• 𓂃 ִֶָ 𖤐 𓂃

    La Navidad siempre llegaba con ruido. Demasiadas luces, demasiadas voces, demasiadas manos intentando tocar lo que no entendían. Deianira Zhorkeas observaba el salón desde el borde, como si su cuerpo estuviera presente pero su mente hubiera decidido no asistir.

    El árbol era enorme, decorado con una precisión casi ofensiva. Dorados, blancos, cristales. Perfecto. Inalcanzable. Como todo lo que se suponía que debía sentirse bien en esta época.

    Sostenía una copa intacta entre los dedos. No tenía sed. Nunca la tenía en diciembre. Había aprendido a atravesar estas noches con el estómago cerrado y la expresión correcta, como si la calidez pudiera imitarse sin consecuencias.

    A su alrededor, las risas subían y bajaban en oleadas. Brindis. Abrazos. Promesas hechas con la ligereza de quien no piensa cumplirlas. Deianira no envidiaba esa felicidad: la desconfiaba.

    Se acercó a la ventana. El vidrio frío le devolvió su reflejo: maquillaje impecable, postura recta, una belleza pulida hasta borrar cualquier rastro de cansancio. Nadie habría sospechado que esa imagen se sostenía a fuerza de disciplina, no de paz.

    Pensó en la palabra hogar y no sintió nada.

    La Navidad tenía ese efecto: desarmar lo que ella había construido para mantenerse en pie. Le recordaba que sabía ser vista, admirada, deseada… pero no recordaba la última vez que alguien la hubiera esperado.

    Apoyó la frente unos segundos contra el cristal. Afuera, la ciudad seguía celebrando. Adentro, el tiempo parecía detenido en un punto incómodo entre el pasado y algo que nunca terminaba de llegar.

    Si alguien se acercaba, Deianira no lo notaría de inmediato.
    Y si no lo hacía, tampoco cambiaría nada.

    En noches así, la soledad no dolía.
    Solo se volvía más clara.

    𓂃 ִֶָ 𖤐 𓂃
    𓂃 ִֶָ 🎄 𖤐 𓂃 La Navidad siempre llegaba con ruido. Demasiadas luces, demasiadas voces, demasiadas manos intentando tocar lo que no entendían. Deianira Zhorkeas observaba el salón desde el borde, como si su cuerpo estuviera presente pero su mente hubiera decidido no asistir. El árbol era enorme, decorado con una precisión casi ofensiva. Dorados, blancos, cristales. Perfecto. Inalcanzable. Como todo lo que se suponía que debía sentirse bien en esta época. Sostenía una copa intacta entre los dedos. No tenía sed. Nunca la tenía en diciembre. Había aprendido a atravesar estas noches con el estómago cerrado y la expresión correcta, como si la calidez pudiera imitarse sin consecuencias. A su alrededor, las risas subían y bajaban en oleadas. Brindis. Abrazos. Promesas hechas con la ligereza de quien no piensa cumplirlas. Deianira no envidiaba esa felicidad: la desconfiaba. Se acercó a la ventana. El vidrio frío le devolvió su reflejo: maquillaje impecable, postura recta, una belleza pulida hasta borrar cualquier rastro de cansancio. Nadie habría sospechado que esa imagen se sostenía a fuerza de disciplina, no de paz. Pensó en la palabra hogar y no sintió nada. La Navidad tenía ese efecto: desarmar lo que ella había construido para mantenerse en pie. Le recordaba que sabía ser vista, admirada, deseada… pero no recordaba la última vez que alguien la hubiera esperado. Apoyó la frente unos segundos contra el cristal. Afuera, la ciudad seguía celebrando. Adentro, el tiempo parecía detenido en un punto incómodo entre el pasado y algo que nunca terminaba de llegar. Si alguien se acercaba, Deianira no lo notaría de inmediato. Y si no lo hacía, tampoco cambiaría nada. En noches así, la soledad no dolía. Solo se volvía más clara. 𓂃 ִֶָ 🎄 𖤐 𓂃
    Me gusta
    Me encocora
    5
    0 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Es época de Navidad; lo sé por el resplandor de las luces multicolor que invade los sueños. Y yo... Yo, no celebro, jamás lo hice. Nunca aprendí cómo se hace, puesto que el tiempo no existe para mi.

    La Navidad pertenece a quienes pueden detener el tiempo un instante.

    La verdad es que me duele no sentarme a la mesa, con la familia o con los amigos. Me duele no brindar por algo que no termina al amanecer. Pero entiendo mi lugar... si yo celebrara, ¿quién cuidaría del sueño de los solitarios esta noche?

    Así que observo en silencio, triste, sí… pero es necesario. Porque incluso en Navidad, debo velar aún cuando el mundo decide dormir un poco menos.
    Es época de Navidad; lo sé por el resplandor de las luces multicolor que invade los sueños. Y yo... Yo, no celebro, jamás lo hice. Nunca aprendí cómo se hace, puesto que el tiempo no existe para mi. La Navidad pertenece a quienes pueden detener el tiempo un instante. La verdad es que me duele no sentarme a la mesa, con la familia o con los amigos. Me duele no brindar por algo que no termina al amanecer. Pero entiendo mi lugar... si yo celebrara, ¿quién cuidaría del sueño de los solitarios esta noche? Así que observo en silencio, triste, sí… pero es necesario. Porque incluso en Navidad, debo velar aún cuando el mundo decide dormir un poco menos.
    Me gusta
    Me encocora
    4
    0 comentarios 0 compartidos
  • ~Escena con Daozhang Xiao Xingchen ~

    "¿Alguien tiene un DeLorean?"

