• 𝚁𝙴𝚃𝚄𝚁𝙽 𝚃𝙾 𝚃𝙷𝙴 𝙷𝚄𝙽𝚃
    Fandom Supernatural
    Categoría Acción
    Desperto en el cuarto de motel que compartía con el mayor de sus hijos, giró la cabeza sobre la almohada y miró en dirección a la segunda cama individual; Dean dormía profundamente con una mano metida debajo de la almohada y rocando por lo bajo, pero no por aparentar un sueño profundo significaba que no iba a despertarse de golpe ante el menor ruido en la habitación por lo que tenia que ser cuidadoso. Probablemente jamás lo admitiria en voz alta, pero estaba orgulloso de los excelentes cazadores que había formado, estaba orgulloso de Dean y de Sam; a pesar de estar molesto con este último por haberse marchado del nido, estaba orgulloso de ellos por todas las criaturas que habían eliminado sin su ayuda.

    El reloj en la mesa de noche marcaba poco más de las cinco de la mañana, no era de extrañarse que despertara por si solo en ese horario. Una costumbre arraigada, forjada durante sus años en el ejército y gracias a eso no era esclavo de ningún despertador.

    Se deslizó con cuidado sobre el colchón, tratando de no provocar ningún chirrido de los resortes. Se colgó el bolso al hombro, tomo las llaves de la camioneta, dejo las del impala sobre la mesa y garabateo una nota rápida que decía: "Dean, volvere en un par de días. Encargate de la cacería programada para los próximos días, llevate el impala, nos vemos pronto". Dejo la nota sobre la mesa de noche, observo a su hijo dormir por un par de segundos y se escabullo de la habitacion sin hacer ruido.

    Una vez fuera, empujo la camioneta un par de metros para no despertar a Dean con el sonido del motor. Afortunadamente acababa de llegar un camión con una exhausto conductor con intención de pasar la noche en ese lugar y John aprovecho el sonido de ese motor para encubrir el de su camioneta.

    Encendió la radio cuando tomo el desvío hacia la carretera, envío un último mensaje tanto para Bill como para su esposa Ellen; comunicandoles que iba en camino hacia su bar; Harvelle's Roadhouse. Un refugio y punto de encuentro para cazadores, allí solían intercambiar armas, debatir sobre criaturas sobrenaturales y hasta disputarse quien o quienes se encargaban de eliminar a tal o cual bestia.

    Condujo durante tres horas, solo para encontrarse con un clima lluvioso al estacionar en la entrada del bar. Bajo de la camioneta usando su chaqueta como paraguas, en ese breve trayecto se percató de que habían algunos coches que veía por primera y asumió que habían cazadores nuevos. No estaba en desacuerdo con incluir a más mientras fuesen competentes, las nueva camadas eran hijos o incluso nietos de otros cazadores; pero al menos se contentaba en saber que solo recibiría cumplidos para sus propios hijos, no le había comentado a nadie lo de Sam y esperaba manterlo así.

    Cruzó la puertas de entrada y lo primero que vio fue a Bill regañando a su hija Jo. El hombre extendía la mano de forma impaciente, aguardando a que la rubia le entragase algo, definitivamente a su amigo le faltaba tener algo de "mano dura" y educadar mejor a su hija.

    Por curiosidad, se sentó en una banqueta de la barra para contemplar discretamente la escena. En ese momento Ellen apareció y le sirvió una botella de cerveza.

    ──Otra vez trato de cazar por su cuenta. No importa lo que su padre le diga, quiere formar parte de esto, pero aún no esta lista... No todos tenemos la suerte de tener unos muchachos tan obedientes como los tuyos, John── Le comento divertida, el experto cazador tomó el cumplido aunque no alardeo sobre ello.

    ──Mis hijos también tuvieron su etapa de rebeldía en la que se saltaban mis reglas. Lo único que necesitas para enderezarlos es ser estricto pero también se requiere mucha paciencia. ── Vio como Jo dejaba de mala gana un cuchillo sobre la mano de su padre y se marchaba por la puerta de atrás del bar, en donde tenían su hogar y John acoto algo más. ──No sean duros con ella, ya aprenderá...

