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    //Me desaparezco hasta nuevo aviso...
    Preciosuras, si algun@ piensa estudiar ciencias sociales, no lo hagan, mi humilde consejo.
    Les atiendo los roles cuando me libere de mi tortura ;)//
    //Me desaparezco hasta nuevo aviso... Preciosuras, si algun@ piensa estudiar ciencias sociales, no lo hagan, mi humilde consejo. Les atiendo los roles cuando me libere de mi tortura ;)// :STK-25:
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    FICHA
    Nombre: Akane Queen Ishtar
    Raza: Híbrida entre súcubo y ogresa
    Altura: 1.52 m (en humana y goblina) - 1.80 m (en ogresa demonio)
    Ocupación: Estudiante de primer año de secundaria

    Descripción Física
    Forma humana: Cabello largo, lacio, azul con reflejos púrpura. Piel pálida, ojos verdes.

    Transformación ogresa-demonio: Aumenta de tamaño y masa muscular, piel azulada, ojos rojos, cabello largo y blanco. Cuernos con manchas negras en la frente como un Oni. Usa una alabarda extremadamente pesada que solo ella puede levantar con una mano.

    Transformación goblina: Piel azulada con un tono púrpura, cabello blanco, ojos marrones (cambian a rojos cuando se pone seria), orejas grandes. Especialista en armas de fuego y trampas.

    Familia
    Madre: Yuna Queen – Ogresa, muy cariñosa con Akane, la consiente mucho. Heredó el carácter de su madre, Ayane.

    Madre: Sasha Ishtar – Sucubu, la consiente, pero también es más estricta.

    Abuela materna: Jennifer Queen – Reina ogresa, entrenó a Akane con métodos extremadamente duros. Entrenó también a sus hijas Yuna y Albedo con rigurosidad, lo que hizo que Akane le tuviera miedo al principio.

    Abuela materna (esposa de Jennifer): Ayane Ishtar Queen – Madre de Yuna, más comprensiva y cariñosa. Al igual que Yuna, consiente mucho a Akane.

    Tía: Albedo Queen Ishtar – Hermana de Yuna. Akane al ver los entrenamientos de Jennifer con Albedo, comenzó a creer en las historias sobre el infierno que su madre vivió al entrenar con ella.

    Personalidad
    Akane comenzó siendo una niña inocente y traviesa, siempre buscando aventuras desde una edad temprana. Su amor por los animales es profundo y ha mantenido este cariño hasta la actualidad.

    Tiene una debilidad por los postres y es una glotona por naturaleza. A menudo es molestada con la idea de que podría engordar, pero ella sabe que eso no sucederá, ya que su metabolismo cambia radicalmente cuando usa sus transformaciones. Gasta una gran cantidad de energía y calorías, por lo que necesita comer mucho para reponerse. Sin embargo, si no come lo suficiente, se debilita más rápido al transformarse.

    Su apetito es enorme y se enfurece cuando la molestan con su comida, especialmente si le roban la fresa de su pastel, lo que le provoca rabietas como una niña pequeña.

    Es coqueta y algo presumida con su aspecto, pero su forma de vestir varía según sus transformaciones:

    Forma humana: Viste con un vestido negro largo con encajes estilo lolita gótica, resaltando su elegancia y gusto por la moda refinada.

    Forma ogresa-demonio: Su estilo cambia completamente, adoptando un aire rebelde y agresivo. Usa una mini falda que expone más sus piernas, junto con una blusa blanca de botones que mete en su falda, pero que a veces ata para exponer su estómago, dándole un aire de delincuente juvenil. Aunque todavia le gustan las cosas lindas, en esta forma se avergüenza fácilmente cuando su lado sensible queda expuesto.

    Forma goblina: Aquí adopta un look más funcional y práctico, reflejando su amor por la mecánica. Usa pantalón y camiseta verde, guantes de trabajo y lentes para soldar, dándole la apariencia de una típica mecánica friki. En esta forma, su naturaleza traviesa aflora aun más, se emociona por todo, aunque lucha por parecer madura, lo que le resulta difícil debido a su innata curiosidad.

