Sentido y Sensibilidad


Anthony no nos acompaño durante el desayuno a madre y a mí.
Estas últimas tres noches las pasa encerrado en su despacho, el trabajó le tiene absorbido por completo.

Desconozco lo que le tiene tan preocupado, es difícil, ya que ha vuelto a cerrarse en banda.

Como cuándo nos conocimos.

Tengo miedo de que haya vuelto a ser él hombre autoritario, desconfiado de la gente (sobre todo de las mujeres). Cerrado y corto de miras, que fue antaño.

Ojalá hablará conmigo y me contase como puedo ayudarle.
No sé mucho como llevar una finca, las tierras, las cuentas.
Puedo aprender.
Solo necesito que él me da una oportunidad, siempre he sido buena estudiante.
No me costaría aprender todo lo necesario para poder ayudarle.


—Disculpe señora.
Tan absorta en mis pensamientos olvide por completo que estoy sentada en el mi salón privado, sosteniendo una taza de té.
Siendo observada por nuestra ama de llaves, la mujer se avergonzó después de haber llamado mi atención.
Al ver delante de mi rostro la taza, desvió la mirada, fingiendo que acababa de percatarme de lo que sostengo. Las dos sabemos disimular bien ante la escena, vivida recientemente, la taza ahora descansa sobre la pequeña mesa auxiliar.
—¿Ocurre algo señora Everdeen?.
—Lamentó haberla interrumpido, discúlpeme. Puedo volver en otro momento...
—No se preocupe, la aseguró que no ha interrumpido nada.
Interrumpo a nuestra ama de llaves antes de que terminará de hablar.
—¿Necesita algo?.
—Quiero pedirle unos días para ausentarme de Audrey Hall, señora.
La señora Everdeen me explicó que recibió una carta de su única sobrina, la joven va a casarse. Es la única familia que le queda, lo cuál me conmovió.
Insistía en que serán solo dos días, pero yo terminé concediéndole cuatro días.
Para que pueda disfrutar más tiempo con su sobrina y su esposo.
Además podemos prescindir de ella, ahora en Audrey Hall no hay mucho trabajó.

—¡Deja de seguirme¡. ¡Basta, Newton¡

No puedo evitar sonreír al escuchar a madre quejándose de Newton. Cada vez me sorprende más la manera que tiene madre para dirigirse a él, se conocen desde que era un cachorro.
Ya debería al menos de tolerarlo.

—¡Kate¡ -La cara de madre se alegra al verme- —¡Llévatelo, de mi vista¡

Newton vuelve a ladrar dos veces antes de percatarse de mi presencia y correr hacia mí. Me agachó levemente para acariciarle, vuelve a ladrar y mover contento su cola.
—¡Eres mi salvación¡
—¿Acaso nunca va a llevarse bien con Newton?.
—Le gusta molestarme.
—Está equivocada.
—Solo se que no le quiero cerca de mí.
Después de pedir a un criado que le diera a Newton su paseó matutino, normalmente disfrutó haciéndolo yo.
Desde la llegada de madre, tuve que dejar esa tarea para el servicio.
—¡Es precioso¡
Madre acaricia levemente la mejilla derecha de Edmund, el cuál se encuentra a gusto dentro del carrito, fue un regalo de Simón y Daphne.

