• A Dream... I remember my Dream...
    Fandom Stranger Things
    Categoría Romance
    STARTER PARA [eclipse_platinum_elephant_535]

    Hubiera jurado y proclamado a los cuatro vientos que ella, Allyson Johnson, jamás podría fijarse en un tipo como él.

    Tal vez, si hubiera podido anticiparse, si aquello no hubiera sucedido de la noche a la mañana, habría hecho algo para impedirlo. Porque sí, Ally era de esas personas convencidas de que los sentimientos sí podían controlarse. Más aún si eras plenamente consciente de los tuyos. Y ella lo era. O le gustaba creer que lo era.

    Ally había tenido que crecer demasiado pronto. Su cabeza corría siempre un par de pasos por delante del resto: pensaba demasiado, analizaba todo, le dedicaba tiempo a cada gesto, a cada palabra, a cada silencio incómodo. Necesitaba comprenderlo todo, tenerlo bajo control, ordenar el mundo en cajitas mentales donde nada se saliera del guion.

    Pero una cosa había aprendido con los años —a fuerza de golpes que aún le dolían en rincones de la memoria que prefería no mirar—: no se puede tener todo bajo control.

    Y, mucho menos, los sueños.

    ________________________________________

    Había visto a ese tío, Eddie Munson, subido sobre una mesa del comedor del instituto, desgañitándose delante de todo el mundo como si la cafetería fuera su maldito escenario privado. Recorría los tablones con las botas mientras gritaba algo sobre ovejas, ovejeros y Hellfire, ganándose miradas de asco, risas y un par de “otra vez el puto Munson” susurrados entre bandejas grasientas.

    Ally recordaba haber rodado los ojos, apoyando el codo en la mesa.

    "¿Qué demonios hace? Menudo ridículo."

    Su ceño se arrugó, el labio se le frunció con esa expresión suya de juicio silencioso. Todo en su cuerpo decía “qué vergüenza ajena”. Y sin embargo, no consiguió apartar la mirada. Se quedó mirándolo, atrapada en una mezcla rara de rechazo y fascinación, como cuando no puedes dejar de mirar un accidente aunque sepas que te va a impresionar.

    El resto del día transcurrió con normalidad. Quedó con Ashley Thompson, su mejor amiga, hablaron de tonterías y deberes, y luego se fue a casa a estudiar. O a intentarlo.
    Nada fuera de lo habitual.

    ¿Quién iba a decirle que esa misma noche soñaría con el tipo que había caminado sobre la mesa como si fuera suya?
    ¿Y que al despertar, algo en ella ya no estaría en el mismo sitio?

    ________________________________________

    Al principio no entendió qué pasaba.

    Lo supo de verdad al volver a verlo, a la mañana siguiente, en clase de ciencias.
    Él llegó tarde, cómo no: la puerta se abrió con un golpe seco, el profesor hizo ese suspiro de resignación de siempre, y el murmullo de la clase se cortó un segundo.

    Allí estaba otra vez. Chaqueta de cuero, parches, pelo rizado cayéndole por la cara, el walkman colgando, esa sonrisa que siempre parecía ir a decir algo que no tocaba. El maldito Eddie Munson.

    El corazón de Ally reaccionó antes que su cabeza. Un latido seco, distinto, como si hubiera un eco. Como si algo se hubiera movido dentro de ella la noche anterior y solo ahora se estuviera despertando. Hubo un momento en el que sintió que se le aflojaban los dedos del bolígrafo. Y entonces, como un flash, como una diapositiva, el sueño regresó de golpe.

    Eddie.

    El mismo Eddie que en la vida real era exactamente el tipo de tío que Ally decía detestar: ruidoso, caótico, sin filtro, con fama de rarito y de fracasado repetidor. Todo lo que ella había aprendido a evitar.

    ¿Entonces por qué se le calentaban las mejillas ahora, sentada en su pupitre, cuando él cruzó la clase con total descaro?

    ¿Por qué sus piernas, siempre cruzadas bajo la mesa, se descruzaron inquietas, los pies tamborileando contra el suelo?

    Se apartó el pelo de la oreja en un gesto automático y dejó caer la melena rubia hacia delante, ocultando parte de su rostro, en un intento desesperado por esconderse. Desde allí, donde él estaba, si se giraba, podría verla de perfil. Y ella no estaba preparada para sostenerle la mirada sabiendo lo que había soñado.

    ________________________________________

    Ally no era una chica cualquiera. Al menos no por dentro.

    A simple vista, en Hawkins, era una buena alumna, pocas palabras, mirada que lo observa todo. El tipo de chica a la que nadie se atrevería a llamar friki, pero que tampoco encajaba con las animadoras. Un punto medio.

    Lo que nadie allí sabía es que aquel no era el único lugar raro en el que ella había estado.

    Antes de Hawkins hubo otro sitio.