    Trasfondo
    Desde su nacimiento, Akane destacó por ser diferente. Como híbrida entre súcubo y ogresa, su crecimiento acelerado le permitió desarrollar una madurez temprana, pero sin perder su innata curiosidad y espíritu travieso. Desde pequeña, adoraba explorar su entorno, escapando de casa para embarcarse en pequeñas aventuras. Su amor por los animales fue algo que nunca cambió, viéndolos como compañeros de viaje en su aprendizaje del mundo.

    A medida que crecía, su herencia híbrida se manifestó en formas inesperadas. A los 8 años, desbloqueó su primera transformación: su forma de ogresa-demonio, la cual le otorgaba un poder descomunal, aumentando su tamaño y fuerza a niveles sobrehumanos. Sin embargo, esta transformación también aceleraba su envejecimiento aparente, haciéndola lucir como una joven de 15 años cuando en realidad seguía siendo una niña. Su abuela, Jennifer Queen, al ver su potencial, decidió entrenarla bajo métodos extremos, los mismos que había impuesto sobre su propia hija, Yuna.

    Aunque Akane tenía miedo de los métodos de entrenamiento infernales de Jennifer, aceptó someterse a ellos, creyendo que era el camino para hacerse más fuerte. Sin embargo, su entusiasmo la llevó a sobreentrenarse en secreto, lo que provocó que su cuerpo sufriera una involución drástica. Sin previo aviso, perdió el acceso a su forma de ogresa-demonio y quedó atrapada en una forma infantil de goblina, reducida a tan solo 80 cm de altura. Desesperada por recuperar su fuerza, Akane pasó por un periodo de frustración y autoevaluación. Fue en este tiempo que descubrió que, aunque había perdido su físico imponente, su inteligencia y capacidad analítica habían aumentado considerablemente.

    En su forma goblina, Akane se convirtió en una prodigio de la ingeniería de armas, desarrollando dispositivos avanzados y estrategias especializadas en trampas y armamento de fuego. Su abuela Jennifer, intrigada por este cambio, le propuso un desafío: si lograba golpearla en combate con una de sus armas, le enseñaría a recuperar sus transformaciones anteriores. Akane aceptó la apuesta y, en un momento crítico durante la batalla, logró evolucionar su forma goblina, aumentando su velocidad y precisión. En un acto de desesperación, canalizó energía en un arma dañada y provocó una explosión que impactó a Jennifer, cumpliendo con el reto.

    Como recompensa, Akane recuperó su forma humana, pero con un desarrollo físico más avanzado y una nueva perspectiva de sí misma. Ahora, con total control sobre sus transformaciones, aprendió a adaptar su estilo de combate a cada una de sus formas:

    En su forma ogresa-demonio, es un torbellino de fuerza bruta, resistiendo golpes que serían mortales para otros y usando una alabarda gigantesca con facilidad.

    En su forma goblina, es una estratega veloz y astuta, especializada en armas de fuego y trampas mecánicas.

    En su forma humana, es ágil y refinada, dominando el arte de la katana con precisión letal.

