• Anillo: Muchas Felicidades en esta Navidad para todos. Anillo reportandose para saludar a sus hijos, amigos míos y los de mi portadora. Ella me decoró con estos ornamento que no sé si combinan con mi diseño. Espero seguir siendo hermosa cómo de costumbre.
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    || Como que estas fechas me despertaron las ganas de ver las películas del señor de los anillos versión extendida.(?)
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  • Reunión familiar
    Fandom Hellaverse
    Categoría Slice of Life
    𝑅𝑜𝓁 𝓅𝓇𝒾𝓋𝒶𝒹𝑜 𝒸𝑜𝓃: Striker

    𝐿𝓊𝑔𝒶𝓇: Anillo de la ira.


    Nevaba…En el infierno ¿Era eso si quiera posible? Y más en un anillo que literalmente era como meterse en un wéstern.

    Ya estaba en la mansión qje sería para ambos, mirando a través de uno de los grandes ventanales en uno de los pasillos del piso superior, observaba como copos de nieve caían del cielo ¿Cuanto hacía que no veía eso? Recordó al tiempo en el que estaba vivo, como la nieve se acumulaba en el jardín del mismo modo que lo hacia alli, rememorando cuando los tres de niños salían a jugar, y Anthony y Moira le pedían que les ayudase a hacer muñecos de nieve.

    Suspiró. Eso le recordó por que estaba ahí en primer lugar, por que había aceptado ocupar su lugar de el lugar de su hermano menor. A fin de cuentas, ya era hora de comportarse como un hermano mayor de verdad y él tampoco tenía nada que perder. Finalmente había llegado la reunión familiar en la que evaluarían a Striker y, visto lo visto; ya no podría aferrarse a la idea de que aquel imp presuntuoso metiera la pata y la familia lo repudiase. Arackniss junto a algunos guardias habían sido los primeros en llegar, a fin de cuentas por tradición debían ir su prometido y él juntos. Hablando de él, aún y por suerte no se había cruzado con Striker, lo cual era una buena noticia por que… bastante espantoso era el concepto de aquel día, como para además tener wue empezar a soportar sus excentricidades y faltas de respeto de buena mañana. Pero, sin dudas lo peor era saber que seguramente debería hacerlo por el resto de la eternidad.

    Por algo aquel lugar era el infierno ¿No?
    𝑅𝑜𝓁 𝓅𝓇𝒾𝓋𝒶𝒹𝑜 𝒸𝑜𝓃: [C0WBOY] 𝐿𝓊𝑔𝒶𝓇: Anillo de la ira. Nevaba…En el infierno ¿Era eso si quiera posible? Y más en un anillo que literalmente era como meterse en un wéstern. Ya estaba en la mansión qje sería para ambos, mirando a través de uno de los grandes ventanales en uno de los pasillos del piso superior, observaba como copos de nieve caían del cielo ¿Cuanto hacía que no veía eso? Recordó al tiempo en el que estaba vivo, como la nieve se acumulaba en el jardín del mismo modo que lo hacia alli, rememorando cuando los tres de niños salían a jugar, y Anthony y Moira le pedían que les ayudase a hacer muñecos de nieve. Suspiró. Eso le recordó por que estaba ahí en primer lugar, por que había aceptado ocupar su lugar de el lugar de su hermano menor. A fin de cuentas, ya era hora de comportarse como un hermano mayor de verdad y él tampoco tenía nada que perder. Finalmente había llegado la reunión familiar en la que evaluarían a Striker y, visto lo visto; ya no podría aferrarse a la idea de que aquel imp presuntuoso metiera la pata y la familia lo repudiase. Arackniss junto a algunos guardias habían sido los primeros en llegar, a fin de cuentas por tradición debían ir su prometido y él juntos. Hablando de él, aún y por suerte no se había cruzado con Striker, lo cual era una buena noticia por que… bastante espantoso era el concepto de aquel día, como para además tener wue empezar a soportar sus excentricidades y faltas de respeto de buena mañana. Pero, sin dudas lo peor era saber que seguramente debería hacerlo por el resto de la eternidad. Por algo aquel lugar era el infierno ¿No?
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    — L̶a̶ ̶J̶a̶u̶l̶a̶ ̶I̶n̶v̶i̶s̶i̶b̶l̶e̶:̶ ̶E̶l̶ ̶V̶e̶r̶e̶d̶i̶c̶t̶o̶ ̶d̶e̶ ̶l̶a̶ ̶C̶a̶z̶a̶d̶o̶r̶a̶.


