• En estos días más que nunca me di cuenta que nuestro matrimonio fue lo mejor que me ah pasado en la vida tener a alguien que me apoye aunque aveces sea un cretino saber cómo nos conocimos como... Te burlabas de mi por ser egocéntrico nuestra primera cita cuando te pedí andar juntos y nuestro matrimonio es lo mejor que me ah pasado y luego me diste un hijo que amo con todo mi corazón igual que a ti mi brujo hermoso los 2 vivimos cosas muy feas yo con mis múltiples rupturas y tú con el cretino que te trataba como una mujer cuando tú eres un hombre te amo mi pequeño y hermoso brujo Bloom Night
    En estos días más que nunca me di cuenta que nuestro matrimonio fue lo mejor que me ah pasado en la vida tener a alguien que me apoye aunque aveces sea un cretino saber cómo nos conocimos como... Te burlabas de mi por ser egocéntrico nuestra primera cita cuando te pedí andar juntos y nuestro matrimonio es lo mejor que me ah pasado y luego me diste un hijo que amo con todo mi corazón igual que a ti mi brujo hermoso los 2 vivimos cosas muy feas yo con mis múltiples rupturas y tú con el cretino que te trataba como una mujer cuando tú eres un hombre te amo mi pequeño y hermoso brujo [Bloom_Night]
    0 turnos 0 maullidos
  • Lista de Hope de pros y contras de volver a casa

    Pros:
    • Extraño el olor del campo después de la lluvia.
    • Las ovejas. Dios, cómo extraño a mis ovejas. No hacen preguntas, no esperan sonrisas falsas, no me miran como si soy una total freak.
    • Allá, incluso el silencio tiene compañía.
    • He aprendido a dormir solo 4 horas. Lo pongo por aquí para balancear la lista.

    Contras:
    • No tengo un céntimo. Ni para el ferry. Lo último que me quedaba me lo gasté pagando el tinder al tipo que no solo me rompió el celular pero también se comió todo y no dijo nada.
    • Acá hay comida que no me disgusta. A veces, incluso me gusta, pero estoy tan cansada. Hasta comer se siente como un esfuerzo.
    • La gente no entiende lo que digo. Me está costando fingir hablar como yankee, mi espiritu banshee se niega.

    "Regresar sería aceptar que no lo logré aquí. Que este lugar me venció."

    Hope suspira, con los ojos clavados en un punto invisible del suelo. El hormigón no le habla como lo hace la tierra blanda de su granja. La indiferencia de la gente le pesa. En la calle, nadie la mira. Nadie pregunta cómo está. Ni siquiera cómo se llama.
    En Irlanda, los vecinos no necesitan palabras para entender si algo va mal. Se le aprieta el pecho. No es solo nostalgia: es duelo. Duelo por la vida que se prometió en este lugar, por los días perdidos. Quiere volver. Pero también le asusta.

    "¿Y si allá tampoco soy la misma? Bah nadie tiene que saber mis problemas ¿cierto?"

    Arruga el papel y lo lanza lejos. Another day another delivery.
    Lista de Hope de pros y contras de volver a casa Pros: • Extraño el olor del campo después de la lluvia. • Las ovejas. Dios, cómo extraño a mis ovejas. No hacen preguntas, no esperan sonrisas falsas, no me miran como si soy una total freak. • Allá, incluso el silencio tiene compañía. • He aprendido a dormir solo 4 horas. Lo pongo por aquí para balancear la lista. Contras: • No tengo un céntimo. Ni para el ferry. Lo último que me quedaba me lo gasté pagando el tinder al tipo que no solo me rompió el celular pero también se comió todo y no dijo nada. • Acá hay comida que no me disgusta. A veces, incluso me gusta, pero estoy tan cansada. Hasta comer se siente como un esfuerzo. • La gente no entiende lo que digo. Me está costando fingir hablar como yankee, mi espiritu banshee se niega. "Regresar sería aceptar que no lo logré aquí. Que este lugar me venció." Hope suspira, con los ojos clavados en un punto invisible del suelo. El hormigón no le habla como lo hace la tierra blanda de su granja. La indiferencia de la gente le pesa. En la calle, nadie la mira. Nadie pregunta cómo está. Ni siquiera cómo se llama. En Irlanda, los vecinos no necesitan palabras para entender si algo va mal. Se le aprieta el pecho. No es solo nostalgia: es duelo. Duelo por la vida que se prometió en este lugar, por los días perdidos. Quiere volver. Pero también le asusta. "¿Y si allá tampoco soy la misma? Bah nadie tiene que saber mis problemas ¿cierto?" Arruga el papel y lo lanza lejos. Another day another delivery.
    Me gusta
    Me entristece
    Me encocora
    10
    23 turnos 0 maullidos
  • La ciudad abajo rugía como una bestia insomne. Desde la azotea cubierta de niebla y plantas secas, Atropos observaba en silencio. Las luces de los autos parpadeaban como luciérnagas modernas, sin saber que algunas de esas llamas estaban por apagarse.