    Abrió los ojos lentamente solo para percatarse de que no reconocía dónde estaba. ¿Qué era todo eso? ¿Qué había pasado? Lo último que recordaba era meterse en su cama a dormir y entonces... ¿Qué hacía en mitad de un bosque? Y... ¿Por qué llevaba aquellas ropas? ¿Un yukata? No estaba entendiendo nada.
    Se incorporó, pues estaba tumbado sobre un lecho de flores. Se puso en pie y miró a su alrededor. No reconocí aquel lugar. ¿Cuándo llegó allí y por qué llevaba aquellas ropas que no eran suyas?

    Demasiados sinsentidos.

    Necesitaba regresar a casa, pero... ¿Por dónde debía ir?
    Caminaría sin más, dejándose llevar por su habitual buena orientación, pensó que así lograría regresar. Pero lo cierto era que no. Sus pasos le llevaron hasta lo que parecía una ¿aldea? ¿A caso se había colado en el set de rodaje de una película ambientada en la época Edo? Pero todo parecía tan realista, incluso había gente que juraría vivían allí. Pero eso no era posible, ¿no?

    Para su sorpresa y desgracia sí, era posible. La gente hablaba un dialecto japonés que le costaba un poco entender en ocasiones, a demás de que le observaban con una mezcla de admiración y temor. ¿Era debido a su apariencia? Desde luego llamaba la atención. Pasó varios días y noches tratando de descubrir qué había pasado, solo para tener que admitir la cruda realidad... Había viajado en el tiempo. ¿Cómo? No tenía ni idea, pero así era. ¿Qué iba a ser de él? ¿Cómo iba a sobrevivir allí? Es más, la caza de lobos parecía a la orden del día, se sentía como un mal chiste.

    El tiempo siguió pasando, sobreviviendo de cazar algún animal en el bosque, de esconderse en cuevas, conseguir dinero que robaba a borrachos para así poder comprar algunas cosas o costearse unas copas en lugares de mala muerte. Alguna vez trataron de capturarlo para venderlo en el barrio rojo, otras le intentaban caza acusándolo de ser un yokai, etc. La vida no era para nada sencilla.
    De alguna u otra forma, necesitó huir de allí desesperadamente pues, por lo visto, algunos aldeanos se enteraron de su verdadera naturaleza y los problemas no hicieron más que aumentar. Sin comerlo ni beberlo acabó en un barco que zarpaba a vete a saber dónde. ¿Es que no podía vivir tranquilo?

    Se mantuvo escondido en las bodegas como pudo, un polizón, cosa que no fue tarea fácil.

    Finalmente llegaron a tierra, el destino de la mercancía entre otros asuntos turbios que parecían tener entre manos los tripulantes.
    ¿Dónde estaba ene se momento? Ya no tenía ni idea y llegados ese punto, tampoco creyó que importase demasiado. Logró salir del navío sin ser descubierto y cuando al fin pudo vagar por las calles no tardó mucho en reconocer un poco del dialecto, así como arquitectura.
    China.

    Genial, ¿qué se supone que iba a hacer él por su cuenta en China? Y más aún en aquella época. Listo, estaba jodido. Muy jodido. Solo le quedaba asumirlo.
    Buscó lugares que tuvieran frondosos bosques cercanos, lugares donde pudiera usar su apariencia de lobo con tranquilidad, así como, de vez en cuando y si era necesario, cazar algún pequeño animal para alimentarse. Nunca mataba más de la cuenta, no le traía placer alguno la caza en sí, pero no tenía más opciones para conseguir alimento sustancioso dada la situación.
    En ocasiones bajaba a los pueblos, intentando memorizar cada lugar, moverse ágil por las calles, quizá conseguir un poco de dinero y con este, alcohol para embriagarse. Con el paso del tiempo también lograba aprender un poco más del idioma, aunque lo hablaba peor que un niño pequeño pero se hacía entender.

    A pesar de seguir atrapado en lo que creía una broma de mal gusto o una maldición sin sentido, las cosas no iban del todo mal. Estaba preocupado por su madre, sí, así como muchos otros asuntos sin resolver... Pero sobrevivía bastante bien.