    El aire en el pasillo se volvió denso, cargado con el olor metálico del miedo y el almizcle húmedo de las alimañas. Las luces fluorescentes parpadeaban con un zumbido errático, proyectando sombras alargadas que parecían cobrar vida propia en las paredes. En el centro de ese caos visual, la figura de Makima permanecía como un ancla de calma absoluta; una quietud antinatural, casi depredadora.
    Ella no parpadeaba. Sus ojos, dorados y marcados por esos anillos concéntricos e hipnóticos, se clavaron en su presa con una intensidad que parecía desnudar el alma. A sus pies, un mar de ratas comenzó a emerger de las sombras, moviéndose no como animales individuales, sino como una masa única y obediente que rodeaba sus botas negras.

    —Dime... —comenzó ella, su voz fluyendo a través del pasillo como una seda fría que se enreda en la garganta—. ¿Conoces la fábula del ratón de campo y el ratón de ciudad?—

    Dio un paso al frente. El sonido de su tacón contra el suelo fue seco, definitivo. Las ratas se apartaron con una precisión militar, chillando suavemente mientras formaban un camino para su ama.

    —El ratón de ciudad se deleita con banquetes y lujos, pero duerme con un ojo abierto, sabiendo que el veneno o las trampas pueden terminar con él en cualquier instante. El ratón de campo, por el contrario, se conforma con granos secos y la seguridad de su agujero... una paz comprada con el precio de la mediocridad.—

    Se detuvo a una distancia mínima, obligando al otro a inclinar la cabeza hacia atrás para sostenerle la mirada. El aura de la mujer se expandió, una presión invisible que hacía que el pecho pesara y el instinto de supervivencia gritara por una salida que ella ya había bloqueado.

    —La mayoría de los humanos son ratones de campo. Prefieren la ilusión de la paz mientras se marchitan en su propia insignificancia. —Una sonrisa tenue, gélida y carente de rastro humano, curvó sus labios—. Pero los que me interesan... los que realmente valen la pena... son los que eligen el riesgo. ¿Y tú? Si te ofreciera la gloria a cambio de tu libertad... ¿qué tipo de ratón elegirías ser antes de que cierre la trampa?—

    La tensión en el aire era tan sólida que parecía a punto de cristalizarse. Ante el silencio sepulcral, solo roto por el frenético latido del corazón de su presa, Makima soltó una pequeña risa. Fue un sonido sutil, perturbadoramente dulce y cristalino, casi infantil, que desentonaba violentamente con la carnicería inminente.

    —Qué lástima... —murmuró, como quien lamenta un juguete roto—. Al final, todos los ratones terminan igual....—

    Con una elegancia letal, alzó su mano derecha. Cerró el puño dejando solo los dedos índice y corazón extendidos, apuntando directamente al centro del pecho de la figura frente a ella. El gesto era casual, casi un juego de niños.

    —Bang.~

    No hubo estruendo, solo una onda de choque invisible y devastadora. En un pestañeo, el cuerpo de su presa estalló desde dentro hacia fuera. Un torbellino de rojo intenso salpicó las paredes y el techo, dejando restos esparcidos en un cuadro dantesco de carne y silencio. La mujer ni siquiera se inmutó ante la lluvia carmesí. Permaneció allí un segundo más, con los ojos brillando en la penumbra, mientras las ratas a sus pies se agitaban en un frenesí salvaje.

    Lentamente, su figura comenzó a desdibujarse, fundiéndose con las sombras densas del suelo. Justo antes de que el último rastro de su presencia se desvaneciera en la oscuridad, el aire transportó un sonido final. No fue un lamento, ni una despedida, sino una risilla traviesa y juguetona; un eco breve que resonó en el pasillo ensangrentado como si todo lo ocurrido no hubiera sido más que un truco divertido.

