• Detesto las despedidas


    Una semana después de que el vizconde Dweington abandonará Audrey Hall, nos tocó despedirnos de Lady Danbury.
    Quería dejarnos a solas en familia, además tenía una reunión pendiente con una vieja amiga.

    Madre y Edwina han estado con nosotros un mes entero, en ese tiempo los tres hemos podido volver a estar juntas.

    Por supuesto siempre con la compañía de Edmund y de mi esposo.


    Ahora que volvemos a estar los tres solos, no puedo evitar recordar el tiempo que han estado todos con nosotros.

    Fue un tiempo muy divertido y emotivo.


    No quiero que se me malinterprete, mi vida en Audrey Hall con Anthony y nuestro hijo, es una vida que repetiría todas las veces que volviera a nacer.
    No hay otro lugar en el mundo donde deseé estar, más que aquí.


    Reviso lo que recientemente he escrito, tenía mucha correspondencia atrasada que atender.
    Siempre he sido un desastre a la hora de responder al correo, esbozó una tierna sonrisa que ilumina mi redondeado rostro.

    ⸻⸻¿Se puede saber que te tiene tan feliz?.
    Dejó caer las hojas sobre el escritorio para ver a mi esposo apoyado en el marco de la puerta de su propio despacho.
    ⸻⸻Ya extrañas tu sillón.
    Sonreímos cómplices ante nuestro sentido de humor, observa algunas de las cartas que tanto me había costado terminar.
    ⸻⸻¿Necesitas más tiempo?.
    ⸻⸻En absoluto, sonreía por qué acabó de terminar de responder la última carta que me quedaba.
    Así que te devuelvo tu despacho, estoy convencida de que lo has echado mucho de menos.
    ⸻⸻Te echado de menos a ti.
    ⸻⸻¿A mí?.
    Veo como cierra la puerta con llave, observó lo bien que sus pantalones le marcan su trasero.



    Después de haber estado ocupada con mi correspondencia, finalmente las hojas y los sobres se hayan esparcidos sobre la alfombra.
    Al igual que yo lo estoy sobre el escritorio, compartiendo una intimidad que un feliz matrimonio sano lleva acabó.


    Solo los dos, nuestros cuerpos y almas, fusionándose en una sola.


    Detesto las despedidas Una semana después de que el vizconde Dweington abandonará Audrey Hall, nos tocó despedirnos de Lady Danbury. Quería dejarnos a solas en familia, además tenía una reunión pendiente con una vieja amiga. Madre y Edwina han estado con nosotros un mes entero, en ese tiempo los tres hemos podido volver a estar juntas. Por supuesto siempre con la compañía de Edmund y de mi esposo. Ahora que volvemos a estar los tres solos, no puedo evitar recordar el tiempo que han estado todos con nosotros. Fue un tiempo muy divertido y emotivo. No quiero que se me malinterprete, mi vida en Audrey Hall con Anthony y nuestro hijo, es una vida que repetiría todas las veces que volviera a nacer. No hay otro lugar en el mundo donde deseé estar, más que aquí. Reviso lo que recientemente he escrito, tenía mucha correspondencia atrasada que atender. Siempre he sido un desastre a la hora de responder al correo, esbozó una tierna sonrisa que ilumina mi redondeado rostro. ⸻⸻¿Se puede saber que te tiene tan feliz?. Dejó caer las hojas sobre el escritorio para ver a mi esposo apoyado en el marco de la puerta de su propio despacho. ⸻⸻Ya extrañas tu sillón. Sonreímos cómplices ante nuestro sentido de humor, observa algunas de las cartas que tanto me había costado terminar. ⸻⸻¿Necesitas más tiempo?. ⸻⸻En absoluto, sonreía por qué acabó de terminar de responder la última carta que me quedaba. Así que te devuelvo tu despacho, estoy convencida de que lo has echado mucho de menos. ⸻⸻Te echado de menos a ti. ⸻⸻¿A mí?. Veo como cierra la puerta con llave, observó lo bien que sus pantalones le marcan su trasero. Después de haber estado ocupada con mi correspondencia, finalmente las hojas y los sobres se hayan esparcidos sobre la alfombra. Al igual que yo lo estoy sobre el escritorio, compartiendo una intimidad que un feliz matrimonio sano lleva acabó. Solo los dos, nuestros cuerpos y almas, fusionándose en una sola.
    Me gusta
    8
    0 turnos 0 maullidos
  • Unos días en Audrey Hall en compañía de los Vizcondes Bridgerton, Lady Sheffield y la señorita Sheffield.

