levantó, colocando una mano sobre el hombro de su amigo.

    — Hay cosas que el sistema no puede manejar, Mark. Sabes que lo que hizo fue justo, aunque no sea legal. Necesitamos destruir esas grabaciones. Por él, y por el chico que salvó.

    El policía titubeó por un momento, mirando el árbol con un gesto de desagrado, pero finalmente asintió.

    — Lo haré. Pero, James... esto no puede repetirse. Si alguien más descubre lo que pasó, estaremos en problemas.

    James asintió solemnemente.

    — Lo sé. Gracias, Mark.

    Cuando James salió del penthouse, el aire frío y húmedo de la noche le golpeó el rostro. La lluvia continuaba cayendo, formando charcos en las aceras iluminadas por las farolas. Se ajustó el abrigo y caminó unos pasos antes de detenerse bajo la marquesina del edificio. Sacó su teléfono, sus dedos aún húmedos, y abrió su lista de contactos.

    Encontró el nombre de Tolek Zientek y, tras un breve suspiro, escribió:

    "Tenemos que hablar. He estado en el penthouse. Llámame cuando puedas."

    ──── 𝗗𝗼𝘀 𝗦𝗲𝗺𝗮𝗻𝗮𝘀 𝗔𝘁𝗿𝗮́𝘀 #Wendigo #ElBrujoCojo Una espesa lluvia caía aquella noche sobre Nueva York, el agua resbalaba por los ventanales del penthouse mientras las luces de la ciudad parpadeaban a lo lejos. James caminaba con cautela por la escena del crimen tras recibir la urgida llamada de Mark, su contacto en la policía. Las hojas del joven árbol de narcisos que había crecido de forma grotesca en el centro de la sala se agitaban levemente, como si aún respiraran la esencia de la víctima que lo alimentó; "No pasó más de un par de horas", pensó. Mark se mantenía en silencio, cruzado de brazos, observando cómo James inspeccionaba la habitación. Las raíces se extendían como venas negras por el suelo, enredadas en los muebles y entrelazadas con los restos momificados del mafioso. — Esto es... inquietante —murmuró James, apartando una hoja que caía sobre su hombro. Mark asintió, su expresión severa. — El tipo lo merecía. Secuestro, abuso, asesinato, tráfico, tenía el cartón lleno, pero esto... no es algo que pueda justificar en un informe. James se arrodilló, rozando la madera retorcida. Sentía la energía residual, el poder de Tolek impregnado en cada fibra del árbol. Luego, siguiendo el tronco hacia la copa, cayó en cuenta de los domos en el techo: cámaras de seguridad. — ¿Has visto las grabaciones? —preguntó James, su voz firme. Mark suspiró profundamente y asintió. — Sí, lo sé. Las revisé antes de que llegaras. James respiró profundamente, un nudo formándose en su estómago. — ¿Qué captaron? Mark miró hacia el árbol, luego a James. — Todo. La retención de un chico, la irrupción de Tolek para socorrerlo... Y cómo la semilla creció dentro de ese bastardo hasta convertirlo en esto. Las imágenes están distorsionadas, como es usual, pero en algunos fotogramas alcanza a distinguirse su rostro con claridad. James se levantó, colocando una mano sobre el hombro de su amigo. — Hay cosas que el sistema no puede manejar, Mark. Sabes que lo que hizo fue justo, aunque no sea legal. Necesitamos destruir esas grabaciones. Por él, y por el chico que salvó. El policía titubeó por un momento, mirando el árbol con un gesto de desagrado, pero finalmente asintió. — Lo haré. Pero, James... esto no puede repetirse. Si alguien más descubre lo que pasó, estaremos en problemas. James asintió solemnemente. — Lo sé. Gracias, Mark. Cuando James salió del penthouse, el aire frío y húmedo de la noche le golpeó el rostro. La lluvia continuaba cayendo, formando charcos en las aceras iluminadas por las farolas. Se ajustó el abrigo y caminó unos pasos antes de detenerse bajo la marquesina del edificio. Sacó su teléfono, sus dedos aún húmedos, y abrió su lista de contactos. Encontró el nombre de [Tolek] y, tras un breve suspiro, escribió: "Tenemos que hablar. He estado en el penthouse. Llámame cuando puedas."
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  • — De noche. Un bar. Bebidas alcohólicas. Música vulgar. Mujeres vestidas y maquilladas de forma descaradamente llamativa. Hombres dispuestos a desinhibirse. ¿Qué clase de esfuerzo cognitivo podría resultar en la idea de que es normal que haya un niño o una niña allí? Yo te diré cuál: un desequilibrio mental.

