• Memorias de Madrugada.

    — Nunca planeé ser el hombre que entra en la vida de una mujer solo por una noche… pero con el tiempo entendí que algunas máscaras se vuelven piel, y que hay heridas que el amor no puede tocar. Me volví experto en prometer sin palabras, en desaparecer sin dejar rastro. No por crueldad, sino por miedo. Miedo a que alguien vea más allá del deseo, que atraviese la fachada y encuentre al hombre roto, al que ya no cree en el mañana.

    La carretera siempre me espera con su abrazo frío, y esas camas temporales son estaciones de paso, refugios donde dejo el cuerpo y escondo el alma. Me pierdo en ellas, en sus risas, en su calor, porque por un instante me hacen olvidar quién soy. Pero cuando todo termina, cuando el mundo vuelve a ser silencioso y real, me doy cuenta de que nunca fui suyo… y que quizás ya no soy de nadie.

    Ser un hombre de una noche no es una elección, es una consecuencia. La máscara que llevo no es para engañarlas. Es para no enfrentarme al reflejo que me devuelve el retrovisor cada vez que arranco el motor y sigo huyendo.
    Memorias de Madrugada. — Nunca planeé ser el hombre que entra en la vida de una mujer solo por una noche… pero con el tiempo entendí que algunas máscaras se vuelven piel, y que hay heridas que el amor no puede tocar. Me volví experto en prometer sin palabras, en desaparecer sin dejar rastro. No por crueldad, sino por miedo. Miedo a que alguien vea más allá del deseo, que atraviese la fachada y encuentre al hombre roto, al que ya no cree en el mañana. La carretera siempre me espera con su abrazo frío, y esas camas temporales son estaciones de paso, refugios donde dejo el cuerpo y escondo el alma. Me pierdo en ellas, en sus risas, en su calor, porque por un instante me hacen olvidar quién soy. Pero cuando todo termina, cuando el mundo vuelve a ser silencioso y real, me doy cuenta de que nunca fui suyo… y que quizás ya no soy de nadie. Ser un hombre de una noche no es una elección, es una consecuencia. La máscara que llevo no es para engañarlas. Es para no enfrentarme al reflejo que me devuelve el retrovisor cada vez que arranco el motor y sigo huyendo.
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  • ⸻ ¿Es que no te das cuenta? Estoy aquí para salvar este planeta tuyo, tan primitivo y absurdo, que está condenado a desaparecer.
    ⸻ ¿Es que no te das cuenta? Estoy aquí para salvar este planeta tuyo, tan primitivo y absurdo, que está condenado a desaparecer.
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  • Salem cuídame un momento la clínica voy a comprar para el desayuno, te traeré algo.. si viene alguien dale algún consejo para que se calme de acuerdo?

    - se va la joven dejando al gato en su consulta médica, y justo entra un paciente con problemas existencial le cuenta lo ocurrido -

    " Dígame doctor que tengo"

    Salem: esto dice que eres una bitch!.. siguiente..

    Salem cuídame un momento la clínica voy a comprar para el desayuno, te traeré algo.. si viene alguien dale algún consejo para que se calme de acuerdo? - se va la joven dejando al gato en su consulta médica, y justo entra un paciente con problemas existencial le cuenta lo ocurrido - " Dígame doctor que tengo" Salem: esto dice que eres una bitch!.. siguiente..
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  • Perdón perdón, no te había visto...

    — Yuuta hizo rápidamente una reverencia , no se había dado cuenta que había chocado con una persona, definitivamente ese no era su día, tenía muchas ganas de llorar y ahora empujaba sin querer a alguien.—
    Perdón perdón, no te había visto... — Yuuta hizo rápidamente una reverencia , no se había dado cuenta que había chocado con una persona, definitivamente ese no era su día, tenía muchas ganas de llorar y ahora empujaba sin querer a alguien.—
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  • Les presento a mi crush
    Si es de un juego pero no tengo pretendiente asi que cuenta... Creo

    -Dando pena ajena (?) -


    Se abre hilo de Bullying (???)
    Les presento a mi crush :STK-61: Si es de un juego pero no tengo pretendiente asi que cuenta... Creo -Dando pena ajena (?) - Se abre hilo de Bullying (???)
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  • 🎨 Cuando la música encontró sus trazos
    Fandom OC
    Categoría Original
    El taller de arte en el centro de Seúl era un rincón que Yunseok conocía bien. Lo había visitado varias veces en silencio, no porque fuera artista visual, sino porque aquel lugar le ofrecía algo que rara vez encontraba en su mundo: calma. Entre lienzos y trazos, siempre lograba respirar hondo, dejar atrás el ruido de su agenda, de su empresa de moda y de los escenarios.

    Aquella tarde volvió, buscando esa misma sensación. Pero al entrar, notó algo diferente. No estaba vacío como de costumbre. El aire estaba impregnado de olor a pintura fresca, y frente a un caballete, un joven concentrado en su trabajo trazaba líneas suaves con una precisión casi delicada.

    Cerró la puerta tras de sí con cuidado y habló en un tono grave y tranquilo:

    —Buenas tardes...