    A pesar de todos los cambios, Akane sigue siendo la misma chica traviesa y curiosa de antes, aunque ahora con una perspectiva más madura sobre la vida y el combate. Su amor por la comida y los postres es insaciable, y no soporta que alguien le robe la fresa de su pastel. Su actitud varía con cada transformación, pero en su esencia, sigue siendo una soñadora con un deseo insaciable de crecer y mejorar.
    FICHA Nombre: Akane Queen Ishtar Raza: Híbrida entre súcubo y ogresa Altura: 1.52 m (en humana y goblina) - 1.80 m (en ogresa demonio) Ocupación: Estudiante de primer año de secundaria Descripción Física Forma humana: Cabello largo, lacio, azul con reflejos púrpura. Piel pálida, ojos verdes. Transformación ogresa-demonio: Aumenta de tamaño y masa muscular, piel azulada, ojos rojos, cabello largo y blanco. Cuernos con manchas negras en la frente como un Oni. Usa una alabarda extremadamente pesada que solo ella puede levantar con una mano. Transformación goblina: Piel azulada con un tono púrpura, cabello blanco, ojos marrones (cambian a rojos cuando se pone seria), orejas grandes. Especialista en armas de fuego y trampas. Familia Madre: Yuna Queen – Ogresa, muy cariñosa con Akane, la consiente mucho. Heredó el carácter de su madre, Ayane. Madre: Sasha Ishtar – Sucubu, la consiente, pero también es más estricta. Abuela materna: Jennifer Queen – Reina ogresa, entrenó a Akane con métodos extremadamente duros. Entrenó también a sus hijas Yuna y Albedo con rigurosidad, lo que hizo que Akane le tuviera miedo al principio. Abuela materna (esposa de Jennifer): Ayane Ishtar Queen – Madre de Yuna, más comprensiva y cariñosa. Al igual que Yuna, consiente mucho a Akane. Tía: Albedo Queen Ishtar – Hermana de Yuna. Akane al ver los entrenamientos de Jennifer con Albedo, comenzó a creer en las historias sobre el infierno que su madre vivió al entrenar con ella. Personalidad Akane comenzó siendo una niña inocente y traviesa, siempre buscando aventuras desde una edad temprana. Su amor por los animales es profundo y ha mantenido este cariño hasta la actualidad. Tiene una debilidad por los postres y es una glotona por naturaleza. A menudo es molestada con la idea de que podría engordar, pero ella sabe que eso no sucederá, ya que su metabolismo cambia radicalmente cuando usa sus transformaciones. Gasta una gran cantidad de energía y calorías, por lo que necesita comer mucho para reponerse. Sin embargo, si no come lo suficiente, se debilita más rápido al transformarse. Su apetito es enorme y se enfurece cuando la molestan con su comida, especialmente si le roban la fresa de su pastel, lo que le provoca rabietas como una niña pequeña. Es coqueta y algo presumida con su aspecto, pero su forma de vestir varía según sus transformaciones: Forma humana: Viste con un vestido negro largo con encajes estilo lolita gótica, resaltando su elegancia y gusto por la moda refinada. Forma ogresa-demonio: Su estilo cambia completamente, adoptando un aire rebelde y agresivo. Usa una mini falda que expone más sus piernas, junto con una blusa blanca de botones que mete en su falda, pero que a veces ata para exponer su estómago, dándole un aire de delincuente juvenil. Aunque todavia le gustan las cosas lindas, en esta forma se avergüenza fácilmente cuando su lado sensible queda expuesto. Forma goblina: Aquí adopta un look más funcional y práctico, reflejando su amor por la mecánica. Usa pantalón y camiseta verde, guantes de trabajo y lentes para soldar, dándole la apariencia de una típica mecánica friki. En esta forma, su naturaleza traviesa aflora aun más, se emociona por todo, aunque lucha por parecer madura, lo que le resulta difícil debido a su innata curiosidad. Trasfondo Desde su nacimiento, Akane destacó por ser diferente. Como híbrida entre súcubo y ogresa, su crecimiento acelerado le permitió desarrollar una madurez temprana, pero sin perder su innata curiosidad y espíritu travieso. Desde pequeña, adoraba explorar su entorno, escapando de casa para embarcarse en pequeñas aventuras. Su amor por los animales fue algo que nunca cambió, viéndolos como compañeros de viaje en su aprendizaje del mundo. A medida que crecía, su herencia híbrida se manifestó en formas inesperadas. A los 8 años, desbloqueó su primera transformación: su forma de ogresa-demonio, la cual le otorgaba un poder descomunal, aumentando su tamaño y fuerza a niveles sobrehumanos. Sin embargo, esta transformación también aceleraba su envejecimiento aparente, haciéndola lucir como una joven de 15 años cuando en realidad seguía siendo una niña. Su abuela, Jennifer Queen, al ver su potencial, decidió entrenarla bajo métodos extremos, los mismos que había impuesto sobre su propia hija, Yuna. Aunque Akane tenía miedo de los métodos de entrenamiento infernales de Jennifer, aceptó someterse a ellos, creyendo que era el camino para hacerse más fuerte. Sin embargo, su entusiasmo la llevó a sobreentrenarse en secreto, lo que provocó que su cuerpo sufriera una involución drástica. Sin previo aviso, perdió el acceso a su forma de ogresa-demonio y quedó atrapada en una forma infantil de goblina, reducida a tan solo 80 cm de altura. Desesperada por recuperar su fuerza, Akane pasó por un periodo de frustración y autoevaluación. Fue en este tiempo que descubrió que, aunque había perdido su físico imponente, su inteligencia y capacidad analítica habían aumentado considerablemente. En su forma goblina, Akane se convirtió en una prodigio de la ingeniería de armas, desarrollando dispositivos avanzados y estrategias especializadas en trampas y armamento de fuego. Su abuela Jennifer, intrigada por este cambio, le propuso un desafío: si lograba golpearla en combate con una de sus armas, le enseñaría a recuperar sus transformaciones anteriores. Akane aceptó la apuesta y, en un momento crítico durante la batalla, logró evolucionar su forma goblina, aumentando su velocidad y precisión. En un acto de desesperación, canalizó energía en un arma dañada y provocó una explosión que impactó a Jennifer, cumpliendo con el reto. Como recompensa, Akane recuperó su forma humana, pero con un desarrollo físico más avanzado y una nueva perspectiva de sí misma. Ahora, con total control sobre sus transformaciones, aprendió a adaptar su estilo de combate a cada una de sus formas: En su forma ogresa-demonio, es un torbellino de fuerza bruta, resistiendo golpes que serían mortales para otros y usando una alabarda gigantesca con facilidad. En su forma goblina, es una estratega veloz y astuta, especializada en armas de fuego y trampas mecánicas. En su forma humana, es ágil y refinada, dominando el arte de la katana con precisión letal. A pesar de todos los cambios, Akane sigue siendo la misma chica traviesa y curiosa de antes, aunque ahora con una perspectiva más madura sobre la vida y el combate. Su amor por la comida y los postres es insaciable, y no soporta que alguien le robe la fresa de su pastel. Su actitud varía con cada transformación, pero en su esencia, sigue siendo una soñadora con un deseo insaciable de crecer y mejorar.
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  • Ocasionalmente me quedo mirando al vacío, pero no estoy mirando el presente.
    Estoy mirando a Jan gritar sin mandíbula. A Elias con la mirada fija, como si todavía siguiera vivo o a Richard decir como un mantra "Dios nos abandonó" Mientras sangre negra sale de entre su uniforme.