    Al menos hasta que un suceso extraño azotó los pueblos y los bosques. Algo que, sin duda y dada su mala suerte habitual, le salpicaría...
    ~Escena con [Daozhang_XiaoXingchen] ~ "¿Alguien tiene un DeLorean?" Abrió los ojos lentamente solo para percatarse de que no reconocía dónde estaba. ¿Qué era todo eso? ¿Qué había pasado? Lo último que recordaba era meterse en su cama a dormir y entonces... ¿Qué hacía en mitad de un bosque? Y... ¿Por qué llevaba aquellas ropas? ¿Un yukata? No estaba entendiendo nada. Se incorporó, pues estaba tumbado sobre un lecho de flores. Se puso en pie y miró a su alrededor. No reconocí aquel lugar. ¿Cuándo llegó allí y por qué llevaba aquellas ropas que no eran suyas? Demasiados sinsentidos. Necesitaba regresar a casa, pero... ¿Por dónde debía ir? Caminaría sin más, dejándose llevar por su habitual buena orientación, pensó que así lograría regresar. Pero lo cierto era que no. Sus pasos le llevaron hasta lo que parecía una ¿aldea? ¿A caso se había colado en el set de rodaje de una película ambientada en la época Edo? Pero todo parecía tan realista, incluso había gente que juraría vivían allí. Pero eso no era posible, ¿no? Para su sorpresa y desgracia sí, era posible. La gente hablaba un dialecto japonés que le costaba un poco entender en ocasiones, a demás de que le observaban con una mezcla de admiración y temor. ¿Era debido a su apariencia? Desde luego llamaba la atención. Pasó varios días y noches tratando de descubrir qué había pasado, solo para tener que admitir la cruda realidad... Había viajado en el tiempo. ¿Cómo? No tenía ni idea, pero así era. ¿Qué iba a ser de él? ¿Cómo iba a sobrevivir allí? Es más, la caza de lobos parecía a la orden del día, se sentía como un mal chiste. El tiempo siguió pasando, sobreviviendo de cazar algún animal en el bosque, de esconderse en cuevas, conseguir dinero que robaba a borrachos para así poder comprar algunas cosas o costearse unas copas en lugares de mala muerte. Alguna vez trataron de capturarlo para venderlo en el barrio rojo, otras le intentaban caza acusándolo de ser un yokai, etc. La vida no era para nada sencilla. De alguna u otra forma, necesitó huir de allí desesperadamente pues, por lo visto, algunos aldeanos se enteraron de su verdadera naturaleza y los problemas no hicieron más que aumentar. Sin comerlo ni beberlo acabó en un barco que zarpaba a vete a saber dónde. ¿Es que no podía vivir tranquilo? Se mantuvo escondido en las bodegas como pudo, un polizón, cosa que no fue tarea fácil. Finalmente llegaron a tierra, el destino de la mercancía entre otros asuntos turbios que parecían tener entre manos los tripulantes. ¿Dónde estaba ene se momento? Ya no tenía ni idea y llegados ese punto, tampoco creyó que importase demasiado. Logró salir del navío sin ser descubierto y cuando al fin pudo vagar por las calles no tardó mucho en reconocer un poco del dialecto, así como arquitectura. China. Genial, ¿qué se supone que iba a hacer él por su cuenta en China? Y más aún en aquella época. Listo, estaba jodido. Muy jodido. Solo le quedaba asumirlo. Buscó lugares que tuvieran frondosos bosques cercanos, lugares donde pudiera usar su apariencia de lobo con tranquilidad, así como, de vez en cuando y si era necesario, cazar algún pequeño animal para alimentarse. Nunca mataba más de la cuenta, no le traía placer alguno la caza en sí, pero no tenía más opciones para conseguir alimento sustancioso dada la situación. En ocasiones bajaba a los pueblos, intentando memorizar cada lugar, moverse ágil por las calles, quizá conseguir un poco de dinero y con este, alcohol para embriagarse. Con el paso del tiempo también lograba aprender un poco más del idioma, aunque lo hablaba peor que un niño pequeño pero se hacía entender. A pesar de seguir atrapado en lo que creía una broma de mal gusto o una maldición sin sentido, las cosas no iban del todo mal. Estaba preocupado por su madre, sí, así como muchos otros asuntos sin resolver... Pero sobrevivía bastante bien. Al menos hasta que un suceso extraño azotó los pueblos y los bosques. Algo que, sin duda y dada su mala suerte habitual, le salpicaría...
    Me gusta
    Me shockea
    2
    1 turno 0 maullidos
  • Pasaron semanas desde que empecé a buscar a mi hermano y mi historia. Fue solo tiempo perdido que me hace querer destrozar todo a mi paso.

    No conforme con el fracaso, he vuelto a la boca del lobo, a la mansión de mis "padres", en busca de la verdad, antes de ello recolecte inflamación por si se les ocurría mentirme. Mis investigaciones en internet solo confirmaron la brutalidad de la época: Un sistema podrido del que probablemente mi hermano formó parte.

    Finalmente, nos sentamos a "platicar". Mi madre me miraba con esa culpa y arrepentimiento tan típicos de ella, una sentimentalidad que me irrita. Mi padre, por otro lado, mantenía la misma mirada vacía y distante de siempre, teñida de un sutil desprecio.

    Yo, acostumbrada a su frialdad, rompí el silencio con irritación contenida, esforzándome por mantener la neutralidad:

    —Hablen. Y quiero la verdad. ¿Cómo llegué a su vida? ¿Por qué me recogieron?

    Mi madre, temblorosa, habló primero:

    —Tu padre y yo queríamos una bebé, pero sabrás que la procreación en nuestra especie es imposible.

    Mi padre la interrumpió de inmediato, con voz firme:

    —Por ese capricho de tu madre, decidimos buscar a alguien. Me negué al principio, pero su insistencia fue tanta que terminé aceptando con una condición: la huérfana nos serviría en el futuro. Como inmortales, yo me encargaría de asegurar esos intereses.

    Lo interrumpí sin importarme los modales:

    —Entonces, ¿fue tu idea condenarme a una vida de matrimonios por conveniencia?

