• — 𝐸𝑙 𝐴𝑐𝑡𝑜𝑟 𝑑𝑒𝑙 𝑉𝑒𝑙𝑜 𝐸𝑡𝑒𝑟𝑛𝑜 —

    El teatro estaba vacío. Las butacas cubiertas por sábanas blancas, como tumbas de espectadores ausentes. El aire olía a polvo antiguo y a rosas secas. Solo el eco respiraba en ese lugar, caminando por las vigas como un gato hambriento.

    Y en el escenario...
    Johan.

    Vestido de terciopelo negro con bordes dorados. Sentado frente a un espejo alto, ovalado, de esos que no reflejan tanto como devuelven memorias. Frente a él, una mesa con frascos de maquillaje, máscaras apiladas, pelucas, anillos, guantes y vendas. Tantas veces había cambiado de rostro que sus dedos sabían maquillarlo con los ojos cerrados.
    Hoy le tocaba ser alguien nuevo. O quizás alguien olvidado.

    —¿Quién seré esta noche? —se preguntó, y la voz no tenía ni una pizca de ironía. Era real la duda. Terriblemente real.

    Le habló a su reflejo, pero su reflejo no le devolvió la palabra.
    Solo lo miró, paciente, como se mira a alguien que se sigue ahogando en un pozo donde ya no hay agua.

    Porque Johan ya fue todo.

    Fue dios en una tierra sin fe. Fue demonio donde solo quedaba culpa.
    Fue padre, verdugo, sanador, mártir, traidor, maestro, esclavo, amante, tumba.
    Fue cada cosa con la misma pasión con la que un adicto busca el próximo trago de sí mismo.

    Y ahora...
    Ahora no quedaba nada.

    Pero debía actuar. Porque el silencio también exige máscaras. Porque incluso cuando el universo se duerme, alguien tiene que mantener viva la ilusión de que la historia continúa.

    Tomó un anillo. Lo giró entre los dedos.
    Un objeto antiguo. Recuerdo de un rol que lo marcó... aunque ya no recordaba cuál.
    Solo sabía que alguien —algún Johan pasado— había amado con ese anillo. O tal vez traicionado.

    —Hoy seré un salvador que no cree en la salvación —murmuró, mientras se cubría la cara con polvo blanco—. O un farsante que, por una vez, dice la verdad.

    Y entonces sonrió.
    No con burla. Sino con esa melancolía digna de un monstruo que ha jugado a ser humano demasiadas veces... y se ha olvidado de qué vino primero.

    Se puso de pie.
    La luz del escenario lo abrazó como un ritual. No había público. No había obra. Pero había que actuar. Porque el teatro no necesita testigos. Solo necesita que alguien lo mantenga vivo.

    Y Johan siempre está dispuesto.
    A ser todo.
    A ser nada.
    A interpretar cualquier cosa, menos a sí mismo.
    — 𝐸𝑙 𝐴𝑐𝑡𝑜𝑟 𝑑𝑒𝑙 𝑉𝑒𝑙𝑜 𝐸𝑡𝑒𝑟𝑛𝑜 — El teatro estaba vacío. Las butacas cubiertas por sábanas blancas, como tumbas de espectadores ausentes. El aire olía a polvo antiguo y a rosas secas. Solo el eco respiraba en ese lugar, caminando por las vigas como un gato hambriento. Y en el escenario... Johan. Vestido de terciopelo negro con bordes dorados. Sentado frente a un espejo alto, ovalado, de esos que no reflejan tanto como devuelven memorias. Frente a él, una mesa con frascos de maquillaje, máscaras apiladas, pelucas, anillos, guantes y vendas. Tantas veces había cambiado de rostro que sus dedos sabían maquillarlo con los ojos cerrados. Hoy le tocaba ser alguien nuevo. O quizás alguien olvidado. —¿Quién seré esta noche? —se preguntó, y la voz no tenía ni una pizca de ironía. Era real la duda. Terriblemente real. Le habló a su reflejo, pero su reflejo no le devolvió la palabra. Solo lo miró, paciente, como se mira a alguien que se sigue ahogando en un pozo donde ya no hay agua. Porque Johan ya fue todo. Fue dios en una tierra sin fe. Fue demonio donde solo quedaba culpa. Fue padre, verdugo, sanador, mártir, traidor, maestro, esclavo, amante, tumba. Fue cada cosa con la misma pasión con la que un adicto busca el próximo trago de sí mismo. Y ahora... Ahora no quedaba nada. Pero debía actuar. Porque el silencio también exige máscaras. Porque incluso cuando el universo se duerme, alguien tiene que mantener viva la ilusión de que la historia continúa. Tomó un anillo. Lo giró entre los dedos. Un objeto antiguo. Recuerdo de un rol que lo marcó... aunque ya no recordaba cuál. Solo sabía que alguien —algún Johan pasado— había amado con ese anillo. O tal vez traicionado. —Hoy seré un salvador que no cree en la salvación —murmuró, mientras se cubría la cara con polvo blanco—. O un farsante que, por una vez, dice la verdad. Y entonces sonrió. No con burla. Sino con esa melancolía digna de un monstruo que ha jugado a ser humano demasiadas veces... y se ha olvidado de qué vino primero. Se puso de pie. La luz del escenario lo abrazó como un ritual. No había público. No había obra. Pero había que actuar. Porque el teatro no necesita testigos. Solo necesita que alguien lo mantenga vivo. Y Johan siempre está dispuesto. A ser todo. A ser nada. A interpretar cualquier cosa, menos a sí mismo.
    Me endiabla
    Me shockea
    Me gusta
    Me encocora
    11
    7 turnos 0 maullidos
  • ༒☬𝐋𝐎𝐒𝐓 𝐆𝐀𝐌𝐄☬༒