    Luego, el silencio absoluto volvió a reinar, roto únicamente por el zumbido eléctrico de las luces parpadeantes sobre los restos de lo que alguna vez fue un ratón de ciudad.
    — L̶a̶ ̶J̶a̶u̶l̶a̶ ̶I̶n̶v̶i̶s̶i̶b̶l̶e̶:̶ ̶E̶l̶ ̶V̶e̶r̶e̶d̶i̶c̶t̶o̶ ̶d̶e̶ ̶l̶a̶ ̶C̶a̶z̶a̶d̶o̶r̶a̶. El aire en el pasillo se volvió denso, cargado con el olor metálico del miedo y el almizcle húmedo de las alimañas. Las luces fluorescentes parpadeaban con un zumbido errático, proyectando sombras alargadas que parecían cobrar vida propia en las paredes. En el centro de ese caos visual, la figura de Makima permanecía como un ancla de calma absoluta; una quietud antinatural, casi depredadora. Ella no parpadeaba. Sus ojos, dorados y marcados por esos anillos concéntricos e hipnóticos, se clavaron en su presa con una intensidad que parecía desnudar el alma. A sus pies, un mar de ratas comenzó a emerger de las sombras, moviéndose no como animales individuales, sino como una masa única y obediente que rodeaba sus botas negras. —Dime... —comenzó ella, su voz fluyendo a través del pasillo como una seda fría que se enreda en la garganta—. ¿Conoces la fábula del ratón de campo y el ratón de ciudad?— Dio un paso al frente. El sonido de su tacón contra el suelo fue seco, definitivo. Las ratas se apartaron con una precisión militar, chillando suavemente mientras formaban un camino para su ama. —El ratón de ciudad se deleita con banquetes y lujos, pero duerme con un ojo abierto, sabiendo que el veneno o las trampas pueden terminar con él en cualquier instante. El ratón de campo, por el contrario, se conforma con granos secos y la seguridad de su agujero... una paz comprada con el precio de la mediocridad.— Se detuvo a una distancia mínima, obligando al otro a inclinar la cabeza hacia atrás para sostenerle la mirada. El aura de la mujer se expandió, una presión invisible que hacía que el pecho pesara y el instinto de supervivencia gritara por una salida que ella ya había bloqueado. —La mayoría de los humanos son ratones de campo. Prefieren la ilusión de la paz mientras se marchitan en su propia insignificancia. —Una sonrisa tenue, gélida y carente de rastro humano, curvó sus labios—. Pero los que me interesan... los que realmente valen la pena... son los que eligen el riesgo. ¿Y tú? Si te ofreciera la gloria a cambio de tu libertad... ¿qué tipo de ratón elegirías ser antes de que cierre la trampa?— La tensión en el aire era tan sólida que parecía a punto de cristalizarse. Ante el silencio sepulcral, solo roto por el frenético latido del corazón de su presa, Makima soltó una pequeña risa. Fue un sonido sutil, perturbadoramente dulce y cristalino, casi infantil, que desentonaba violentamente con la carnicería inminente. —Qué lástima... —murmuró, como quien lamenta un juguete roto—. Al final, todos los ratones terminan igual....— Con una elegancia letal, alzó su mano derecha. Cerró el puño dejando solo los dedos índice y corazón extendidos, apuntando directamente al centro del pecho de la figura frente a ella. El gesto era casual, casi un juego de niños. —Bang.~ No hubo estruendo, solo una onda de choque invisible y devastadora. En un pestañeo, el cuerpo de su presa estalló desde dentro hacia fuera. Un torbellino de rojo intenso salpicó las paredes y el techo, dejando restos esparcidos en un cuadro dantesco de carne y silencio. La mujer ni siquiera se inmutó ante la lluvia carmesí. Permaneció allí un segundo más, con los ojos brillando en la penumbra, mientras las ratas a sus pies se agitaban en un frenesí salvaje. Lentamente, su figura comenzó a desdibujarse, fundiéndose con las sombras densas del suelo. Justo antes de que el último rastro de su presencia se desvaneciera en la oscuridad, el aire transportó un sonido final. No fue un lamento, ni una despedida, sino una risilla traviesa y juguetona; un eco breve que resonó en el pasillo ensangrentado como si todo lo ocurrido no hubiera sido más que un truco divertido. Luego, el silencio absoluto volvió a reinar, roto únicamente por el zumbido eléctrico de las luces parpadeantes sobre los restos de lo que alguna vez fue un ratón de ciudad.
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  • Sinsmas está a la vuelta de la esquina pero siendo un imp incluso él no puede resistir ese aumento de ira en él, correspondiente al anillo en el que nació. Nada raro entre Imps pero tal vez un problema para pecadores.
    Por lo que, hasta calmarse un poco, ha vuelto a su anillo y su guarida (y poco le importaba lo que Henroin tuviese para decir al respecto). Además, la idea de haber dejado a Bombproof, su corcel, tanto tiempo solo tampoco le había hecho mucha gracia.