    Su invernadero nocturno crujía con el viento. No era un jardín vivo, sino una colección de plantas que se negaban a morir, flores marchitas que aún sostenían sus colores por capricho o por respeto. Entre ellas, un pequeño altar improvisado: una taza rota, un reloj sin manecillas y un carrete de hilo dorado.

    Atropos tomó el hilo con delicadeza, como si fuera de cristal. Sus dedos avanzaron sin prisa. Sintió un tirón… alguien, en algún rincón del mundo, estaba al borde. Un niño enfermo. Un viejo asesino. Una mujer cansada. Las posibilidades eran infinitas, pero el hilo sólo conducía a uno.

    Cerró los ojos.

    Escuchó el susurro del viento y, por un instante, el tic-tac inexistente del reloj muerto pareció reactivarse. Dudó.

    Eso era nuevo.

    Entonces, una mariposa negra aterrizó en su hombro. No traía mensaje, solo presencia. Ella entendió. El momento había llegado.

    Abrió los ojos. El hilo brilló tenuemente bajo la luz de una farola lejana. Las tijeras doradas aparecieron en su mano, como si hubieran estado allí desde siempre.

    "Ahora," murmuró.

    Corte limpio. Silencio.

    La ciudad no notó nada. Un suspiro menos. Un corazón que ya no lucha.

    Atropos volvió a sentarse entre las sombras y las plantas que no morían. Afuera, el viento aullaba. Dentro, el tiempo se enredaba otra vez.

    Y ella esperaba. Siempre espera.
    La ciudad abajo rugía como una bestia insomne. Desde la azotea cubierta de niebla y plantas secas, Atropos observaba en silencio. Las luces de los autos parpadeaban como luciérnagas modernas, sin saber que algunas de esas llamas estaban por apagarse. Su invernadero nocturno crujía con el viento. No era un jardín vivo, sino una colección de plantas que se negaban a morir, flores marchitas que aún sostenían sus colores por capricho o por respeto. Entre ellas, un pequeño altar improvisado: una taza rota, un reloj sin manecillas y un carrete de hilo dorado. Atropos tomó el hilo con delicadeza, como si fuera de cristal. Sus dedos avanzaron sin prisa. Sintió un tirón… alguien, en algún rincón del mundo, estaba al borde. Un niño enfermo. Un viejo asesino. Una mujer cansada. Las posibilidades eran infinitas, pero el hilo sólo conducía a uno. Cerró los ojos. Escuchó el susurro del viento y, por un instante, el tic-tac inexistente del reloj muerto pareció reactivarse. Dudó. Eso era nuevo. Entonces, una mariposa negra aterrizó en su hombro. No traía mensaje, solo presencia. Ella entendió. El momento había llegado. Abrió los ojos. El hilo brilló tenuemente bajo la luz de una farola lejana. Las tijeras doradas aparecieron en su mano, como si hubieran estado allí desde siempre. "Ahora," murmuró. Corte limpio. Silencio. La ciudad no notó nada. Un suspiro menos. Un corazón que ya no lucha. Atropos volvió a sentarse entre las sombras y las plantas que no morían. Afuera, el viento aullaba. Dentro, el tiempo se enredaba otra vez. Y ella esperaba. Siempre espera.
    Me gusta
    Me encocora
    Me endiabla
    6
    0 turnos 0 maullidos
  • No solía visitar el mundo mortal sin razón, pero aquella alegría tan pura lo llamó. No como un deber… sino como una curiosidad.

    Así que le pidió ayuda a muerte, la única deidad que le tenía permitido caminar en el reino de los humanos sin castigo. 

    — Sabes que estoy cometiendo una falta grave si hago lo que me pides. ¿Qué es lo que, con tanta curiosidad, buscas en ellos?—preguntó Muerte a Morfeo. 