    ── 𝐒𝐚𝐛í𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐫𝐚𝐬 𝐩é𝐬𝐢𝐦𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐚𝐫𝐭𝐚𝐬, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐧𝐨 𝐩𝐞𝐧𝐬é 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨...



    Kiev no miró directamente a Marcos, solo alzó la ceja cuando las cartas volaron frustradas sobre la mesa. El ruso, en contraste, ni se inmutó. Dejó caer con parsimonia sus propias cartas sobre el tapete: una escalera real de corazones.

    Hubo silencio por unos segundos, hasta que el resto de hombres empujaron sus sillas hacia atrás con fastidió. Habían perdido hasta la última ficha.

    Se encontraba en uno de sus casinos. Tomándose un tiempo de relajo, aunque probablemente hubiera terminado molesto si hubiera hecho equipo con su asistente. Después de la discusión con él italiano, la mansión parecía haberse inundando de un aire totalmente pesado.

    Pero dentro de ello había recordado una conversación con una dama.

    “¿Entonces qué te gusta hacer para divertirte o entretenerte?”

    Una pregunta simple. Casi banal. Y sin embargo, había removido algo. No recordaba la última vez que se permitió relajarse desde que había despertado. Aunque cuando se había decidido por ir, recordó que normalmente solía ir a ese casino con Ryan.

    Obviamente, no iba a llamarlo.

    Por eso había traído a Marcos. Aunque, al parecer, su asistente no era bueno para mucho fuera del trabajo.

    —Recuérdame no jugar contigo en el mismo equipo. Me habrías hecho perder dinero. — Dijo desinteresado, mientras aplastaba el cigarro en el cenicero. Era el tercero de la noche. Tal vez debería dejar de fumar tanto, tal vez.

    Tomó su vaso y bebió otro sorbo de vodka, antes de posar la mirada sobre el rostro frustrado de Marcos.

    —¿Conseguiste algo sobre ese chico?

    El pelinegro tardó unos segundos en reaccionar. Aún parecía procesar la derrota cuando uno de los hombres le alcanzó una carpeta. Kiev la tomó sin miramientos.

    —Su nombre es Joon y es detective —informó Marcos, aún algo ido.

    El ceño del ruso se frunció al instante.

    ¿Un detective?

    Abrió el archivo. Fotos, informes y conexiones. No le gustaba lo que veía.

    —¿Y la mujer de la fiesta? —preguntó sin apartar la mirada del documento.

    Marcos titubeó.

    —Todavía estoy revisando la lista de invitados. Era una peliblanca, así que probablemente ya demos con su nombre. Él señor Ryan no me dejó acercarme esa vez.

    Kiev cerró el portafolio, lo dejó sobre la mesa y terminó el vodka de un solo trago.

    —Vigila a Ryan. En este punto, es en quien menos confío.

    Marcos asintió con rigidez. Pero aún intentó:

    —Señor… ¿no cree que sería mejor evitar más peleas? Quizá si hablara con él—

    La mirada que recibió bastó para que callara de inmediato.

    —Él eligió su camino. — Dirigió su vista en el vaso.

    Un destello metálico brilló en su mano: el anillo que Sky le había dado seguía ahí, frío contra su piel. Un símbolo de protección.

    —Y si se cruza en el mío... — Siguió hablando, su tono se fue apagando. — Destrozare lo mas importante para él.

    Por un instante, logro visualizar la sangre del italiano en su mano. La imagen no se le había podido sacar de la cabeza y eso le frustraba. Porque muy a pesar en un fondo. Hubiera deseado no tener aquella reunión con él.