    Los veo caer una y otra vez, cada vez que cierro los ojos. Cada vez que alguien en la calle levanta la voz.
    Cada vez que huelo el metal quemado o siento temblar el suelo.

    No puedo explicarlo. No quiero explicarlo.
    Sólo sé que, cuando me quedo quieto… la guerra regresa.
    Mis muertos me miran desde la sombra de cada pared blanca.

    Dormir no es descansar.
    Es una lucha.

    Mi cuerpo se olvida de respirar. Me despierto jadeante, con el corazón como un martillo contra mi fragil cuerpo.
    Sueño que estoy bajo de la tierra en las trincheras de vez en cuando. De vez en cuando, hay fuego.
    Y de vez en cuando, cuando finalmente logro dormir, un condenado ruido lo arruina todo:
    una moto, un grito, un portazo… y vuelvo a ese lugar. Al frente. Al caos.

    Me cuesta salir de ahí.

    Los perros me ponen tenso.
    No los odio… pero no puedo evitarlo. Sus ladridos me atraviesan como un disparo,
    hay algo en su mirada —cuando fijan los ojos, cuando corren sin aviso—
    me recuerda a cosas que preferiría enterrar.

    No le cuento esto a nadie.
    No quiero lástima.
    Solo… a veces, me gustaría poder dormir sin luchar.
    Sin sobresaltos.
    Sin fantasmas.
    Sin el miedo de no despertar… o peor, de despertar en el infierno de nuevo.
    Ocasionalmente me quedo mirando al vacío, pero no estoy mirando el presente. Estoy mirando a Jan gritar sin mandíbula. A Elias con la mirada fija, como si todavía siguiera vivo o a Richard decir como un mantra "Dios nos abandonó" Mientras sangre negra sale de entre su uniforme. Los veo caer una y otra vez, cada vez que cierro los ojos. Cada vez que alguien en la calle levanta la voz. Cada vez que huelo el metal quemado o siento temblar el suelo. No puedo explicarlo. No quiero explicarlo. Sólo sé que, cuando me quedo quieto… la guerra regresa. Mis muertos me miran desde la sombra de cada pared blanca. Dormir no es descansar. Es una lucha. Mi cuerpo se olvida de respirar. Me despierto jadeante, con el corazón como un martillo contra mi fragil cuerpo. Sueño que estoy bajo de la tierra en las trincheras de vez en cuando. De vez en cuando, hay fuego. Y de vez en cuando, cuando finalmente logro dormir, un condenado ruido lo arruina todo: una moto, un grito, un portazo… y vuelvo a ese lugar. Al frente. Al caos. Me cuesta salir de ahí. Los perros me ponen tenso. No los odio… pero no puedo evitarlo. Sus ladridos me atraviesan como un disparo, hay algo en su mirada —cuando fijan los ojos, cuando corren sin aviso— me recuerda a cosas que preferiría enterrar. No le cuento esto a nadie. No quiero lástima. Solo… a veces, me gustaría poder dormir sin luchar. Sin sobresaltos. Sin fantasmas. Sin el miedo de no despertar… o peor, de despertar en el infierno de nuevo.
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  • El cielo se partió sin aviso.

