El tren se detuvo con un chirrido fuerte el cual la despertó. Había dormido tan profundamente que incluso se marcaba un poco el asiento en su rostro, dejándola un poco rojiza. Nadia se veía muy agotada, su ropa completamente sucia y su cabello completamente despeinado.

- Al parecer es aquí... -

Al salir de la estación, observó maravillada aquel nuevo país, aquella nueva vida que nunca habría pensado que conocería. Caminaba con torpeza al arrastrar su maleta grande y en su espalda llevaba otro equipaje extraño con forma de maletín de guitarra. Había un gran exceso de autos, gente en bicicleta, jóvenes ebrios con ropa elegante y un sinfín de cosas que por el momento a Nadia no le encontraba sentido.

Luego de unos minutos, los hermosos jardines de la universidad dieron la entrada al campus, dejando ver espacios verdes enormes rodeados por hermosos y antiguos edificios los cuales serían las habitaciones de los estudiantes. Con un papel en su mano, comenzó a buscar su habitación asignada.

- C16E... Aquí está... -

Tocó la puerta con las pocas fuerzas que le quedaba para sostener el equipaje.

Entre humos del cigarro Nadia esperaba en una esquina de aquella taberna cálida, cómoda y silenciosa. Había un tarro de cerveza frente a ella, su pierna no dejaba de temblar, ella no dejaba de fumar y un mechón de su cabello ocultaba su rostro.

- ¿V...Vendrá? -

Se pregunta a sí misma en voz baja, ella deseaba hablar con sus seres queridos, con todos aquellos que dejó en el campo de batalla y vio morir, una imagen que no podía borrar de su mente.

@Morana