• Bajo el sol ardiente del desierto, el tiempo parecía detenerse. La arena, infinita y dorada, se extendía en todas direcciones, mientras Kelly descansaba sobre alfombras tejidas y cojines bordados con historias ancestrales. Con sus gafas oscuras, una sonrisa serena y la brisa cálida acariciándole el rostro, parecía ajena a todo excepto a ese momento.

    No había ruido, solo el susurro del viento moviendo las telas y el latido tranquilo de una conexión silenciosa. Su mano diestra sostenía el libro que estaba leyendo, pero honestamente hubiera preferido estar posada sobre una pierna ajena. Deseaba tener con "él" esa clase de gestos simples, pero cargados de complicidad, de esos que nacen cuando sobran las explicaciones.

    Pero ahí, en medio de la nada, se sentía todo. Paz. Confianza. Y una promesa no dicha de llevarle allí algún día.
    Bajo el sol ardiente del desierto, el tiempo parecía detenerse. La arena, infinita y dorada, se extendía en todas direcciones, mientras Kelly descansaba sobre alfombras tejidas y cojines bordados con historias ancestrales. Con sus gafas oscuras, una sonrisa serena y la brisa cálida acariciándole el rostro, parecía ajena a todo excepto a ese momento. No había ruido, solo el susurro del viento moviendo las telas y el latido tranquilo de una conexión silenciosa. Su mano diestra sostenía el libro que estaba leyendo, pero honestamente hubiera preferido estar posada sobre una pierna ajena. Deseaba tener con "él" esa clase de gestos simples, pero cargados de complicidad, de esos que nacen cuando sobran las explicaciones. Pero ahí, en medio de la nada, se sentía todo. Paz. Confianza. Y una promesa no dicha de llevarle allí algún día.
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  • ⋆.*♡ゞ 𝑪𝒉𝒂𝒑𝒕𝒆𝒓 𝟏 ˚༘✧ ❛°•

          ─╰* 𝐓𝐡𝐞 𝐫𝐞𝐬𝐜𝐮𝐞.° •╯─  


    ¿Cuanto tiempo había dormido? O más bien, ¿cuanto tiempo estuvo inconsciente? Se tocó la frente, mientras trataba de reincorporarse y entender que había pasado. El dolor de cabeza era insoportable, así que tardó varios minutos en lograr tener un poco de claridad de su situación. Se arrastró por los escombros, entre la arena, tratando de no llamar mucha la atención, buscando un poco de lo que había conocido antes.

    — ¡Dondochaka!... ¡Pesche! —Llamó en voz baja, concentrandose en tratar de sentir su reiatsu, aunque no lo logró.

    El ambiente a su al rededor se sentía extraño. Nelliel lo habría definido antes como "triste". No recordaba mucho de lo que había pasado, más allá de su pelea con Nnoitra, a Ichigo defendiendola...

    Entonces abrió los ojos de par en par. ¡Ichigo! Sosteniendose la cabeza por la frente, se puso en pie y haciendo su mejor esfuerzo por concentrarse, empezó a dirigir sus pequeños pasos en esa especie de carrerilla tan típica de ella hasta el lugar donde recordaba había sido la batalla.

    Pero ya no había nada, ningún rastro de la quinta espada, ni del shinigami. Orihime tampoco estaba. Mientras deambulaba por el lugar, se encontró con algunos rastros de lo que bien pudo ser una gran pelea. Trataba de repasar lo ocurrido, mirando a su al rededor, recreando una y otra vez lo que ocurrió. Y ahí fue cuando tropezó con él.

    Al principio pensó que era una roca, un pedazo de cuarzo qué había quedado mal puesto después de la batalla, pero cuando se levantó y vio debajo de ella un montón de mechones azules dio un salto del susto. La sexta espada, Grimmjow Jaegerjaquez.

    Un escalofrío le recorrió la espalda. Su primer impulso fue salir corriendo, esconderse donde pudiera. Y de hecho, si lo hizo. Gateó lo más rápido que pudo lejos de él, detrás de una roca pequeña. Y desde ahí lo observó. ¿Estaba muerto? No lo parecía. Cerró los ojos para concentrarse lo mejor que pudo, tratando de captar ese reiatsu tan destructor.