    Aprovecho la vuelta a su guarida no solo para decorar el lugar (si es que lo había hecho él y no esos molestos mariachis que, por supuesto, apenas llegar y ya lo estaban recibiendo con esa irritante cancioncita) y para ocuparse de su corcel.
    Incluso alzó la vista con sorpresa ante la repentina... ¿Nevada? ¿En un lugar tan caluroso como el infierno? No podía sino ser extraño pero curiosamente atractivo en un buen sentido. Algo nuevo pero no desagradable
    Sinsmas está a la vuelta de la esquina pero siendo un imp incluso él no puede resistir ese aumento de ira en él, correspondiente al anillo en el que nació. Nada raro entre Imps pero tal vez un problema para pecadores. Por lo que, hasta calmarse un poco, ha vuelto a su anillo y su guarida (y poco le importaba lo que Henroin tuviese para decir al respecto). Además, la idea de haber dejado a Bombproof, su corcel, tanto tiempo solo tampoco le había hecho mucha gracia. Aprovecho la vuelta a su guarida no solo para decorar el lugar (si es que lo había hecho él y no esos molestos mariachis que, por supuesto, apenas llegar y ya lo estaban recibiendo con esa irritante cancioncita) y para ocuparse de su corcel. Incluso alzó la vista con sorpresa ante la repentina... ¿Nevada? ¿En un lugar tan caluroso como el infierno? No podía sino ser extraño pero curiosamente atractivo en un buen sentido. Algo nuevo pero no desagradable
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  • ⠀⠀.·:* 𝐅𝐞𝐥𝐢𝐳 𝐝𝛊́𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐬𝐨𝐥𝐬𝐭𝐢𝐜𝐢𝐨, 𝐅𝐞𝐲𝐫𝐚 𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐚. *:·.
    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ✧⠀˖⠀°⠀.

    Como la tradición marcaba, o mejor dicho, como Nesta Archeron había aprendido de su hermana menor Feyra, había una noche especial en Velaris donde se compartían presentes era una noche doblemente celebrada por el Círculo Interno ya que coincidía con el cumpleaños de la Alta Lady, en motivo de su cumpleaños Nesta había conseguido un gran arco de caza. Emerie y Nesta habían buscado hasta la saciedad hasta encontrar algo perfecto, no demasiado pesado, no demasiado grande, totalmente equilibrado y funcional y así... já, así la Alta Lady podría perseguir a ciertos Ilyrios que se dedicaban a destrozarle el patio.

    Por otra parte Nesta sintió que aquel año quería unirse a su cuñado Rhysand, y hacerle dos regalos, en el caso de Nesta quería regalar un regalo funcional y otro personal, y así lo hizo.

    Los días previos al cumpleaños de Feyre, Nesta había estado ocupada en la forja, no creando un arma, si no una joya. Había conseguido oro de primera calidad y había investigado las aleaciones perfectas para hacer una joya duradera. Lo difícil no fue fundir el metal con cuidado, o verterlo en su molde, ni mucho menos enfriarlo y darle forma, no. Lo difícil fue diseñar algo digno de la Alta Lady, no, de su hermana Feyre, de su historia, de todo lo que había sufrido y conseguido con su fuerza. Nesta no era una "artista" como su hermana, seguramente si Nesta hubiera intentado pintar algo hubiera acabado siendo un "monigote" al lado de las pinturas de Feyre y una joya, siendo tan pequeña... no era muy diferente a la dificultad de hacer un retrato enorme, en ese momento en el que imaginaba la mano de su hermana viajando por el cuadro, mojando la punta del pincel el agua para crear un color más traslucido, en ese momento el martillo en la mano de Nesta se movió y empezó a repiquetear contra el metal precioso que tenía delante.