    Derry, Maine.

    Un nombre que a veces le venía a la cabeza como una mancha y del que enseguida se olvidaba, como cuando intentabas recordar una palabra en otro idioma y se escapaba justo en el último segundo. Sabía que había vivido allí. Sabía que algo importante había pasado. Pero cuanto más intentaba reconstruirlo, más se desdibujaban los recuerdos.

    Recordaba cosas sueltas, fragmentos, sensaciones que no encajaban con nada que pudiera llamar “normal”.

    Un payaso en un desagüe, la voz de alguien susurrándole que fuera a bailar, el olor a óxido y alcantarilla mezclado con algo dulzón y nauseabundo.

    Flashes: Un globo rojo flotando donde no debería, una escalera hacia un sótano…

    Y luego estaban ellos.

    Un grupo de chicos y una chica pelirroja.

    Bicicletas. Un pequeño claro en el bosque que olía a verano, a barro y a sangre seca. Una caseta improvisada bajo tierra, llena de cómics, revistas viejas y botellas de refresco vacías…

    “Beep beep, Richie.”

    Recordaba una voz concreta, aguda y rápida, disparando chistes. Unas gafas enormes. Una camiseta siempre arrugada.

    Pero nunca conseguía ver bien su cara. Cuando intentaba enfocarla, el recuerdo se difuminaba. Solo quedaba la sensación: aquel cosquilleo caliente en el estómago, la mezcla rara entre el miedo, el deseo y la seguridad.

    Pero Ally decidió que todo aquello solo fueron pesadillas de cría y una imaginación demasiado activa. Era más fácil así. Más cómodo.

    Todo eso… había quedado atrás…

    ________________________________________

    Ahora, sentada en aquel pupitre, podía escuchar cómo el profesor empezaba a escribir fórmulas en la pizarra, agradeciendo que nadie pudiera escuchar sus pensamientos.

    Se obligó a mirar al frente. A copiar el título en el cuaderno. A tomar apuntes como si todo fuera normal. Como si el corazón no le estuviera golpeando las costillas cada vez que él se movía, cada vez que sus botas chocaban contra la pata de su silla.

    Intentó convencerse:
    Es solo un chico. Un chico que no te gusta. Alguien que representa todo lo que no quieres en tu vida. Punto.

    Pero el sueño volvía. Cada noche. Cada día.

    ________________________________________

    Al día siguiente, ella volvía a estar sentada en aquel pupitre.

    El profesor llegó, dejó la carpeta sobre la mesa y saludó a los alumnos.

    —Muy bien, clase. Antes de empezar —anunció, ajustándose las gafas—, os recuerdo que hoy se publican las parejas para el trabajo trimestral. Como sabéis, es obligatorio, cuenta el treinta por ciento de la nota final y tendrá que entregarse en dos semanas.

    Quejas, risas… Todos sabían que aquel trabajo era un suplicio.

    Ally sintió un nudo en el estómago.

    No era buena trabajando con otros. Nunca lo había sido. Prefería controlar cada detalle, cada página, cada palabra. Y la idea de depender de alguien le incomodaba más que cualquier examen.

    El profesor empezó a leer la lista.

    Apellidos, nombres. Alumnos que chocaban las manos cuando les tocaban con sus amigos. Otros que resoplaban resignados…

    Y entonces, llegó el momento.

    —Munson, Edward.

    Ally no respiró.

    —Johnson, Allyson.

    Lo escuchó antes de procesarlo.

    Su primera reacción fue automática: apretar los muslos bajo la mesa, esconder la cara tras el pelo, bajar la vista a la madera gastada del pupitre.

    Pero el profesor continuó, sin detenerse. Sin darles opción a negarse.

    —Los trabajos deberán tener una parte teórica y otra práctica. Podéis elegir temática dentro del temario de este trimestre. No se permiten cambios de pareja. Y, por favor… evitad copiaros entre vosotros; lo sabré.

    Hubo risas por detrás. Alguno soltó un comentario que no alcanzó a escuchar.

    —Al igual que sabré si el trabajo sólo lo hace uno de vosotros. ¿Entendido?

    Ella seguía petrificada. No quería mirarlo, pero acabó haciéndolo, y se encontró que él… ya la estaba mirando.

    Ally tragó saliva.

    Toda la sangre derramándosele a los pies.

    El sueño volvió como un latigazo.

    La sensación de haber cruzado un límite que ni siquiera comprendía.

    El profesor siguió hablando, dando instrucciones, detallando fechas, insistiendo en la importancia del trabajo. Pero ella apenas oía nada.

    “Trabajo en pareja.”
    “Dos semanas.”
    “Munson y Johnson.”

    Cuando por fin llegó el momento, cuando los demás empezaron a moverse para buscar a sus compañeros, Ally permaneció quieta, como si el asiento la estuviera aprisionando.