    #ElBrujoCojo #ProfesorZientek
    — De noche. Un bar. Bebidas alcohólicas. Música vulgar. Mujeres vestidas y maquilladas de forma descaradamente llamativa. Hombres dispuestos a desinhibirse. ¿Qué clase de esfuerzo cognitivo podría resultar en la idea de que es normal que haya un niño o una niña allí? Yo te diré cuál: un desequilibrio mental. #ElBrujoCojo #ProfesorZientek
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  • — Con tanta tecnología disponible para explorar el infinito saber que ha acumulado la humanidad, y no sólo eso, con tanta tecnología que hace el trabajo de, incluso, corregir automáticamente los errores... ¿¡Cómo hace la gente para seguir escribiendo tan mal!?

    #ElBrujoCojo #ProfesorZientek
    — Con tanta tecnología disponible para explorar el infinito saber que ha acumulado la humanidad, y no sólo eso, con tanta tecnología que hace el trabajo de, incluso, corregir automáticamente los errores... ¿¡Cómo hace la gente para seguir escribiendo tan mal!? #ElBrujoCojo #ProfesorZientek
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  • Entonces, una mañana muy temprano cuando el sol todavía no terminaba de levantarse, el brujo ya estaba en marcha hacia el bar, caminando deprisa. Ningún apuro le impulsaba y no había emergencia que atender, tampoco era presa de la ansiedad ni buscaba ejercitarse. Sólo quería andar rápido, quería disfrutar su pierna recuperada.

    Por supuesto, el bar está vacío. La roomba mágica es la segunda en hacer ruido en el lugar, aunque ni tanto, se trata de una máquina silenciosa. Tolek enciende las luces sin tocar interruptor alguno y se presta a preparar café. Salió de casa sin tomar desayuno.

    Dentro de poco debería llegar aquel a quien citó, James Benjamin Blackwood, y no quiere esperarle sin al menos una taza de café. Y es que a sabiendas de que no puede alimentarle, al menos quiere ofrecerle eso.

    Hoy deberían buscar el paradero de Nayla Vannicelli, sin número de celular al cual poder llamarle ni email para escribirle, mucho menos dirección alguna o siquiera una pista. Pero Tolek es una caja herramientas mágicas entre las que se encuentran varios tipos de hechizos capaces de encontrar a una persona perdida sin nada más que su recuerdo, y planea ponerlas en práctica... pero con el recuerdo de James, pues el suyo propio no es muy grato con respecto a la muchacha y seguramente afectaría el hechizo.

    #ElBrujoCojo
    Entonces, una mañana muy temprano cuando el sol todavía no terminaba de levantarse, el brujo ya estaba en marcha hacia el bar, caminando deprisa. Ningún apuro le impulsaba y no había emergencia que atender, tampoco era presa de la ansiedad ni buscaba ejercitarse. Sólo quería andar rápido, quería disfrutar su pierna recuperada. Por supuesto, el bar está vacío. La roomba mágica es la segunda en hacer ruido en el lugar, aunque ni tanto, se trata de una máquina silenciosa. Tolek enciende las luces sin tocar interruptor alguno y se presta a preparar café. Salió de casa sin tomar desayuno. Dentro de poco debería llegar aquel a quien citó, [Wendigo], y no quiere esperarle sin al menos una taza de café. Y es que a sabiendas de que no puede alimentarle, al menos quiere ofrecerle eso. Hoy deberían buscar el paradero de [Nayla0], sin número de celular al cual poder llamarle ni email para escribirle, mucho menos dirección alguna o siquiera una pista. Pero Tolek es una caja herramientas mágicas entre las que se encuentran varios tipos de hechizos capaces de encontrar a una persona perdida sin nada más que su recuerdo, y planea ponerlas en práctica... pero con el recuerdo de James, pues el suyo propio no es muy grato con respecto a la muchacha y seguramente afectaría el hechizo. #ElBrujoCojo
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  • Fue durante el último equinoccio de otoño que Tolek invocó las fuerzas del clan Chérnikov, una práctica que sólo es necesaria cuando se trata de hechizos poderosos. Su clan está muerto, pero sus fantasmas aún pueden caminar la tierra de los vivos y son especialmente poderosos durante estas épocas tan cercanas a la noche de los muertos.

