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    //Si es que es el Husk de Skyrim. Con razón mi sentido arácnido estaba en alerta (?)
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    //Pues creo que lo he decidido ahora que ando jugando a Skyrim y tengo más fresco el trasfondo y personalidad, el dragonsote va a volver.
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  • //Y me salió el primer dragón de la nada interrumpiendo incluso una cinematica. Bendito Skyrim que nunca sabes que va a pasar...
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  • —Se ha quedado dormido en el bolsillo de una de las chaquetas de Lucifer. Está soñando con las montañas nevadas de Skyrim. Un lugar que ni debería conocer de su existencia pero en su sueño vuela entre las mismas —
    —Se ha quedado dormido en el bolsillo de una de las chaquetas de Lucifer. Está soñando con las montañas nevadas de Skyrim. Un lugar que ni debería conocer de su existencia pero en su sueño vuela entre las mismas —
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  • —Como cada vez que quiere andar por su cuenta, ha adoptado forma humana. Sin embargo... ¡Menudo susto se llevó al verse!

    —A mi amo esto No le va a gustar... —tragó saliva y pronunció las tres palabras en el idioma de los dragones de Skyrim. Lenguaje que de forma natural, aquel ser no podría conocer de ningún modo para, adoptar la forma humana con la que Lucifer si le conocía.

    —Así mejor... Algo me dice que mi señor no aguantaría más sorpresas —
    —Como cada vez que quiere andar por su cuenta, ha adoptado forma humana. Sin embargo... ¡Menudo susto se llevó al verse! —A mi amo esto No le va a gustar... —tragó saliva y pronunció las tres palabras en el idioma de los dragones de Skyrim. Lenguaje que de forma natural, aquel ser no podría conocer de ningún modo para, adoptar la forma humana con la que Lucifer si le conocía. —Así mejor... Algo me dice que mi señor no aguantaría más sorpresas —
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  • —Triste final para el devorador de mundos. Quien incluso en Skyrim se había negado a consumir más almas humanas por la promesa que le hizo al único ser al que le entregó su corazón. Craso error.

    —Déjalo ya, hijo mío ¿No ves que al muy ingrato no le importas? Tu lugar está aquí, conmigo, no importa si el resto de eternos no te perdonan ellos me obedecerán a mi. —insistió Akatosh, quien solo lo encadenó en alto Hrotghar. Pues la podredumbre que presentaba el primogénito del Dios del tiempo, tan solo era fruto de la inanición y de cómo estaba incluso devorándose a sí mismo.

    Sin embargo,la respuesta de Alduin quien ya carecía incluso de cuerdas vocales fue tan solo, agachar su descompuesta cabeza, de la que ya podía verse gran parte de cráneo en un silencioso ruego. Akatosh no necesitó de más, comprendiendo precisamente lo que le sucedía a su más amada creación.

    —Estas cansado… Está bien, entiendo que es lo que quieres. —el Dios del tiempo sintió un nudo en el corazón, tomando con gentileza con las manos el hocico de aquella miserable criatura y en un acto de compasión, le quitó la vida, tal y como el propio Alduin le había pedido al ver confirmado lo que tanto sospechaba. Nunca fue suficiente, estuvo mal pensar que podía ser algo más que alguien hecho para destruir y ahora que sabía que repetir ciclos una y otra vez era cuanto le esperaba, prefirió acabar con su vida. El Dios del tiempo suspiró, una vez aquel destrozado cuerpo de quien durante milenios fue la criatura más perfecta y orgullosa de su creación, simplemente se desplomó. Después de esto, todo Nirn se sacudió a causa de la ira del más poderoso de los eternos, y hasta Sovngarde se estremeció. Akatosh, sin corazón suficiente para sostener la mirada en su amada creación, y sintiéndose incapaz de darle sepultura sin dejarse llevar por las emociones, arrojó el cadaver a otro mundo, concretamente a los pies de quien había ocasionado la muerte del dragón con su traición Adám First Man, sin importarle lo más mínimo la discusión que se estuviera llevando a cabo entre él Lute , Lucifer 𝕾𝖆𝖒𝖆𝖊𝖑 𝕸𝖔𝖗𝖓𝖎𝖓𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗.