    — ¡Aún está vivo! —Gritó con temor, pero aún así salió de detrás de su roca. Se acercó lo suficiente para poder verlo, sin llegar a tocarlo, manteniéndose alejada de sus manos. Parecía que no había nadie más cerca.

    Necesitaba alguien que le ayudara a encontrar a sus hermanos, el podría hacerlo, ¿no? ... Con el corazón en la mano y encomendandose a cualquier ser que pudiera ayudarla, trepó por su pecho, hasta estar sentada sobre él. Identificó rápidamente sus heridas y su dictamen fue claro: Lo tendría que cubrir todo.

    Sin perder tiempo, extendió sus manos a los costados, se acomodó lo mejor que pudo sobre él y como si de una fuente se tratase, comenzó a soltar aquel líquido viscoso que parecía saliva sobre él, limitandose a dejar la boca abierta y que este escurriera por su cuerpo.
    ⋆.*♡ゞ 𝑪𝒉𝒂𝒑𝒕𝒆𝒓 𝟏 ˚༘✧ ❛°•       ─╰* 𝐓𝐡𝐞 𝐫𝐞𝐬𝐜𝐮𝐞.° •╯─   ¿Cuanto tiempo había dormido? O más bien, ¿cuanto tiempo estuvo inconsciente? Se tocó la frente, mientras trataba de reincorporarse y entender que había pasado. El dolor de cabeza era insoportable, así que tardó varios minutos en lograr tener un poco de claridad de su situación. Se arrastró por los escombros, entre la arena, tratando de no llamar mucha la atención, buscando un poco de lo que había conocido antes. — ¡Dondochaka!... ¡Pesche! —Llamó en voz baja, concentrandose en tratar de sentir su reiatsu, aunque no lo logró. El ambiente a su al rededor se sentía extraño. Nelliel lo habría definido antes como "triste". No recordaba mucho de lo que había pasado, más allá de su pelea con Nnoitra, a Ichigo defendiendola... Entonces abrió los ojos de par en par. ¡Ichigo! Sosteniendose la cabeza por la frente, se puso en pie y haciendo su mejor esfuerzo por concentrarse, empezó a dirigir sus pequeños pasos en esa especie de carrerilla tan típica de ella hasta el lugar donde recordaba había sido la batalla. Pero ya no había nada, ningún rastro de la quinta espada, ni del shinigami. Orihime tampoco estaba. Mientras deambulaba por el lugar, se encontró con algunos rastros de lo que bien pudo ser una gran pelea. Trataba de repasar lo ocurrido, mirando a su al rededor, recreando una y otra vez lo que ocurrió. Y ahí fue cuando tropezó con él. Al principio pensó que era una roca, un pedazo de cuarzo qué había quedado mal puesto después de la batalla, pero cuando se levantó y vio debajo de ella un montón de mechones azules dio un salto del susto. La sexta espada, Grimmjow Jaegerjaquez. Un escalofrío le recorrió la espalda. Su primer impulso fue salir corriendo, esconderse donde pudiera. Y de hecho, si lo hizo. Gateó lo más rápido que pudo lejos de él, detrás de una roca pequeña. Y desde ahí lo observó. ¿Estaba muerto? No lo parecía. Cerró los ojos para concentrarse lo mejor que pudo, tratando de captar ese reiatsu tan destructor. — ¡Aún está vivo! —Gritó con temor, pero aún así salió de detrás de su roca. Se acercó lo suficiente para poder verlo, sin llegar a tocarlo, manteniéndose alejada de sus manos. Parecía que no había nadie más cerca. Necesitaba alguien que le ayudara a encontrar a sus hermanos, el podría hacerlo, ¿no? ... Con el corazón en la mano y encomendandose a cualquier ser que pudiera ayudarla, trepó por su pecho, hasta estar sentada sobre él. Identificó rápidamente sus heridas y su dictamen fue claro: Lo tendría que cubrir todo. Sin perder tiempo, extendió sus manos a los costados, se acomodó lo mejor que pudo sobre él y como si de una fuente se tratase, comenzó a soltar aquel líquido viscoso que parecía saliva sobre él, limitandose a dejar la boca abierta y que este escurriera por su cuerpo.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Encontré eso de poner pronombres en discord y yo me puse esto xD.