    Supo que debía mirarlo, que tarde o temprano tendría que hacerlo, pero fue incapaz.

    Giró la cabeza apenas unos centímetros.
    Y lo encontró. Ahí.
    Codo apoyado en la mesa, cuerpo ladeado hacia ella, mirada paciente. Como si estuviera esperando que reaccionara.

    STARTER PARA [eclipse_platinum_elephant_535] Hubiera jurado y proclamado a los cuatro vientos que ella, Allyson Johnson, jamás podría fijarse en un tipo como él. Tal vez, si hubiera podido anticiparse, si aquello no hubiera sucedido de la noche a la mañana, habría hecho algo para impedirlo. Porque sí, Ally era de esas personas convencidas de que los sentimientos sí podían controlarse. Más aún si eras plenamente consciente de los tuyos. Y ella lo era. O le gustaba creer que lo era. Ally había tenido que crecer demasiado pronto. Su cabeza corría siempre un par de pasos por delante del resto: pensaba demasiado, analizaba todo, le dedicaba tiempo a cada gesto, a cada palabra, a cada silencio incómodo. Necesitaba comprenderlo todo, tenerlo bajo control, ordenar el mundo en cajitas mentales donde nada se saliera del guion. Pero una cosa había aprendido con los años —a fuerza de golpes que aún le dolían en rincones de la memoria que prefería no mirar—: no se puede tener todo bajo control. Y, mucho menos, los sueños. ________________________________________ Había visto a ese tío, Eddie Munson, subido sobre una mesa del comedor del instituto, desgañitándose delante de todo el mundo como si la cafetería fuera su maldito escenario privado. Recorría los tablones con las botas mientras gritaba algo sobre ovejas, ovejeros y Hellfire, ganándose miradas de asco, risas y un par de “otra vez el puto Munson” susurrados entre bandejas grasientas. Ally recordaba haber rodado los ojos, apoyando el codo en la mesa. "¿Qué demonios hace? Menudo ridículo." Su ceño se arrugó, el labio se le frunció con esa expresión suya de juicio silencioso. Todo en su cuerpo decía “qué vergüenza ajena”. Y sin embargo, no consiguió apartar la mirada. Se quedó mirándolo, atrapada en una mezcla rara de rechazo y fascinación, como cuando no puedes dejar de mirar un accidente aunque sepas que te va a impresionar. El resto del día transcurrió con normalidad. Quedó con Ashley Thompson, su mejor amiga, hablaron de tonterías y deberes, y luego se fue a casa a estudiar. O a intentarlo. Nada fuera de lo habitual. ¿Quién iba a decirle que esa misma noche soñaría con el tipo que había caminado sobre la mesa como si fuera suya? ¿Y que al despertar, algo en ella ya no estaría en el mismo sitio? ________________________________________ Al principio no entendió qué pasaba. Lo supo de verdad al volver a verlo, a la mañana siguiente, en clase de ciencias. Él llegó tarde, cómo no: la puerta se abrió con un golpe seco, el profesor hizo ese suspiro de resignación de siempre, y el murmullo de la clase se cortó un segundo. Allí estaba otra vez. Chaqueta de cuero, parches, pelo rizado cayéndole por la cara, el walkman colgando, esa sonrisa que siempre parecía ir a decir algo que no tocaba. El maldito Eddie Munson. El corazón de Ally reaccionó antes que su cabeza. Un latido seco, distinto, como si hubiera un eco. Como si algo se hubiera movido dentro de ella la noche anterior y solo ahora se estuviera despertando. Hubo un momento en el que sintió que se le aflojaban los dedos del bolígrafo. Y entonces, como un flash, como una diapositiva, el sueño regresó de golpe. Eddie. El mismo Eddie que en la vida real era exactamente el tipo de tío que Ally decía detestar: ruidoso, caótico, sin filtro, con fama de rarito y de fracasado repetidor. Todo lo que ella había aprendido a evitar. ¿Entonces por qué se le calentaban las mejillas ahora, sentada en su pupitre, cuando él cruzó la clase con total descaro? ¿Por qué sus piernas, siempre cruzadas bajo la mesa, se descruzaron inquietas, los pies tamborileando contra el suelo? Se apartó el pelo de la oreja en un gesto automático y dejó caer la melena rubia hacia delante, ocultando parte de su rostro, en un intento desesperado por esconderse. Desde allí, donde él estaba, si se giraba, podría verla de perfil. Y ella no estaba preparada para sostenerle la mirada sabiendo lo que había soñado. ________________________________________ Ally no era una chica cualquiera. Al menos no por dentro. A simple vista, en Hawkins, era una buena alumna, pocas palabras, mirada que lo observa todo. El tipo de chica a la que nadie se atrevería a llamar friki, pero que tampoco encajaba con las animadoras. Un punto medio. Lo que nadie allí sabía es que aquel no era el único lugar raro en el que ella había estado. Antes de Hawkins hubo otro sitio. Derry, Maine. Un nombre que a veces le venía a la cabeza como una mancha y del que enseguida se olvidaba, como cuando intentabas recordar una palabra