    Eve Duvall
    Desperto en el cuarto de motel que compartía con el mayor de sus hijos, giró la cabeza sobre la almohada y miró en dirección a la segunda cama individual; Dean dormía profundamente con una mano metida debajo de la almohada y rocando por lo bajo, pero no por aparentar un sueño profundo significaba que no iba a despertarse de golpe ante el menor ruido en la habitación por lo que tenia que ser cuidadoso. Probablemente jamás lo admitiria en voz alta, pero estaba orgulloso de los excelentes cazadores que había formado, estaba orgulloso de Dean y de Sam; a pesar de estar molesto con este último por haberse marchado del nido, estaba orgulloso de ellos por todas las criaturas que habían eliminado sin su ayuda. El reloj en la mesa de noche marcaba poco más de las cinco de la mañana, no era de extrañarse que despertara por si solo en ese horario. Una costumbre arraigada, forjada durante sus años en el ejército y gracias a eso no era esclavo de ningún despertador. Se deslizó con cuidado sobre el colchón, tratando de no provocar ningún chirrido de los resortes. Se colgó el bolso al hombro, tomo las llaves de la camioneta, dejo las del impala sobre la mesa y garabateo una nota rápida que decía: "Dean, volvere en un par de días. Encargate de la cacería programada para los próximos días, llevate el impala, nos vemos pronto". Dejo la nota sobre la mesa de noche, observo a su hijo dormir por un par de segundos y se escabullo de la habitacion sin hacer ruido. Una vez fuera, empujo la camioneta un par de metros para no despertar a Dean con el sonido del motor. Afortunadamente acababa de llegar un camión con una exhausto conductor con intención de pasar la noche en ese lugar y John aprovecho el sonido de ese motor para encubrir el de su camioneta. Encendió la radio cuando tomo el desvío hacia la carretera, envío un último mensaje tanto para Bill como para su esposa Ellen; comunicandoles que iba en camino hacia su bar; Harvelle's Roadhouse. Un refugio y punto de encuentro para cazadores, allí solían intercambiar armas, debatir sobre criaturas sobrenaturales y hasta disputarse quien o quienes se encargaban de eliminar a tal o cual bestia. Condujo durante tres horas, solo para encontrarse con un clima lluvioso al estacionar en la entrada del bar. Bajo de la camioneta usando su chaqueta como paraguas, en ese breve trayecto se percató de que habían algunos coches que veía por primera y asumió que habían cazadores nuevos. No estaba en desacuerdo con incluir a más mientras fuesen competentes, las nueva camadas eran hijos o incluso nietos de otros cazadores; pero al menos se contentaba en saber que solo recibiría cumplidos para sus propios hijos, no le había comentado a nadie lo de Sam y esperaba manterlo así. Cruzó la puertas de entrada y lo primero que vio fue a Bill regañando a su hija Jo. El hombre extendía la mano de forma impaciente, aguardando a que la rubia le entragase algo, definitivamente a su amigo le faltaba tener algo de "mano dura" y educadar mejor a su hija. Por curiosidad, se sentó en una banqueta de la barra para contemplar discretamente la escena. En ese momento Ellen apareció y le sirvió una botella de cerveza. ──Otra vez trato de cazar por su cuenta. No importa lo que su padre le diga, quiere formar parte de esto, pero aún no esta lista... No todos tenemos la suerte de tener unos muchachos tan obedientes como los tuyos, John── Le comento divertida, el experto cazador tomó el cumplido aunque no alardeo sobre ello. ──Mis hijos también tuvieron su etapa de rebeldía en la que se saltaban mis reglas. Lo único que necesitas para enderezarlos es ser estricto pero también se requiere mucha paciencia. ── Vio como Jo dejaba de mala gana un cuchillo sobre la mano de su padre y se marchaba por la puerta de atrás del bar, en donde tenían su hogar y John acoto algo más. ──No sean duros con ella, ya aprenderá... [TREME.WITCH]
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  • ❝𝑳𝒐𝒔 𝒕𝒓𝒆𝒔 𝒕𝒐𝒒𝒖𝒆𝒔❞
    Fandom Supernatural
    Categoría Acción
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ♥ 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎:
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ⚆ Dean 𝕎inch𝙚s𝐭er



    La pelirroja había viajado por prácticamente todo el mundo, siempre alojada en hoteles de 5 estrellas, con todo el lujo a su disposición. Y sin embargo jamás había vuelto de un viaje, con una sonrisa tan esplendida como la que tenía al bajar del Impala en el garaje del bunker.
    Sam les había oído llegar y les esperaba de brazos cruzados en la puerta del mismo.
    Después de bajar del coche, y tras un abrazo y un agradecimiento a su cuñado por la ayuda con todo el tema del viaje, los tres suben y recorren los laberinticos pasillos, con la británica como cabeza de comitiva, y los dos hermanos acarreando las maletas rosas que hasta hace pocos minutos llenaban el maletero del Chevy.

    Habían pasado casi tres meses desde aquella fecha, y aunque los problemas seguían allí para ellos, esperándoles una vez habían vuelto, nadie podia negar que aquel viaje les había venido extraordinariamente bien a ambos.