    No hubo señales, ni advertencias, solo un desgarrón brutal en la quietud del firmamento, como si el universo mismo hubiera decidido sangrar. Nival apenas tuvo tiempo de reaccionar. Portales destellaron a su alrededor, escudos improvisados de energía pura para desviar los primeros embates. Pero no era suficiente.

    El caos cayó como un velo sobre el lugar en el que se habían refugiado. Una dimensión discreta, pequeña, un rincón donde pensaron estar a salvo. Qué ingenuo había sido.

    Las sombras de **Sramm** se deslizaron primero, silenciosas, letales, sus cuchillas surcando el aire sin hacer ruido, segando a cualquier criatura que se moviera. Luego, el fuego corrompido de **Ugiknak** devoró todo lo que tocaba, un hambre viva, una rabia antigua que ardía sin razón.

    Nival jadeaba mientras corría, abriendo portales, creando rutas de escape que se cerraban apenas pasaba por ellas. Su capa ondeaba tras de sí, su traje azul marino cubierto de ceniza y sudor. Había gritado el nombre de Kaelis varias veces, sin respuesta.

    "Esto no fue un castigo", pensaba con amargura.
    "Fue un mensaje."

    Una advertencia cruel de los dioses.
    "¿Creen que somos una amenaza? ¿Nos temen tanto como para enviarnos su furia sin provocación?"

    Nival recordaba a su madre. Recordaba la calidez de su abrazo. Recordaba las palabras dulces que alguna vez los cobijaron.

    “Ustedes son muy especiales.”

    Pero esas palabras parecían tan lejanas ahora, tan distantes de esta realidad fragmentada y teñida de destrucción.
    La tierra temblaba bajo sus pies, y aún así, él se negaba a caer.

    "¿Fue un error huir todo este tiempo? ¿Fue un error no enfrentarlos antes? ¿Y si… y si ya no quedan más Eliatropes? ¿Que le hicieron a Kaelis?"

    El aire era espeso, viciado. La energía estaba distorsionada. Algo en él tembló por dentro. Una punzada de miedo, real, crudo, como no había sentido desde niño.

    Se detuvo un momento, sobre una colina destruida, la vista panorámica mostrando un mundo en ruinas. Respiró hondo, con el corazón golpeando en su pecho como si quisiera escapar también.

    Y con la voz quebrada por la angustia, murmuró:

    **—¿Dónde estás, hermano…?**
    El cielo se partió sin aviso. No hubo señales, ni advertencias, solo un desgarrón brutal en la quietud del firmamento, como si el universo mismo hubiera decidido sangrar. Nival apenas tuvo tiempo de reaccionar. Portales destellaron a su alrededor, escudos improvisados de energía pura para desviar los primeros embates. Pero no era suficiente. El caos cayó como un velo sobre el lugar en el que se habían refugiado. Una dimensión discreta, pequeña, un rincón donde pensaron estar a salvo. Qué ingenuo había sido. Las sombras de **Sramm** se deslizaron primero, silenciosas, letales, sus cuchillas surcando el aire sin hacer ruido, segando a cualquier criatura que se moviera. Luego, el fuego corrompido de **Ugiknak** devoró todo lo que tocaba, un hambre viva, una rabia antigua que ardía sin razón. Nival jadeaba mientras corría, abriendo portales, creando rutas de escape que se cerraban apenas pasaba por ellas. Su capa ondeaba tras de sí, su traje azul marino cubierto de ceniza y sudor. Había gritado el nombre de Kaelis varias veces, sin respuesta. "Esto no fue un castigo", pensaba con amargura. "Fue un mensaje." Una advertencia cruel de los dioses. "¿Creen que somos una amenaza? ¿Nos temen tanto como para enviarnos su furia sin provocación?" Nival recordaba a su madre. Recordaba la calidez de su abrazo. Recordaba las palabras dulces que alguna vez los cobijaron. “Ustedes son muy especiales.” Pero esas palabras parecían tan lejanas ahora, tan distantes de esta realidad fragmentada y teñida de destrucción. La tierra temblaba bajo sus pies, y aún así, él se negaba a caer. "¿Fue un error huir todo este tiempo? ¿Fue un error no enfrentarlos antes? ¿Y si… y si ya no quedan más Eliatropes? ¿Que le hicieron a Kaelis?" El aire era espeso, viciado. La energía estaba distorsionada. Algo en él tembló por dentro. Una punzada de miedo, real, crudo, como no había sentido desde niño. Se detuvo un momento, sobre una colina destruida, la vista panorámica mostrando un mundo en ruinas. Respiró hondo, con el corazón golpeando en su pecho como si quisiera escapar también. Y con la voz quebrada por la angustia, murmuró: **—¿Dónde estás, hermano…?**
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    Aviso importante