    ¿Cuántas horas pasaron? No estaba segura, el sudor se deslizaba por el puente de su nariz, hasta la punta de esta y caía sobre sus manos mientras Nesta pulía con cera aquella joya en la que había engastado algunas piedras preciosas, cuando el metal precioso relució entre sus dedos Nesta sonrió satisfecha de un trabajo bien hecho, iba a ser un buen regalo para Feyre, al menos, eso pensaba.

    Nesta envolvió meticulosamente aquella joya en una pequeña cajita de madera que haría a su vez de "mini joyero", y a la hora exacta en la que sabía que su madre había dado a luz se acercó a Feyre para entregarle el segundo presente. Una caja que guardaba un anillo dorado, con un cielo de Velaris. Las gemas engastadas atrapaban la luz y la reflejaban de tal forma que destelleaban casi parecía con luz propia.

    Nesta apartó la mirada levemente como si le diera cierta vergüenza tener una muestra de afecto con su hermana menor.

    — Feliz... Solsticio, 𝐅𝐞𝐲𝐫𝐞 𝐀𝐫𝐜𝐡𝐞𝐫𝐨𝐧

    ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ✧⠀˖⠀°⠀.
    ⠀ ⠀⠀.·:* 𝐅𝐞𝐥𝐢𝐳 𝐝𝛊́𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐬𝐨𝐥𝐬𝐭𝐢𝐜𝐢𝐨, 𝐅𝐞𝐲𝐫𝐚 𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐚. *:·. ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ✧⠀˖⠀°⠀. ⠀ Como la tradición marcaba, o mejor dicho, como Nesta Archeron había aprendido de su hermana menor Feyra, había una noche especial en Velaris donde se compartían presentes era una noche doblemente celebrada por el Círculo Interno ya que coincidía con el cumpleaños de la Alta Lady, en motivo de su cumpleaños Nesta había conseguido un gran arco de caza. Emerie y Nesta habían buscado hasta la saciedad hasta encontrar algo perfecto, no demasiado pesado, no demasiado grande, totalmente equilibrado y funcional y así... já, así la Alta Lady podría perseguir a ciertos Ilyrios que se dedicaban a destrozarle el patio. Por otra parte Nesta sintió que aquel año quería unirse a su cuñado Rhysand, y hacerle dos regalos, en el caso de Nesta quería regalar un regalo funcional y otro personal, y así lo hizo. Los días previos al cumpleaños de Feyre, Nesta había estado ocupada en la forja, no creando un arma, si no una joya. Había conseguido oro de primera calidad y había investigado las aleaciones perfectas para hacer una joya duradera. Lo difícil no fue fundir el metal con cuidado, o verterlo en su molde, ni mucho menos enfriarlo y darle forma, no. Lo difícil fue diseñar algo digno de la Alta Lady, no, de su hermana Feyre, de su historia, de todo lo que había sufrido y conseguido con su fuerza. Nesta no era una "artista" como su hermana, seguramente si Nesta hubiera intentado pintar algo hubiera acabado siendo un "monigote" al lado de las pinturas de Feyre y una joya, siendo tan pequeña... no era muy diferente a la dificultad de hacer un retrato enorme, en ese momento en el que imaginaba la mano de su hermana viajando por el cuadro, mojando la punta del pincel el agua para crear un color más traslucido, en ese momento el martillo en la mano de Nesta se movió y empezó a repiquetear contra el metal precioso que tenía delante. ¿Cuántas horas pasaron? No estaba segura, el sudor se deslizaba por el puente de su nariz, hasta la punta de esta y caía sobre sus manos mientras Nesta pulía con cera aquella joya en la que había engastado algunas piedras preciosas, cuando el metal precioso relució entre sus dedos Nesta sonrió satisfecha de un trabajo bien hecho, iba a ser un buen regalo para Feyre, al menos, eso pensaba. Nesta envolvió meticulosamente aquella joya en una pequeña cajita de madera que haría a su vez de "mini joyero", y a la hora exacta en la que sabía que su madre había dado a luz se acercó a Feyre para entregarle el segundo presente. Una caja que guardaba un anillo dorado, con un cielo de Velaris. Las gemas engastadas atrapaban la luz y la reflejaban de tal forma que destelleaban casi parecía con luz propia. Nesta apartó la mirada levemente como si le diera cierta vergüenza tener una muestra de afecto con su hermana menor. — Feliz... Solsticio, [high1ady] ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ✧⠀˖⠀°⠀.
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  • Por si no fuera poco que debía casarse con una pulga insoportable, y un verdadero dolor en el trasero, ahora se encontraba con el peor de los humores.
    Ceño fruncido y de brazos cruzados mientras se encontraba recostado en una cama.