    —Criaturas despreciables. Algún día os retorcereís y padecereís como él—juró, despidiéndose por última vez de su primogénito y regresando a su propio mundo, dejando allí los restos destrozados del dragón —
    —Triste final para el devorador de mundos. Quien incluso en Skyrim se había negado a consumir más almas humanas por la promesa que le hizo al único ser al que le entregó su corazón. Craso error. —Déjalo ya, hijo mío ¿No ves que al muy ingrato no le importas? Tu lugar está aquí, conmigo, no importa si el resto de eternos no te perdonan ellos me obedecerán a mi. —insistió Akatosh, quien solo lo encadenó en alto Hrotghar. Pues la podredumbre que presentaba el primogénito del Dios del tiempo, tan solo era fruto de la inanición y de cómo estaba incluso devorándose a sí mismo. Sin embargo,la respuesta de Alduin quien ya carecía incluso de cuerdas vocales fue tan solo, agachar su descompuesta cabeza, de la que ya podía verse gran parte de cráneo en un silencioso ruego. Akatosh no necesitó de más, comprendiendo precisamente lo que le sucedía a su más amada creación. —Estas cansado… Está bien, entiendo que es lo que quieres. —el Dios del tiempo sintió un nudo en el corazón, tomando con gentileza con las manos el hocico de aquella miserable criatura y en un acto de compasión, le quitó la vida, tal y como el propio Alduin le había pedido al ver confirmado lo que tanto sospechaba. Nunca fue suficiente, estuvo mal pensar que podía ser algo más que alguien hecho para destruir y ahora que sabía que repetir ciclos una y otra vez era cuanto le esperaba, prefirió acabar con su vida. El Dios del tiempo suspiró, una vez aquel destrozado cuerpo de quien durante milenios fue la criatura más perfecta y orgullosa de su creación, simplemente se desplomó. Después de esto, todo Nirn se sacudió a causa de la ira del más poderoso de los eternos, y hasta Sovngarde se estremeció. Akatosh, sin corazón suficiente para sostener la mirada en su amada creación, y sintiéndose incapaz de darle sepultura sin dejarse llevar por las emociones, arrojó el cadaver a otro mundo, concretamente a los pies de quien había ocasionado la muerte del dragón con su traición [Adam1], sin importarle lo más mínimo la discusión que se estuviera llevando a cabo entre él [Lute1], [LuciHe11]. —Criaturas despreciables. Algún día os retorcereís y padecereís como él—juró, despidiéndose por última vez de su primogénito y regresando a su propio mundo, dejando allí los restos destrozados del dragón —
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  • Retorno
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    —Voló, voló muy lejos. Esta vez no a una cueva cercana o al hogar que compartió una vez con Adán y Lute. Alduin sabía cuando alejarse pese a ser un inepto en cuanto a relaciones se refería.

    Y se alejó. Vaya si lo hizo.

    — Wundun lein hofkiin (viajar mundo hogar)— fue el thu’um con el que Alduin abrió un portal a su dimensión, apareciendo en el cielo de Nirn, tan alto que parecía que el dragón estaba justo entre Masser y Secunda, las lunas que rodeaban su mundo, acompañado por las mismas, mientras los ocho planetas, uno por Aedra lo juzgaban por su traición. Miró a la tierra baldía y ahora muerta a sus pies. Ninguno de sus continentes y océanos, se salvó de su hambre cuando decidió romper sus cadenas, y volverse contra su creador. Cuando decidió ser libre.

    Sintió un nudo en el estómago frente a aquel vacío por primera vez, siendo consciente de toda la destrucción y muerte de la que fue portador, esta vez únicamente por complacencia propia, por satisfacer su rabia. Pues podría haber huido sin más en lugar de dejar aquel mundo sin un debido reinicio. Ahora no reconocía aquellas tierras. Y allí permaneció inerte en el aire, pensando en muchas cosas pero sobretodo en Adán en la noche en que le mostró su reino, y donde lo único que el primer hombre pudo ver fueron tierra, nieve, nada de vegetación, aguas putrefactas y los cascarones vacíos de toda la humanidad moviéndose sin alma, cayéndose en pedazos en forma de atormentados draugr.