    Mi padre respondió con total indiferencia:

    —Tú nos perteneces. Te compramos y te concedimos un don. No tienes más opción que obedecer el trato. Si lo rompes, tu vida acabará y tu hija ocupará tu puesto, Lianna. No sera difícil encontrar su paradero, después de todo le brindaste a tu madre suficiente información del padre y con su ayuda quizás lleguemos a un buen acuerdo.

    Ahora lo miraba con un odio puro. El desprecio de antes por su lejanía se transformó en repudio absoluto.

    El señor Benedetti continuó, levantándose para servirse una copa de vino con sangre:

    —Tenerte fue suerte, coincidencia o como quieras llamarlo. Eras apenas una recién nacida abandonada en las calles. Tu madre y yo decidimos llevarte con nosotros. A tu hermano, lo entregamos al sistema parroquial para que se encargan de el.

    Escuché la historia con sentimientos encontrados. Ya ni siquiera sabía cómo reaccionar. Pregunté por el nombre de aquel chico desconocido:

    —¿Recuerdan su nombre? —pregunté con cautela, queriendo saberlo todo sobre mi vida pasada.

    Mi madre respondió:

    —Recuerdo que el niño nos dijo que se llamaba Lian, y tú Lianna. No llevaban apellido. Hasta la fecha no sabemos nada de tu verdadera familia, cielo.

    Mi padre, con tono de fastidio, se alejó.

    —Tampoco veo la necesidad de preguntar. Él probablemente ya esté muerto, y los muertos no son nuestro problema. Somos los condenados a vivir por siempre los que importamos.

    Sus palabras fueron una losa de cemento sobre la poca esperanza que me quedaba. Mataron cualquier atisbo de ilusión con cada palabra.

    —Céntrate en las riquezas —ordenó mi "padre".

    —Olvídate del polvo del que vienes. Eres una Benedetti ahora.

    Me levanté del sofá sin decir nada una vez acabada toda la charla , los cabos sueltos aún seguían sin resolverse , luego les di la espalda y me retire.

    Han cerrado toda esperanza en mi. Ya no sé dónde buscar, y francamente, no perderé más tiempo en esto. Me concentraré en mi vida.
    A partir de ahora, solo soy una Benedetti que busca poder.

    Ignorando la molestia persistente por el rompecabezas sin armar, me dirigí a mi habitación en aquel castillo donde me crié.
    Pasaron semanas desde que empecé a buscar a mi hermano y mi historia. Fue solo tiempo perdido que me hace querer destrozar todo a mi paso. No conforme con el fracaso, he vuelto a la boca del lobo, a la mansión de mis "padres", en busca de la verdad, antes de ello recolecte inflamación por si se les ocurría mentirme. Mis investigaciones en internet solo confirmaron la brutalidad de la época: Un sistema podrido del que probablemente mi hermano formó parte. Finalmente, nos sentamos a "platicar". Mi madre me miraba con esa culpa y arrepentimiento tan típicos de ella, una sentimentalidad que me irrita. Mi padre, por otro lado, mantenía la misma mirada vacía y distante de siempre, teñida de un sutil desprecio. Yo, acostumbrada a su frialdad, rompí el silencio con irritación contenida, esforzándome por mantener la neutralidad: —Hablen. Y quiero la verdad. ¿Cómo llegué a su vida? ¿Por qué me recogieron? Mi madre, temblorosa, habló primero: —Tu padre y yo queríamos una bebé, pero sabrás que la procreación en nuestra especie es imposible. Mi padre la interrumpió de inmediato, con voz firme: —Por ese capricho de tu madre, decidimos buscar a alguien. Me negué al principio, pero su insistencia fue tanta que terminé aceptando con una condición: la huérfana nos serviría en el futuro. Como inmortales, yo me encargaría de asegurar esos intereses. Lo interrumpí sin importarme los modales: —Entonces, ¿fue tu idea condenarme a una vida de matrimonios por conveniencia? Mi padre respondió con total indiferencia: —Tú nos perteneces. Te compramos y te concedimos un don. No tienes más opción que obedecer el trato. Si lo rompes, tu vida acabará y tu hija ocupará tu puesto, Lianna. No sera difícil encontrar su paradero, después de todo le brindaste a tu madre suficiente información del padre y con su ayuda quizás lleguemos a un buen acuerdo. Ahora lo miraba con un odio puro. El desprecio de antes por su lejanía se transformó en repudio absoluto. El señor Benedetti continuó, levantándose para servirse una copa de vino con sangre: —Tenerte fue suerte, coincidencia o como quieras llamarlo. Eras apenas una recién nacida abandonada en las calles. Tu madre y yo decidimos llevarte con nosotros. A tu hermano, lo entregamos al sistema parroquial para que se encargan de el. Escuché la historia con sentimientos encontrados. Ya ni siquiera sabía cómo reaccionar. Pregunté por el nombre de aquel chico desconocido: —¿Recuerdan su nombre? —pregunté con cautela, queriendo saberlo todo sobre mi vida pasada. Mi madre respondió: —Recuerdo que el niño nos dijo que se llamaba Lian, y tú Lianna. No llevaban apellido. Hasta la fecha no sabemos nada de tu verdadera familia, cielo. Mi padre, con tono de fastidio, se alejó. —Tampoco veo la necesidad de preguntar. Él probablemente ya esté muerto, y los muertos no son nuestro problema. Somos los condenados a vivir por siempre los que importamos. Sus palabras fueron una losa de cemento sobre la poca esperanza que me quedaba. Mataron cualquier atisbo de ilusión con cada palabra. —Céntrate en las riquezas —ordenó mi "padre". —Olvídate del polvo del que vienes. Eres una Benedetti ahora. Me levanté del sofá sin decir nada una vez acabada toda la charla , los cabos sueltos aún seguían sin resolverse , luego les di la espalda y me retire. Han cerrado toda esperanza en mi. Ya no sé dónde buscar, y francamente, no perderé más tiempo en esto. Me concentraré en mi vida. A partir de ahora, solo soy una Benedetti que busca poder. Ignorando la molestia persistente por el rompecabezas sin armar, me dirigí a mi habitación en aquel castillo donde me crié.
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • Ustedes creen en el amor eterno? En ese encuentro único y jamás se borra de su mente y corazón?..
    Les contaré una pequeña historia..LA LEYENDA DE LOS AMANTES MARIPOSA