    Me vendrán maravillosamente.
    Unos días en Audrey Hall en compañía de los Vizcondes Bridgerton, Lady Sheffield y la señorita Sheffield. Me vendrán maravillosamente.
    0 turnos 0 maullidos
  • Sentido y Sensibilidad


    Anthony no nos acompaño durante el desayuno a madre y a mí.
    Estas últimas tres noches las pasa encerrado en su despacho, el trabajó le tiene absorbido por completo.

    Desconozco lo que le tiene tan preocupado, es difícil, ya que ha vuelto a cerrarse en banda.

    Como cuándo nos conocimos.

    Tengo miedo de que haya vuelto a ser él hombre autoritario, desconfiado de la gente (sobre todo de las mujeres). Cerrado y corto de miras, que fue antaño.

    Ojalá hablará conmigo y me contase como puedo ayudarle.
    No sé mucho como llevar una finca, las tierras, las cuentas.
    Puedo aprender.
    Solo necesito que él me da una oportunidad, siempre he sido buena estudiante.
    No me costaría aprender todo lo necesario para poder ayudarle.


    —Disculpe señora.
    Tan absorta en mis pensamientos olvide por completo que estoy sentada en el mi salón privado, sosteniendo una taza de té.
    Siendo observada por nuestra ama de llaves, la mujer se avergonzó después de haber llamado mi atención.
    Al ver delante de mi rostro la taza, desvió la mirada, fingiendo que acababa de percatarme de lo que sostengo. Las dos sabemos disimular bien ante la escena, vivida recientemente, la taza ahora descansa sobre la pequeña mesa auxiliar.
    —¿Ocurre algo señora Everdeen?.
    —Lamentó haberla interrumpido, discúlpeme. Puedo volver en otro momento...
    —No se preocupe, la aseguró que no ha interrumpido nada.
    Interrumpo a nuestra ama de llaves antes de que terminará de hablar.
    —¿Necesita algo?.
    —Quiero pedirle unos días para ausentarme de Audrey Hall, señora.
    La señora Everdeen me explicó que recibió una carta de su única sobrina, la joven va a casarse. Es la única familia que le queda, lo cuál me conmovió.
    Insistía en que serán solo dos días, pero yo terminé concediéndole cuatro días.
    Para que pueda disfrutar más tiempo con su sobrina y su esposo.
    Además podemos prescindir de ella, ahora en Audrey Hall no hay mucho trabajó.

    —¡Deja de seguirme¡. ¡Basta, Newton¡

    No puedo evitar sonreír al escuchar a madre quejándose de Newton. Cada vez me sorprende más la manera que tiene madre para dirigirse a él, se conocen desde que era un cachorro.
    Ya debería al menos de tolerarlo.

    —¡Kate¡ -La cara de madre se alegra al verme- —¡Llévatelo, de mi vista¡

    Newton vuelve a ladrar dos veces antes de percatarse de mi presencia y correr hacia mí. Me agachó levemente para acariciarle, vuelve a ladrar y mover contento su cola.
    —¡Eres mi salvación¡
    —¿Acaso nunca va a llevarse bien con Newton?.
    —Le gusta molestarme.
    —Está equivocada.
    —Solo se que no le quiero cerca de mí.
    Después de pedir a un criado que le diera a Newton su paseó matutino, normalmente disfrutó haciéndolo yo.
    Desde la llegada de madre, tuve que dejar esa tarea para el servicio.
    —¡Es precioso¡
    Madre acaricia levemente la mejilla derecha de Edmund, el cuál se encuentra a gusto dentro del carrito, fue un regalo de Simón y Daphne.