    Apretó la mandíbula y apartó la mirada, deseando que el aire gélido de Skyrim se llevase su tristeza, esperando a la par una respuesta para saber que hacer. Por más que una parte de su nombre, de su ser fuer sabiduría, lo cierto es que el primer dragón nunca imaginó que llegaría un momento en el que no sabría que hacer. Finalmente un rugido de rabia que resonó como un trueno recorrió el territorio, justo en el momento en que a sus espaldas, el sol comenzó a salir en el horizonte. Alduin se volteó, mirando fijamente a Magnus, el sol. El reflejo de Akatosh, su creador el cual a su vez se reflejó como en un espejo en sus ojos rojos como la sangre. Y arrepentido por tanta destrucción y devastado por la profunda tristeza que sentía, supo lo que tenía que hacer. Otro portal se abrió esta vez hacia Aeterio. El mundo donde residía toda la magia, hogar de los Dioses de Nirn, llamados Aedra o los nueve divinos. Donde el más poderoso de todos ellos, Akatosh le creó. Sobrevoló cada uno de los territorios de aquel lugar donde los Aedra residían y donde las almas de las diferentes criaturas se dividían hacia su lugar de descanso dependiendo de su raza. En todos ellos, recordó el temor que su sombra inspiraba a las almas, pues estas era. Su alimento y ahora… De nuevo se encontró la paz y la frialdad de la nada. Terminó aterrizando en Sovengarde, el lugar en el que acababan los nórdicos que morían con valor y también la zona en la que, efectivamente fue creado. Pues de tener nacionalidad, Alduin sería de Skyrim. El lugar donde vivían los favoritos de Akatosh.

    Por mera costumbre, tomó la forma de angel y caminó en plena soledad llegando al gran palacio, donde las almas de los muertos daban grandes banquetes junto a los grandes héroes a través de los tiempos, recordando cómo Tiberio Séptim y su padre si es que así podía llamarlo, en ocasiones también acudían. Miró una a una las cristaleras que de forma colorida representaban puntos concretos de la historia y en muchos, podía verse a sí mismo.

    Empezando por su propio “nacimiento” y su reinado sobre otros dragones, recordando con orgullo lo amado que fue entonces y como solía pensar en esos tiempo que, no había en Nirn un ser más querido y poderoso que él. Continuó avanzando por los pasillos viéndose envuelto en grandes acontecimientos históricos en los que, el dragón negro era presente, a veces siendo venerado por humanos y dragones, otras como una entidad terrible a la que el dovahkiin debía derrotar. Recordó sus días de grandeza y cuanto odiaba dejarse ganar en un intento de que, la humanidad comprendiera que, solo el valor y la unión entre ellos podrían evitar la caída del mundo entero. Escena que se repetía en muchas ocasiones e incluso en las representaciones de vidrio se podía ver como Alduin iba paulatinamente amargándose, dejándose tragar por la sombra de tener que ser siempre la bestia y el deseo de, pese a ser consciente de la importancia de su trabajo, volver a ser admirado y respetado. Ya que los ventanales no solo reflejaban su infelicidad, si no como incluso sus propios compañeros le daban la espalda, dejando de verlo como a un ejemplo, un maestro, un líder. Para verlo solo como su rey. Una figura de autoridad a la que obedecer o morir, ya no había admiración, solo temor.

    —Til los ni Dovah ahst fin lein ravel elm ahrk ten zu’u— se lamentó al ver como se repetía una y otra vez, hasta el último ventanal donde se veía la última escena.

    El asesinato de los nueve divinos y cómo absorbió sus almas. Y no se reconoció. Si, era el portador de la destrucción, pero también de la creación, de un nuevo inicio. Y esta vez no llegó sin él, el mundo sencillamente acabó destruido. Golpeó aquel cristal con el puño y finalmente entró en una última sala, en la que quedaban los restos de todos. Absolutamente todos los nueve divinos. Los Aedra, donde orgulloso había probado que la muerte llegaba a todos, incluso a los dioses. Para luego, devorar sus almas y con esto su poder. Cerró los ojos y mientras los rayos de sol se filtraban por los ventanales evocando una gran cantidad de colores en la sala, sintió por última vez la calidez del poder de Akatosh y frente a los restos sin vida de aquellas deidades, Alduin pronunció el conjuro de resurrección. Abrazándose a sí mismo al notar aquella gran cantidad de poder abandonar su ser dolorosamente, quemándole las entrañas y las venas, saliendo por cada uno de los poros de su piel como si de agujas cuyo tamaño era infinito se clavasen, como su propia alma se hacía pedazos a separara aquella gran parte para devolverla a su origen. Agonizó hasta que la corriente de energía finalmente terminó de abandonarlo, haciendo que acabase cayendo de rodillas en el suelo. Sintiéndose tan débil que ni si quiera era capaz de sostener su propio peso. Respiró con dificultad, sintiendo que se se ahogaba, hasta que unos pasos comenzaron a acercarse a ėl. Lentamente alzó la mirada y se encontró con la severa de su creador, quien decepcionado y furioso, cuyas primeras palabras fueron el nombre de quien alguna vez fue su creación mas amada.