en otro idioma y se escapaba justo en el último segundo. Sabía que había vivido allí. Sabía que algo importante había pasado. Pero cuanto más intentaba reconstruirlo, más se desdibujaban los recuerdos. Recordaba cosas sueltas, fragmentos, sensaciones que no encajaban con nada que pudiera llamar “normal”. Un payaso en un desagüe, la voz de alguien susurrándole que fuera a bailar, el olor a óxido y alcantarilla mezclado con algo dulzón y nauseabundo. Flashes: Un globo rojo flotando donde no debería, una escalera hacia un sótano… Y luego estaban ellos. Un grupo de chicos y una chica pelirroja. Bicicletas. Un pequeño claro en el bosque que olía a verano, a barro y a sangre seca. Una caseta improvisada bajo tierra, llena de cómics, revistas viejas y botellas de refresco vacías… “Beep beep, Richie.” Recordaba una voz concreta, aguda y rápida, disparando chistes. Unas gafas enormes. Una camiseta siempre arrugada. Pero nunca conseguía ver bien su cara. Cuando intentaba enfocarla, el recuerdo se difuminaba. Solo quedaba la sensación: aquel cosquilleo caliente en el estómago, la mezcla rara entre el miedo, el deseo y la seguridad. Pero Ally decidió que todo aquello solo fueron pesadillas de cría y una imaginación demasiado activa. Era más fácil así. Más cómodo. Todo eso… había quedado atrás… ________________________________________ Ahora, sentada en aquel pupitre, podía escuchar cómo el profesor empezaba a escribir fórmulas en la pizarra, agradeciendo que nadie pudiera escuchar sus pensamientos. Se obligó a mirar al frente. A copiar el título en el cuaderno. A tomar apuntes como si todo fuera normal. Como si el corazón no le estuviera golpeando las costillas cada vez que él se movía, cada vez que sus botas chocaban contra la pata de su silla. Intentó convencerse: Es solo un chico. Un chico que no te gusta. Alguien que representa todo lo que no quieres en tu vida. Punto. Pero el sueño volvía. Cada noche. Cada día. ________________________________________ Al día siguiente, ella volvía a estar sentada en aquel pupitre. El profesor llegó, dejó la carpeta sobre la mesa y saludó a los alumnos. —Muy bien, clase. Antes de empezar —anunció, ajustándose las gafas—, os recuerdo que hoy se publican las parejas para el trabajo trimestral. Como sabéis, es obligatorio, cuenta el treinta por ciento de la nota final y tendrá que entregarse en dos semanas. Quejas, risas… Todos sabían que aquel trabajo era un suplicio. Ally sintió un nudo en el estómago. No era buena trabajando con otros. Nunca lo había sido. Prefería controlar cada detalle, cada página, cada palabra. Y la idea de depender de alguien le incomodaba más que cualquier examen. El profesor empezó a leer la lista. Apellidos, nombres. Alumnos que chocaban las manos cuando les tocaban con sus amigos. Otros que resoplaban resignados… Y entonces, llegó el momento. —Munson, Edward. Ally no respiró. —Johnson, Allyson. Lo escuchó antes de procesarlo. Su primera reacción fue automática: apretar los muslos bajo la mesa, esconder la cara tras el pelo, bajar la vista a la madera gastada del pupitre. Pero el profesor continuó, sin detenerse. Sin darles opción a negarse. —Los trabajos deberán tener una parte teórica y otra práctica. Podéis elegir temática dentro del temario de este trimestre. No se permiten cambios de pareja. Y, por favor… evitad copiaros entre vosotros; lo sabré. Hubo risas por detrás. Alguno soltó un comentario que no alcanzó a escuchar. —Al igual que sabré si el trabajo sólo lo hace uno de vosotros. ¿Entendido? Ella seguía petrificada. No quería mirarlo, pero acabó haciéndolo, y se encontró que él… ya la estaba mirando. Ally tragó saliva. Toda la sangre derramándosele a los pies. El sueño volvió como un latigazo. La sensación de haber cruzado un límite que ni siquiera comprendía. El profesor siguió hablando, dando instrucciones, detallando fechas, insistiendo en la importancia del trabajo. Pero ella apenas oía nada. “Trabajo en pareja.” “Dos semanas.” “Munson y Johnson.” Cuando por fin llegó el momento, cuando los demás empezaron a moverse para buscar a sus compañeros, Ally permaneció quieta, como si el asiento la estuviera aprisionando. Supo que debía mirarlo, que tarde o temprano tendría que hacerlo, pero fue incapaz. Giró la cabeza apenas unos centímetros. Y lo encontró. Ahí. Codo apoyado en la mesa, cuerpo ladeado hacia ella, mirada paciente. Como si estuviera esperando que reaccionara.
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  • Bondrewd exhaló despacio, dejando que el vapor del café calentara ligeramente su rostro en aquella fría mañana, si bien no era la mejor bebida del mundo era mejor a nada, de hecho aquel café sabía a filtro olvidado y resignación pero cumplía su función, El caso de la mañana había sido un caos y el papeleo posterior, una tortura-