Los tres disfrutamos de un agradable paseó por el inmenso jardín, cada vez que lo recorro, recuerdo cuándo jugué por primera vez con los Bridgerton al Pall Man.
—Es una lástima que tú esposo no haya podido acompañarnos a este maravilloso paseó.
—Madre.
Continúa haciendo carantollas, intentando hacer reír a su nieto.
—Siempre saca la misma táctica.
—¿A qué te refieres?.
—No necesitamos a mi esposo, para disfrutar de esté paseó.
—Sería mejor si estuviéramos todos juntos.
—En ese caso, también falta Newton.
—¿Newton?.
—Sí, es un miembro de nuestra familia.
Fue el argumento perfecto para que madre se mantuviera callada, durante el resto del paseó.
Sentido y Sensibilidad Anthony no nos acompaño durante el desayuno a madre y a mí. Estas últimas tres noches las pasa encerrado en su despacho, el trabajó le tiene absorbido por completo. Desconozco lo que le tiene tan preocupado, es difícil, ya que ha vuelto a cerrarse en banda. Como cuándo nos conocimos. Tengo miedo de que haya vuelto a ser él hombre autoritario, desconfiado de la gente (sobre todo de las mujeres). Cerrado y corto de miras, que fue antaño. Ojalá hablará conmigo y me contase como puedo ayudarle. No sé mucho como llevar una finca, las tierras, las cuentas. Puedo aprender. Solo necesito que él me da una oportunidad, siempre he sido buena estudiante. No me costaría aprender todo lo necesario para poder ayudarle. —Disculpe señora. Tan absorta en mis pensamientos olvide por completo que estoy sentada en el mi salón privado, sosteniendo una taza de té. Siendo observada por nuestra ama de llaves, la mujer se avergonzó después de haber llamado mi atención. Al ver delante de mi rostro la taza, desvió la mirada, fingiendo que acababa de percatarme de lo que sostengo. Las dos sabemos disimular bien ante la escena, vivida recientemente, la taza ahora descansa sobre la pequeña mesa auxiliar. —¿Ocurre algo señora Everdeen?. —Lamentó haberla interrumpido, discúlpeme. Puedo volver en otro momento... —No se preocupe, la aseguró que no ha interrumpido nada. Interrumpo a nuestra ama de llaves antes de que terminará de hablar. —¿Necesita algo?. —Quiero pedirle unos días para ausentarme de Audrey Hall, señora. La señora Everdeen me explicó que recibió una carta de su única sobrina, la joven va a casarse. Es la única familia que le queda, lo cuál me conmovió. Insistía en que serán solo dos días, pero yo terminé concediéndole cuatro días. Para que pueda disfrutar más tiempo con su sobrina y su esposo. Además podemos prescindir de ella, ahora en Audrey Hall no hay mucho trabajó. —¡Deja de seguirme¡. ¡Basta, Newton¡ No puedo evitar sonreír al escuchar a madre quejándose de Newton. Cada vez me sorprende más la manera que tiene madre para dirigirse a él, se conocen desde que era un cachorro. Ya debería al menos de tolerarlo. —¡Kate¡ -La cara de madre se alegra al verme- —¡Llévatelo, de mi vista¡ Newton vuelve a ladrar dos veces antes de percatarse de mi presencia y correr hacia mí. Me agachó levemente para acariciarle, vuelve a ladrar y mover contento su cola. —¡Eres mi salvación¡ —¿Acaso nunca va a llevarse bien con Newton?. —Le gusta molestarme. —Está equivocada. —Solo se que no le quiero cerca de mí. Después de pedir a un criado que le diera a Newton su paseó matutino, normalmente disfrutó haciéndolo yo. Desde la llegada de madre, tuve que dejar esa tarea para el servicio. —¡Es precioso¡ Madre acaricia levemente la mejilla derecha de Edmund, el cuál se encuentra a gusto dentro del carrito, fue un regalo de Simón y Daphne. Los tres disfrutamos de un agradable paseó por el inmenso jardín, cada vez que lo recorro, recuerdo cuándo jugué por primera vez con los Bridgerton al Pall Man. —Es una lástima que tú esposo no haya podido acompañarnos a este maravilloso paseó. —Madre. Continúa haciendo carantollas, intentando hacer reír a su nieto. —Siempre saca la misma táctica. —¿A qué te refieres?. —No necesitamos a mi esposo, para disfrutar de esté paseó. —Sería mejor si estuviéramos todos juntos. —En ese caso, también falta Newton. —¿Newton?. —Sí, es un miembro de nuestra familia. Fue el argumento perfecto para que madre se mantuviera callada, durante el resto del paseó.
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