    Morfeo guardó silencio por unos segundos. 

    — Solo quiero saber, qué es lo que los motiva a ser felices y amar, quiero aprender lo que a algunos dioses les hace falta. —contestó Morfeo.

    — Quieres ser como ellos. — muerte lo miró con una leve tristeza, como si entendiera demasiado. Y aunque dudó. Pero como los viejos amigos, se entiende sin palabras. Asintió.

    — Sé lo que buscas. Y es una mala idea. El amor, como es la felicidad, también puede corromper. Espero que hagas lo correcto. Ahora ve. —

    Muerte siguió jugando con el felino que había encontrado. 

    Morfeo se retiró y decidió entonces hacer lo impensado. Descender.
    No solía visitar el mundo mortal sin razón, pero aquella alegría tan pura lo llamó. No como un deber… sino como una curiosidad. Así que le pidió ayuda a muerte, la única deidad que le tenía permitido caminar en el reino de los humanos sin castigo.  — Sabes que estoy cometiendo una falta grave si hago lo que me pides. ¿Qué es lo que, con tanta curiosidad, buscas en ellos?—preguntó Muerte a Morfeo.  Morfeo guardó silencio por unos segundos.  — Solo quiero saber, qué es lo que los motiva a ser felices y amar, quiero aprender lo que a algunos dioses les hace falta. —contestó Morfeo. — Quieres ser como ellos. — muerte lo miró con una leve tristeza, como si entendiera demasiado. Y aunque dudó. Pero como los viejos amigos, se entiende sin palabras. Asintió. — Sé lo que buscas. Y es una mala idea. El amor, como es la felicidad, también puede corromper. Espero que hagas lo correcto. Ahora ve. — Muerte siguió jugando con el felino que había encontrado.  Morfeo se retiró y decidió entonces hacer lo impensado. Descender.
    Me gusta
    Me encocora
    4
    0 turnos 0 maullidos
  • La vibra de vitalidad fluyó mucho más fuerte que cualquier otra luciérnaga cercana a ella, mortal, criatura salvaje, bicho, planta... todo lo que la rodeaba fue desplazada a segundo plano, cuando sus ojos celestes como el cielo fueron reemplazados con unos preciosos ojos dorados como el nectar, pudiendo notar ese hilo particular que siempre danzaba flojita en la vida eterna divina. Era ese hilo vital, de Morfeo, que siempre lo vió gris... un color ni malo ni bueno, pero si le dolía el corazón ver...

    ¡Por fin vibró!, cobró sentido, tembló como una gota de lluvia que se fusiona con un charco, con el mar, con la vida.

    Ella sonrió.

    Sin poder siquiera despertar del todo, soltó una risa plena, una risa de travesura y rebeldía, una risa de encanto y admiración.

    Abrió los brazos en cuánto salió al hermoso prado verde, fuera de la casa, y volvió a tararear su melodía. La melodía creada para Morfeo.

    Danzando por el pasto, con una sonrisa de dicha.

    Tal vez no era nada, para ningún Dios, tal vez no era siquiera nada para nadie. Pero para ella, Hebe, la Diosa de la vitalidad, saber que había conseguido un instante de vitalidad y luz para quien si merecía tenerlo, era bello, la verdadera luz de esperanza.

    Su corazón y emociones la estaban asfixiando en la garganta, lo sentía como un pelotón de sonidos fuertes alocar su inocente corazón.

    Sus ojos dorados, sus verdaderos ojos, brillaron, desplegando sus eternas vibras de energía, danzarinas, la felicidad de compartir su luz ... Era más de lo que su propio corazón latiente podía manejar, ella no arrebató vitalidad como era el miedo común en mortales...

    Esta vez había conseguido dar, lo que por tanto tiempo esperó obsequiar.

    Porque si, ella siempre tuvo miedo de que los mortales olvidaran a Morfeo, de que no lo vieran, de que por su culpa, alguien tan especial se perdiera.

    Porque perderse para alguien eterno, no era la muerte. Perderse era no saber si realmente existes, no saber si eres una marioneta del destino, o no saber si siquiera eres... simplemente un hilo más donde las Moiras juegan en contra de la propia voluntad de uno mismo...

    —¡Hoy si me merezco comer mucho helado!~ —exclamó entre risas, mientras seguía danzando para calmar a su tonto corazón.