    Sin embargo, todo estaba hecho. Ryan mencionó algo que no debía, aquella comparación había sido un golpe bajo. Y el italiano lo sabia, sabía muy bien la historia de él. Habían sido años de una gran amistad. Y cada uno conocía sus puntos débiles tanto como las fuerte, y Ryan, había tocado algo que no debió.

    Se incorporó con lentitud, recogiendo el portafolio.

    —Quédate con eso —señaló las fichas del casino—. Y no olvides liberar mi agenda para reunirme con la señorita Lancaster.

    Con ello simplemente se marchó.
    ༒☬𝐋𝐎𝐒𝐓 𝐆𝐀𝐌𝐄☬༒ ── 𝐒𝐚𝐛í𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐫𝐚𝐬 𝐩é𝐬𝐢𝐦𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐚𝐫𝐭𝐚𝐬, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐧𝐨 𝐩𝐞𝐧𝐬é 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨... Kiev no miró directamente a Marcos, solo alzó la ceja cuando las cartas volaron frustradas sobre la mesa. El ruso, en contraste, ni se inmutó. Dejó caer con parsimonia sus propias cartas sobre el tapete: una escalera real de corazones. Hubo silencio por unos segundos, hasta que el resto de hombres empujaron sus sillas hacia atrás con fastidió. Habían perdido hasta la última ficha. Se encontraba en uno de sus casinos. Tomándose un tiempo de relajo, aunque probablemente hubiera terminado molesto si hubiera hecho equipo con su asistente. Después de la discusión con él italiano, la mansión parecía haberse inundando de un aire totalmente pesado. Pero dentro de ello había recordado una conversación con una dama. “¿Entonces qué te gusta hacer para divertirte o entretenerte?” Una pregunta simple. Casi banal. Y sin embargo, había removido algo. No recordaba la última vez que se permitió relajarse desde que había despertado. Aunque cuando se había decidido por ir, recordó que normalmente solía ir a ese casino con Ryan. Obviamente, no iba a llamarlo. Por eso había traído a Marcos. Aunque, al parecer, su asistente no era bueno para mucho fuera del trabajo. —Recuérdame no jugar contigo en el mismo equipo. Me habrías hecho perder dinero. — Dijo desinteresado, mientras aplastaba el cigarro en el cenicero. Era el tercero de la noche. Tal vez debería dejar de fumar tanto, tal vez. Tomó su vaso y bebió otro sorbo de vodka, antes de posar la mirada sobre el rostro frustrado de Marcos. —¿Conseguiste algo sobre ese chico? El pelinegro tardó unos segundos en reaccionar. Aún parecía procesar la derrota cuando uno de los hombres le alcanzó una carpeta. Kiev la tomó sin miramientos. —Su nombre es Joon y es detective —informó Marcos, aún algo ido. El ceño del ruso se frunció al instante. ¿Un detective? Abrió el archivo. Fotos, informes y conexiones. No le gustaba lo que veía. —¿Y la mujer de la fiesta? —preguntó sin apartar la mirada del documento. Marcos titubeó. —Todavía estoy revisando la lista de invitados. Era una peliblanca, así que probablemente ya demos con su nombre. Él señor Ryan no me dejó acercarme esa vez. Kiev cerró el portafolio, lo dejó sobre la mesa y terminó el vodka de un solo trago. —Vigila a Ryan. En este punto, es en quien menos confío. Marcos asintió con rigidez. Pero aún intentó: —Señor… ¿no cree que sería mejor evitar más peleas? Quizá si hablara con él— La mirada que recibió bastó para que callara de inmediato. —Él eligió su camino. — Dirigió su vista en el vaso. Un destello metálico brilló en su mano: el anillo que Sky le había dado seguía ahí, frío contra su piel. Un símbolo de protección. —Y si se cruza en el mío... — Siguió hablando, su tono se fue apagando. — Destrozare lo mas importante para él. Por un instante, logro visualizar la sangre del italiano en su mano. La imagen no se le había podido sacar de la cabeza y eso le frustraba. Porque muy a pesar en un fondo. Hubiera deseado no tener aquella reunión con él. Sin embargo, todo estaba hecho. Ryan mencionó algo que no debía, aquella comparación había sido un golpe bajo. Y el italiano lo sabia, sabía muy bien la historia de él. Habían sido años de una gran amistad. Y cada uno conocía sus puntos débiles tanto como las fuerte, y Ryan, había tocado algo que no debió. Se incorporó con lentitud, recogiendo el portafolio. —Quédate con eso —señaló las fichas del casino—. Y no olvides liberar mi agenda para reunirme con la señorita Lancaster. Con ello simplemente se marchó.
    Me endiabla
    Me gusta
    Me encocora
    Me shockea
    Me enjaja
    Me entristece
    21
    22 turnos 0 maullidos
  • (Cassian se sirve vino. No se sienta. Camina frente al ventanal, con una mano en el bolsillo. La voz es baja, grave, con ese acento indescifrable que no pertenece del todo a ningún país.)