    Los hermanos habían retomado sus investigaciones, sus salidas para acabar con hombres lobo, vampiros, espectros, demonios…
    Muchas veces ella misma participaba en los casos, del mismo modo que ya había hecho antes de sus vacaciones, pero sin un destino tan aciago como el que había encontrado en Dodge City.
    La vida había vuelto a la normalidad, a su normalidad.

    >> Eran las cuatro de la madrugada cuando la ausencia de Dean en la cama despierta a la británica, quien se incorpora mirando la luz del reloj digital como si le ofendieran aquellos números.
    Las sabanas a su lado estaban frías por lo que descarta una visita nocturna al baño.
    Podia darse la vuelta y volverse a dormir, sabía que los horarios de sueño del cazador no eran los más normales del mundo, pero en lugar de eso se levanta y se pone la bata de Dean antes de salir por la puerta, caminando descalza pero arrebujándose dentro de la enorme prenda.
    No necesita buscar demasiado, el primer lugar en el que decide mirar es donde le encuentra.
    Sentado a una de las mesas de la biblioteca, frente al portátil encendido y de espaldas a ella.

    — ¿Te parece bonito abandonarme en la cama? — Cuando llega hasta él, en completo silencio, alza sus manos hasta la nuca masculina y desde allí deja que sus uñas se deslicen hacia arriba creando diez pequeños caminos y viendo con satisfacción como la piel de aquella zona del Winchester se erizaba. — Las noticias seguirán ahí por la mañana…— pero la más joven apaga sus palabras antes de terminarlas al leer por encima del hombro masculino el titular que destacaba en la pantalla.

    ❝𝐂𝐑𝐄𝐂𝐄 𝐄𝐋 𝐏𝐀𝐍𝐈𝐂𝐎 𝐍𝐈𝐍̃𝐎𝐒 𝐄𝐍 𝐂𝐎𝐌𝐀 𝐒𝐈𝐍 𝐂𝐀𝐔𝐒𝐀 𝐌𝐄𝐃𝐈𝐂𝐀❞

    — ¿De verdad crees que podría ser algo de vuestra… especialidad?
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ♥ 𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒𝑟 𝑝𝑎𝑟𝑎: ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ⚆ [thxsoldier] La pelirroja había viajado por prácticamente todo el mundo, siempre alojada en hoteles de 5 estrellas, con todo el lujo a su disposición. Y sin embargo jamás había vuelto de un viaje, con una sonrisa tan esplendida como la que tenía al bajar del Impala en el garaje del bunker. Sam les había oído llegar y les esperaba de brazos cruzados en la puerta del mismo. Después de bajar del coche, y tras un abrazo y un agradecimiento a su cuñado por la ayuda con todo el tema del viaje, los tres suben y recorren los laberinticos pasillos, con la británica como cabeza de comitiva, y los dos hermanos acarreando las maletas rosas que hasta hace pocos minutos llenaban el maletero del Chevy. Habían pasado casi tres meses desde aquella fecha, y aunque los problemas seguían allí para ellos, esperándoles una vez habían vuelto, nadie podia negar que aquel viaje les había venido extraordinariamente bien a ambos. Los hermanos habían retomado sus investigaciones, sus salidas para acabar con hombres lobo, vampiros, espectros, demonios… Muchas veces ella misma participaba en los casos, del mismo modo que ya había hecho antes de sus vacaciones, pero sin un destino tan aciago como el que había encontrado en Dodge City. La vida había vuelto a la normalidad, a su normalidad. >> Eran las cuatro de la madrugada cuando la ausencia de Dean en la cama despierta a la británica, quien se incorpora mirando la luz del reloj digital como si le ofendieran aquellos números. Las sabanas a su lado estaban frías por lo que descarta una visita nocturna al baño. Podia darse la vuelta y volverse a dormir, sabía que los horarios de sueño del cazador no eran los más normales del mundo, pero en lugar de eso se levanta y se pone la bata de Dean antes de salir por la puerta, caminando descalza pero arrebujándose dentro de la enorme prenda. No necesita buscar demasiado, el primer lugar en el que decide mirar es donde le encuentra. Sentado a una de las mesas de la biblioteca, frente al portátil encendido y de espaldas a ella. — ¿Te parece bonito abandonarme en la cama? — Cuando llega hasta él, en completo silencio, alza sus manos hasta la nuca masculina y desde allí deja que sus uñas se deslicen hacia arriba creando diez pequeños caminos y viendo con satisfacción como la piel de aquella zona del Winchester se erizaba. — Las noticias seguirán ahí por la mañana…— pero la más joven apaga sus palabras antes de terminarlas al leer por encima del hombro masculino el titular que destacaba en la pantalla. ❝𝐂𝐑𝐄𝐂𝐄 𝐄𝐋 𝐏𝐀𝐍𝐈𝐂𝐎 𝐍𝐈𝐍̃𝐎𝐒 𝐄𝐍 𝐂𝐎𝐌𝐀 𝐒𝐈𝐍 𝐂𝐀𝐔𝐒𝐀 𝐌𝐄𝐃𝐈𝐂𝐀❞ — ¿De verdad crees que podría ser algo de vuestra… especialidad?
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  • >>La criatura a decidido ir de caza, la criatura no sabe que los platanos no van en manada.
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  • Una Cazadora
    Fandom Devil May Cry
    Categoría Acción
    El bar Devil’s Scoop está casi vacío, iluminado por luces neón rosa y azul que parpadean perezosamente. Afuera llueve, pero adentro huele a azúcar tostada y café caliente. A esta hora nadie pide helados… excepto ella.