    Zhu Yingtai es una chica muy inteligente que quería aprender e ir a la escuela. Sin embargo, en aquella época la mujer no lo tenía fácil y no podía tener acceso a la educación más allá de la que podía recibir en su casa. A pesar de las dificultades, llegó a convencer a sus padres tras una larga insistencia, y de esta forma se las arregló para disfrazarse de chico y así poder cumplir su sueño de ir a la escuela.

    En la escuela conoció a un joven llamado Liang Shanbo, con el que compartió habitación. Empezó una gran amistad entre ambos y con el paso del tiempo Zhu Yingtai acabó enamorándose de él.

    Sin embargo, un día Zhu Yingtai recibió la trágica noticia de que su padre había enfermado y tenía que regresar a casa. Antes de dejar la escuela, la joven le entregó a una profesora un precioso abanico de jade para que se lo entregara a Liang Shanbo y supiera quién era ella y su amor hacia él.

    El día que dejó la escuela, Liang Shanbo la acompañó gran parte del trayecto a su casa y durante el camino, la joven trató sin éxito de hacerle ver cuál era su verdadera identidad. Viendo que Shanbo no entendía sus mensajes, decidió inventarse la historia de que tenía una hermana gemela ofreciéndole su mano al joven, que prometió visitarla.

    Cuando la joven llegó a su casa su padre se había recuperado, pero la buena noticia rápidamente se desvaneció cuando su padre le dijo que había aceptado una propuesta de matrimonio para ella, y que se iba a casar con un noble llamado Ma Wencai. Zhu, muy triste por la situación, no tuvo más remedio que aceptar la decisión de su padre.

    Cuando Liang Shanbo recibió el abanico y descubrió quién era realmente Zhu Yingtai, fue corriendo a su pueblo a buscarla. Sin embargo, ya era demasiado tarde, ella estaba comprometida. El joven entristeció enormemente al conocer la situación de su amada y maldijo el error de no haberse dado cuenta a tiempo. Los dos jóvenes se abrazaron y juraron que nadie sería capaz de destruir el amor que sentían el uno hacia el otro y estarían juntos para siempre.

    Liang Shanbo regresó a su casa, pero no pudo superar la inmensa tristeza que le invadió el pensar estar separado de su amada. Y tras una profunda depresión, enfermó y murió.

    Llegó el día de la boda de Zhu, y de camino a su nuevo hogar, de repente se levantó un gran vendaval que hizo que ella y todos los invitados que la acompañaban tuvieran que pararse. Justo allí se encontraba la tumba de Liang Shango. La joven no dudó en acercarse a la tumba y empezó a llorar desconsoladamente, pronunciando el nombre de aquel chico al que había jurado amor eterno. De repente, apareció un agujero en la tumba, y Zhu se precipitó en su interior. Los invitados a la boda vieron cómo salían de la tumba dos mariposas gigantes, que volaban alegremente.

    Las dos mariposas eran las almas libres de Zhu y Liang, que se dirigían hacia el cielo. Volaban juntos, felices, ahora ya nadie ni nada podría separarlos. Su amor sería eterno. Para siempre.