    *Se prepara para la lluvia de arena (??) *
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  • Morfeo camina en silencio por los paisajes fragmentados del Sueño, su silueta oscura recortada contra un cielo que cambia de color con cada pensamiento olvidado. El suelo bajo sus pies no es tierra ni piedra, sino recuerdos rotos, dispersos como hojas secas en otoño. A su alrededor, los sueños abandonados flotan sin rumbo: una risa infantil que se desvanece, un abrazo nunca dado, un rostro amado cuya forma ya no se recuerda del todo.

    Sus ojos, como dos pozos infinitos, no reflejan emoción, pero su andar es pesado, como si cada paso arrastrara siglos de soledad. En su mano, lleva un puñado de arena dorada, la misma que solía formar mundos enteros con solo un suspiro. Pero ahora la deja caer lentamente, sin moldearla, dejándola perderse entre los pliegues del olvido.

    Pasa junto a un trono vacío hecho de palabras no pronunciadas y se detiene, mirando hacia un horizonte donde se apagan las estrellas de los soñadores que ya no creen. El silencio lo rodea. Nadie lo llama. Nadie lo espera.

    Y así sigue Morfeo, el señor de los sueños, errante entre los deseos no cumplidos y las esperanzas que se deshicieron al amanecer. Solo en el lugar donde todos duermen, pero nadie lo ve.
    Morfeo camina en silencio por los paisajes fragmentados del Sueño, su silueta oscura recortada contra un cielo que cambia de color con cada pensamiento olvidado. El suelo bajo sus pies no es tierra ni piedra, sino recuerdos rotos, dispersos como hojas secas en otoño. A su alrededor, los sueños abandonados flotan sin rumbo: una risa infantil que se desvanece, un abrazo nunca dado, un rostro amado cuya forma ya no se recuerda del todo. Sus ojos, como dos pozos infinitos, no reflejan emoción, pero su andar es pesado, como si cada paso arrastrara siglos de soledad. En su mano, lleva un puñado de arena dorada, la misma que solía formar mundos enteros con solo un suspiro. Pero ahora la deja caer lentamente, sin moldearla, dejándola perderse entre los pliegues del olvido. Pasa junto a un trono vacío hecho de palabras no pronunciadas y se detiene, mirando hacia un horizonte donde se apagan las estrellas de los soñadores que ya no creen. El silencio lo rodea. Nadie lo llama. Nadie lo espera. Y así sigue Morfeo, el señor de los sueños, errante entre los deseos no cumplidos y las esperanzas que se deshicieron al amanecer. Solo en el lugar donde todos duermen, pero nadie lo ve.
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  • *En mitad de la nada del desierto siendo pleno día, suspirando ya que no tenía ganas de estar entrecerrando los ojos por el brillo del Sol mire mi reloj de muñeca y tan solo moviendo las manecillas la hora comenzó a pasar deprisa volviéndose de noche en segundos, sacudiéndome las manos con una leve sonrisa saque de mi bolsillo un artefacto pequeño que el cual al tocar unos símbolos se volvió un arma grande donde en el centro había una estrella gigante azul comprimida, empecé a inspeccionarla con cuidado y puse la potencia del arma al mínimo*

    - Si mal no recuerdo… creo que era lo mejor ponerla a esta potencia, no creo que nadie salga herido estando en mitad del desierto.

    *Tan solo apretar “el gatillo” del arma este disparo un gran rayo devastador lanzándome hacia atrás cayendo en la arena por el retroceso volviéndose el arma nuevamente aquel pequeño artefacto tras el disparo, levantándome sacudiéndome la arena de toda la ropa*

    - Tengo arena hasta dentro de los calzoncillos.

    *Después de sacudirme toda la arena y guardar el artefacto en mi bolsillo me fije en el gran cráter por no decir agujero que había formado aquel rayo sin poder ver el final ni el fondo de este*

    - *Silbando de asombro* La leche… será mejor decir que esto ya estaba aquí cuando llegue, como se entere mi padre o mi tio Lu me matan.