    — Dicen que el mundo ya no nos pertenece.
    Que los linajes murieron. Que la sangre es solo biología.
    (Sonríe apenas)
    Ignoran lo esencial:
    la sangre no es herencia… es un mandato.

    (Hace una pausa. Se gira lentamente hacia un sillón vacío. Lo observa como si alguien estuviera allí.)

    Mi apellido pesa más que una nación.
    Medici.
    Lo han convertido en adorno para postales, en murmullo de museos.
    Pero bajo los mármoles y los frescos, la sangre sigue fluyendo…
    — y yo soy su cauce.

    (Camina hacia una vieja biblioteca. Toma un libro sin mirar. Lo abre con elegancia, sin leerlo.)

    Mi abuelo me enseñó a calcular cuánto vale un alma.
    Mi madre me enseñó a quebrarla.
    Y mi padre… bueno,
    él solo supo morir.

    (Cierra el libro. Bebe un sorbo de vino.)

    Me nombraron Custode della Linea cuando cumplí veintiocho.
    Demasiado joven, dijeron algunos.
    Ignoraban que fui viejo antes de nacer.

    (Se acerca al escritorio. Toca un anillo de sello sobre una caja de cristal. Lo observa como si hablara con él.)

    No lidero con discursos. No necesito multitudes.
    Yo negocio en los márgenes,
    yo invoco con papeles,
    yo destruyo con símbolos.

    (Hace una pausa. El tono baja, pero se vuelve más tenso.)

    Quieren olvidar lo que fuimos.
    Quieren borrar la línea.
    Quieren que me arrodille…

    (Silencio. Deja la copa. Se pone el anillo.)

    Entonces mirarán mis ojos y entenderán:
    el renacimiento no es arte.
    Es fuego.
    (Cassian se sirve vino. No se sienta. Camina frente al ventanal, con una mano en el bolsillo. La voz es baja, grave, con ese acento indescifrable que no pertenece del todo a ningún país.) — Dicen que el mundo ya no nos pertenece. Que los linajes murieron. Que la sangre es solo biología. (Sonríe apenas) Ignoran lo esencial: la sangre no es herencia… es un mandato. (Hace una pausa. Se gira lentamente hacia un sillón vacío. Lo observa como si alguien estuviera allí.) Mi apellido pesa más que una nación. Medici. Lo han convertido en adorno para postales, en murmullo de museos. Pero bajo los mármoles y los frescos, la sangre sigue fluyendo… — y yo soy su cauce. (Camina hacia una vieja biblioteca. Toma un libro sin mirar. Lo abre con elegancia, sin leerlo.) Mi abuelo me enseñó a calcular cuánto vale un alma. Mi madre me enseñó a quebrarla. Y mi padre… bueno, él solo supo morir. (Cierra el libro. Bebe un sorbo de vino.) Me nombraron Custode della Linea cuando cumplí veintiocho. Demasiado joven, dijeron algunos. Ignoraban que fui viejo antes de nacer. (Se acerca al escritorio. Toca un anillo de sello sobre una caja de cristal. Lo observa como si hablara con él.) No lidero con discursos. No necesito multitudes. Yo negocio en los márgenes, yo invoco con papeles, yo destruyo con símbolos. (Hace una pausa. El tono baja, pero se vuelve más tenso.) Quieren olvidar lo que fuimos. Quieren borrar la línea. Quieren que me arrodille… (Silencio. Deja la copa. Se pone el anillo.) Entonces mirarán mis ojos y entenderán: el renacimiento no es arte. Es fuego.
    Me gusta
    Me encocora
    Me endiabla
    Me emputece
    7
    0 turnos 0 maullidos
  • Kara:Sean todos bienvenidos a "Light Years", una odisea espacial. Este será un viaje único y especial sólo para valientes y almas deseosas de tener emoción, saciar su sed de aventura y descubrir misterios que hay más allá en la Tierra, descubrir otros mundos y conocer otras culturas. Incluso luchar con enemigos, tiranos y osen atacarnos o lastimen a inocentes. ¿Estoy bien, Anillo?. ¿Le agregó algo más?.