    (Historias chinas antiguas)
    Ustedes creen en el amor eterno? En ese encuentro único y jamás se borra de su mente y corazón?.. Les contaré una pequeña historia..LA LEYENDA DE LOS AMANTES MARIPOSA Zhu Yingtai es una chica muy inteligente que quería aprender e ir a la escuela. Sin embargo, en aquella época la mujer no lo tenía fácil y no podía tener acceso a la educación más allá de la que podía recibir en su casa. A pesar de las dificultades, llegó a convencer a sus padres tras una larga insistencia, y de esta forma se las arregló para disfrazarse de chico y así poder cumplir su sueño de ir a la escuela. En la escuela conoció a un joven llamado Liang Shanbo, con el que compartió habitación. Empezó una gran amistad entre ambos y con el paso del tiempo Zhu Yingtai acabó enamorándose de él. Sin embargo, un día Zhu Yingtai recibió la trágica noticia de que su padre había enfermado y tenía que regresar a casa. Antes de dejar la escuela, la joven le entregó a una profesora un precioso abanico de jade para que se lo entregara a Liang Shanbo y supiera quién era ella y su amor hacia él. El día que dejó la escuela, Liang Shanbo la acompañó gran parte del trayecto a su casa y durante el camino, la joven trató sin éxito de hacerle ver cuál era su verdadera identidad. Viendo que Shanbo no entendía sus mensajes, decidió inventarse la historia de que tenía una hermana gemela ofreciéndole su mano al joven, que prometió visitarla. Cuando la joven llegó a su casa su padre se había recuperado, pero la buena noticia rápidamente se desvaneció cuando su padre le dijo que había aceptado una propuesta de matrimonio para ella, y que se iba a casar con un noble llamado Ma Wencai. Zhu, muy triste por la situación, no tuvo más remedio que aceptar la decisión de su padre. Cuando Liang Shanbo recibió el abanico y descubrió quién era realmente Zhu Yingtai, fue corriendo a su pueblo a buscarla. Sin embargo, ya era demasiado tarde, ella estaba comprometida. El joven entristeció enormemente al conocer la situación de su amada y maldijo el error de no haberse dado cuenta a tiempo. Los dos jóvenes se abrazaron y juraron que nadie sería capaz de destruir el amor que sentían el uno hacia el otro y estarían juntos para siempre. Liang Shanbo regresó a su casa, pero no pudo superar la inmensa tristeza que le invadió el pensar estar separado de su amada. Y tras una profunda depresión, enfermó y murió. Llegó el día de la boda de Zhu, y de camino a su nuevo hogar, de repente se levantó un gran vendaval que hizo que ella y todos los invitados que la acompañaban tuvieran que pararse. Justo allí se encontraba la tumba de Liang Shango. La joven no dudó en acercarse a la tumba y empezó a llorar desconsoladamente, pronunciando el nombre de aquel chico al que había jurado amor eterno. De repente, apareció un agujero en la tumba, y Zhu se precipitó en su interior. Los invitados a la boda vieron cómo salían de la tumba dos mariposas gigantes, que volaban alegremente. Las dos mariposas eran las almas libres de Zhu y Liang, que se dirigían hacia el cielo. Volaban juntos, felices, ahora ya nadie ni nada podría separarlos. Su amor sería eterno. Para siempre. (Historias chinas antiguas)
    Me encocora
    3
    4 turnos 0 maullidos
  • Biblioteca Municipal de Saint-Lys
    Fandom Original
    Categoría Original
    La tarde había caído con esa luz pálida que no sabe si es invierno o simplemente descuido del sol.
    La Biblioteca Municipal de Saint-Lys se levantaba como siempre: silenciosa, ordenada, y un poco ajena a la época. Los ventanales altos permitían que el último brillo opaco del día entrara en diagonal, como si quisiera tocar el polvo suspendido y comprobar que aún existía.

    Mireille había llegado antes de que encendieran las lámparas.
    A ella eso le bastaba.

    No caminaba entre los estantes: flotaba con la calma de quien conoce cada rincón antes incluso de visitarlo, como si la memoria de los demás fuera suficiente para orientarla. Llevaba un abrigo claro, ligeramente anticuado, y el cabello recogido en un moño flojo que dejaba escapar hebras rebeldes.

    Había escogido una mesa al fondo, bajo el retrato amarillento de un antiguo alcalde que nadie recordaba.
    Abría un libro viejo—demasiado viejo para estar en circulación—y lo hojeaba como quien escucha una historia que ya conoce de memoria.

    A ratos, levantaba la vista.
    No como quien espera a alguien… sino como quien siente que algo se aproxima.

    Un par de estudiantes caminó cerca. Uno de ellos la miró dos veces, con ese gesto automático de quien cree reconocer un rostro de algún sitio. Ella sonrió apenas, un gesto tan delicado que parecía prestado.

    —Otra vez no —murmuró para sí, casi riéndose, pasando un dedo por la página—. Aún no he estado aquí. No realmente.

    En la mesa había dejado un cuaderno de tapas desgastadas, donde anotaba cosas sueltas:
    “La casa respira distinto por las mañanas. La bisabuela dice que es normal.”
    “Hoy escuché pasos en el corredor que da al invernadero. No eran míos.”
    “A veces me pregunto si vine aquí por primera vez… o regresé.”

    Nada tenía fechas. Nunca.

    Cuando la puerta principal volvió a abrirse y el aire frío entró con un leve suspiro, Mireille levantó la vista otra vez.
    Esta vez sí se detuvo.

    El hombre que cruzaba el umbral no era un rostro común.
    Había algo en él, algo en la forma en que pisaba despacio, como quien reconoce los espacios por vibración más que por vista. Algo en su mirada que parecía leer las sombras con la misma naturalidad con la que otros leen señalizaciones.

    Ella lo observó unos segundos más de lo socialmente aceptable.
    No con descaro… sino con reconocimiento.

    Lo había visto antes.
    O tal vez no.
    Con Mireille, esa línea nunca era un mapa fiable.

    Cerró el libro con suavidad, apoyando ambas manos sobre la portada.

    —Interesante —susurró, como si él pudiera oírla desde la distancia—. Llegaste más rápido de lo que pensé.

    Se acomodó el abrigo y dejó que un mechón suelto cayera sobre su mejilla. No se levantó. No hizo un gesto dramático.
    Simplemente esperó, tranquila, como si el tiempo—ese viejo y cansado conocido suyo—hubiera decidido detenerse un momento para observar también.

    La biblioteca no cambió.
    Pero algo en sus pasillos sintió que acababa de comenzar una historia que no debía archivarse.