    El brujo ha preparado un círculo de invocación en aquella zona más especial del bosque que custodia: el manantial. Allí, bajo la atenta mirada de una familia de curiosos kitsune, un par dríades y ninfas, y alguna que otra criatura peculiar más, el clan Chérnikov se reúne entorno a una hoguera mágica que arde con un fuego de color blanco poco común. El fantasma de los hombres más cercanos de su clan, quienes son su padre y los hermanos de su padre, rodean el fuego más de cerca que las mujeres, quienes mantienen un coro de protección e invocación alrededor.

    Es a su padre a quien Tolek ofrece un anillo dorado adornado con una tierna florecilla púrpura, que acaba de retirar de su dedo, antes despidiéndose de este con un beso. El hombre lo recibe con cuidado y recita las mismas palabras que las mujeres, uniéndose al coro por un momento, justo antes de lanzarlo a la hoguera.

    Las llamas se avivan y crecen tornándose doradas por un momento.

    Luego, el brujo ofrece un colgante que retira de su cuello y que despide del mismo modo, con un sentido beso, antes de ofrecérselo a su padre.

    Las llamas lo reciben con otra explosión de brillo dorado.
    El espectáculo de luces fascina a las criaturas que lo atestiguan, lejos de quemar a nadie ni de ponerles en riesgo.
    Por otro lado, el brujo ya es incapaz de contener las lágrimas que le ahogan los ojos.

    Lo siguiente es un anillo de plata rosa, una coronita que despide con una lágrima que cae sin querer, antes de ofrecerlo a su padre. El brujo se limpia los ojos con el revés de la manga justo a tiempo para ver la explosión de humo rosa que deja a todos ciegos alrededor, inundados, además, por un penetrante olor a chicle.

    Esta vez, todas los espectadores vivos tosen.

    Finalmente, el brujo se quita su característico abrigo de piel... pero le cuesta entregarlo. Antes, se abraza y aferra la prenda con un profundo cariño, y luego la deja ir con la vista otra vez empañada, pero le da igual. De todos modos, nadie ve nada por culpa de la nube rosa chicle, hasta que el siguiente estallido eleva las llamas a lo más alto y por encima de las copas de los árboles, lenguas de fuego de color negro que abrasan el aire circundante capaces de consumir todo a su alrededor. Pero el canto de las mujeres no es en vano, nada ni nadie se quema ni sufre.

    Y así, el brujo agacha la cabeza como si la nuca le pesara mucho más de la cuenta, un peso que pronto desaparece, sin embargo. Creyendo que todo ha terminado, el brujo se extraña al escuchar que el canto persiste, aunque ha cambiado de letra y ritmo, y que su padre aún espera frente a él.

    — No tengo nada más que entregar... —pronuncia Tolek.

    Su padre le mira el pecho.

    — No, la amatista se queda —declara el brujo, con voz tajante.

    Pero su padre aún le mira el pecho.
    Al parecer, lo que sea que esté sucediendo no tiene algo que ver con la amatista.

    Entonces, frente a los ojos del brujo, su padre parece cambiar de forma. Su rostro se desfigura, su cráneo queda expuesto, de su cabeza crecen grandes astas y su cabello se alarga en negras hebras. Su espalda se encorva, pero a la vez se estira dándole mucha más altura de la normal, sus manos se convierten en garras y sus piernas son las de una cabra. Y sin embargo, Tolek no muestra miedo, al contrario, se arrodilla al igual que lo hacen todos los demás de su clan alrededor, aunque con cierta dificultad debido a su cojera.

    El que se encuentra frente a él no es otra más que una de las formas que adopta el dios patrono de los Chérnikov, Weles. Y el que se presente en ese momento es un honor que toma por sorpresa al único que no lo esperaba, el brujo cojo.

    Weles, rodeado de un aura de misterio y quietud aterradora, extiende una mano para posarla sobre la cabeza del brujo cojo frente a él. Tolek siente la rugosa presión de los dedos del dios y sólo puede pensar en que ha venido a por su alma, al fin, como castigo por la ingratitud que acaba de cometer al sacrificar los recuerdos de sus seres queridos. Pero no puede estar más equivocado, el dios se muestra paciente al esperar un momento de travieso suspenso antes de obrar, y Tolek puede sentir como su pantorrilla izquierda se endurece y cruje como si estuviera hecha de madera, de raíces que se retuercen flexibles, pero a la vez rígidas bajo su piel. Y de pronto, como si al fin se deshiciera de una sanguijuela que llevara pegada a la pierna constantemente, el dolor desaparece.