    [Video de demostración]
    *En mitad de la nada del desierto siendo pleno día, suspirando ya que no tenía ganas de estar entrecerrando los ojos por el brillo del Sol mire mi reloj de muñeca y tan solo moviendo las manecillas la hora comenzó a pasar deprisa volviéndose de noche en segundos, sacudiéndome las manos con una leve sonrisa saque de mi bolsillo un artefacto pequeño que el cual al tocar unos símbolos se volvió un arma grande donde en el centro había una estrella gigante azul comprimida, empecé a inspeccionarla con cuidado y puse la potencia del arma al mínimo* - Si mal no recuerdo… creo que era lo mejor ponerla a esta potencia, no creo que nadie salga herido estando en mitad del desierto. *Tan solo apretar “el gatillo” del arma este disparo un gran rayo devastador lanzándome hacia atrás cayendo en la arena por el retroceso volviéndose el arma nuevamente aquel pequeño artefacto tras el disparo, levantándome sacudiéndome la arena de toda la ropa* - Tengo arena hasta dentro de los calzoncillos. *Después de sacudirme toda la arena y guardar el artefacto en mi bolsillo me fije en el gran cráter por no decir agujero que había formado aquel rayo sin poder ver el final ni el fondo de este* - *Silbando de asombro* La leche… será mejor decir que esto ya estaba aquí cuando llegue, como se entere mi padre o mi tio Lu me matan. [Video de demostración]
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  • //Cualquiera puede incorporarse al rol si quiere. Tanto los que ya iniciaron historia una vez con Shinobu como gente nueva. Entiendo que algunos se podrán sentir perdidos con la historia de este pequeño lobo, después de todo llevaba mucho trayecto hecho en la cuenta original que me eliminaron x'D Si queréis saber algo, solo preguntad.

    Estuvo ya un tiempo planificando qué hacer con todos los problemas que parecían perseguirle. Ciertamente su tío ya no supondría una molestia como solía, pues gracias a un gran amigo del joven lobo, le dieron una lección que nunca olvidaría y con la que se asegurarían de que no volviera a tocar un solo cabello del muchacho.
    Sin embargo parece que a los mafiosos a los que el tío de Shinobu les debía muchísimo dinero (y a los cuales el chico tuvo que estar devolviendo dicho dinero trabajando para ellos cuando el susodicho sujeto desapareció), no les pareció que fueran a sacar nada rentable de un hombre que quedó moribundo y qué, a demás, no tenía ni un mendrugo de pan que llevarse a la boca.

    ¿En qué tocaba todo esto a Shinobu? Bueno, volvía a ser el objetivo de esos hombres para cobrar la deuda ya que era el aval de la misma.

    No iba a permitir que volvieran a hacerle la vida imposible y poco a poco fue recabando más y más información sobre cada uno de los miembros importantes de aquella organización. Algunas veces se ponía en contacto con sus más cercanos, de forma discreta, para que no se preocupasen y supieran que seguía vivo y a salvo. No faltaba mucho para poner en marcha el plan... Uno bastante arriesgado en realidad.

    La puesta del Sol en el horizonte, tiñendo de colores rosados y morados el cielo, colores que se reflejaban en las cristalinas agua de aquella playa en la que se encontraba. Pues sí, no había parado de moverse de un lado a otro mientras recopilaba la información necesaria. Aún así necesitaba un poco de tiempo para relajarse a veces y, sobre todo, mentalizarse. Después de todo la jugada podría ser maestra o salir estrepitosamente mal. Fuera como fuese debía zanjar eso sin importar qué.

    Allí se encontraba, solitario, sentado en la arena sintiendo la fresca brisa en su rostro, ese relajante aroma a mar.