    Los tres disfrutamos de un agradable paseó por el inmenso jardín, cada vez que lo recorro, recuerdo cuándo jugué por primera vez con los Bridgerton al Pall Man.
    —Es una lástima que tú esposo no haya podido acompañarnos a este maravilloso paseó.
    —Madre.
    Continúa haciendo carantollas, intentando hacer reír a su nieto.
    —Siempre saca la misma táctica.
    —¿A qué te refieres?.
    —No necesitamos a mi esposo, para disfrutar de esté paseó.
    —Sería mejor si estuviéramos todos juntos.
    —En ese caso, también falta Newton.
    —¿Newton?.
    —Sí, es un miembro de nuestra familia.
    Fue el argumento perfecto para que madre se mantuviera callada, durante el resto del paseó.
    Sentido y Sensibilidad Anthony no nos acompaño durante el desayuno a madre y a mí. Estas últimas tres noches las pasa encerrado en su despacho, el trabajó le tiene absorbido por completo. Desconozco lo que le tiene tan preocupado, es difícil, ya que ha vuelto a cerrarse en banda. Como cuándo nos conocimos. Tengo miedo de que haya vuelto a ser él hombre autoritario, desconfiado de la gente (sobre todo de las mujeres). Cerrado y corto de miras, que fue antaño. Ojalá hablará conmigo y me contase como puedo ayudarle. No sé mucho como llevar una finca, las tierras, las cuentas. Puedo aprender. Solo necesito que él me da una oportunidad, siempre he sido buena estudiante. No me costaría aprender todo lo necesario para poder ayudarle. —Disculpe señora. Tan absorta en mis pensamientos olvide por completo que estoy sentada en el mi salón privado, sosteniendo una taza de té. Siendo observada por nuestra ama de llaves, la mujer se avergonzó después de haber llamado mi atención. Al ver delante de mi rostro la taza, desvió la mirada, fingiendo que acababa de percatarme de lo que sostengo. Las dos sabemos disimular bien ante la escena, vivida recientemente, la taza ahora descansa sobre la pequeña mesa auxiliar. —¿Ocurre algo señora Everdeen?. —Lamentó haberla interrumpido, discúlpeme. Puedo volver en otro momento... —No se preocupe, la aseguró que no ha interrumpido nada. Interrumpo a nuestra ama de llaves antes de que terminará de hablar. —¿Necesita algo?. —Quiero pedirle unos días para ausentarme de Audrey Hall, señora. La señora Everdeen me explicó que recibió una carta de su única sobrina, la joven va a casarse. Es la única familia que le queda, lo cuál me conmovió. Insistía en que serán solo dos días, pero yo terminé concediéndole cuatro días. Para que pueda disfrutar más tiempo con su sobrina y su esposo. Además podemos prescindir de ella, ahora en Audrey Hall no hay mucho trabajó. —¡Deja de seguirme¡. ¡Basta, Newton¡ No puedo evitar sonreír al escuchar a madre quejándose de Newton. Cada vez me sorprende más la manera que tiene madre para dirigirse a él, se conocen desde que era un cachorro. Ya debería al menos de tolerarlo. —¡Kate¡ -La cara de madre se alegra al verme- —¡Llévatelo, de mi vista¡ Newton vuelve a ladrar dos veces antes de percatarse de mi presencia y correr hacia mí. Me agachó levemente para acariciarle, vuelve a ladrar y mover contento su cola. —¡Eres mi salvación¡ —¿Acaso nunca va a llevarse bien con Newton?. —Le gusta molestarme. —Está equivocada. —Solo se que no le quiero cerca de mí. Después de pedir a un criado que le diera a Newton su paseó matutino, normalmente disfrutó haciéndolo yo. Desde la llegada de madre, tuve que dejar esa tarea para el servicio. —¡Es precioso¡ Madre acaricia levemente la mejilla derecha de Edmund, el cuál se encuentra a gusto dentro del carrito, fue un regalo de Simón y Daphne. Los tres disfrutamos de un agradable paseó por el inmenso jardín, cada vez que lo recorro, recuerdo cuándo jugué por primera vez con los Bridgerton al Pall Man. —Es una lástima que tú esposo no haya podido acompañarnos a este maravilloso paseó. —Madre. Continúa haciendo carantollas, intentando hacer reír a su nieto. —Siempre saca la misma táctica. —¿A qué te refieres?. —No necesitamos a mi esposo, para disfrutar de esté paseó. —Sería mejor si estuviéramos todos juntos. —En ese caso, también falta Newton. —¿Newton?. —Sí, es un miembro de nuestra familia. Fue el argumento perfecto para que madre se mantuviera callada, durante el resto del paseó.
    Me gusta
    9
    0 turnos 0 maullidos
  • La Llegada
    Fandom Los Bridgerton
    Categoría Original
    Hoy recibimos en Audrey Hall a mi suegra, Lady Sheffield.
    Se quedará todo el tiempo que desee con nosotros, mi esposa la echaba mucho de menos y así también podrá pasar tiempo con nuestro hijo Edmund.
    Hoy recibimos en Audrey Hall a mi suegra, Lady Sheffield. Se quedará todo el tiempo que desee con nosotros, mi esposa la echaba mucho de menos y así también podrá pasar tiempo con nuestro hijo Edmund.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Terminado
    Me gusta
    7
    15 turnos 0 maullidos
Patrocinados