    Dante, cabello blanco cayendo en mechones rebeldes y chaqueta roja abierta sobre una camiseta corta, está sentada en la barra. Con una mano sostiene un enorme sundae de chocolate y cereza. Con la otra hace girar absentemente una cuchara entre los dedos, como si fuera un arma.

    Se nota que está aburrida, el tipo de aburrimiento que solo una cazadora de demonios extremadamente poderosa puede sentir cuando la vida se vuelve demasiado tranquila. Mira el sundae como si esperara que de repente saltara para atacarla.

    Mientras la música suave llena el bar, las puertas se abren con un leve chirrido. Entra un desconocido para ella. La notas de inmediato: la chica de cabello blanco, postura despreocupada pero peligrosa, ojos que parecen capaces de atravesar paredes… o almas.
    El bar Devil’s Scoop está casi vacío, iluminado por luces neón rosa y azul que parpadean perezosamente. Afuera llueve, pero adentro huele a azúcar tostada y café caliente. A esta hora nadie pide helados… excepto ella. Dante, cabello blanco cayendo en mechones rebeldes y chaqueta roja abierta sobre una camiseta corta, está sentada en la barra. Con una mano sostiene un enorme sundae de chocolate y cereza. Con la otra hace girar absentemente una cuchara entre los dedos, como si fuera un arma. Se nota que está aburrida, el tipo de aburrimiento que solo una cazadora de demonios extremadamente poderosa puede sentir cuando la vida se vuelve demasiado tranquila. Mira el sundae como si esperara que de repente saltara para atacarla. Mientras la música suave llena el bar, las puertas se abren con un leve chirrido. Entra un desconocido para ella. La notas de inmediato: la chica de cabello blanco, postura despreocupada pero peligrosa, ojos que parecen capaces de atravesar paredes… o almas.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    La luna de sangre

    No pienso.
    Solo corro.

    Las palabras de Selin siguen ardiendo dentro de mí como un presagio recién nacido.

    Cuando llego a la habitación de Akane abro la puerta sin llamar, sin respirar siquiera.

    —Akane… Yuna.
    Le cuento la leyenda de Yue entre jadeos, las imágenes del sueño, la espada, el escudo, el peligro.
    Y entonces lo entendemos.

    Las dos lo entendemos al mismo tiempo.

    Yuna no está.

    Y esta noche…
    es la luna de sangre.

    La noche en la que los espíritus se agitan.
    La noche en que los velos son papel.
    La noche en que lo puro es cazado.

    La mirada de Akane se afila, su respiración se corta.
    Con un movimiento de muñeca, traza en el aire la misma geometría que usa Jennifer:
    un círculo de plata negra que vibra como una lágrima contenida.

    —Vamos. —dice Akane, sin su habitual elegancia.
    Solo urgencia.
    Solo miedo.

    Saltamos.


    ---

    El templo de Elune

    Aparecemos en la Luna.

    El templo de Elune… o lo que queda de él.
    Ruinas antiguas bañadas en un blanco imposible,
    una pureza que se aferra incluso después de milenios de guerras,
    de sacrificios, de silencios.

    El aire está vivo.

    Las flores lunares —aquellas que solo brotan en lugares donde la magia de Elune aún respira—
    se abren a nuestro paso, blancas, níveas, inocentes.

    Pero la inocencia no dura.

    Las primeras empiezan a teñirse.
    Como si una gota de sangre invisible cayera sobre cada pétalo.
    De blanco
    a rosa
    a rojo oscuro.

    Cada flor que se mancha
    es un segundo menos.

    —Lili… —murmura Akane, pero no hace falta que me advierta.
    El templo nos habla.
    No con palabras.
    Con señales.
    Con símbolos.
    Con heridas.

    Las columnas grietas al sentirnos.
    El viento se vuelve pesado.
    La luz parpadea como si tuviera miedo.

    —Nos está guiando. —susurro.

    O nos está advirtiendo.

    Empiezo a sentir la sombra en mi espalda, inquieta, caminando sola.
    Veythra se remueve.
    El sueño de Selin aún late en mí.