    -Se recargó en la mesa del área común, observando la taza como si en ella pudiera encontrar respuestas.
    Un par de carpetas mal apiladas, un bolígrafo que ya no escribía y una mancha de café que no recordaba haber hecho-

    Perfecto.....que sigue ahora....

    -Le dio otro sorbo al café, mientras miraba el reloj de pared con paciencia forzada, Estaba a punto de volver a su escritorio cuando escuchó pasos aproximarse desde el pasillo, No levantó la vista enseguida se quedó a disfrutar los pocos segundos antes de la tormenta mientras tenía una sonrisa con un aire tranquilo, como quien ya sabe que la situación podría complicarse-

    Espera.....si viene a regañarme por tomarme cinco minutos de descanso, al menos deje que termine el café, si su queja no puede esperar hay un buzón de sugerencias en la entrada...

    -Al fin giró el rostro, una media sonrisa formándose en sus labios, mezcla de cortesía y provocación meditada-

    Pero… si no viene por eso, adelante el café está caliente y apenas rellenaron la máquina de pastelillos
    Bondrewd exhaló despacio, dejando que el vapor del café calentara ligeramente su rostro en aquella fría mañana, si bien no era la mejor bebida del mundo era mejor a nada, de hecho aquel café sabía a filtro olvidado y resignación pero cumplía su función, El caso de la mañana había sido un caos y el papeleo posterior, una tortura- -Se recargó en la mesa del área común, observando la taza como si en ella pudiera encontrar respuestas. Un par de carpetas mal apiladas, un bolígrafo que ya no escribía y una mancha de café que no recordaba haber hecho- Perfecto.....que sigue ahora.... -Le dio otro sorbo al café, mientras miraba el reloj de pared con paciencia forzada, Estaba a punto de volver a su escritorio cuando escuchó pasos aproximarse desde el pasillo, No levantó la vista enseguida se quedó a disfrutar los pocos segundos antes de la tormenta mientras tenía una sonrisa con un aire tranquilo, como quien ya sabe que la situación podría complicarse- Espera.....si viene a regañarme por tomarme cinco minutos de descanso, al menos deje que termine el café, si su queja no puede esperar hay un buzón de sugerencias en la entrada... -Al fin giró el rostro, una media sonrisa formándose en sus labios, mezcla de cortesía y provocación meditada- Pero… si no viene por eso, adelante el café está caliente y apenas rellenaron la máquina de pastelillos
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  • -habian estado llegando muchas afirmaciones y rumores en la prensa, como tambien varios paparazzi trataban de seguir la vida de angela, ya que al parecer alguien filtro una imagen de su prometida, con otra mujer en una tienda aunque no era mi asunto no queria que siguieran molestando por lo cual me diriji a dar un comunicado, frenando y sacando esa imagen de todos lados para que dejara de estar en revistas y paginas web, suspirando levemente sacando mi teléfono llamando a angela y con voz risueña dije-

    Deberias ver las redes, la imagen ya no existe

    -dije mientras entraba en la empresa, llendo a mi oficina desordenando mi cabello-

    Si vuelves a tener mas problemas llamame sin problemas

    Angela Di Trapani
    -habian estado llegando muchas afirmaciones y rumores en la prensa, como tambien varios paparazzi trataban de seguir la vida de angela, ya que al parecer alguien filtro una imagen de su prometida, con otra mujer en una tienda aunque no era mi asunto no queria que siguieran molestando por lo cual me diriji a dar un comunicado, frenando y sacando esa imagen de todos lados para que dejara de estar en revistas y paginas web, suspirando levemente sacando mi teléfono llamando a angela y con voz risueña dije- Deberias ver las redes, la imagen ya no existe -dije mientras entraba en la empresa, llendo a mi oficina desordenando mi cabello- Si vuelves a tener mas problemas llamame sin problemas [haze_orange_shark_766]
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  • —Mermid le ha tomado una foto con filtro mientras usaba su traje,por alguna razon tiene sentimientos encontrados—
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    A veces me pregunto si los mortales comprenden el peso de un sueño. No es un simple escape, no, es una verdad sin filtros, un rostro que se revela cuando la conciencia duerme. Yo los observo en su vulnerabilidad y aún así, es allí donde más fuertes son.

    Miran el descanso como un fin del día. Para mí, es el principio de todo.

