• -La mujer de cabellos plateados estaba durmiendo cuando escucho voces a lo lejos sacándola de su sueño. Le había sido difícil dormir y cuando al fin logra conciliar el sueño la despertaron.
    Se levantó y vio a Jack, su mayordomo mirando un cuadro no muy grande, eso le causó curiosidad, dirigió la mirada hacia el cuadro.
    Era una mujer de piel blanca con cabellos plateados, cuatro alas grandes y lo que caracterizaba aquellas alas que tenían ojos. Eran ojos de un color azul.
    La mujer lado la cabeza y luego giro su rostro hasta Jack quien en sincronía la miró también-

    ¿Y.. esto Jack?, de dónde salió

    Jack: fue un regalo de Nathaniel. Dijo que es una imagen que encontró, estaba escondida en los archivos clasificados.

    Debería seguir escondida Jack..
    -La mujer se giró para caminar hacia la cocina para tomar un té. Jack la miró y luego a la imagen, y camino hacia la cocina para preparar el desayuno -

    Jack: en mi opinión.. creo que saliste bien Angie.
    -La mujer se estaba sirviendo el té cuando escucho eso alzó la tetera haciendo que el té se detuviera mirando al inglés, Jack prosiguió -
    No es común que muestres esa forma, después de todo puedes ver no solo el futuro si no el pasado. Quien nace y quien muere, poco saben que tú tienes esa habilidad, muchos te confunden con Raziel y por eso..

    Y por eso le prohibieron la entrada al mundo espiritual… Además, a Raziel le encomendaron un grimonio muy importante y muy tarado que hizo se lo presto a Salomón.
    No sé cómo me pueden comparar con ese imbécil, que quedó viviendo en el mundo terrenal por sus agravios y se alimenta de almas para poder mantenerse.
    Gracias a eso descubrí que él estaba robándose las almas y había un desequilibrio.
    - la mujer suspiro, no le gustaba hablar de ese arcángel -

    Y lo que respecta al cuadro puedes conservarlo pero no estará en la sala de estar. Puedes dejaron en la biblioteca o en el sótano
    -Jack asiente sonriendo-

    Por otro lado, prepara un auto le iremos a dejar un regalo a Nathaniel…Se cual será el regalo que lo sorprenderá
    -Dijo La mujer alzando su té a medio servir sonriendo-
    -La mujer de cabellos plateados estaba durmiendo cuando escucho voces a lo lejos sacándola de su sueño. Le había sido difícil dormir y cuando al fin logra conciliar el sueño la despertaron. Se levantó y vio a Jack, su mayordomo mirando un cuadro no muy grande, eso le causó curiosidad, dirigió la mirada hacia el cuadro. Era una mujer de piel blanca con cabellos plateados, cuatro alas grandes y lo que caracterizaba aquellas alas que tenían ojos. Eran ojos de un color azul. La mujer lado la cabeza y luego giro su rostro hasta Jack quien en sincronía la miró también- ¿Y.. esto Jack?, de dónde salió Jack: fue un regalo de Nathaniel. Dijo que es una imagen que encontró, estaba escondida en los archivos clasificados. Debería seguir escondida Jack.. -La mujer se giró para caminar hacia la cocina para tomar un té. Jack la miró y luego a la imagen, y camino hacia la cocina para preparar el desayuno - Jack: en mi opinión.. creo que saliste bien Angie. -La mujer se estaba sirviendo el té cuando escucho eso alzó la tetera haciendo que el té se detuviera mirando al inglés, Jack prosiguió - No es común que muestres esa forma, después de todo puedes ver no solo el futuro si no el pasado. Quien nace y quien muere, poco saben que tú tienes esa habilidad, muchos te confunden con Raziel y por eso.. Y por eso le prohibieron la entrada al mundo espiritual… Además, a Raziel le encomendaron un grimonio muy importante y muy tarado que hizo se lo presto a Salomón. No sé cómo me pueden comparar con ese imbécil, que quedó viviendo en el mundo terrenal por sus agravios y se alimenta de almas para poder mantenerse. Gracias a eso descubrí que él estaba robándose las almas y había un desequilibrio. - la mujer suspiro, no le gustaba hablar de ese arcángel - Y lo que respecta al cuadro puedes conservarlo pero no estará en la sala de estar. Puedes dejaron en la biblioteca o en el sótano -Jack asiente sonriendo- Por otro lado, prepara un auto le iremos a dejar un regalo a Nathaniel…Se cual será el regalo que lo sorprenderá -Dijo La mujer alzando su té a medio servir sonriendo-
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  • —Vamos, Dean Winchester, ¿donde está tu espíritu navideño? Yo tampoco soy la persona más alegre del mundo, pero... Algo de decoración no nos vendría nada mal... -frunce los labios un momento y mira a su alrededor- He estado trabajando en un hechizo. Bien nos decora el bunker o bien convertirá esto en un rascacielos de treinta plantas. Habrá que arriesgarse...- comenta con un suspiro mientras saca de su bolsillo el papelito donde ha estado apuntando el hechizo.