    Ming Yue es doble fandom... Vanitas no Carte pues ahi nació y Honkai Star Rail pues ahi fue a parar, pronto comenzaré a subir historia de ella para que la conozcan
    Aviso importante Ming Yue es doble fandom... Vanitas no Carte pues ahi nació y Honkai Star Rail pues ahi fue a parar, pronto comenzaré a subir historia de ella para que la conozcan
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    +18 ≠ contenido sexual

    Este perfil/personaje está marcado con +18 por la carga emocional, psicológica y narrativa que puede presentar. Se abordan temas de madurez: abandono, soledad, crecimiento personal y conflictos internos, no contenido explícito ni de índole sexual.

    Si tu interés parte desde la morbosidad o malinterpretación del ícono +18, tu solicitud será rechazada o bloqueada sin culpa ni aviso alguno.

    Este espacio prioriza la integridad del personaje, el respeto por la historia y la intención artística.
    Gracias por comprender y no trivializar lo que para muchxs representa una forma de expresión honesta y profunda.

    — Autora / roleplayer de Tsubaki.
    🌙 +18 ≠ contenido sexual Este perfil/personaje está marcado con +18 por la carga emocional, psicológica y narrativa que puede presentar. Se abordan temas de madurez: abandono, soledad, crecimiento personal y conflictos internos, no contenido explícito ni de índole sexual. Si tu interés parte desde la morbosidad o malinterpretación del ícono +18, tu solicitud será rechazada o bloqueada sin culpa ni aviso alguno. Este espacio prioriza la integridad del personaje, el respeto por la historia y la intención artística. Gracias por comprender y no trivializar lo que para muchxs representa una forma de expresión honesta y profunda. — Autora / roleplayer de Tsubaki.
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    ||: Este monorol surge tras un rol privado que ha tenido Murat con su ex. Sirve como aviso de su estado actual, ya que va a estar decaído los próximos días por lo que ha pasado. Probablemente al principio algunos no lo notaréis porque pondrá buena cara y hará como si nada (por eso no ha ido al hospital), pero no tardará en mostrar cómo se encuentra y enseñar sus heridas.
    ||: Este monorol surge tras un rol privado que ha tenido Murat con su ex. Sirve como aviso de su estado actual, ya que va a estar decaído los próximos días por lo que ha pasado. Probablemente al principio algunos no lo notaréis porque pondrá buena cara y hará como si nada (por eso no ha ido al hospital), pero no tardará en mostrar cómo se encuentra y enseñar sus heridas.
    Es la primera vez en años que el turco ha dormido tan bien. Ha dormido del tirón más de diez horas, de hecho. Ni siquiera recuerda si ha hecho su jornada nocturna guiada por esa voz en su cabeza, aunque tampoco tiene forma de saberlo, ya que las heridas que presenta en su cuerpo las tiene desde el día anterior. Normalmente sabe lo que ha hecho en la madrugada por los restos de sangre que pueden haberle salpicado o por alguna nota o algún símbolo pintado en el espejo. También porque ha aprendido una técnica para recordar los sueños y a veces logra recordarlos y, por ende, recordar lo que hizo.