    La tarde había caído con esa luz pálida que no sabe si es invierno o simplemente descuido del sol. La Biblioteca Municipal de Saint-Lys se levantaba como siempre: silenciosa, ordenada, y un poco ajena a la época. Los ventanales altos permitían que el último brillo opaco del día entrara en diagonal, como si quisiera tocar el polvo suspendido y comprobar que aún existía. Mireille había llegado antes de que encendieran las lámparas. A ella eso le bastaba. No caminaba entre los estantes: flotaba con la calma de quien conoce cada rincón antes incluso de visitarlo, como si la memoria de los demás fuera suficiente para orientarla. Llevaba un abrigo claro, ligeramente anticuado, y el cabello recogido en un moño flojo que dejaba escapar hebras rebeldes. Había escogido una mesa al fondo, bajo el retrato amarillento de un antiguo alcalde que nadie recordaba. Abría un libro viejo—demasiado viejo para estar en circulación—y lo hojeaba como quien escucha una historia que ya conoce de memoria. A ratos, levantaba la vista. No como quien espera a alguien… sino como quien siente que algo se aproxima. Un par de estudiantes caminó cerca. Uno de ellos la miró dos veces, con ese gesto automático de quien cree reconocer un rostro de algún sitio. Ella sonrió apenas, un gesto tan delicado que parecía prestado. —Otra vez no —murmuró para sí, casi riéndose, pasando un dedo por la página—. Aún no he estado aquí. No realmente. En la mesa había dejado un cuaderno de tapas desgastadas, donde anotaba cosas sueltas: “La casa respira distinto por las mañanas. La bisabuela dice que es normal.” “Hoy escuché pasos en el corredor que da al invernadero. No eran míos.” “A veces me pregunto si vine aquí por primera vez… o regresé.” Nada tenía fechas. Nunca. Cuando la puerta principal volvió a abrirse y el aire frío entró con un leve suspiro, Mireille levantó la vista otra vez. Esta vez sí se detuvo. El hombre que cruzaba el umbral no era un rostro común. Había algo en él, algo en la forma en que pisaba despacio, como quien reconoce los espacios por vibración más que por vista. Algo en su mirada que parecía leer las sombras con la misma naturalidad con la que otros leen señalizaciones. Ella lo observó unos segundos más de lo socialmente aceptable. No con descaro… sino con reconocimiento. Lo había visto antes. O tal vez no. Con Mireille, esa línea nunca era un mapa fiable. Cerró el libro con suavidad, apoyando ambas manos sobre la portada. —Interesante —susurró, como si él pudiera oírla desde la distancia—. Llegaste más rápido de lo que pensé. Se acomodó el abrigo y dejó que un mechón suelto cayera sobre su mejilla. No se levantó. No hizo un gesto dramático. Simplemente esperó, tranquila, como si el tiempo—ese viejo y cansado conocido suyo—hubiera decidido detenerse un momento para observar también. La biblioteca no cambió. Pero algo en sus pasillos sintió que acababa de comenzar una historia que no debía archivarse.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    30
    Estado
    Disponible
    9 turnos 0 maullidos
  • Dicen que me parezco a ella, es una aristocrática. Ojala pudiera vivir en esa época. Debía de ser hermoso.....
    Dicen que me parezco a ella, es una aristocrática. Ojala pudiera vivir en esa época. Debía de ser hermoso.....
    Me encocora
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • "Cariño, estaré ocupado haciendo trámites de mi residencia permanente y documentación de la casa de campo y venta de las propiedades. Estaré fuera, te amo."

    "Perdón mamá, estoy en época de exámenes, el trabajo también me absorbe y he estado apoyando a Mika, pero en cuanto podamos, vamos a visitarlos. Los quiero!'

    "Lo siento mamá, estoy en temporada alta, hay muchos turistas, muchos oficinistas, el lugar siempre esta lleno, pero apenas baje la temporada, los visitaré"

    "Hola mamá!!! Estamos en Paris! Es una semana de moda alternativa y estoy tan feliz! Comiendo tantos bocadillos que ya tengo una maleta llena de souvenirs para ustedes!! Agh!!! Debo irme! Kyo ya vino a decirme que vamos tarde, los amo, bye~bye♡≽^•⩊•^≼ ₊˚⊹♡"

    "Hola mamá! Probablemente Kenzō ya te mandó mensajes, estamos en París, estamos comiendo bien, abrigados y seguros. No puedo esperar a volver y verlos a ustedes y los gatos. Debo irme, es tarde y Kenzō no deja de comer dulces, dice que lleva solo los mejores para ustedes. Los quiero y los extraño.- Kyo"

    Okiko entendió, todos estaban ocupados y ella dejó de mandar mensajes o llamar. Se puso linda, tomó sus cosas; salió a caminar, a comprarse cosas de su gusto personal.

    Le haría bien, salir de casa, no llorar en silencio, conocer mas de la ciudad, hacer amigos, tener hobbies.