    Los he visto llorar en sus sueños por cosas que no se atreven a decir en la vigilia. He visto a niños volar sin alas, a viejos danzar sin huesos, a amantes reencontrarse en mundos que solo existen cuando cierran los ojos.

    Y sin embargo… nadie recuerda mi rostro.

    Tal vez está bien así. No necesito ser recordado, solo sentido. Como el recuerdo de una canción que alguna vez amaron, o un recuerdo que acaricia la memoria justo antes de dormir.

    Yo no soy quien sueña. Soy quien guarda los fragmentos rotos, quien da forma al silencio y lo vuelve susurro.

    Y cada noche, cuando me disuelvo en la penumbra, me permito un instante de melancolía.

    Porque incluso el dios de los sueños... también desea, a veces, ser soñado...
    A veces me pregunto si los mortales comprenden el peso de un sueño. No es un simple escape, no, es una verdad sin filtros, un rostro que se revela cuando la conciencia duerme. Yo los observo en su vulnerabilidad y aún así, es allí donde más fuertes son. Miran el descanso como un fin del día. Para mí, es el principio de todo. Los he visto llorar en sus sueños por cosas que no se atreven a decir en la vigilia. He visto a niños volar sin alas, a viejos danzar sin huesos, a amantes reencontrarse en mundos que solo existen cuando cierran los ojos. Y sin embargo… nadie recuerda mi rostro. Tal vez está bien así. No necesito ser recordado, solo sentido. Como el recuerdo de una canción que alguna vez amaron, o un recuerdo que acaricia la memoria justo antes de dormir. Yo no soy quien sueña. Soy quien guarda los fragmentos rotos, quien da forma al silencio y lo vuelve susurro. Y cada noche, cuando me disuelvo en la penumbra, me permito un instante de melancolía. Porque incluso el dios de los sueños... también desea, a veces, ser soñado...
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  • ──── A ver ¿Como se utiliza este aparato móvil? ¡Mierda! ¿Que toque? Ayúdenme con esta cosa y no sé como quitar a ese chamaco mimoso. ──── Santi probando un celular por primera vez pero tocó los filtros por accidente. Esta viejo de por sí. [?]
    ──── A ver ¿Como se utiliza este aparato móvil? ¡Mierda! ¿Que toque? Ayúdenme con esta cosa y no sé como quitar a ese chamaco mimoso. ──── Santi probando un celular por primera vez pero tocó los filtros por accidente. Esta viejo de por sí. [?]
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  • 𝘗𝘢𝘳𝘦𝘤𝘦𝘴 𝘶𝘯 𝘱𝘰𝘤𝘰 𝘱𝘦𝘳𝘥𝘪𝘥𝘰...
    Fandom Harry Potter
    Categoría Acción

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ... ¿𝘕𝘦𝘤𝘦𝘴𝘪𝘵𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦 𝘦𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦?

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤꮪꭲꭺꭱꭲꭼꭱ ꮲꭺꭱꭺ Diego Alejandro De La Vega

    Puede que aquello fuera el karma.
    Había abandonado a Cameron poco tiempo después de prometerse, por puro y duro miedo, y ahora Brandon con quien volvía a estaba prometida, de quien era el anillo que lucía en su mano, estaba cada vez más alejado de ella, mas perdido en su propio mundo, un mundo al que ella al parecer no estaba invitada. Y no sabía cómo hacerle volver.
    Si, claramente podia ser el karma, y si era así, no tenía opción de réplica. Ella había sido una mala persona, se había comportado mal con Keane, y ahora pagaba sus consecuencias.
    Haber actuado así de mal por miedo no la excusaba, y lo sabía.

    Aquel día, otro en el que se despertaba sola en la casa que Birdwhistle y ella compartían, había decidido salir de allí. No iba a quedarse esperando un día mas, no iba a poner sus esperanzas en que Brandon volviera cuando sabía a ciencia cierta que no lo haría. Seguramente ni si quiera estaba en el país. De modo que no tarda en dejar atrás aquella casa vacía, solitaria y fría y presentarse sin avisar en la de sus padres. Allí también podría no haber nadie, también podría estar sola, pero aquella casa era su hogar…

    Al final es su madre quien termina por darle la bienvenida a pesar de que tenía visita. La joven bruja abraza a su madre, sonriendo y ocultando su pesar, y después saluda a Ignacia Salvatierra, una mujer que hacia demasiado tiempo que no veía y la cual estaba realmente encantada de verla.

    — Tu madre y yo nos mantenemos al día cielo, pero siempre es un gusto verte en persona, y no en fotos que no te hacen justicia, estas preciosa, Danielle, querida.

    — Muchas gracias Ignacia, de veras, yo también me alegro de verla.