    Anillo: Se solicita que los futuros tripulantes se presenten para la entrevista con la Capitana Superchica, Kara Zor-El, o en su efecto, con unidad Anillo que soy yo, la piloto autómatico de la nave.
    👩 Kara:Sean todos bienvenidos a "Light Years", una odisea espacial. Este será un viaje único y especial sólo para valientes y almas deseosas de tener emoción, saciar su sed de aventura y descubrir misterios que hay más allá en la Tierra, descubrir otros mundos y conocer otras culturas. Incluso luchar con enemigos, tiranos y osen atacarnos o lastimen a inocentes. ¿Estoy bien, Anillo?. ¿Le agregó algo más?. 💍 Anillo: Se solicita que los futuros tripulantes se presenten para la entrevista con la Capitana Superchica, Kara Zor-El, o en su efecto, con unidad Anillo que soy yo, la piloto autómatico de la nave.
    Me encocora
    Me gusta
    3
    0 turnos 0 maullidos
  • :“Ruido y Silencio”

    El rugido del Deora-2 llenaba la cabina, pero en la cabeza de Jett Wheeler todo era… tranquilo.

    El volante vibraba bajo sus dedos, firme y vivo, como si el auto respirara con él. La pista naranja se curvaba suavemente alrededor del anillo del planeta, una cinta incandescente que cortaba el vacío como una pincelada hecha por los dioses.

    Más allá del cristal, el espacio se abría infinito: estrellas lejanas, el brillo constante de los anillos flotando como hielo suspendido… y el planeta girando lentamente bajo sus ruedas.

    Jett silbó una melodía tonta. Nadie lo oía, y eso le gustaba.

    *"¿Cuántas veces he pasado por aquí ya… cinco? seis? ¿Y cuántas veces más voy a necesitar para cansarme?"*

    Se rió solo.

    —Nunca, probablemente.

    El aire reciclado olía a ozono y a goma caliente. Sus gogles vibraban cada vez que tomaba una curva cerrada. La sombrilla en el asiento de al lado temblaba con los baches de la pista, como si también disfrutara del viaje.

    *"Los accelerons construyen estos reinos como si fueran caprichos... pero hay algo poético en ellos, ¿no?"*

    Tomó una curva sin frenar. Las ruedas traseras derraparon apenas, y el **Deora-2** rugió como un felino despierto.

    *"La mayoría corre para ganar. Yo corro porque... si no lo hiciera, me ahogaría."*

    Y entonces, lo pensó sin decirlo, como si el universo pudiera oírlo si hablaba en voz alta:

    *"Seguir corriendo es la única forma en que me mantengo vivo."*

    El planeta giró una vez más bajo sus ruedas, y Jett Wheeler sonrió con los ojos cerrados, mientras el Deora-2 aceleraba hacia otra curva imposible.
    🌌:“Ruido y Silencio” El rugido del Deora-2 llenaba la cabina, pero en la cabeza de Jett Wheeler todo era… tranquilo. El volante vibraba bajo sus dedos, firme y vivo, como si el auto respirara con él. La pista naranja se curvaba suavemente alrededor del anillo del planeta, una cinta incandescente que cortaba el vacío como una pincelada hecha por los dioses. Más allá del cristal, el espacio se abría infinito: estrellas lejanas, el brillo constante de los anillos flotando como hielo suspendido… y el planeta girando lentamente bajo sus ruedas. Jett silbó una melodía tonta. Nadie lo oía, y eso le gustaba. *"¿Cuántas veces he pasado por aquí ya… cinco? seis? ¿Y cuántas veces más voy a necesitar para cansarme?"* Se rió solo. —Nunca, probablemente. El aire reciclado olía a ozono y a goma caliente. Sus gogles vibraban cada vez que tomaba una curva cerrada. La sombrilla en el asiento de al lado temblaba con los baches de la pista, como si también disfrutara del viaje. *"Los accelerons construyen estos reinos como si fueran caprichos... pero hay algo poético en ellos, ¿no?"* Tomó una curva sin frenar. Las ruedas traseras derraparon apenas, y el **Deora-2** rugió como un felino despierto. *"La mayoría corre para ganar. Yo corro porque... si no lo hiciera, me ahogaría."* Y entonces, lo pensó sin decirlo, como si el universo pudiera oírlo si hablaba en voz alta: *"Seguir corriendo es la única forma en que me mantengo vivo."* El planeta giró una vez más bajo sus ruedas, y Jett Wheeler sonrió con los ojos cerrados, mientras el Deora-2 aceleraba hacia otra curva imposible.
    Me encocora
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • °La habitación estaba apenas iluminada por una tenue luz morada que colgaba sobre el espejo de cuerpo completo. El marco del espejo estaba adornado con flores pequeñas y cadenas oxidadas, reflejando a la perfección la complicada estética de mi ser.