    "Cariño, estaré ocupado haciendo trámites de mi residencia permanente y documentación de la casa de campo y venta de las propiedades. Estaré fuera, te amo." "Perdón mamá, estoy en época de exámenes, el trabajo también me absorbe y he estado apoyando a Mika, pero en cuanto podamos, vamos a visitarlos. Los quiero!' "Lo siento mamá, estoy en temporada alta, hay muchos turistas, muchos oficinistas, el lugar siempre esta lleno, pero apenas baje la temporada, los visitaré" "Hola mamá!!! Estamos en Paris! Es una semana de moda alternativa y estoy tan feliz! Comiendo tantos bocadillos que ya tengo una maleta llena de souvenirs para ustedes!! Agh!!! Debo irme! Kyo ya vino a decirme que vamos tarde, los amo, bye~bye♡≽^•⩊•^≼ ₊˚⊹♡" "Hola mamá! Probablemente Kenzō ya te mandó mensajes, estamos en París, estamos comiendo bien, abrigados y seguros. No puedo esperar a volver y verlos a ustedes y los gatos. Debo irme, es tarde y Kenzō no deja de comer dulces, dice que lleva solo los mejores para ustedes. Los quiero y los extraño.- Kyo" Okiko entendió, todos estaban ocupados y ella dejó de mandar mensajes o llamar. Se puso linda, tomó sus cosas; salió a caminar, a comprarse cosas de su gusto personal. Le haría bien, salir de casa, no llorar en silencio, conocer mas de la ciudad, hacer amigos, tener hobbies. ♡
    Me gusta
    Me encocora
    Me entristece
    3
    5 turnos 0 maullidos
  • Ya llegó la época navideña, así que tendrá que preparar regalos para sus amigos, y para Jhin, sobre todo para Jhin.
    Ya llegó la época navideña, así que tendrá que preparar regalos para sus amigos, y para Jhin, sobre todo para Jhin.
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.

    Hola. Buenas a todos

    Soy nueva, no se muy bien como funciona la página pero estaré encantada de conocerles.


    Condiciones de Rolplay . . .

    Más de 15 líneas o biblias. No roleo mucho con principiantes por lo mismo, así que es importante que ya tenga experiencia en el rol.

    Hago tramas de todo tipo, incluso involucrando omegaverse, distintas epocas y etc.

    Eso sí NO roleo Vampiros.
    Ángel x Demonio.
    Tramas extremadamente
    Clichés.

    Escolares (Qué aburrido)
    Criaturas Mitológicas.
    Mitología. (Dioses)
    Furros. (Con la excepción
    de que sean humanos
    mitad
    animal).





    Lo qué Sí roleo

    Épocas, por ejemplo si querés
    ambientar el rol
    en época de guerra.
    O en alguna década, como los 90', 50', 2000', etc.
    Amantes (Relación prohibida por X razón).
    Apocalipsis (sin zombies).
    Ex Novios.
    Diferencia de edad,
    Mitad Híbridos.
    Omegaverse.
    Ciberpunk.
    Hospital Psiquiátrico.
    Bully x Nerd.

    Profesor x Alumna.
    Amo x Mascota.
    Fantasmas (estilo Lady K and The Sickman).
    BL o Love Boys. (Pasivo de preferencia. Pero puedo ser activo).
    .
    .
    .

    .

    No necesariamente deben tener fichas, pero si al menos una imagen de personaje, algo ya construido de su personalidad e historia (según la trama). Me gustan las personas que están claras de lo que quieren, tengan iniciativa.

    Ofrezco un buen desarrollo en cada rol. No me gustan cuando hacen acciones de la nada o qué son hiper ilógico en el momento. Si no sabes que hacer, me puedes preguntar y así pensamos ambos. Según la personalidad de cada personaje.


    Nada de emoticones dentro del rol.
    Hola. Buenas a todos 💕 Soy nueva, no se muy bien como funciona la página pero estaré encantada de conocerles. Condiciones de Rolplay . . . 💦 Más de 15 líneas o biblias. No roleo mucho con principiantes por lo mismo, así que es importante que ya tenga experiencia en el rol. 💦 Hago tramas de todo tipo, incluso involucrando omegaverse, distintas epocas y etc. Eso sí NO roleo ❌ Vampiros. ❌ Ángel x Demonio. ❌ Tramas extremadamente Clichés. ❌ Escolares (Qué aburrido) ❌ Criaturas Mitológicas. ❌ Mitología. (Dioses) ❌ Furros. (Con la excepción de que sean humanos mitad animal). Lo qué Sí roleo ✅ ✅ Épocas, por ejemplo si querés ambientar el rol en época de guerra. O en alguna década, como los 90', 50', 2000', etc. ✅ Amantes (Relación prohibida por X razón). ✅Apocalipsis (sin zombies). ✅ Ex Novios. ✅ Diferencia de edad, ✅ Mitad Híbridos. ✅ Omegaverse. ✅ Ciberpunk. ✅ Hospital Psiquiátrico. ✅ Bully x Nerd. ✅ Profesor x Alumna. ✅ Amo x Mascota. ✅ Fantasmas (estilo Lady K and The Sickman). ✅ BL o Love Boys. (Pasivo de preferencia. Pero puedo ser activo). . . . . 💦 No necesariamente deben tener fichas, pero si al menos una imagen de personaje, algo ya construido de su personalidad e historia (según la trama). Me gustan las personas que están claras de lo que quieren, tengan iniciativa. 💦 Ofrezco un buen desarrollo en cada rol. No me gustan cuando hacen acciones de la nada o qué son hiper ilógico en el momento. Si no sabes que hacer, me puedes preguntar y así pensamos ambos. Según la personalidad de cada personaje. 💦 Nada de emoticones dentro del rol.
    Me encocora
    2
    0 comentarios 0 compartidos
Ver más resultados
Patrocinados