    — Enhorabuena por cierto, tu madre me ha dicho que estas comprometida… — la mujer más mayor no se corta y toma la mano de la bruja para observar el anillo antes de añadir. — Esperaremos ansiosos la invitación querida.

    Perfecto, ahora tenía como mínimo dos personas más que añadir a una lista de bodas que no hacía más que coger polvo en un cajón de su escritorio ante la inoperancia de Brandon frente a ese tema.

    — Pues claro, estan más que invitados, usted, su marido, y Diego con toda la familia, ¿Qué es de él? ¿Ya es abuela?

    Si la buena Ignacia no tenía ningún tipo de filtro o reparo en meterse en su vida, suponía que ella podia pagarle con la misma moneda, pero el rostro de la mujer se ensombrece en respuesta y Danielle no espera lo que la invitada de su madre le cuenta.

    >> ¿Debería dejar una nota? Suponía que sí. De modo que garabatea en un papel que deja pegado en el frigorífico unas palabras realmente escuetas “M𝑒 𝑣o𝑦 𝑑e v𝑖a𝑗e, 𝑛o𝑠 𝑣e𝑚o𝑠 𝑎 𝑙a v𝑢e𝑙t𝑎. D.F”
    Y sin más preámbulos Danielle desaparece de su casa, con una pequeña maleta en la mano, una dirección en la contraria y la idea de reencontrarse con un viejo amigo.
    El Ministerio de Magia era un caos de personas yendo y viniendo, pero por suerte en poco más de un par de horas (no había demasiadas solicitudes para viajar en ese momento), Danielle estaba frente al traslador que la iba a llevar hasta el departamento homónimo del MACUSA en Estados Unidos.

    Mientras bajaba los escalones de la entrada del MACUSA en su mente repasaba las indicaciones que le habían facilitado para llegar a su destino, y sus pasos no vacilan hasta llegar a frente a la puerta del despacho.
    Por suerte, de nuevo, para ella, llegaba en horario laboral de modo que empuja la puerta.

    — Bienvenida… ¿Cuál es su nombre? ¿Tiene cita?

    — Lo cierto es que no, pero buscaba al señor De La Vega.

    — Lo siento pero el señor De La Vega no atiende sin cita previa.

    — Soy una vieja amiga, no vengo por trabajo…

    — Bueno, pues entonces espere a que termine y listo.

    Danielle fulmina a aquella impertinente bruja con la mirada, no le había caído bien desde un principio, desde que había escuchado su desagradable y aguda vocecilla, de modo que la esquiva, a ella a su mesa, y abre la puerta del despacho de Diego sin ningún preámbulo, llamada o anuncio.

    — ¿No le ha dicho mi secretaria que no atiendo sin cita previa?

    — ¿Ni si quiera a mí, Diego? ¿Esa es manera de tratar a los viejos amigos?