    El cascabel en la punta de su cola al agitarse sonando una vez más, con rabia contenida e intensidad. Un vendaje alrededor de su cola en el lugar donde Arackniss lo había mordido
    Quería largarse de allí.
    Al menos debía darle el reconocimiento a su grano en el culo (arackniss, por supuesto) de haber logrado que estuviera a un céntimo de mandar todo a tomar por culo. Si allí seguía era porque, luego de insistirle y joderlo hasta el cansancio (desde su perspectiva), Henroin lo había convencido de no romper el compromiso y seguir adelante. No le sorprendía, después de todo él era el único boleto entre anillos infernales que el mafioso tenía. Pero eso no descartaba que ahora estuviera de un rebosante pésimo humor
    Por si no fuera poco que debía casarse con una pulga insoportable, y un verdadero dolor en el trasero, ahora se encontraba con el peor de los humores. Ceño fruncido y de brazos cruzados mientras se encontraba recostado en una cama. El cascabel en la punta de su cola al agitarse sonando una vez más, con rabia contenida e intensidad. Un vendaje alrededor de su cola en el lugar donde [Grumpyspid3r] lo había mordido Quería largarse de allí. Al menos debía darle el reconocimiento a su grano en el culo (arackniss, por supuesto) de haber logrado que estuviera a un céntimo de mandar todo a tomar por culo. Si allí seguía era porque, luego de insistirle y joderlo hasta el cansancio (desde su perspectiva), Henroin lo había convencido de no romper el compromiso y seguir adelante. No le sorprendía, después de todo él era el único boleto entre anillos infernales que el mafioso tenía. Pero eso no descartaba que ahora estuviera de un rebosante pésimo humor
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  • Ciudad pentagrama se sintió más lúgubre de lo habitual. Aquella escalofriante sensación que producía la paranoia de sentirse observado aún si al darte la vuelta nada encontrabas, un escalofrío, un sentimiento, que cada alma putrefacta de aquel basurero que llamaban infierno sintió en aquel momento. Aunque no estaban equivocados. Pues mientras no eran observadas las sombras se movían, se reían y volvían a escabullirse entre oscuros callejones.
    La ciudad entera en la que todos los pecadores habitada se habían visto repentinamente invadidos por las sombras escurridizas, títeres de su amo que, calmadamente, aguantaba desde su morada por la obtención de Información que tanto buscaba. Una ubicación. Un lugar. Un ángel que hacía mucho había allí caído y ahora, sabedor de sus debilidades, tenía casi a su merced.

    Lucifer no podía estar muy lejos. No debía estario. No después de haberlo provocado de aquella forma hasta el punto de hacerlo arrastrarse como lombriz y es que, aunque le constaba que había usado sus alas para escapar, dudaba que tuviera la fuerza suficiente como para poder huir hasta algún otro anillo al cual él no podría acceder. Sin mencionar a Charlie y su hotel. Amaba demasiado a la absurdamente positiva de su hija como para dejarla atrás sólo porque él le había tocado el nervio.
    Aún se encontraba de pie frente al gran ventanal de su estación de radio, erguido, estoico. Con sus manos detrás de la espalda mientras esperaba novedades. Algo por lo que no debió esperar demasiado tiempo.

    Escurridizas, silenciosas y cautelosas. Tan discretas que más allá de la sensación de ser observados eran prácticamente imperceptibles, sus sombras volvieron a aparecer detrás de él

    —¿Y bien?— Cuestionó sin mirar, su vista aún perdida en la vasta ciudad que, ahora sabía, estaba destruida en comparación a sus inicios. Silencio, un silencio que, salvo él, nadie hubiese comprendido. Y es que él no necesitaba palabras para entender. Su sombra asomándose desde un costado suyo a lo que él desvió la mirada para observarle de reojo, aún sin moverse de su posición.