    Y bajo mis pies, el suelo se ilumina.
    Una línea plateada dibuja un sendero que se interna en la parte más antigua del templo,
    donde ninguna luz llega.

    Ahí es donde Yuna está.
    O donde algo la espera.

    —Akane… corre.

    Las flores ya no se vuelven rojas.
    Se vuelven negras.

    La pureza está muriendo.

    La Luna está sangrando.

    Y Yuna…
    Yuna está allí dentro.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La luna de sangre No pienso. Solo corro. Las palabras de Selin siguen ardiendo dentro de mí como un presagio recién nacido. Cuando llego a la habitación de Akane abro la puerta sin llamar, sin respirar siquiera. —Akane… Yuna. Le cuento la leyenda de Yue entre jadeos, las imágenes del sueño, la espada, el escudo, el peligro. Y entonces lo entendemos. Las dos lo entendemos al mismo tiempo. Yuna no está. Y esta noche… es la luna de sangre. La noche en la que los espíritus se agitan. La noche en que los velos son papel. La noche en que lo puro es cazado. La mirada de Akane se afila, su respiración se corta. Con un movimiento de muñeca, traza en el aire la misma geometría que usa Jennifer: un círculo de plata negra que vibra como una lágrima contenida. —Vamos. —dice Akane, sin su habitual elegancia. Solo urgencia. Solo miedo. Saltamos. --- El templo de Elune Aparecemos en la Luna. El templo de Elune… o lo que queda de él. Ruinas antiguas bañadas en un blanco imposible, una pureza que se aferra incluso después de milenios de guerras, de sacrificios, de silencios. El aire está vivo. Las flores lunares —aquellas que solo brotan en lugares donde la magia de Elune aún respira— se abren a nuestro paso, blancas, níveas, inocentes. Pero la inocencia no dura. Las primeras empiezan a teñirse. Como si una gota de sangre invisible cayera sobre cada pétalo. De blanco a rosa a rojo oscuro. Cada flor que se mancha es un segundo menos. —Lili… —murmura Akane, pero no hace falta que me advierta. El templo nos habla. No con palabras. Con señales. Con símbolos. Con heridas. Las columnas grietas al sentirnos. El viento se vuelve pesado. La luz parpadea como si tuviera miedo. —Nos está guiando. —susurro. O nos está advirtiendo. Empiezo a sentir la sombra en mi espalda, inquieta, caminando sola. Veythra se remueve. El sueño de Selin aún late en mí. Y bajo mis pies, el suelo se ilumina. Una línea plateada dibuja un sendero que se interna en la parte más antigua del templo, donde ninguna luz llega. Ahí es donde Yuna está. O donde algo la espera. —Akane… corre. Las flores ya no se vuelven rojas. Se vuelven negras. La pureza está muriendo. La Luna está sangrando. Y Yuna… Yuna está allí dentro.
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    La luna de sangre

    No pienso.
    Solo corro.

    Las palabras de Selin siguen ardiendo dentro de mí como un presagio recién nacido.

    Cuando llego a la habitación de Akane abro la puerta sin llamar, sin respirar siquiera.

    —Akane… Yuna.
    Le cuento la leyenda de Yue entre jadeos, las imágenes del sueño, la espada, el escudo, el peligro.
    Y entonces lo entendemos.

    Las dos lo entendemos al mismo tiempo.

    Yuna no está.

    Y esta noche…
    es la luna de sangre.

    La noche en la que los espíritus se agitan.
    La noche en que los velos son papel.
    La noche en que lo puro es cazado.

    La mirada de Akane se afila, su respiración se corta.
    Con un movimiento de muñeca, traza en el aire la misma geometría que usa Jennifer:
    un círculo de plata negra que vibra como una lágrima contenida.

    —Vamos. —dice Akane, sin su habitual elegancia.
    Solo urgencia.
    Solo miedo.

    Saltamos.


    ---

    El templo de Elune

    Aparecemos en la Luna.

    El templo de Elune… o lo que queda de él.
    Ruinas antiguas bañadas en un blanco imposible,
    una pureza que se aferra incluso después de milenios de guerras,
    de sacrificios, de silencios.

    El aire está vivo.

    Las flores lunares —aquellas que solo brotan en lugares donde la magia de Elune aún respira—
    se abren a nuestro paso, blancas, níveas, inocentes.

    Pero la inocencia no dura.

    Las primeras empiezan a teñirse.
    Como si una gota de sangre invisible cayera sobre cada pétalo.
    De blanco
    a rosa
    a rojo oscuro.

    Cada flor que se mancha
    es un segundo menos.

    —Lili… —murmura Akane, pero no hace falta que me advierta.
    El templo nos habla.
    No con palabras.
    Con señales.
    Con símbolos.
    Con heridas.