    -Estaría bien que todos los días fueran así...- Murmuró.
    //Cualquiera puede incorporarse al rol si quiere. Tanto los que ya iniciaron historia una vez con Shinobu como gente nueva. Entiendo que algunos se podrán sentir perdidos con la historia de este pequeño lobo, después de todo llevaba mucho trayecto hecho en la cuenta original que me eliminaron x'D Si queréis saber algo, solo preguntad. Estuvo ya un tiempo planificando qué hacer con todos los problemas que parecían perseguirle. Ciertamente su tío ya no supondría una molestia como solía, pues gracias a un gran amigo del joven lobo, le dieron una lección que nunca olvidaría y con la que se asegurarían de que no volviera a tocar un solo cabello del muchacho. Sin embargo parece que a los mafiosos a los que el tío de Shinobu les debía muchísimo dinero (y a los cuales el chico tuvo que estar devolviendo dicho dinero trabajando para ellos cuando el susodicho sujeto desapareció), no les pareció que fueran a sacar nada rentable de un hombre que quedó moribundo y qué, a demás, no tenía ni un mendrugo de pan que llevarse a la boca. ¿En qué tocaba todo esto a Shinobu? Bueno, volvía a ser el objetivo de esos hombres para cobrar la deuda ya que era el aval de la misma. No iba a permitir que volvieran a hacerle la vida imposible y poco a poco fue recabando más y más información sobre cada uno de los miembros importantes de aquella organización. Algunas veces se ponía en contacto con sus más cercanos, de forma discreta, para que no se preocupasen y supieran que seguía vivo y a salvo. No faltaba mucho para poner en marcha el plan... Uno bastante arriesgado en realidad. La puesta del Sol en el horizonte, tiñendo de colores rosados y morados el cielo, colores que se reflejaban en las cristalinas agua de aquella playa en la que se encontraba. Pues sí, no había parado de moverse de un lado a otro mientras recopilaba la información necesaria. Aún así necesitaba un poco de tiempo para relajarse a veces y, sobre todo, mentalizarse. Después de todo la jugada podría ser maestra o salir estrepitosamente mal. Fuera como fuese debía zanjar eso sin importar qué. Allí se encontraba, solitario, sentado en la arena sintiendo la fresca brisa en su rostro, ese relajante aroma a mar. -Estaría bien que todos los días fueran así...- Murmuró.
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  • La noche se alzaba y la luna como un ojo la tierra iluminaba, la mera prescencia de la bruja sobre su ballcon causaba efectos extraños a su alrededor -hay muchas cosas que incluso yo no se, y eso que eh vivido el mismo tiempo que lleva existiendo el propio universo- solto unas risitas mientras obserbaba alrededor, como si fueran olas en el mar el mana a su alrededor se arremolinaba y deformaba el todo a su alrededor -como bruja mi, el mundo que cree fue un oceano sin sentido, un mar calmo con criaturas extrañas- peces deformes salian de su boca al hablar, el barandal del balcon se transformo en arena la cual cayo al suelo -me gusta este mundo pero hay noches donde se me complica no terminar con mezclas raras- suspiro y bajo de un salto frenando a medio camino como si hubiera caido al agua -pero son cosas que solo suceden cuando estas alrededor de una bruja, la linea entre realidad y fantasia se vuelve mas delgada que un hilo de seda- sonrio mientras bajo sus pies crecian algas y mas peces extraños aparecian

    https://youtu.be/9ytiyD_QA2s?si=cue-p3II1vPHeRFW
    La noche se alzaba y la luna como un ojo la tierra iluminaba, la mera prescencia de la bruja sobre su ballcon causaba efectos extraños a su alrededor -hay muchas cosas que incluso yo no se, y eso que eh vivido el mismo tiempo que lleva existiendo el propio universo- solto unas risitas mientras obserbaba alrededor, como si fueran olas en el mar el mana a su alrededor se arremolinaba y deformaba el todo a su alrededor -como bruja mi, el mundo que cree fue un oceano sin sentido, un mar calmo con criaturas extrañas- peces deformes salian de su boca al hablar, el barandal del balcon se transformo en arena la cual cayo al suelo -me gusta este mundo pero hay noches donde se me complica no terminar con mezclas raras- suspiro y bajo de un salto frenando a medio camino como si hubiera caido al agua -pero son cosas que solo suceden cuando estas alrededor de una bruja, la linea entre realidad y fantasia se vuelve mas delgada que un hilo de seda- sonrio mientras bajo sus pies crecian algas y mas peces extraños aparecian https://youtu.be/9ytiyD_QA2s?si=cue-p3II1vPHeRFW
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  • Sailor sentía una tristeza muda, difícil de explicar, como una niebla que se aferraba a su pecho sin razón aparente. Era una sensación que no le era familiar; ella, que solía ser el consuelo de los demás, ahora se encontraba sin respuestas para sí misma. Dio vueltas en su habitación, inquieta, deseando escapar de esa pesadez. Entonces, como un destello de luz en medio de la bruma, se le ocurrió una idea: abrir un portal con su magia. No sabía exactamente a dónde quería ir, solo sabía que necesitaba sentir algo distinto.