    La sombra sonrió victoriosa, tendiéndole con una mano una blanca pluma que tanto contrarrestaba con el ambiente oscuro y pesado que él mismo generaba. Una luz en medio de la oscuridad parecía simular aquella blanquecina plumilla. Extendió una mano, tomándola, llevándola a sus labios y apoyándola con satisfecha sonrisa.
    La penumbra desapareció tan de repente como él al escabullirse entre las sombras, fundiéndose en ellas y desapareciendo de la vista de cualquiera. Viajando por el infierno de una forma que nadie podría percatarse de su presencia a menos que así lo deseara, tan solo emergiendo por un momento, de pie, delante de un edificio. Un palacio. Una risa suave, grave, maliciosa, emanando desde lo profundo de su pecho.

    —Ni creas que terminé contigo, pequeño ángel — Se aseguró a sí mismo, volviendo a escabullirse entre las sombras mientras se colaba entre los muros del palacio, un hogar y de Lucifer 𝕾𝖆𝖒𝖆𝖊𝖑 𝕸𝖔𝖗𝖓𝖎𝖓𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗 ni más ni menos.
    Ahora habiendo conocido la manzana de la tentación, estaba negado a no probar su dulzura. A no morder el fruto y embriagarse con su sabor quién sabía si incluso más adictivo que la came humana que él por mucho había consumido. Pero no iba a quedarse con la intriga ni tampoco con los deseos de volver a someter a quien se decía intocable, de volverlo suyo de maneras que, hasta entonces, jamás imaginó. De romper aquel espíritu combativo, quebrar su orgullo, y, por la fuerza de ser necesario, quien por fin obtuviera el control de absolutamente todo.
    Ciudad pentagrama se sintió más lúgubre de lo habitual. Aquella escalofriante sensación que producía la paranoia de sentirse observado aún si al darte la vuelta nada encontrabas, un escalofrío, un sentimiento, que cada alma putrefacta de aquel basurero que llamaban infierno sintió en aquel momento. Aunque no estaban equivocados. Pues mientras no eran observadas las sombras se movían, se reían y volvían a escabullirse entre oscuros callejones. La ciudad entera en la que todos los pecadores habitada se habían visto repentinamente invadidos por las sombras escurridizas, títeres de su amo que, calmadamente, aguantaba desde su morada por la obtención de Información que tanto buscaba. Una ubicación. Un lugar. Un ángel que hacía mucho había allí caído y ahora, sabedor de sus debilidades, tenía casi a su merced. Lucifer no podía estar muy lejos. No debía estario. No después de haberlo provocado de aquella forma hasta el punto de hacerlo arrastrarse como lombriz y es que, aunque le constaba que había usado sus alas para escapar, dudaba que tuviera la fuerza suficiente como para poder huir hasta algún otro anillo al cual él no podría acceder. Sin mencionar a Charlie y su hotel. Amaba demasiado a la absurdamente positiva de su hija como para dejarla atrás sólo porque él le había tocado el nervio. Aún se encontraba de pie frente al gran ventanal de su estación de radio, erguido, estoico. Con sus manos detrás de la espalda mientras esperaba novedades. Algo por lo que no debió esperar demasiado tiempo. Escurridizas, silenciosas y cautelosas. Tan discretas que más allá de la sensación de ser observados eran prácticamente imperceptibles, sus sombras volvieron a aparecer detrás de él —¿Y bien?— Cuestionó sin mirar, su vista aún perdida en la vasta ciudad que, ahora sabía, estaba destruida en comparación a sus inicios. Silencio, un silencio que, salvo él, nadie hubiese comprendido. Y es que él no necesitaba palabras para entender. Su sombra asomándose desde un costado suyo a lo que él desvió la mirada para observarle de reojo, aún sin moverse de su posición. La sombra sonrió victoriosa, tendiéndole con una mano una blanca pluma que tanto contrarrestaba con el ambiente oscuro y pesado que él mismo generaba. Una luz en medio de la oscuridad parecía simular aquella blanquecina plumilla. Extendió una mano, tomándola, llevándola a sus labios y apoyándola con satisfecha sonrisa. La penumbra desapareció tan de repente como él al escabullirse entre las sombras, fundiéndose en ellas y desapareciendo de la vista de cualquiera. Viajando por el infierno de una forma que nadie podría percatarse de su presencia a menos que así lo deseara, tan solo emergiendo por un momento, de pie, delante de un edificio. Un palacio. Una risa suave, grave, maliciosa, emanando desde lo profundo de su pecho. —Ni creas que terminé contigo, pequeño ángel — Se aseguró a sí mismo, volviendo a escabullirse entre las sombras mientras se colaba entre los muros del palacio, un hogar y de [LuciHe11] ni más ni menos. Ahora habiendo conocido la manzana de la tentación, estaba negado a no probar su dulzura. A no morder el fruto y embriagarse con su sabor quién sabía si incluso más adictivo que la came humana que él por mucho había consumido. Pero no iba a quedarse con la intriga ni tampoco con los deseos de volver a someter a quien se decía intocable, de volverlo suyo de maneras que, hasta entonces, jamás imaginó. De romper aquel espíritu combativo, quebrar su orgullo, y, por la fuerza de ser necesario, quien por fin obtuviera el control de absolutamente todo.
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  • Estoy seguro que no lo vas a recordar