    Las columnas grietas al sentirnos.
    El viento se vuelve pesado.
    La luz parpadea como si tuviera miedo.

    —Nos está guiando. —susurro.

    O nos está advirtiendo.

    Empiezo a sentir la sombra en mi espalda, inquieta, caminando sola.
    Veythra se remueve.
    El sueño de Selin aún late en mí.

    Y bajo mis pies, el suelo se ilumina.
    Una línea plateada dibuja un sendero que se interna en la parte más antigua del templo,
    donde ninguna luz llega.

    Ahí es donde Yuna está.
    O donde algo la espera.

    —Akane… corre.

    Las flores ya no se vuelven rojas.
    Se vuelven negras.

    La pureza está muriendo.

    La Luna está sangrando.

    Y Yuna…
    Yuna está allí dentro.
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    La luna de sangre

    No pienso.
    Solo corro.

    Las palabras de Selin siguen ardiendo dentro de mí como un presagio recién nacido.

    Cuando llego a la habitación de Akane abro la puerta sin llamar, sin respirar siquiera.

    —Akane… Yuna.
    Le cuento la leyenda de Yue entre jadeos, las imágenes del sueño, la espada, el escudo, el peligro.
    Y entonces lo entendemos.

    Las dos lo entendemos al mismo tiempo.

    Yuna no está.

    Y esta noche…
    es la luna de sangre.

    La noche en la que los espíritus se agitan.
    La noche en que los velos son papel.
    La noche en que lo puro es cazado.

    La mirada de Akane se afila, su respiración se corta.
    Con un movimiento de muñeca, traza en el aire la misma geometría que usa Jennifer:
    un círculo de plata negra que vibra como una lágrima contenida.

    —Vamos. —dice Akane, sin su habitual elegancia.
    Solo urgencia.
    Solo miedo.

    Saltamos.


    ---

    El templo de Elune

    Aparecemos en la Luna.

    El templo de Elune… o lo que queda de él.
    Ruinas antiguas bañadas en un blanco imposible,
    una pureza que se aferra incluso después de milenios de guerras,
    de sacrificios, de silencios.

    El aire está vivo.

    Las flores lunares —aquellas que solo brotan en lugares donde la magia de Elune aún respira—
    se abren a nuestro paso, blancas, níveas, inocentes.

    Pero la inocencia no dura.

    Las primeras empiezan a teñirse.
    Como si una gota de sangre invisible cayera sobre cada pétalo.
    De blanco
    a rosa
    a rojo oscuro.

    Cada flor que se mancha
    es un segundo menos.

    —Lili… —murmura Akane, pero no hace falta que me advierta.
    El templo nos habla.
    No con palabras.
    Con señales.
    Con símbolos.
    Con heridas.

    Las columnas grietas al sentirnos.
    El viento se vuelve pesado.
    La luz parpadea como si tuviera miedo.

    —Nos está guiando. —susurro.

    O nos está advirtiendo.

    Empiezo a sentir la sombra en mi espalda, inquieta, caminando sola.
    Veythra se remueve.
    El sueño de Selin aún late en mí.

    Y bajo mis pies, el suelo se ilumina.
    Una línea plateada dibuja un sendero que se interna en la parte más antigua del templo,
    donde ninguna luz llega.

    Ahí es donde Yuna está.
    O donde algo la espera.

    —Akane… corre.

    Las flores ya no se vuelven rojas.
    Se vuelven negras.

    La pureza está muriendo.

    La Luna está sangrando.