    No han tenido tiempo, entre un caso y otro, de ponerse a decorar el bunker, por lo que tiempos desesperados, medidas desesperadas.

    -No te preocupes... He tenido ayuda de Freya....- dice antes de ponerse a recitar.

    Poco a poco, la biblioteca del bunker empieza a ser decorada con guirnaldas, velas, muérdago y luces navideñas, convirtiendo el ambiente en una estancia cálida y acogedora.

    -No ha quedado nada mal, ¿eh? -sonríe orgullosa de si misma.
    —Vamos, [BxbyDriver], ¿donde está tu espíritu navideño? Yo tampoco soy la persona más alegre del mundo, pero... Algo de decoración no nos vendría nada mal... -frunce los labios un momento y mira a su alrededor- He estado trabajando en un hechizo. Bien nos decora el bunker o bien convertirá esto en un rascacielos de treinta plantas. Habrá que arriesgarse...- comenta con un suspiro mientras saca de su bolsillo el papelito donde ha estado apuntando el hechizo. No han tenido tiempo, entre un caso y otro, de ponerse a decorar el bunker, por lo que tiempos desesperados, medidas desesperadas. -No te preocupes... He tenido ayuda de Freya....- dice antes de ponerse a recitar. Poco a poco, la biblioteca del bunker empieza a ser decorada con guirnaldas, velas, muérdago y luces navideñas, convirtiendo el ambiente en una estancia cálida y acogedora. -No ha quedado nada mal, ¿eh? -sonríe orgullosa de si misma.
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  • Razor había entrado una vez más a la Biblioteca de su maestra y hermana Lisa. Caminó con cuidado por todos los pasillos asegurándose que ella no estuviera, como un pequeño ratón caminando con cuidado para no ser descubierto.

    -....No...haber....nadie....fu...fu...fu~.

    Dijo con cierta travesura inocente en su voz, se dedicó a decorar algunos estantes con adornos navideños dejando esferas y tiras de colores colgadas con el cuidado de no obstruir los libros. Después continuó con lo más importante y delicado, el escritorio de Lisa, pues si bien para los ojos de muchos era un "desastre" de hojas, papeles y libros, él sabía que Lisa sabía exactamente qué había y donde estaba cada cosa. Decoró a como pudo dejando adornos, un pequeño árbol en miniatura que le pidió a Jean que le ayudara a decorar y un plato con unos buñuelos de azúcar, aunque había algo peculiar, uno de ellos estaba mordido, no resistió el antojo y había evidencia del "delito" en sus mejillas llenas de azúcar.
    Razor había entrado una vez más a la Biblioteca de su maestra y hermana Lisa. Caminó con cuidado por todos los pasillos asegurándose que ella no estuviera, como un pequeño ratón caminando con cuidado para no ser descubierto. -....No...haber....nadie....fu...fu...fu~. Dijo con cierta travesura inocente en su voz, se dedicó a decorar algunos estantes con adornos navideños dejando esferas y tiras de colores colgadas con el cuidado de no obstruir los libros. Después continuó con lo más importante y delicado, el escritorio de Lisa, pues si bien para los ojos de muchos era un "desastre" de hojas, papeles y libros, él sabía que Lisa sabía exactamente qué había y donde estaba cada cosa. Decoró a como pudo dejando adornos, un pequeño árbol en miniatura que le pidió a Jean que le ayudara a decorar y un plato con unos buñuelos de azúcar, aunque había algo peculiar, uno de ellos estaba mordido, no resistió el antojo y había evidencia del "delito" en sus mejillas llenas de azúcar.
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  • Un dia más en una de las bibliotecas más importante del mundo....
    Faust necesita más libros para leer...
    Un dia más en una de las bibliotecas más importante del mundo.... Faust necesita más libros para leer...
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  • Al día siguiente habían acordado en reunirse en la biblioteca de la mansión de su padre. Gracias a Lucifer, su familia seguía siendo muy conservadora y por ahora podía ahorrarse el compartir habitación y peor aún CAMA con aquella salamandra sobre alimentada.