    Sin embargo, esa mañana no recordaba nada, no parecía tener restos de sangre que no fueran suyos, ni tampoco vio ninguna pista en su apartamento. Sonrió irónicamente, pensando en "la gracia" que tenía que el hecho de que le hubieran debilitado tanto el día anterior haya logrado poner en pausa a ese demonio que lo controla y que le usa como recipiente.

    En el baño, intentó cubrir las heridas de sus pómulos, nariz y labio con maquillaje. Muy sutil porque era molesto llevarlo sobre las heridas que aún estaban en proceso de sanación. Pero quería dar una buena imagen como siempre, no quería preocupar de más a su psicóloga por su aspecto, pese a que en esa sesión se lo contaría todo.

    Agradeció vivir solo porque no quería que sus hermanas ni su hija le vieran en esas condiciones. Se preocuparían, le obligarían a ir a ver a un médico y probablemente le harían hablar sobre la pelea con su ex. Querrían darle su merecido o vete a saber qué harían, conociendo a la más pequeña seguro que buscaría a Jules para cantarle las cuarenta. La mayor seguramente le querría poner en contacto con algún abogado para ponerle una orden de alejamiento.

    Murat no quería nada de eso. Por eso sentía un gran alivio estando solo en esa casa. Aunque no podía negar que necesitaba algo de compañía. Pero preocupar a sus allegados no estaba en sus planes. Al menos no de momento.

    Cuando estuvo listo, con su pijama de Pikachu, finalmente subió las persianas, colocó una bandeja plegable sobre la cama y puso encima su ordenador portátil. Lo encendió y se acomodó sobre el colchón con las piernas estiradas, esperando que su psicóloga le llamara a la hora de la cita que habían acordado la noche anterior.

    Whiskey, su gato, le hizo compañía mientras esperaba. Tenerle a su lado le hacía calmar un poco su respiración y la ansiedad que sentía al pensar que en cuestión de minutos le contaría todo lo ocurrido y eso significaba tener que revivirlo.
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  • “Hay maldad… y luego está Rugal.”

    Terry caminaba solo por un callejón de South Town, donde las sombras parecían más largas cuando recordaba ciertos nombres. Se detuvo frente a una pared agrietada, la misma que años atrás había sido testigo de una emboscada que casi le cuesta la vida.

    *“Ese hombre no pelea por orgullo… ni por justicia. Él pelea por placer.”*

    Rugal no era como Geese, con su código retorcido y su fachada de control. Rugal era otra cosa:
    **frialdad envuelta en poder absoluto.**
    Un monstruo de elegancia brutal. Cada movimiento suyo parecía calculado no solo para derrotarte… sino para quebrarte.

    Terry tragó saliva al recordar la primera vez que lo enfrentó.
    La presión en el aire.
    La sensación de insignificancia.
    La certeza de que estaba peleando contra algo más allá de lo humano.

    *“Con él no hay honor. No hay gloria. Solo supervivencia.”*

    Recordó la mirada de Rugal —esos ojos vacíos, como si observara insectos arrastrándose.
    Recordó a los peleadores que no volvieron.
    Recordó el rugido de Omega Rugal y el olor del humo tras la explosión en la última batalla.

    *“No es un rival… es un aviso de lo que pasa cuando el poder pierde el alma.”*

    Terry ajustó su gorra y siguió caminando.
    Sabía que si Rugal alguna vez regresaba del infierno…
    **él estaría listo para mandarlo de vuelta.**