    —¿Que has hecho?—fue lo que sentenció Akatosh. Por supuesto que con solo mirarle la deidad del tiempo, pudo ver perfectamente todo lo que pasó desde su asesinato hasta llegar a ese momento, aún si todo sucedió en otro mundo. El falso angel no dijo nada, tan solo apartó la mirada con arrepentimiento, estaba dispuesto a aceptar su castigo. En realidad, no había nada que perder.

    El Dios del tiempo, tan solo hizo un gesto con la mano, y Alduin fue apresado y encerrado mientras los nueve divinos decidían que hacer con él. —
    —Voló, voló muy lejos. Esta vez no a una cueva cercana o al hogar que compartió una vez con Adán y Lute. Alduin sabía cuando alejarse pese a ser un inepto en cuanto a relaciones se refería. Y se alejó. Vaya si lo hizo. — Wundun lein hofkiin (viajar mundo hogar)— fue el thu’um con el que Alduin abrió un portal a su dimensión, apareciendo en el cielo de Nirn, tan alto que parecía que el dragón estaba justo entre Masser y Secunda, las lunas que rodeaban su mundo, acompañado por las mismas, mientras los ocho planetas, uno por Aedra lo juzgaban por su traición. Miró a la tierra baldía y ahora muerta a sus pies. Ninguno de sus continentes y océanos, se salvó de su hambre cuando decidió romper sus cadenas, y volverse contra su creador. Cuando decidió ser libre. Sintió un nudo en el estómago frente a aquel vacío por primera vez, siendo consciente de toda la destrucción y muerte de la que fue portador, esta vez únicamente por complacencia propia, por satisfacer su rabia. Pues podría haber huido sin más en lugar de dejar aquel mundo sin un debido reinicio. Ahora no reconocía aquellas tierras. Y allí permaneció inerte en el aire, pensando en muchas cosas pero sobretodo en Adán en la noche en que le mostró su reino, y donde lo único que el primer hombre pudo ver fueron tierra, nieve, nada de vegetación, aguas putrefactas y los cascarones vacíos de toda la humanidad moviéndose sin alma, cayéndose en pedazos en forma de atormentados draugr. Apretó la mandíbula y apartó la mirada, deseando que el aire gélido de Skyrim se llevase su tristeza, esperando a la par una respuesta para saber que hacer. Por más que una parte de su nombre, de su ser fuer sabiduría, lo cierto es que el primer dragón nunca imaginó que llegaría un momento en el que no sabría que hacer. Finalmente un rugido de rabia que resonó como un trueno recorrió el territorio, justo en el momento en que a sus espaldas, el sol comenzó a salir en el horizonte. Alduin se volteó, mirando fijamente a Magnus, el sol. El reflejo de Akatosh, su creador el cual a su vez se reflejó como en un espejo en sus ojos rojos como la sangre. Y arrepentido por tanta destrucción y devastado por la profunda tristeza que sentía, supo lo que tenía que hacer. Otro portal se abrió esta vez hacia Aeterio. El mundo donde residía toda la magia, hogar de los Dioses de Nirn, llamados Aedra o los nueve divinos. Donde el más poderoso de todos ellos, Akatosh le creó. Sobrevoló cada uno de los territorios de aquel lugar donde los Aedra residían y donde las almas de las diferentes criaturas se dividían hacia su lugar de descanso dependiendo de su raza. En todos ellos, recordó el temor que su sombra inspiraba a las almas, pues estas era. Su alimento y ahora… De nuevo se encontró la paz y la frialdad de la nada. Terminó aterrizando en Sovengarde, el lugar en el que acababan los nórdicos que morían con valor y también la zona en la que, efectivamente fue creado. Pues de tener nacionalidad, Alduin sería de Skyrim. El lugar donde vivían los favoritos de Akatosh. Por mera costumbre, tomó la forma de angel y caminó en plena soledad llegando al gran palacio, donde las almas de los muertos daban grandes banquetes junto a los grandes héroes a través de los tiempos, recordando cómo Tiberio Séptim y su padre si es que así podía llamarlo, en ocasiones también acudían. Miró una a una las cristaleras que de forma colorida representaban puntos concretos de la historia y en muchos, podía verse a sí mismo. Empezando por su propio “nacimiento” y su reinado sobre otros dragones, recordando con orgullo lo amado que fue entonces y como solía pensar en esos tiempo que, no había en Nirn un ser más querido y poderoso que él. Continuó avanzando por los pasillos viéndose envuelto en grandes acontecimientos históricos en los