    Arackniss se había levantado, y con un café, estaba ya repasando algunos de los dosieres de informacion básica que Striker , debía empezar a aprender. Pese a que realmente no sabía por donde elegiría él, aunque viendo que era un auténtico vago redomado, pues ni si quiera se había tomado la molestia de buscar que sucedía o las bases del funcionamiento de una mafia, como para que aquella costumbre le pillase de sorpresa, Arackniss podría adivinar que le diría algo como que no importaba.

    Algo que para la araña era sin duda bueno, pues si bien él ahora que había vuelto por la fuerza a casa, debía hacer su mejor esfuerzo para mantener su posición, si Striker no convencía a los demás familiares no habría boda.
    Al día siguiente habían acordado en reunirse en la biblioteca de la mansión de su padre. Gracias a Lucifer, su familia seguía siendo muy conservadora y por ahora podía ahorrarse el compartir habitación y peor aún CAMA con aquella salamandra sobre alimentada. Arackniss se había levantado, y con un café, estaba ya repasando algunos de los dosieres de informacion básica que [C0WBOY], debía empezar a aprender. Pese a que realmente no sabía por donde elegiría él, aunque viendo que era un auténtico vago redomado, pues ni si quiera se había tomado la molestia de buscar que sucedía o las bases del funcionamiento de una mafia, como para que aquella costumbre le pillase de sorpresa, Arackniss podría adivinar que le diría algo como que no importaba. Algo que para la araña era sin duda bueno, pues si bien él ahora que había vuelto por la fuerza a casa, debía hacer su mejor esfuerzo para mantener su posición, si Striker no convencía a los demás familiares no habría boda.
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  • — Por favor, no me mires fijamente, hace tanto frío en esta biblioteca que estoy seguro de que mis pestañas se van a congelar. ¿No podríamos simplemente mudarnos a la chimenea y seguir leyendo ahí, en secreto?—
    — Por favor, no me mires fijamente, hace tanto frío en esta biblioteca que estoy seguro de que mis pestañas se van a congelar. ¿No podríamos simplemente mudarnos a la chimenea y seguir leyendo ahí, en secreto?—
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  • Biblioteca Municipal de Saint-Lys
    Fandom Original
    Categoría Original
    La tarde había caído con esa luz pálida que no sabe si es invierno o simplemente descuido del sol.
    La Biblioteca Municipal de Saint-Lys se levantaba como siempre: silenciosa, ordenada, y un poco ajena a la época. Los ventanales altos permitían que el último brillo opaco del día entrara en diagonal, como si quisiera tocar el polvo suspendido y comprobar que aún existía.

    Mireille había llegado antes de que encendieran las lámparas.
    A ella eso le bastaba.

    No caminaba entre los estantes: flotaba con la calma de quien conoce cada rincón antes incluso de visitarlo, como si la memoria de los demás fuera suficiente para orientarla. Llevaba un abrigo claro, ligeramente anticuado, y el cabello recogido en un moño flojo que dejaba escapar hebras rebeldes.

    Había escogido una mesa al fondo, bajo el retrato amarillento de un antiguo alcalde que nadie recordaba.
    Abría un libro viejo—demasiado viejo para estar en circulación—y lo hojeaba como quien escucha una historia que ya conoce de memoria.

    A ratos, levantaba la vista.
    No como quien espera a alguien… sino como quien siente que algo se aproxima.

    Un par de estudiantes caminó cerca. Uno de ellos la miró dos veces, con ese gesto automático de quien cree reconocer un rostro de algún sitio. Ella sonrió apenas, un gesto tan delicado que parecía prestado.

    —Otra vez no —murmuró para sí, casi riéndose, pasando un dedo por la página—. Aún no he estado aquí. No realmente.

    En la mesa había dejado un cuaderno de tapas desgastadas, donde anotaba cosas sueltas:
    “La casa respira distinto por las mañanas. La bisabuela dice que es normal.”
    “Hoy escuché pasos en el corredor que da al invernadero. No eran míos.”
    “A veces me pregunto si vine aquí por primera vez… o regresé.”

    Nada tenía fechas. Nunca.

    Cuando la puerta principal volvió a abrirse y el aire frío entró con un leve suspiro, Mireille levantó la vista otra vez.
    Esta vez sí se detuvo.