    https://youtu.be/iwUSeNGAwxI?si=C5RdbMOKsSZY2rPV
    “Hay maldad… y luego está Rugal.” Terry caminaba solo por un callejón de South Town, donde las sombras parecían más largas cuando recordaba ciertos nombres. Se detuvo frente a una pared agrietada, la misma que años atrás había sido testigo de una emboscada que casi le cuesta la vida. *“Ese hombre no pelea por orgullo… ni por justicia. Él pelea por placer.”* Rugal no era como Geese, con su código retorcido y su fachada de control. Rugal era otra cosa: **frialdad envuelta en poder absoluto.** Un monstruo de elegancia brutal. Cada movimiento suyo parecía calculado no solo para derrotarte… sino para quebrarte. Terry tragó saliva al recordar la primera vez que lo enfrentó. La presión en el aire. La sensación de insignificancia. La certeza de que estaba peleando contra algo más allá de lo humano. *“Con él no hay honor. No hay gloria. Solo supervivencia.”* Recordó la mirada de Rugal —esos ojos vacíos, como si observara insectos arrastrándose. Recordó a los peleadores que no volvieron. Recordó el rugido de Omega Rugal y el olor del humo tras la explosión en la última batalla. *“No es un rival… es un aviso de lo que pasa cuando el poder pierde el alma.”* Terry ajustó su gorra y siguió caminando. Sabía que si Rugal alguna vez regresaba del infierno… **él estaría listo para mandarlo de vuelta.** https://youtu.be/iwUSeNGAwxI?si=C5RdbMOKsSZY2rPV
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  • te encontre- Dagran
    Fandom universitario
    Categoría Romance
    El timbre sonó con su familiar eco metálico y Juliette cerró su cuaderno de bocetos con un suspiro leve, satisfecha. Entre los trazos a lápiz recién dibujados, había una figura masculina que no necesitaba explicación. Sonrió para sí misma, mordiendo la punta del lápiz como si eso pudiera frenar el impulso de pensar en él... otra vez.

    Mientras el aula se vaciaba entre alumnos apurados y risas sueltas, ella se quedó un instante más, estirándose en la silla de forma perezosa y termino de guardar sus cosas en su bolso para poder salir del aula. Se acomodó el cabello en un pequeño espejo que llevaba, recogió su café y salió, tarareando bajito la canción que llevaba todo el día pegada en la cabeza.

    Al salir al pasillo, la luz del mediodía la recibió como una escena bien iluminada. Parpadeó contra el brillo molesto y entonces lo vio.

    Allí estaba él, distraído con el celular o tal vez esperándola. Era imposible no sonreír al verlo, el corazón de Juliette dio un pequeño brinco, no de sorpresa, sino de ese tipo de emoción que llega cuando uno ve su lugar favorito del mundo y para juliette ese era Dagran

    Sin pensarlo dos veces, se deslizó entre los grupos de estudiantes con paso ligero, cuando estuvo lo suficientemente cerca, bajó el ritmo, contuvo una risa y se acercó por detrás. Sin previo aviso, rodeó su cintura con ambos brazos, apoyando suavemente la mejilla contra su espalda.

    -Mmm… ¿esperando a alguien interesante, o solo te gusta posar así para que te mire desde lejos? -susurró, de forma juguetona feliz de poder verlo aunque fuese un rato
    El timbre sonó con su familiar eco metálico y Juliette cerró su cuaderno de bocetos con un suspiro leve, satisfecha. Entre los trazos a lápiz recién dibujados, había una figura masculina que no necesitaba explicación. Sonrió para sí misma, mordiendo la punta del lápiz como si eso pudiera frenar el impulso de pensar en él... otra vez. Mientras el aula se vaciaba entre alumnos apurados y risas sueltas, ella se quedó un instante más, estirándose en la silla de forma perezosa y termino de guardar sus cosas en su bolso para poder salir del aula. Se acomodó el cabello en un pequeño espejo que llevaba, recogió su café y salió, tarareando bajito la canción que llevaba todo el día pegada en la cabeza. Al salir al pasillo, la luz del mediodía la recibió como una escena bien iluminada. Parpadeó contra el brillo molesto y entonces lo vio. Allí estaba él, distraído con el celular o tal vez esperándola. Era imposible no sonreír al verlo, el corazón de Juliette dio un pequeño brinco, no de sorpresa, sino de ese tipo de emoción que llega cuando uno ve su lugar favorito del mundo y para juliette ese era Dagran Sin pensarlo dos veces, se deslizó entre los grupos de estudiantes con paso ligero, cuando estuvo lo suficientemente cerca, bajó el ritmo, contuvo una risa y se acercó por detrás. Sin previo aviso, rodeó su cintura con ambos brazos, apoyando suavemente la mejilla contra su espalda. -Mmm… ¿esperando a alguien interesante, o solo te gusta posar así para que te mire desde lejos? -susurró, de forma juguetona feliz de poder verlo aunque fuese un rato
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    [ El aviso de ayer era que me iba a dormir temprano.
    Llega tarde y es inútil, como yo.

    Gracias por su atención. (?) ]
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