    Y Yuna…
    Yuna está allí dentro.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La luna de sangre No pienso. Solo corro. Las palabras de Selin siguen ardiendo dentro de mí como un presagio recién nacido. Cuando llego a la habitación de Akane abro la puerta sin llamar, sin respirar siquiera. —Akane… Yuna. Le cuento la leyenda de Yue entre jadeos, las imágenes del sueño, la espada, el escudo, el peligro. Y entonces lo entendemos. Las dos lo entendemos al mismo tiempo. Yuna no está. Y esta noche… es la luna de sangre. La noche en la que los espíritus se agitan. La noche en que los velos son papel. La noche en que lo puro es cazado. La mirada de Akane se afila, su respiración se corta. Con un movimiento de muñeca, traza en el aire la misma geometría que usa Jennifer: un círculo de plata negra que vibra como una lágrima contenida. —Vamos. —dice Akane, sin su habitual elegancia. Solo urgencia. Solo miedo. Saltamos. --- El templo de Elune Aparecemos en la Luna. El templo de Elune… o lo que queda de él. Ruinas antiguas bañadas en un blanco imposible, una pureza que se aferra incluso después de milenios de guerras, de sacrificios, de silencios. El aire está vivo. Las flores lunares —aquellas que solo brotan en lugares donde la magia de Elune aún respira— se abren a nuestro paso, blancas, níveas, inocentes. Pero la inocencia no dura. Las primeras empiezan a teñirse. Como si una gota de sangre invisible cayera sobre cada pétalo. De blanco a rosa a rojo oscuro. Cada flor que se mancha es un segundo menos. —Lili… —murmura Akane, pero no hace falta que me advierta. El templo nos habla. No con palabras. Con señales. Con símbolos. Con heridas. Las columnas grietas al sentirnos. El viento se vuelve pesado. La luz parpadea como si tuviera miedo. —Nos está guiando. —susurro. O nos está advirtiendo. Empiezo a sentir la sombra en mi espalda, inquieta, caminando sola. Veythra se remueve. El sueño de Selin aún late en mí. Y bajo mis pies, el suelo se ilumina. Una línea plateada dibuja un sendero que se interna en la parte más antigua del templo, donde ninguna luz llega. Ahí es donde Yuna está. O donde algo la espera. —Akane… corre. Las flores ya no se vuelven rojas. Se vuelven negras. La pureza está muriendo. La Luna está sangrando. Y Yuna… Yuna está allí dentro.
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  • ¡Que emoción!. Me han saludado para mi cumpleaños. Gracias a: Jean Phantomhive, ⚘ Princess Nyx , Axel Koroved , Huesos El Mercader, Hiro , @Lιᥣιᥲ Vᥲᥒɾoᥙgᥱ, 桑蒂 𝐒𝐚𝐧𝐭𝐢𝐚𝐠𝐨 ᴬᵒᶦ 葵, 𝐌𝖾𝗅𝗂𝗇𝖺 𝐅𝗂𝗋𝖾𝖻𝗅𝗈𝗈𝗆, 𝕯𝖆𝖓𝖙𝖊 y Ray R81.
    Está Roedora se siente muy feliz.
    ¡Que emoción!. Me han saludado para mi cumpleaños. Gracias a: [littl3gr3y], [TheBlackNix], [Akly_5], [Huesos_27666], [Hiritox3], @[Lilia_vanrouge_Off.Rplyr01], [Santi12], [Fire.bl00m], [Caza_Demonios89] y [shadow_salmon_whale_573]. Está Roedora se siente muy feliz.
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  • Muchas gracias por saludarme para mi cumpleaños. NOOV ᵉˡ ᶜʰᶤᶜᵒ ʳᵒᵇᵒᵗ, Jean Phantomhive, Christopher Shikibu, Axel Koroved , Daozhang Xiao Xingchen, Zagreo the Dark Demon Greek Mitology, Hiro , ⚘ Princess Nyx , 𝕯𝖆𝖓𝖙𝖊 , Dai Nslein y Lady Céleste.
    Sus regalos y saludos me hicieron muy feliz, espero pronto devolver sus regalos y ssluditos. Los quiero mucho, besos de Kryptoniana.
    Muchas gracias por saludarme para mi cumpleaños. [n.o.o.v], [littl3gr3y], [Christopher007], [Akly_5], [Daozhang_XiaoXingchen], [Dark_Demon], [Hiritox3], [TheBlackNix], [Caza_Demonios89], [Wanderer] y [LadyCeleste2008]. Sus regalos y saludos me hicieron muy feliz, espero pronto devolver sus regalos y ssluditos. Los quiero mucho, besos de Kryptoniana.
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  • Mi razón de ser fue una marca impuesta, una esperanza de un corazón egoísta quién me crío.

    No escogí lo que soy, no nací siendo así pero decidí aceptarlo.

    Me adueñe de mi verdad, de mi objetivo en vida, de mi ascenso a la redención.

    Comando a hombres, ellos entienden mis órdenes. Soy una figura de poder y autoridad.

    Mi razón de ser siempre fue así, una cazadora.

    Mi espíritu busca vengar y matar,
    Mi sed de venganza es insaciable.

    Mi razón de ser siempre fue escrito en la historia para vencer y dejar huella.

    Sin embargo...

    Mi razón de ser, dejó de existir cuando te conocí.

    Mi razón de ser, quedó enterrado cuando te vi llorar.

    Mi razón de ser, dejo de ser, cuando puse mis labios a tu merced.

    Mi razón de ser, ahora eres tú.