    Vestía completamente de negro, con una blusa que dejaba ver los tatuajes que trepaban por mi cuello , abdomen , cadera y brazos como hiedra oscura. Llevaba pantalones de vinilo ceñidos y botas con plataformas altas que hacían temblar el suelo con cada paso. ( Los cuales me ayudan a verme más alta)

    Con gesto concentrado, me acomodaba mi cabello azabache, enredando entre los mechones algunas hebillas plateadas con forma de cruces, lunas y cuchillas. Luego, ajusté cada uno de mis múltiples piercings: la ceja, la nariz, el labio, las orejas—cada uno cuidadosamente elegido para encajar con su estilo letal y elegante.°

    –" Eso es"

    Al final, me puse mi último anillo—uno con un lindo unicornio, Pero luego me arrepentí y cambie a uno de calavera —y di una vuelta sobre mi misma frente al espejo.

    Me incliné ligeramente hacia mi reflejo, alzó una ceja y murmuró con una sonrisa burlona:°

    —"Perfecta… o al menos lo suficientemente intimidante como para que nadie note que el amor me está atrapando del cuello"
    °La habitación estaba apenas iluminada por una tenue luz morada que colgaba sobre el espejo de cuerpo completo. El marco del espejo estaba adornado con flores pequeñas y cadenas oxidadas, reflejando a la perfección la complicada estética de mi ser. Vestía completamente de negro, con una blusa que dejaba ver los tatuajes que trepaban por mi cuello , abdomen , cadera y brazos como hiedra oscura. Llevaba pantalones de vinilo ceñidos y botas con plataformas altas que hacían temblar el suelo con cada paso. ( Los cuales me ayudan a verme más alta) Con gesto concentrado, me acomodaba mi cabello azabache, enredando entre los mechones algunas hebillas plateadas con forma de cruces, lunas y cuchillas. Luego, ajusté cada uno de mis múltiples piercings: la ceja, la nariz, el labio, las orejas—cada uno cuidadosamente elegido para encajar con su estilo letal y elegante.° –" Eso es" Al final, me puse mi último anillo—uno con un lindo unicornio, Pero luego me arrepentí y cambie a uno de calavera —y di una vuelta sobre mi misma frente al espejo. Me incliné ligeramente hacia mi reflejo, alzó una ceja y murmuró con una sonrisa burlona:° —"Perfecta… o al menos lo suficientemente intimidante como para que nadie note que el amor me está atrapando del cuello"
    Me gusta
    Me encocora
    Me endiabla
    8
    0 turnos 0 maullidos
  • Creo que estaré bien vestido para pedirle matrimonio a Sloane hoy... Sloane Sparks *dijo guardando la caja del anillo en su traje*
    Creo que estaré bien vestido para pedirle matrimonio a Sloane hoy... [glow_black_bull_699] *dijo guardando la caja del anillo en su traje*
    Me gusta
    Me encocora
    4
    44 turnos 0 maullidos
  • 𝘗𝘢𝘳𝘦𝘤𝘦𝘴 𝘶𝘯 𝘱𝘰𝘤𝘰 𝘱𝘦𝘳𝘥𝘪𝘥𝘰...
    Fandom Harry Potter
    Categoría Acción

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ... ¿𝘕𝘦𝘤𝘦𝘴𝘪𝘵𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦 𝘦𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦?

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤꮪꭲꭺꭱꭲꭼꭱ ꮲꭺꭱꭺ Diego Alejandro De La Vega

    Puede que aquello fuera el karma.
    Había abandonado a Cameron poco tiempo después de prometerse, por puro y duro miedo, y ahora Brandon con quien volvía a estaba prometida, de quien era el anillo que lucía en su mano, estaba cada vez más alejado de ella, mas perdido en su propio mundo, un mundo al que ella al parecer no estaba invitada. Y no sabía cómo hacerle volver.
    Si, claramente podia ser el karma, y si era así, no tenía opción de réplica. Ella había sido una mala persona, se había comportado mal con Keane, y ahora pagaba sus consecuencias.
    Haber actuado así de mal por miedo no la excusaba, y lo sabía.

    Aquel día, otro en el que se despertaba sola en la casa que Birdwhistle y ella compartían, había decidido salir de allí. No iba a quedarse esperando un día mas, no iba a poner sus esperanzas en que Brandon volviera cuando sabía a ciencia cierta que no lo haría. Seguramente ni si quiera estaba en el país. De modo que no tarda en dejar atrás aquella casa vacía, solitaria y fría y presentarse sin avisar en la de sus padres. Allí también podría no haber nadie, también podría estar sola, pero aquella casa era su hogar…

    Al final es su madre quien termina por darle la bienvenida a pesar de que tenía visita. La joven bruja abraza a su madre, sonriendo y ocultando su pesar, y después saluda a Ignacia Salvatierra, una mujer que hacia demasiado tiempo que no veía y la cual estaba realmente encantada de verla.

    — Tu madre y yo nos mantenemos al día cielo, pero siempre es un gusto verte en persona, y no en fotos que no te hacen justicia, estas preciosa, Danielle, querida.

    — Muchas gracias Ignacia, de veras, yo también me alegro de verla.