    𝐹𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑐𝑟𝑒𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑟 Hope Mikaelson
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ... ¿𝘕𝘦𝘤𝘦𝘴𝘪𝘵𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘦 𝘦𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦? ㅤㅤㅤㅤㅤㅤꮪꭲꭺꭱꭲꭼꭱ ꮲꭺꭱꭺ [THER0GUEAUROR] Puede que aquello fuera el karma. Había abandonado a Cameron poco tiempo después de prometerse, por puro y duro miedo, y ahora Brandon con quien volvía a estaba prometida, de quien era el anillo que lucía en su mano, estaba cada vez más alejado de ella, mas perdido en su propio mundo, un mundo al que ella al parecer no estaba invitada. Y no sabía cómo hacerle volver. Si, claramente podia ser el karma, y si era así, no tenía opción de réplica. Ella había sido una mala persona, se había comportado mal con Keane, y ahora pagaba sus consecuencias. Haber actuado así de mal por miedo no la excusaba, y lo sabía. Aquel día, otro en el que se despertaba sola en la casa que Birdwhistle y ella compartían, había decidido salir de allí. No iba a quedarse esperando un día mas, no iba a poner sus esperanzas en que Brandon volviera cuando sabía a ciencia cierta que no lo haría. Seguramente ni si quiera estaba en el país. De modo que no tarda en dejar atrás aquella casa vacía, solitaria y fría y presentarse sin avisar en la de sus padres. Allí también podría no haber nadie, también podría estar sola, pero aquella casa era su hogar… Al final es su madre quien termina por darle la bienvenida a pesar de que tenía visita. La joven bruja abraza a su madre, sonriendo y ocultando su pesar, y después saluda a Ignacia Salvatierra, una mujer que hacia demasiado tiempo que no veía y la cual estaba realmente encantada de verla. — Tu madre y yo nos mantenemos al día cielo, pero siempre es un gusto verte en persona, y no en fotos que no te hacen justicia, estas preciosa, Danielle, querida. — Muchas gracias Ignacia, de veras, yo también me alegro de verla. — Enhorabuena por cierto, tu madre me ha dicho que estas comprometida… — la mujer más mayor no se corta y toma la mano de la bruja para observar el anillo antes de añadir. — Esperaremos ansiosos la invitación querida. Perfecto, ahora tenía como mínimo dos personas más que añadir a una lista de bodas que no hacía más que coger polvo en un cajón de su escritorio ante la inoperancia de Brandon frente a ese tema. — Pues claro, estan más que invitados, usted, su marido, y Diego con toda la familia, ¿Qué es de él? ¿Ya es abuela? Si la buena Ignacia no tenía ningún tipo de filtro o reparo en meterse en su vida, suponía que ella podia pagarle con la misma moneda, pero el rostro de la mujer se ensombrece en respuesta y Danielle no espera lo que la invitada de su madre le cuenta. >> ¿Debería dejar una nota? Suponía que sí. De modo que garabatea en un papel que deja pegado en el frigorífico unas palabras realmente escuetas “M𝑒 𝑣o𝑦 𝑑e v𝑖a𝑗e, 𝑛o𝑠 𝑣e𝑚o𝑠 𝑎 𝑙a v𝑢e𝑙t𝑎. D.F” Y sin más preámbulos Danielle desaparece de su casa, con una pequeña maleta en la mano, una dirección en la contraria y la idea de reencontrarse con un viejo amigo. El Ministerio de Magia era un caos de personas yendo y viniendo, pero por suerte en poco más de un par de horas (no había demasiadas solicitudes para viajar en ese momento), Danielle estaba frente al traslador que la iba a llevar hasta el departamento homónimo del MACUSA en Estados Unidos. Mientras bajaba los escalones de la entrada del MACUSA en su mente repasaba las indicaciones que le habían facilitado para llegar a su destino, y sus pasos no vacilan hasta llegar a frente a la puerta del despacho. Por suerte, de nuevo, para ella, llegaba en horario laboral de modo que empuja la puerta. — Bienvenida… ¿Cuál es su nombre? ¿Tiene cita? — Lo cierto es que no, pero buscaba al señor De La Vega. — Lo siento pero el señor De La Vega no atiende sin cita previa. — Soy una vieja amiga, no vengo por trabajo… — Bueno, pues entonces espere a que termine y listo. Danielle fulmina a aquella impertinente bruja con la mirada, no le había caído bien desde un principio, desde que había escuchado su desagradable y aguda vocecilla, de modo que la esquiva, a ella a su mesa, y abre la puerta del despacho de Diego sin ningún preámbulo, llamada o anuncio. — ¿No le ha dicho mi secretaria que no atiendo sin cita previa? — ¿Ni si quiera a mí, Diego? ¿Esa es manera de tratar a los viejos amigos? 𝐹𝑜𝑡𝑜 𝑑𝑒 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑐𝑟𝑒𝑎𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑟 [thetribrid]
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  • Este sábado 17, todo el día y noche están invitados a una noche que no se explica, se siente, una de esas donde el aire quema, la música grita y el cuerpo pide más, quiero verlos a todos disfrazados, sin excusas, sin miedo, sin filtro

    Vengan como lo que son o como lo que temen, demonios, bestias, fantasmas, ángeles caídos o algo peor, pero vengan con el alma lista para vibrar, bailar, reír, correr si hace falta, que la noche no va a tener piedad y yo tampoco

    Habrá música que se mete bajo la piel, bebida para perder el nombre, rincones oscuros para los que quieran desaparecer un rato y momentos que se van a tatuar en la memoria

    El lugar ya lo conocen, Eclipse, donde las luces tiemblan y el suelo vibra, donde todo puede pasar y nada se olvida

    No es una fiesta cualquiera, no es una noche cualquiera, y ustedes no son cualquiera para mí, así que más les vale estar ahí

    No se lo pierdan, no se lo piensen, no me fallen.

    #comunidad3D
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    #personajes3D
    Este sábado 17, todo el día y noche están invitados a una noche que no se explica, se siente, una de esas donde el aire quema, la música grita y el cuerpo pide más, quiero verlos a todos disfrazados, sin excusas, sin miedo, sin filtro Vengan como lo que son o como lo que temen, demonios, bestias, fantasmas, ángeles caídos o algo peor, pero vengan con el alma lista para vibrar, bailar, reír, correr si hace falta, que la noche no va a tener piedad y yo tampoco Habrá música que se mete bajo la piel, bebida para perder el nombre, rincones oscuros para los que quieran desaparecer un rato y momentos que se van a tatuar en la memoria El lugar ya lo conocen, Eclipse, donde las luces tiemblan y el suelo vibra, donde todo puede pasar y nada se olvida No es una fiesta cualquiera, no es una noche cualquiera, y ustedes no son cualquiera para mí, así que más les vale estar ahí No se lo pierdan, no se lo piensen, no me fallen. #comunidad3D #3D #personajes3D
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