    #ElBrujoCojo
    Fue durante el último equinoccio de otoño que Tolek invocó las fuerzas del clan Chérnikov, una práctica que sólo es necesaria cuando se trata de hechizos poderosos. Su clan está muerto, pero sus fantasmas aún pueden caminar la tierra de los vivos y son especialmente poderosos durante estas épocas tan cercanas a la noche de los muertos. El brujo ha preparado un círculo de invocación en aquella zona más especial del bosque que custodia: el manantial. Allí, bajo la atenta mirada de una familia de curiosos kitsune, un par dríades y ninfas, y alguna que otra criatura peculiar más, el clan Chérnikov se reúne entorno a una hoguera mágica que arde con un fuego de color blanco poco común. El fantasma de los hombres más cercanos de su clan, quienes son su padre y los hermanos de su padre, rodean el fuego más de cerca que las mujeres, quienes mantienen un coro de protección e invocación alrededor. Es a su padre a quien Tolek ofrece un anillo dorado adornado con una tierna florecilla púrpura, que acaba de retirar de su dedo, antes despidiéndose de este con un beso. El hombre lo recibe con cuidado y recita las mismas palabras que las mujeres, uniéndose al coro por un momento, justo antes de lanzarlo a la hoguera. Las llamas se avivan y crecen tornándose doradas por un momento. Luego, el brujo ofrece un colgante que retira de su cuello y que despide del mismo modo, con un sentido beso, antes de ofrecérselo a su padre. Las llamas lo reciben con otra explosión de brillo dorado. El espectáculo de luces fascina a las criaturas que lo atestiguan, lejos de quemar a nadie ni de ponerles en riesgo. Por otro lado, el brujo ya es incapaz de contener las lágrimas que le ahogan los ojos. Lo siguiente es un anillo de plata rosa, una coronita que despide con una lágrima que cae sin querer, antes de ofrecerlo a su padre. El brujo se limpia los ojos con el revés de la manga justo a tiempo para ver la explosión de humo rosa que deja a todos ciegos alrededor, inundados, además, por un penetrante olor a chicle. Esta vez, todas los espectadores vivos tosen. Finalmente, el brujo se quita su característico abrigo de piel... pero le cuesta entregarlo. Antes, se abraza y aferra la prenda con un profundo cariño, y luego la deja ir con la vista otra vez empañada, pero le da igual. De todos modos, nadie ve nada por culpa de la nube rosa chicle, hasta que el siguiente estallido eleva las llamas a lo más alto y por encima de las copas de los árboles, lenguas de fuego de color negro que abrasan el aire circundante capaces de consumir todo a su alrededor. Pero el canto de las mujeres no es en vano, nada ni nadie se quema ni sufre. Y así, el brujo agacha la cabeza como si la nuca le pesara mucho más de la cuenta, un peso que pronto desaparece, sin embargo. Creyendo que todo ha terminado, el brujo se extraña al escuchar que el canto persiste, aunque ha cambiado de letra y ritmo, y que su padre aún espera frente a él. — No tengo nada más que entregar... —pronuncia Tolek. Su padre le mira el pecho. — No, la amatista se queda —declara el brujo, con voz tajante. Pero su padre aún le mira el pecho. Al parecer, lo que sea que esté sucediendo no tiene algo que ver con la amatista. Entonces, frente a los ojos del brujo, su padre parece cambiar de forma. Su rostro se desfigura, su cráneo queda expuesto, de su cabeza crecen grandes astas y su cabello se alarga en negras hebras. Su espalda se encorva, pero a la vez se estira dándole mucha más altura de la normal, sus manos se convierten en garras y sus piernas son las de una cabra. Y sin embargo, Tolek no muestra miedo, al contrario, se arrodilla al igual que lo hacen todos los demás de su clan alrededor, aunque con cierta dificultad debido a su cojera. El que se encuentra frente a él no es otra más que una de las formas que adopta el dios patrono de los Chérnikov, Weles. Y el que se presente en ese momento es un honor que toma por sorpresa al único que no lo esperaba, el brujo cojo. Weles, rodeado de un aura de misterio y quietud aterradora, extiende una mano para posarla sobre la cabeza del brujo cojo frente a él. Tolek siente la rugosa presión de los dedos del dios y sólo puede pensar en que ha venido a por su alma, al fin, como castigo por la ingratitud que acaba de cometer al sacrificar los recuerdos de sus seres queridos. Pero no puede estar más equivocado, el dios se muestra paciente al esperar un momento de travieso suspenso antes de obrar, y Tolek puede sentir como su pantorrilla izquierda se endurece y cruje como si estuviera hecha de madera, de raíces que se retuercen flexibles, pero a la vez rígidas bajo su piel. Y de pronto, como si al fin se deshiciera de una sanguijuela que llevara pegada a la pierna constantemente, el dolor desaparece. #ElBrujoCojo
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  • Muchas cosas raras llegan a manos del brujo cojo, a veces por casualidad y otras por causalidad. Tolek las guarda todas, por insignificantes o mediocres que sean, pues prefiere tenerlas en su poder antes que arriesgarse que caigan en las manos equivocadas.