    — Enhorabuena por cierto, tu madre me ha dicho que estas comprometida… — la mujer más mayor no se corta y toma la mano de la bruja para observar el anillo antes de añadir. — Esperaremos ansiosos la invitación querida.

    Perfecto, ahora tenía como mínimo dos personas más que añadir a una lista de bodas que no hacía más que coger polvo en un cajón de su escritorio ante la inoperancia de Brandon frente a ese tema.

    — Pues claro, estan más que invitados, usted, su marido, y Diego con toda la familia, ¿Qué es de él? ¿Ya es abuela?

    Si la buena Ignacia no tenía ningún tipo de filtro o reparo en meterse en su vida, suponía que ella podia pagarle con la misma moneda, pero el rostro de la mujer se ensombrece en respuesta y Danielle no espera lo que la invitada de su madre le cuenta.

    >> ¿Debería dejar una nota? Suponía que sí. De modo que garabatea en un papel que deja pegado en el frigorífico unas palabras realmente escuetas “M𝑒 𝑣o𝑦 𝑑e v𝑖a𝑗e, 𝑛o𝑠 𝑣e𝑚o𝑠 𝑎 𝑙a v𝑢e𝑙t𝑎. D.F”
    Y sin más preámbulos Danielle desaparece de su casa, con una pequeña maleta en la mano, una dirección en la contraria y la idea de reencontrarse con un viejo amigo.
    El Ministerio de Magia era un caos de personas yendo y viniendo, pero por suerte en poco más de un par de horas (no había demasiadas solicitudes para viajar en ese momento), Danielle estaba frente al traslador que la iba a llevar hasta el departamento homónimo del MACUSA en Estados Unidos.

    Mientras bajaba los escalones de la entrada del MACUSA en su mente repasaba las indicaciones que le habían facilitado para llegar a su destino, y sus pasos no vacilan hasta llegar a frente a la puerta del despacho.
    Por suerte, de nuevo, para ella, llegaba en horario laboral de modo que empuja la puerta.

    — Bienvenida… ¿Cuál es su nombre? ¿Tiene cita?

    — Lo cierto es que no, pero buscaba al señor De La Vega.

    — Lo siento pero el señor De La Vega no atiende sin cita previa.

    — Soy una vieja amiga, no vengo por trabajo…

    — Bueno, pues entonces espere a que termine y listo.

    Danielle fulmina a aquella impertinente bruja con la mirada, no le había caído bien desde un principio, desde que había escuchado su desagradable y aguda vocecilla, de modo que la esquiva, a ella a su mesa, y abre la puerta del despacho de Diego sin ningún preámbulo, llamada o anuncio.

    — ¿No le ha dicho mi secretaria que no atiendo sin cita previa?

    — ¿Ni si quiera a mí, Diego? ¿Esa es manera de tratar a los viejos amigos?