    El hombre que cruzaba el umbral no era un rostro común.
    Había algo en él, algo en la forma en que pisaba despacio, como quien reconoce los espacios por vibración más que por vista. Algo en su mirada que parecía leer las sombras con la misma naturalidad con la que otros leen señalizaciones.

    Ella lo observó unos segundos más de lo socialmente aceptable.
    No con descaro… sino con reconocimiento.

    Lo había visto antes.
    O tal vez no.
    Con Mireille, esa línea nunca era un mapa fiable.

    Cerró el libro con suavidad, apoyando ambas manos sobre la portada.

    —Interesante —susurró, como si él pudiera oírla desde la distancia—. Llegaste más rápido de lo que pensé.

    Se acomodó el abrigo y dejó que un mechón suelto cayera sobre su mejilla. No se levantó. No hizo un gesto dramático.
    Simplemente esperó, tranquila, como si el tiempo—ese viejo y cansado conocido suyo—hubiera decidido detenerse un momento para observar también.

    La biblioteca no cambió.
    Pero algo en sus pasillos sintió que acababa de comenzar una historia que no debía archivarse.

    La tarde había caído con esa luz pálida que no sabe si es invierno o simplemente descuido del sol. La Biblioteca Municipal de Saint-Lys se levantaba como siempre: silenciosa, ordenada, y un poco ajena a la época. Los ventanales altos permitían que el último brillo opaco del día entrara en diagonal, como si quisiera tocar el polvo suspendido y comprobar que aún existía. Mireille había llegado antes de que encendieran las lámparas. A ella eso le bastaba. No caminaba entre los estantes: flotaba con la calma de quien conoce cada rincón antes incluso de visitarlo, como si la memoria de los demás fuera suficiente para orientarla. Llevaba un abrigo claro, ligeramente anticuado, y el cabello recogido en un moño flojo que dejaba escapar hebras rebeldes. Había escogido una mesa al fondo, bajo el retrato amarillento de un antiguo alcalde que nadie recordaba. Abría un libro viejo—demasiado viejo para estar en circulación—y lo hojeaba como quien escucha una historia que ya conoce de memoria. A ratos, levantaba la vista. No como quien espera a alguien… sino como quien siente que algo se aproxima. Un par de estudiantes caminó cerca. Uno de ellos la miró dos veces, con ese gesto automático de quien cree reconocer un rostro de algún sitio. Ella sonrió apenas, un gesto tan delicado que parecía prestado. —Otra vez no —murmuró para sí, casi riéndose, pasando un dedo por la página—. Aún no he estado aquí. No realmente. En la mesa había dejado un cuaderno de tapas desgastadas, donde anotaba cosas sueltas: “La casa respira distinto por las mañanas. La bisabuela dice que es normal.” “Hoy escuché pasos en el corredor que da al invernadero. No eran míos.” “A veces me pregunto si vine aquí por primera vez… o regresé.” Nada tenía fechas. Nunca. Cuando la puerta principal volvió a abrirse y el aire frío entró con un leve suspiro, Mireille levantó la vista otra vez. Esta vez sí se detuvo. El hombre que cruzaba el umbral no era un rostro común. Había algo en él, algo en la forma en que pisaba despacio, como quien reconoce los espacios por vibración más que por vista. Algo en su mirada que parecía leer las sombras con la misma naturalidad con la que otros leen señalizaciones. Ella lo observó unos segundos más de lo socialmente aceptable. No con descaro… sino con reconocimiento. Lo había visto antes. O tal vez no. Con Mireille, esa línea nunca era un mapa fiable. Cerró el libro con suavidad, apoyando ambas manos sobre la portada. —Interesante —susurró, como si él pudiera oírla desde la distancia—. Llegaste más rápido de lo que pensé. Se acomodó el abrigo y dejó que un mechón suelto cayera sobre su mejilla. No se levantó. No hizo un gesto dramático. Simplemente esperó, tranquila, como si el tiempo—ese viejo y cansado conocido suyo—hubiera decidido detenerse un momento para observar también. La biblioteca no cambió. Pero algo en sus pasillos sintió que acababa de comenzar una historia que no debía archivarse.
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  • ❝𝑳𝒐𝒔 𝒕𝒓𝒆𝒔 𝒕𝒐𝒒𝒖𝒆𝒔❞
    Fandom Supernatural
    Categoría Acción
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ♥ 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎:
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ⚆ Dean 𝕎inch𝙚s𝐭er



    La pelirroja había viajado por prácticamente todo el mundo, siempre alojada en hoteles de 5 estrellas, con todo el lujo a su disposición. Y sin embargo jamás había vuelto de un viaje, con una sonrisa tan esplendida como la que tenía al bajar del Impala en el garaje del bunker.
    Sam les había oído llegar y les esperaba de brazos cruzados en la puerta del mismo.
    Después de bajar del coche, y tras un abrazo y un agradecimiento a su cuñado por la ayuda con todo el tema del viaje, los tres suben y recorren los laberinticos pasillos, con la británica como cabeza de comitiva, y los dos hermanos acarreando las maletas rosas que hasta hace pocos minutos llenaban el maletero del Chevy.