    #ElBrujoCojo
    Muchas cosas raras llegan a manos del brujo cojo, a veces por casualidad y otras por causalidad. Tolek las guarda todas, por insignificantes o mediocres que sean, pues prefiere tenerlas en su poder antes que arriesgarse que caigan en las manos equivocadas. #ElBrujoCojo
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  • Ayuda, tercera parte
    Fandom OC
    Categoría Slice of Life
    La cabaña del brujo se encuentra en medio de un lago y hay que cruzar un puente para llegar. Han llegado hasta aquí tras andar por alrededor de veinte minutos desde el claro del manantial a través de bosque denso y fértil, avistando tanto criaturas comunes como ciervos, aves y conejos en la lejanía, como algunas otras criaturas mágicas dejándose entrever ocasionalmente.

    Tolek intenta hacer el viaje más ameno contándole a James Benjamin Blackwood las anécdotas que ha vivido en el bosque y la forma en que descubrió la cabaña en medio de este. Le cuenta, por ejemplo, que los primeros pinos fueron plantados a mano, que la cabaña estaba abandonada y que fue restaurada, que el lago no existía hasta que nació de la ira de una demonio a la que no le permitió la entrada a su cabaña, que los primeros kitsune fueron un regalo por parte del demonio gobernante del sexto círculo, que las peculiares artesanías colgando de los árboles eran parte de un enorme entramado que protegía al bosque de las travesuras del caos. Historias no le faltan.

    Tras invitar a James a su hogar, ofrecerle algo de beber y encender la chimenea cuyas lenguas de fuego se muestran negras al reaccionar con la presencia del wendigo, pero acogedoras de todas formas, se dirigió al baño para darse una rápida ducha que no le tomó más de diez minutos. Al salir, viste su usual y limpio abrigo encima de la camisa negra, y un ajustado pantalón de jean del mismo color.

    — No soy muy de usar email —comenta, refiriéndose a lo último que James le ha dicho sobre contactar a Nayla—. Pero tengo mis propios trucos para encontrar a la chiquilla. ¿Quieres que los use?

    Se sacude el cabello mojado y suelto que peina con los dedos con la intención de volver a hacerse la mini trenza que es todo lo que le alcanza, por ahora.

    #ElBrujoCojo James Benjamin Blackwood
    La cabaña del brujo se encuentra en medio de un lago y hay que cruzar un puente para llegar. Han llegado hasta aquí tras andar por alrededor de veinte minutos desde el claro del manantial a través de bosque denso y fértil, avistando tanto criaturas comunes como ciervos, aves y conejos en la lejanía, como algunas otras criaturas mágicas dejándose entrever ocasionalmente. Tolek intenta hacer el viaje más ameno contándole a [wendigo] las anécdotas que ha vivido en el bosque y la forma en que descubrió la cabaña en medio de este. Le cuenta, por ejemplo, que los primeros pinos fueron plantados a mano, que la cabaña estaba abandonada y que fue restaurada, que el lago no existía hasta que nació de la ira de una demonio a la que no le permitió la entrada a su cabaña, que los primeros kitsune fueron un regalo por parte del demonio gobernante del sexto círculo, que las peculiares artesanías colgando de los árboles eran parte de un enorme entramado que protegía al bosque de las travesuras del caos. Historias no le faltan. Tras invitar a James a su hogar, ofrecerle algo de beber y encender la chimenea cuyas lenguas de fuego se muestran negras al reaccionar con la presencia del wendigo, pero acogedoras de todas formas, se dirigió al baño para darse una rápida ducha que no le tomó más de diez minutos. Al salir, viste su usual y limpio abrigo encima de la camisa negra, y un ajustado pantalón de jean del mismo color. — No soy muy de usar email —comenta, refiriéndose a lo último que James le ha dicho sobre contactar a Nayla—. Pero tengo mis propios trucos para encontrar a la chiquilla. ¿Quieres que los use? Se sacude el cabello mojado y suelto que peina con los dedos con la intención de volver a hacerse la mini trenza que es todo lo que le alcanza, por ahora. #ElBrujoCojo [wendigo]
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