    -comento terminando de doblar el cuello de su camisa observando el reflejo en el espejo, sacudió sus alas antes de esconderlas lo mejor que pudo tras su espalda, se sentó sobre la mesa poniéndose la exagerada cantidad de anillos, cadenas y demás decoraciones. Una a una con extremo cuidado de que cada objeto quedará en su lugar.

    Le costó , más de unos minutos, Quizás unas horas pero al fin había logrado vestirse para la ocasión . Se recostó sobre la cama esperando a que su invitado ¿Quizás cliente? No..... Algo más.....

    Trago saliva ¿A esas alturas que son? Socios, amigos, ,camaradas... Quizás pa...parej.... No eso último jamás pasaría, solo es un puto más nadie, ni siquiera esa persona lo vería más que como la puta que era...

    Tomo la copa de licor que su robot le ofrecía para relajar los nervios de su amo, miro la puerta esperando a que apareciera aquel ser . Es conciente de que es extremadamente poco probable de que el entienda porque está vestido así y no con menos ropa para lo que estaba por pasar, pero al menos en su mente no se olvida cuando conoció por primera vez a Vox el usaba esa misma ropa, aún sin aquel sombrero que nunca se quitaba ya que meses después sería un regalo de su parte. Miro de reojo a su sirviente robot. Esa ropa significaba mucho para el, fue el inicio de lo que realmente pudo llamar vida -

    Me veo bien ?
    Estoy seguro que no lo vas a recordar -comento terminando de doblar el cuello de su camisa observando el reflejo en el espejo, sacudió sus alas antes de esconderlas lo mejor que pudo tras su espalda, se sentó sobre la mesa poniéndose la exagerada cantidad de anillos, cadenas y demás decoraciones. Una a una con extremo cuidado de que cada objeto quedará en su lugar. Le costó , más de unos minutos, Quizás unas horas pero al fin había logrado vestirse para la ocasión . Se recostó sobre la cama esperando a que su invitado ¿Quizás cliente? No..... Algo más..... Trago saliva ¿A esas alturas que son? Socios, amigos, ,camaradas... Quizás pa...parej.... No eso último jamás pasaría, solo es un puto más nadie, ni siquiera esa persona lo vería más que como la puta que era... Tomo la copa de licor que su robot le ofrecía para relajar los nervios de su amo, miro la puerta esperando a que apareciera aquel ser . Es conciente de que es extremadamente poco probable de que el entienda porque está vestido así y no con menos ropa para lo que estaba por pasar, pero al menos en su mente no se olvida cuando conoció por primera vez a [FuckA1astor] el usaba esa misma ropa, aún sin aquel sombrero que nunca se quitaba ya que meses después sería un regalo de su parte. Miro de reojo a su sirviente robot. Esa ropa significaba mucho para el, fue el inicio de lo que realmente pudo llamar vida - Me veo bien ?
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  • -¡La señal se encendió como un árbol de Navidad! Al instante, se desató una alegre melodía festiva, como un villancico hecho a la medida de cada uno de los anillos infernales. ¡Se oía un canto lleno de júbilo y entusiasmo!-

    https://youtu.be/UqWrT6ihO38?si=C__qeQijgkygVizE
    -¡La señal se encendió como un árbol de Navidad! Al instante, se desató una alegre melodía festiva, como un villancico hecho a la medida de cada uno de los anillos infernales. ¡Se oía un canto lleno de júbilo y entusiasmo!- https://youtu.be/UqWrT6ihO38?si=C__qeQijgkygVizE
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