    El portal se abrió en espirales de azul y dorado, y del otro lado la esperaba la vibración de un concierto. Sonaba “Tormenta de Arena” de Dorian, una de sus canciones favoritas. Las luces del escenario danzaban al ritmo del sintetizador, y sin pensarlo, se dejó llevar.

    Sailor se movía como si el ritmo hablara directamente a su alma. Sus pies apenas tocaban el suelo, girando sobre sí misma, con los brazos extendidos como si pudiera atrapar el aire. El cabello se agitaba con cada movimiento, y sus manos se alzaban como si estuvieran invocando las estrellas. Sus ojos cerrados no ocultaban una lágrima solitaria que escapó, pero no era solo tristeza: era liberación.

    Cada paso, cada giro, cada impulso de su cuerpo era una confesión muda. Había rabia, nostalgia, pero también un anhelo profundo de volver a sentirse viva. Se doblaba hacia adelante, casi tocando el suelo, solo para impulsarse de nuevo hacia arriba, como una ola que se niega a romper. Su silueta, iluminada por los destellos del escenario, parecía más etérea que humana.

    Y en medio del caos de luces y sonido, Sailor sonrió. Porque en ese momento, en esa pista de baile que no existía en ningún lugar real, comprendió que estaba sanando. Bailar no le dio todas las respuestas, pero le recordó que, incluso en la tristeza, aún podía sentir.

    https://youtu.be/28W-KrHjmK8?si=SLwW9PJBooQsRLA8
    Sailor sentía una tristeza muda, difícil de explicar, como una niebla que se aferraba a su pecho sin razón aparente. Era una sensación que no le era familiar; ella, que solía ser el consuelo de los demás, ahora se encontraba sin respuestas para sí misma. Dio vueltas en su habitación, inquieta, deseando escapar de esa pesadez. Entonces, como un destello de luz en medio de la bruma, se le ocurrió una idea: abrir un portal con su magia. No sabía exactamente a dónde quería ir, solo sabía que necesitaba sentir algo distinto. El portal se abrió en espirales de azul y dorado, y del otro lado la esperaba la vibración de un concierto. Sonaba “Tormenta de Arena” de Dorian, una de sus canciones favoritas. Las luces del escenario danzaban al ritmo del sintetizador, y sin pensarlo, se dejó llevar. Sailor se movía como si el ritmo hablara directamente a su alma. Sus pies apenas tocaban el suelo, girando sobre sí misma, con los brazos extendidos como si pudiera atrapar el aire. El cabello se agitaba con cada movimiento, y sus manos se alzaban como si estuvieran invocando las estrellas. Sus ojos cerrados no ocultaban una lágrima solitaria que escapó, pero no era solo tristeza: era liberación. Cada paso, cada giro, cada impulso de su cuerpo era una confesión muda. Había rabia, nostalgia, pero también un anhelo profundo de volver a sentirse viva. Se doblaba hacia adelante, casi tocando el suelo, solo para impulsarse de nuevo hacia arriba, como una ola que se niega a romper. Su silueta, iluminada por los destellos del escenario, parecía más etérea que humana. Y en medio del caos de luces y sonido, Sailor sonrió. Porque en ese momento, en esa pista de baile que no existía en ningún lugar real, comprendió que estaba sanando. Bailar no le dio todas las respuestas, pero le recordó que, incluso en la tristeza, aún podía sentir. https://youtu.be/28W-KrHjmK8?si=SLwW9PJBooQsRLA8
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  • Estar en este ambiente, llenarte de arena, hacerlo frente al mar, escuchar el sonido de las olas, es lo mejor del mundo..~
    Estar en este ambiente, llenarte de arena, hacerlo frente al mar, escuchar el sonido de las olas, es lo mejor del mundo..~
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  • - Mil pasos para encontrar arena, y otros mil para sumergir las patas en agua salada. Mil dias para rezar, y otros mil para soñar. Que soy? -
    - Mil pasos para encontrar arena, y otros mil para sumergir las patas en agua salada. Mil dias para rezar, y otros mil para soñar. Que soy? -
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