    Habían pasado casi tres meses desde aquella fecha, y aunque los problemas seguían allí para ellos, esperándoles una vez habían vuelto, nadie podia negar que aquel viaje les había venido extraordinariamente bien a ambos.

    Los hermanos habían retomado sus investigaciones, sus salidas para acabar con hombres lobo, vampiros, espectros, demonios…
    Muchas veces ella misma participaba en los casos, del mismo modo que ya había hecho antes de sus vacaciones, pero sin un destino tan aciago como el que había encontrado en Dodge City.
    La vida había vuelto a la normalidad, a su normalidad.

    >> Eran las cuatro de la madrugada cuando la ausencia de Dean en la cama despierta a la británica, quien se incorpora mirando la luz del reloj digital como si le ofendieran aquellos números.
    Las sabanas a su lado estaban frías por lo que descarta una visita nocturna al baño.
    Podia darse la vuelta y volverse a dormir, sabía que los horarios de sueño del cazador no eran los más normales del mundo, pero en lugar de eso se levanta y se pone la bata de Dean antes de salir por la puerta, caminando descalza pero arrebujándose dentro de la enorme prenda.
    No necesita buscar demasiado, el primer lugar en el que decide mirar es donde le encuentra.
    Sentado a una de las mesas de la biblioteca, frente al portátil encendido y de espaldas a ella.

    — ¿Te parece bonito abandonarme en la cama? — Cuando llega hasta él, en completo silencio, alza sus manos hasta la nuca masculina y desde allí deja que sus uñas se deslicen hacia arriba creando diez pequeños caminos y viendo con satisfacción como la piel de aquella zona del Winchester se erizaba. — Las noticias seguirán ahí por la mañana…— pero la más joven apaga sus palabras antes de terminarlas al leer por encima del hombro masculino el titular que destacaba en la pantalla.