    Su voz resonó en el silencio del taller, suave pero firme

    —. Soy Yunseok Wang.

    Yunseok esbozó una leve sonrisa mientras avanzaba despacio, con la seguridad de quien aprecia el arte aunque no pertenezca a ese mundo.

    —¿Puedo saber tu nombre?

    preguntó con cortesía, sus ojos recorriendo las paredes tapizadas de ilustraciones que parecían hablar por sí mismas.

    Cuando escuchó su respuesta, Yunseok asintió levemente, como si lo encajara todo en su mente. Se acercó a una de las obras enmarcadas, quedándose en silencio unos segundos frente a ella. Había algo en esos trazos: calidez, humanidad… historias sin palabras.

    —No solo dibujas bien.

    dijo finalmente, girándose hacia él con una expresión sincera

    — Cuentas historias.

    Hizo una pausa y apoyó una mano en la mesa llena de pinceles y bocetos.

    —Estoy trabajando en un proyecto musical distinto. Un álbum benéfico que lleva la voz de colectivos ignorados, juzgados… personas que solo necesitan sentirse vistas. Cada letra está escrita para ellos, pero quiero que esa fuerza no solo se escuche. Quiero que también se vea.

    Se inclinó apenas hacia él, su mirada fija en la suya.

    —Tus ilustraciones tienen esa alma que busco. Me gustaría que las acompañaran. Que mis canciones y tus trazos formen algo que conecte de verdad con la gente.

    Yunseok sonrió suavemente, dejando su propuesta en el aire.

    —¿Qué dices? ¿Me permitirías unir tu arte al mío y darle vida juntos a algo que pueda hacer la diferencia?
    El taller de arte en el centro de Seúl era un rincón que Yunseok conocía bien. Lo había visitado varias veces en silencio, no porque fuera artista visual, sino porque aquel lugar le ofrecía algo que rara vez encontraba en su mundo: calma. Entre lienzos y trazos, siempre lograba respirar hondo, dejar atrás el ruido de su agenda, de su empresa de moda y de los escenarios. Aquella tarde volvió, buscando esa misma sensación. Pero al entrar, notó algo diferente. No estaba vacío como de costumbre. El aire estaba impregnado de olor a pintura fresca, y frente a un caballete, un joven concentrado en su trabajo trazaba líneas suaves con una precisión casi delicada. Cerró la puerta tras de sí con cuidado y habló en un tono grave y tranquilo: —Buenas tardes... Su voz resonó en el silencio del taller, suave pero firme —. Soy Yunseok Wang. Yunseok esbozó una leve sonrisa mientras avanzaba despacio, con la seguridad de quien aprecia el arte aunque no pertenezca a ese mundo. —¿Puedo saber tu nombre? preguntó con cortesía, sus ojos recorriendo las paredes tapizadas de ilustraciones que parecían hablar por sí mismas. Cuando escuchó su respuesta, Yunseok asintió levemente, como si lo encajara todo en su mente. Se acercó a una de las obras enmarcadas, quedándose en silencio unos segundos frente a ella. Había algo en esos trazos: calidez, humanidad… historias sin palabras. —No solo dibujas bien. dijo finalmente, girándose hacia él con una expresión sincera — Cuentas historias. Hizo una pausa y apoyó una mano en la mesa llena de pinceles y bocetos. —Estoy trabajando en un proyecto musical distinto. Un álbum benéfico que lleva la voz de colectivos ignorados, juzgados… personas que solo necesitan sentirse vistas. Cada letra está escrita para ellos, pero quiero que esa fuerza no solo se escuche. Quiero que también se vea. Se inclinó apenas hacia él, su mirada fija en la suya. —Tus ilustraciones tienen esa alma que busco. Me gustaría que las acompañaran. Que mis canciones y tus trazos formen algo que conecte de verdad con la gente. Yunseok sonrió suavemente, dejando su propuesta en el aire. —¿Qué dices? ¿Me permitirías unir tu arte al mío y darle vida juntos a algo que pueda hacer la diferencia?
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
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    Ooc. No sé si buscar un Jhin o un Hwei para esta Sona.

    He visto muchos fanarts últimamente y estoy blandita.

    Eso me recuerda que he de subir unos fanarts a esta cuenta y a la otra que son geniales.
    Ooc. No sé si buscar un Jhin o un Hwei para esta Sona. He visto muchos fanarts últimamente y estoy blandita. Eso me recuerda que he de subir unos fanarts a esta cuenta y a la otra que son geniales.
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  • El caballero y la sacerdotisa
    Fandom OC
    Categoría Fantasía
    --Toda su vida había vivido para el servicio de los dioses. Desde que nació, una ceguera inexplicable le negó el amor de una madre, el cobijo de una familia, pues creían que era una maldición.

    Fue abandonada a los pies de un inmenso árbol, con los ojos vendados y colgando de su manita, una pequeña piedra blanca de río envuelta con una correa de cuero, con Ansuz grabada en ella.

    Creció de un lugar a otro, hasta que finalmente encontró un hogar definitivo en un Hof abandonado que ella misma acondicionó, atrayendo poco a poco a algunos miembros de las aldeas cercanas que buscaban el consejo de los Dioses.