que, el dragón negro era presente, a veces siendo venerado por humanos y dragones, otras como una entidad terrible a la que el dovahkiin debía derrotar. Recordó sus días de grandeza y cuanto odiaba dejarse ganar en un intento de que, la humanidad comprendiera que, solo el valor y la unión entre ellos podrían evitar la caída del mundo entero. Escena que se repetía en muchas ocasiones e incluso en las representaciones de vidrio se podía ver como Alduin iba paulatinamente amargándose, dejándose tragar por la sombra de tener que ser siempre la bestia y el deseo de, pese a ser consciente de la importancia de su trabajo, volver a ser admirado y respetado. Ya que los ventanales no solo reflejaban su infelicidad, si no como incluso sus propios compañeros le daban la espalda, dejando de verlo como a un ejemplo, un maestro, un líder. Para verlo solo como su rey. Una figura de autoridad a la que obedecer o morir, ya no había admiración, solo temor. —Til los ni Dovah ahst fin lein ravel elm ahrk ten zu’u— se lamentó al ver como se repetía una y otra vez, hasta el último ventanal donde se veía la última escena. El asesinato de los nueve divinos y cómo absorbió sus almas. Y no se reconoció. Si, era el portador de la destrucción, pero también de la creación, de un nuevo inicio. Y esta vez no llegó sin él, el mundo sencillamente acabó destruido. Golpeó aquel cristal con el puño y finalmente entró en una última sala, en la que quedaban los restos de todos. Absolutamente todos los nueve divinos. Los Aedra, donde orgulloso había probado que la muerte llegaba a todos, incluso a los dioses. Para luego, devorar sus almas y con esto su poder. Cerró los ojos y mientras los rayos de sol se filtraban por los ventanales evocando una gran cantidad de colores en la sala, sintió por última vez la calidez del poder de Akatosh y frente a los restos sin vida de aquellas deidades, Alduin pronunció el conjuro de resurrección. Abrazándose a sí mismo al notar aquella gran cantidad de poder abandonar su ser dolorosamente, quemándole las entrañas y las venas, saliendo por cada uno de los poros de su piel como si de agujas cuyo tamaño era infinito se clavasen, como su propia alma se hacía pedazos a separara aquella gran parte para devolverla a su origen. Agonizó hasta que la corriente de energía finalmente terminó de abandonarlo, haciendo que acabase cayendo de rodillas en el suelo. Sintiéndose tan débil que ni si quiera era capaz de sostener su propio peso. Respiró con dificultad, sintiendo que se se ahogaba, hasta que unos pasos comenzaron a acercarse a ėl. Lentamente alzó la mirada y se encontró con la severa de su creador, quien decepcionado y furioso, cuyas primeras palabras fueron el nombre de quien alguna vez fue su creación mas amada. —¿Que has hecho?—fue lo que sentenció Akatosh. Por supuesto que con solo mirarle la deidad del tiempo, pudo ver perfectamente todo lo que pasó desde su asesinato hasta llegar a ese momento, aún si todo sucedió en otro mundo. El falso angel no dijo nada, tan solo apartó la mirada con arrepentimiento, estaba dispuesto a aceptar su castigo. En realidad, no había nada que perder. El Dios del tiempo, tan solo hizo un gesto con la mano, y Alduin fue apresado y encerrado mientras los nueve divinos decidían que hacer con él. —
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  • —No podía evitar preguntarse, como les iba a [CYND3R] y a [Sku1blaka] , pues les dejó encargadas tareas de lo más sencillas para empezar a aprender thu’um para que, así estudiasen juntas. Por qué, para los Dovah de Skyrim, la compañía de los de su propia especie era importante—
    —No podía evitar preguntarse, como les iba a [CYND3R] y a [Sku1blaka] , pues les dejó encargadas tareas de lo más sencillas para empezar a aprender thu’um para que, así estudiasen juntas. Por qué, para los Dovah de Skyrim, la compañía de los de su propia especie era importante—
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    //Se que no tengo a Alduin muy activo y por ello tengo que pedir disculpas a Adám First Man y [Sku1blaka] que si n los que me dan más actividad. Pero, a parte de cómo muchos ya sabéis estoy en proceso de una mudanza que no deja de dar problemas y además, quiero reencauzar al personaje por qué siento que se me está perdiendo. Y que más que ha Alduin llevo a un OC.