    ❝𝐂𝐑𝐄𝐂𝐄 𝐄𝐋 𝐏𝐀𝐍𝐈𝐂𝐎 𝐍𝐈𝐍̃𝐎𝐒 𝐄𝐍 𝐂𝐎𝐌𝐀 𝐒𝐈𝐍 𝐂𝐀𝐔𝐒𝐀 𝐌𝐄𝐃𝐈𝐂𝐀❞

    — ¿De verdad crees que podría ser algo de vuestra… especialidad?
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ♥ 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎: ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ⚆ [thxsoldier] La pelirroja había viajado por prácticamente todo el mundo, siempre alojada en hoteles de 5 estrellas, con todo el lujo a su disposición. Y sin embargo jamás había vuelto de un viaje, con una sonrisa tan esplendida como la que tenía al bajar del Impala en el garaje del bunker. Sam les había oído llegar y les esperaba de brazos cruzados en la puerta del mismo. Después de bajar del coche, y tras un abrazo y un agradecimiento a su cuñado por la ayuda con todo el tema del viaje, los tres suben y recorren los laberinticos pasillos, con la británica como cabeza de comitiva, y los dos hermanos acarreando las maletas rosas que hasta hace pocos minutos llenaban el maletero del Chevy. Habían pasado casi tres meses desde aquella fecha, y aunque los problemas seguían allí para ellos, esperándoles una vez habían vuelto, nadie podia negar que aquel viaje les había venido extraordinariamente bien a ambos. Los hermanos habían retomado sus investigaciones, sus salidas para acabar con hombres lobo, vampiros, espectros, demonios… Muchas veces ella misma participaba en los casos, del mismo modo que ya había hecho antes de sus vacaciones, pero sin un destino tan aciago como el que había encontrado en Dodge City. La vida había vuelto a la normalidad, a su normalidad. >> Eran las cuatro de la madrugada cuando la ausencia de Dean en la cama despierta a la británica, quien se incorpora mirando la luz del reloj digital como si le ofendieran aquellos números. Las sabanas a su lado estaban frías por lo que descarta una visita nocturna al baño. Podia darse la vuelta y volverse a dormir, sabía que los horarios de sueño del cazador no eran los más normales del mundo, pero en lugar de eso se levanta y se pone la bata de Dean antes de salir por la puerta, caminando descalza pero arrebujándose dentro de la enorme prenda. No necesita buscar demasiado, el primer lugar en el que decide mirar es donde le encuentra. Sentado a una de las mesas de la biblioteca, frente al portátil encendido y de espaldas a ella. — ¿Te parece bonito abandonarme en la cama? — Cuando llega hasta él, en completo silencio, alza sus manos hasta la nuca masculina y desde allí deja que sus uñas se deslicen hacia arriba creando diez pequeños caminos y viendo con satisfacción como la piel de aquella zona del Winchester se erizaba. — Las noticias seguirán ahí por la mañana…— pero la más joven apaga sus palabras antes de terminarlas al leer por encima del hombro masculino el titular que destacaba en la pantalla. ❝𝐂𝐑𝐄𝐂𝐄 𝐄𝐋 𝐏𝐀𝐍𝐈𝐂𝐎 𝐍𝐈𝐍̃𝐎𝐒 𝐄𝐍 𝐂𝐎𝐌𝐀 𝐒𝐈𝐍 𝐂𝐀𝐔𝐒𝐀 𝐌𝐄𝐃𝐈𝐂𝐀❞ — ¿De verdad crees que podría ser algo de vuestra… especialidad?
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  • Encuentro casual.
    Fandom Cualquiera.
    Categoría Slice of Life
    Hace poco fuiste aceptado/a en la mejor academia de magia del mundo, quien diría que deberías estudiar formulas mágicas y millares de símbolos para glifos. Es una mierda, pero, al menos la biblioteca dentro del instituto te ha permitido estudiarlos en paz.
    Era un día normal, como cualquier otro, estabas en tú asiento de siempre en la biblioteca cuando una sombra alta se posó frente a tú libro, haciendote levantar la mirada para ver a alguien cuya fama era total en el lugar, no solo era la hechicera más poderosa de la generación, sino que también era la heredera directa de uno de los 4 clanes de hechiceros más poderosos del planeta.

    ❝ ¿Me puedo sentar aquí? ❞ Preguntó la chica con una mirada hueca y apática, no parecía maliciosa ni cruel. Solo vacía.
    Hace poco fuiste aceptado/a en la mejor academia de magia del mundo, quien diría que deberías estudiar formulas mágicas y millares de símbolos para glifos. Es una mierda, pero, al menos la biblioteca dentro del instituto te ha permitido estudiarlos en paz. Era un día normal, como cualquier otro, estabas en tú asiento de siempre en la biblioteca cuando una sombra alta se posó frente a tú libro, haciendote levantar la mirada para ver a alguien cuya fama era total en el lugar, no solo era la hechicera más poderosa de la generación, sino que también era la heredera directa de uno de los 4 clanes de hechiceros más poderosos del planeta. ❝ ¿Me puedo sentar aquí? ❞ Preguntó la chica con una mirada hueca y apática, no parecía maliciosa ni cruel. Solo vacía.
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  • 𝐈𝐭 𝐢𝐬 𝐚 𝐝𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫𝐨𝐮𝐬 𝐩𝐚𝐭𝐡
    Fandom Harry Potter
    Categoría Slice of Life
    No habían especificado una hora concreta, pero Astoria se imaginaba que encontraría al contrario a la tarde en la Biblioteca. Las clases habían acabado, y a esa hora no estaba tan llena de gente como durante el resto del día.

    Había decidido adelantarse, y ya se encontraba en una mesa algo apartada con varios libros frente a ella: no solo de plantas y venenos, también de pociones para poder identificar algo que ocultase el olor para el profesor Slughorn.

    Dejó escapar un suspiro, mientras iba anotando en un pergamino que había llevado las distintas opciones que aparecían.

    Draco Malfoy
    No habían especificado una hora concreta, pero Astoria se imaginaba que encontraría al contrario a la tarde en la Biblioteca. Las clases habían acabado, y a esa hora no estaba tan llena de gente como durante el resto del día. Había decidido adelantarse, y ya se encontraba en una mesa algo apartada con varios libros frente a ella: no solo de plantas y venenos, también de pociones para poder identificar algo que ocultase el olor para el profesor Slughorn. Dejó escapar un suspiro, mientras iba anotando en un pergamino que había llevado las distintas opciones que aparecían. [Drac0Malf0y]
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    Grupal
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