    𝐕𝐞𝐱𝐚𝐧𝐧𝐚
    Mi razón de ser fue una marca impuesta, una esperanza de un corazón egoísta quién me crío. No escogí lo que soy, no nací siendo así pero decidí aceptarlo. Me adueñe de mi verdad, de mi objetivo en vida, de mi ascenso a la redención. Comando a hombres, ellos entienden mis órdenes. Soy una figura de poder y autoridad. Mi razón de ser siempre fue así, una cazadora. Mi espíritu busca vengar y matar, Mi sed de venganza es insaciable. Mi razón de ser siempre fue escrito en la historia para vencer y dejar huella. Sin embargo... Mi razón de ser, dejó de existir cuando te conocí. Mi razón de ser, quedó enterrado cuando te vi llorar. Mi razón de ser, dejo de ser, cuando puse mis labios a tu merced. Mi razón de ser, ahora eres tú. [vexanna_thewitch]
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  • Cazadores… Siempre había sentido esa mezcla rara de rabia y tristeza cuando los veía, no por ellos mismos, sino por la forma en que los dioses los usaban como si fueran herramientas sin valor. ¿Cómo iba a matar a un humano, por más fuerza que tuviera o por más que sus habilidades despertaran cuando estaba en peligro? Al final del día seguían siendo personas, solo que ahora sus cuerpos ya no les pertenecían. La lluvia caía tan fuerte que lograba borrar los pasos en el barro, pero aun así no los perdía de vista; esos ojos rojos brillando como si algo dentro de ellos estuviera vivo y retorciéndose. No era natural. Esa deidad que los controlaba les había dado más velocidad, más fuerza, más resistencia… todo para que pudieran hacer el trabajo sucio que él quería cumplir con sus propias manos. Su cabello rojizo se le pegaba al rostro mientras esquivaba golpes que cada vez se volvían más violentos, tratando de no lastimarlos más de lo necesario. Le dolía tener que enfrentarlos, saber que no eran ellos quienes la estaban atacando, sino algo que tiraba de sus hilos desde lejos. Y aun así, no podía dejarse vencer. No podía caer allí.

    Pero en medio de todo ese caos y de los ataques cargados de ese brillo rojo enfermizo, sintió algo que no venía de esos cuerpos poseídos. Era diferente, mucho más frío, más pesado… como si la oscuridad hubiera cobrado vida por un segundo. No tenía pasos, no tenía respiración. Solo estaba ahí, escondido entre los árboles, mirándola de una manera que hizo que el aire se le quedara atrapado en el pecho. No era la deidad que controlaba a los cazadores, eso estaba claro. Esto era otra cosa, algo que no parecía querer matarla, sino… observarla. La tormenta pareció hacerse más silenciosa por un instante, como si todo se detuviera alrededor. Giró ligeramente, sin bajar la guardia, sintiendo ese cosquilleo incómodo en la nuca. Sabía que no estaba sola. Que entre esa cacería forzada y la furia de los dioses había algo más moviéndose, algo que la seguía en silencio.

    [ryo.izanagi]
    Cazadores… Siempre había sentido esa mezcla rara de rabia y tristeza cuando los veía, no por ellos mismos, sino por la forma en que los dioses los usaban como si fueran herramientas sin valor. ¿Cómo iba a matar a un humano, por más fuerza que tuviera o por más que sus habilidades despertaran cuando estaba en peligro? Al final del día seguían siendo personas, solo que ahora sus cuerpos ya no les pertenecían. La lluvia caía tan fuerte que lograba borrar los pasos en el barro, pero aun así no los perdía de vista; esos ojos rojos brillando como si algo dentro de ellos estuviera vivo y retorciéndose. No era natural. Esa deidad que los controlaba les había dado más velocidad, más fuerza, más resistencia… todo para que pudieran hacer el trabajo sucio que él quería cumplir con sus propias manos. Su cabello rojizo se le pegaba al rostro mientras esquivaba golpes que cada vez se volvían más violentos, tratando de no lastimarlos más de lo necesario. Le dolía tener que enfrentarlos, saber que no eran ellos quienes la estaban atacando, sino algo que tiraba de sus hilos desde lejos. Y aun así, no podía dejarse vencer. No podía caer allí. Pero en medio de todo ese caos y de los ataques cargados de ese brillo rojo enfermizo, sintió algo que no venía de esos cuerpos poseídos. Era diferente, mucho más frío, más pesado… como si la oscuridad hubiera cobrado vida por un segundo. No tenía pasos, no tenía respiración. Solo estaba ahí, escondido entre los árboles, mirándola de una manera que hizo que el aire se le quedara atrapado en el pecho. No era la deidad que controlaba a los cazadores, eso estaba claro. Esto era otra cosa, algo que no parecía querer matarla, sino… observarla. La tormenta pareció hacerse más silenciosa por un instante, como si todo se detuviera alrededor. Giró ligeramente, sin bajar la guardia, sintiendo ese cosquilleo incómodo en la nuca. Sabía que no estaba sola. Que entre esa cacería forzada y la furia de los dioses había algo más moviéndose, algo que la seguía en silencio. [ryo.izanagi]
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