    Finalmente, con el paso de los años, Astrid se volvió popular entre las comunidades cercanas, hasta que un día, fue llevada -Casi a la fuerza- a las costas para abordar uno de los barcos exploradores hasta que llegó a Britania.

    Astrid no se opuso, pues noches antes, segura estaba, de haber escuchado al mismo padre Odín dirigirle algunas palabras, prometiéndole siempre guiarla en su misión.

    Escuchó al cuervo que desde entonces no la abandonaba y que en sus momentos de mayor necesidad, estaba siempre presente, y aunque Astrid fuese incapaz de ver, podía percibir, que todo lo que le estaba sucediendo, tenía un propósito.

    Una vez hubo llegado a Britania, le fue construida una pequeña choza donde Astrid se dedicaba a predicar la palabra de Odín a los niños y mujeres que eran llevadas como botín tras algunos saqueos e “incursiones” a los llamados fuertes de piedra.

    Pero… una tarde todo cambió. Cuando la lluvia de la tarde comenzó a caer, fuerte, agitando los techos de paja y madera hasta que de pronto, el calor y el olor a quemado llenaron el ambiente.

    Las mujeres gritando por ayuda y el grito de guerra de algunos hombres se mezclaron con el fuerte ruido de la tormenta cayendo sobre ellos, perturbaron a Astrid que en un intento por ayudar, salió del Hof para correr alrededor.

    Un fuerte agarre la tomó del brazo y la arrastró fuera del campo de batalla —¡Quédate aquí! —Le gritó un hombre, a quien no pudo identificar. Astrid, incapaz de reconocer el terreno, caminó a tientas entre los arbustos y los árboles, cayendo en cuenta que se había adentrado en el bosque. Los gritos y el sonar de las espadas al estrellarse unas con otras se fue apagando, hasta que finalmente tuvo que aceptar que se había perdido en un país y un lugar totalmente desconocido para ella.-
    --Toda su vida había vivido para el servicio de los dioses. Desde que nació, una ceguera inexplicable le negó el amor de una madre, el cobijo de una familia, pues creían que era una maldición. Fue abandonada a los pies de un inmenso árbol, con los ojos vendados y colgando de su manita, una pequeña piedra blanca de río envuelta con una correa de cuero, con Ansuz grabada en ella. Creció de un lugar a otro, hasta que finalmente encontró un hogar definitivo en un Hof abandonado que ella misma acondicionó, atrayendo poco a poco a algunos miembros de las aldeas cercanas que buscaban el consejo de los Dioses. Finalmente, con el paso de los años, Astrid se volvió popular entre las comunidades cercanas, hasta que un día, fue llevada -Casi a la fuerza- a las costas para abordar uno de los barcos exploradores hasta que llegó a Britania. Astrid no se opuso, pues noches antes, segura estaba, de haber escuchado al mismo padre Odín dirigirle algunas palabras, prometiéndole siempre guiarla en su misión. Escuchó al cuervo que desde entonces no la abandonaba y que en sus momentos de mayor necesidad, estaba siempre presente, y aunque Astrid fuese incapaz de ver, podía percibir, que todo lo que le estaba sucediendo, tenía un propósito. Una vez hubo llegado a Britania, le fue construida una pequeña choza donde Astrid se dedicaba a predicar la palabra de Odín a los niños y mujeres que eran llevadas como botín tras algunos saqueos e “incursiones” a los llamados fuertes de piedra. Pero… una tarde todo cambió. Cuando la lluvia de la tarde comenzó a caer, fuerte, agitando los techos de paja y madera hasta que de pronto, el calor y el olor a quemado llenaron el ambiente. Las mujeres gritando por ayuda y el grito de guerra de algunos hombres se mezclaron con el fuerte ruido de la tormenta cayendo sobre ellos, perturbaron a Astrid que en un intento por ayudar, salió del Hof para correr alrededor. Un fuerte agarre la tomó del brazo y la arrastró fuera del campo de batalla —¡Quédate aquí! —Le gritó un hombre, a quien no pudo identificar. Astrid, incapaz de reconocer el terreno, caminó a tientas entre los arbustos y los árboles, cayendo en cuenta que se había adentrado en el bosque. Los gritos y el sonar de las espadas al estrellarse unas con otras se fue apagando, hasta que finalmente tuvo que aceptar que se había perdido en un país y un lugar totalmente desconocido para ella.-
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  • ────Me pregunto si duermes con esa carita tranquila… o si, como yo, tus pensamientos montan show de medianoche, con monólogos profundos y todo, a eso de las tres de la madrugada. Si sueñas algo bonito, me cuentas y sino... un sueño improvisado también es interesante de escuchar.
    ────Me pregunto si duermes con esa carita tranquila… o si, como yo, tus pensamientos montan show de medianoche, con monólogos profundos y todo, a eso de las tres de la madrugada. Si sueñas algo bonito, me cuentas y sino... un sueño improvisado también es interesante de escuchar.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    || Lo siento por no poder estar en linea, en mi cuenta principal explicare
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