    Por ello me estoy refrescando la memoria de todo el Lore de Skyrim, pero tampoco voy a ser tan simplisya de reducirlo a: Alduin = dragón malo. Por qué quien sepa un poco del lore de la saga Elder scrolls, sabrá que Alduin no es "solo un dragón". Si no una deidad que tiene la misión de destruir para que algo nuevo pueda surgir. Y si a esto le sumas que es el heredero de la deidad más poderosa de Tamriel, lo que hace no es "destruyo por qué soy malo grrrrr" si no que es algo más profundo y necesario.

    En resumen que estoy aprovechando el tiempo libre del que dispongo de entre las tareas para tratar de hacer algo más canon a Alduin y darle de paso una profundidad aprovechando el propio Lore de su universo y algunos huecos argumentales del propio juego como por ejemplo:

    Si el dovhakiin siempre vence a Alduin y es el único capaz de consumir su alma matándolo definitivamente¿Por qué siempre regresa?

    El caso es que en un tiempo espero hacerle una ficha con los cambios y poder 'resetear" parcialmente al personaje, pese a que algunas modificaciones ya las estoy dejando caer.

    Dicho esto, perdón por el mucho texto.
    //Se que no tengo a Alduin muy activo y por ello tengo que pedir disculpas a [Adam1] y [Sku1blaka] que si n los que me dan más actividad. Pero, a parte de cómo muchos ya sabéis estoy en proceso de una mudanza que no deja de dar problemas y además, quiero reencauzar al personaje por qué siento que se me está perdiendo. Y que más que ha Alduin llevo a un OC. Por ello me estoy refrescando la memoria de todo el Lore de Skyrim, pero tampoco voy a ser tan simplisya de reducirlo a: Alduin = dragón malo. Por qué quien sepa un poco del lore de la saga Elder scrolls, sabrá que Alduin no es "solo un dragón". Si no una deidad que tiene la misión de destruir para que algo nuevo pueda surgir. Y si a esto le sumas que es el heredero de la deidad más poderosa de Tamriel, lo que hace no es "destruyo por qué soy malo grrrrr" si no que es algo más profundo y necesario. En resumen que estoy aprovechando el tiempo libre del que dispongo de entre las tareas para tratar de hacer algo más canon a Alduin y darle de paso una profundidad aprovechando el propio Lore de su universo y algunos huecos argumentales del propio juego como por ejemplo: Si el dovhakiin siempre vence a Alduin y es el único capaz de consumir su alma matándolo definitivamente¿Por qué siempre regresa? El caso es que en un tiempo espero hacerle una ficha con los cambios y poder 'resetear" parcialmente al personaje, pese a que algunas modificaciones ya las estoy dejando caer. Dicho esto, perdón por el mucho texto. :STK-6:
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    //Lo tengo en el pc pero me ronda la idea de que cuando haya descuento en la switch store, comprarme ahí el Skyrim. Quiero rejugsrlo por qué creo que me he salido mucho del personaje y lo quiero reencauzar. Además, jugar a Skyrim siempre es bien.
    //Lo tengo en el pc pero me ronda la idea de que cuando haya descuento en la switch store, comprarme ahí el Skyrim. Quiero rejugsrlo por qué creo que me he salido mucho del personaje y lo quiero reencauzar. Además, jugar a Skyrim siempre es bien.
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