    𝐹𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑐𝑟𝑒𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑟 Hope Mikaelson ‼AU
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ... ¿𝘕𝘦𝘤𝘦𝘴𝘪𝘵𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦 𝘦𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦? ㅤㅤㅤㅤㅤㅤꮪꭲꭺꭱꭲꭼꭱ ꮲꭺꭱꭺ [THER0GUEAUROR] Puede que aquello fuera el karma. Había abandonado a Cameron poco tiempo después de prometerse, por puro y duro miedo, y ahora Brandon con quien volvía a estaba prometida, de quien era el anillo que lucía en su mano, estaba cada vez más alejado de ella, mas perdido en su propio mundo, un mundo al que ella al parecer no estaba invitada. Y no sabía cómo hacerle volver. Si, claramente podia ser el karma, y si era así, no tenía opción de réplica. Ella había sido una mala persona, se había comportado mal con Keane, y ahora pagaba sus consecuencias. Haber actuado así de mal por miedo no la excusaba, y lo sabía. Aquel día, otro en el que se despertaba sola en la casa que Birdwhistle y ella compartían, había decidido salir de allí. No iba a quedarse esperando un día mas, no iba a poner sus esperanzas en que Brandon volviera cuando sabía a ciencia cierta que no lo haría. Seguramente ni si quiera estaba en el país. De modo que no tarda en dejar atrás aquella casa vacía, solitaria y fría y presentarse sin avisar en la de sus padres. Allí también podría no haber nadie, también podría estar sola, pero aquella casa era su hogar… Al final es su madre quien termina por darle la bienvenida a pesar de que tenía visita. La joven bruja abraza a su madre, sonriendo y ocultando su pesar, y después saluda a Ignacia Salvatierra, una mujer que hacia demasiado tiempo que no veía y la cual estaba realmente encantada de verla. — Tu madre y yo nos mantenemos al día cielo, pero siempre es un gusto verte en persona, y no en fotos que no te hacen justicia, estas preciosa, Danielle, querida. — Muchas gracias Ignacia, de veras, yo también me alegro de verla. — Enhorabuena por cierto, tu madre me ha dicho que estas comprometida… — la mujer más mayor no se corta y toma la mano de la bruja para observar el anillo antes de añadir. — Esperaremos ansiosos la invitación querida. Perfecto, ahora tenía como mínimo dos personas más que añadir a una lista de bodas que no hacía más que coger polvo en un cajón de su escritorio ante la inoperancia de Brandon frente a ese tema. — Pues claro, estan más que invitados, usted, su marido, y Diego con toda la familia, ¿Qué es de él? ¿Ya es abuela? Si la buena Ignacia no tenía ningún tipo de filtro o reparo en meterse en su vida, suponía que ella podia pagarle con la misma moneda, pero el rostro de la mujer se ensombrece en respuesta y Danielle no espera lo que la invitada de su madre le cuenta. >> ¿Debería dejar una nota? Suponía que sí. De modo que garabatea en un papel que deja pegado en el frigorífico unas palabras realmente escuetas “M𝑒 𝑣o𝑦 𝑑e v𝑖a𝑗e, 𝑛o𝑠 𝑣e𝑚o𝑠 𝑎 𝑙a v𝑢e𝑙t𝑎. D.F” Y sin más preámbulos Danielle desaparece de su casa, con una pequeña maleta en la mano, una dirección en la contraria y la idea de reencontrarse con un viejo amigo. El Ministerio de Magia era un caos de personas yendo y viniendo, pero por suerte en poco más de un par de horas (no había demasiadas solicitudes para viajar en ese momento), Danielle estaba frente al traslador que la iba a llevar hasta el departamento homónimo del MACUSA en Estados Unidos. Mientras bajaba los escalones de la entrada del MACUSA en su mente repasaba las indicaciones que le habían facilitado para llegar a su destino, y sus pasos no vacilan hasta llegar a frente a la puerta del despacho. Por suerte, de nuevo, para ella, llegaba en horario laboral de modo que empuja la puerta. — Bienvenida… ¿Cuál es su nombre? ¿Tiene cita? — Lo cierto es que no, pero buscaba al señor De La Vega. — Lo siento pero el señor De La Vega no atiende sin cita previa. — Soy una vieja amiga, no vengo por trabajo… — Bueno, pues entonces espere a que termine y listo. Danielle fulmina a aquella impertinente bruja con la mirada, no le había caído bien desde un principio, desde que había escuchado su desagradable y aguda vocecilla, de modo que la esquiva, a ella a su mesa, y abre la puerta del despacho de Diego sin ningún preámbulo, llamada o anuncio. — ¿No le ha dicho mi secretaria que no atiendo sin cita previa? — ¿Ni si quiera a mí, Diego? ¿Esa es manera de tratar a los viejos amigos? 𝐹𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑐𝑟𝑒𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑟 [thetribrid]
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    0 turnos 0 maullidos
  • -Regrese al Inframundo y Después de haber jugado con mi hijo al fin se quedó dormido-

    Uuuff al fin podré relajarme un poco

    -Mientras leía el libro me reía al recordar a mi amado el anillo tintineante en mi dedo brillaba -

    (Que estará haciendo ahora? )
    -Regrese al Inframundo y Después de haber jugado con mi hijo al fin se quedó dormido- Uuuff al fin podré relajarme un poco -Mientras leía el libro me reía al recordar a mi amado el anillo tintineante en mi dedo brillaba - (Que estará haciendo ahora? )
    Me gusta
    Me encocora
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    ᛝ• Revenant es una doncella de ojos azules, piel de porcelana y cabello blanco trenzado. Un velo blanco y una corona de flores azules variadas reposan sobre su cabeza. Lleva una túnica blanca fantasmal, una capa azul y diversos amuletos que representan anillos. A menudo se la ve tocando la lira descalza y usa una variante del sistema de Cenizas Espirituales para invocar a un compañero espiritual .

    ‌Revenant se unió a los Nightfarers para derrotar al Señor de la Noche.•ᛝ
    ᛝ• Revenant es una doncella de ojos azules, piel de porcelana y cabello blanco trenzado. Un velo blanco y una corona de flores azules variadas reposan sobre su cabeza. Lleva una túnica blanca fantasmal, una capa azul y diversos amuletos que representan anillos. A menudo se la ve tocando la lira descalza y usa una variante del sistema de Cenizas Espirituales para invocar a un compañero espiritual . ‌ ‌Revenant se unió a los Nightfarers para derrotar al Señor de la Noche.•ᛝ
    3 comentarios 0 compartidos
Ver más resultados
Patrocinados