    La felicidad era sencilla de conseguir...
    O tal vez ella era fácil de hacer feliz.
    La vibra de vitalidad fluyó mucho más fuerte que cualquier otra luciérnaga cercana a ella, mortal, criatura salvaje, bicho, planta... todo lo que la rodeaba fue desplazada a segundo plano, cuando sus ojos celestes como el cielo fueron reemplazados con unos preciosos ojos dorados como el nectar, pudiendo notar ese hilo particular que siempre danzaba flojita en la vida eterna divina. Era ese hilo vital, de Morfeo, que siempre lo vió gris... un color ni malo ni bueno, pero si le dolía el corazón ver... ¡Por fin vibró!, cobró sentido, tembló como una gota de lluvia que se fusiona con un charco, con el mar, con la vida. Ella sonrió. Sin poder siquiera despertar del todo, soltó una risa plena, una risa de travesura y rebeldía, una risa de encanto y admiración. Abrió los brazos en cuánto salió al hermoso prado verde, fuera de la casa, y volvió a tararear su melodía. La melodía creada para Morfeo. Danzando por el pasto, con una sonrisa de dicha. Tal vez no era nada, para ningún Dios, tal vez no era siquiera nada para nadie. Pero para ella, Hebe, la Diosa de la vitalidad, saber que había conseguido un instante de vitalidad y luz para quien si merecía tenerlo, era bello, la verdadera luz de esperanza. Su corazón y emociones la estaban asfixiando en la garganta, lo sentía como un pelotón de sonidos fuertes alocar su inocente corazón. Sus ojos dorados, sus verdaderos ojos, brillaron, desplegando sus eternas vibras de energía, danzarinas, la felicidad de compartir su luz ... Era más de lo que su propio corazón latiente podía manejar, ella no arrebató vitalidad como era el miedo común en mortales... Esta vez había conseguido dar, lo que por tanto tiempo esperó obsequiar. Porque si, ella siempre tuvo miedo de que los mortales olvidaran a Morfeo, de que no lo vieran, de que por su culpa, alguien tan especial se perdiera. Porque perderse para alguien eterno, no era la muerte. Perderse era no saber si realmente existes, no saber si eres una marioneta del destino, o no saber si siquiera eres... simplemente un hilo más donde las Moiras juegan en contra de la propia voluntad de uno mismo... —¡Hoy si me merezco comer mucho helado!~ —exclamó entre risas, mientras seguía danzando para calmar a su tonto corazón. La felicidad era sencilla de conseguir... O tal vez ella era fácil de hacer feliz.
    Me gusta
    Me encocora
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    || • √

    Soy medio despistada, entonces si les debo alguna respuesta de rol, porfi, me etiquetan o me mandan priv, para saber a quien. ❤
    || • √ Soy medio despistada, entonces si les debo alguna respuesta de rol, porfi, me etiquetan o me mandan priv, para saber a quien. ❤
    0 comentarios 0 compartidos
  • —Lleva en el Callejón Diagón desde antes del amanecer. El rumor acerca de una clandestina reunión de mortifagos corre a gritos por las calles y Acheron no puede permitirse no saber de qué se va a hablar... —
    —Lleva en el Callejón Diagón desde antes del amanecer. El rumor acerca de una clandestina reunión de mortifagos corre a gritos por las calles y Acheron no puede permitirse no saber de qué se va a hablar... —
    Me gusta
    2
    0 turnos 0 maullidos
  • Que dicha saber que nuevas colegas mágicas están por aquí. Espero podamos intercambiar pociones y recetas.
    Que dicha saber que nuevas colegas mágicas están por aquí. Espero podamos intercambiar pociones y recetas. ✨️
    Me encocora
    Me gusta
    Me enjaja
    7
    7 turnos 0 maullidos
  • Fuego — Libre
    Fandom Original
    Categoría Acción
    Leer antes de responder
    https://ficrol.com/posts/49154

    ———— 06:37 am, New York. En la actualidad.

    De vuelta en la gran ciudad, todo era igual: ruido, prisas, competencia y smog pegajoso en los pulmones. Nada nuevo. Solo una máquina que nunca duerme, devorando gente y tiempo.

    Khan se mantenía ocupado en un viejo almacén abandonado, despejando el lugar. Levantaba estanterías oxidadas, removía escombros, limpiaba la podredumbre de años. Trabajo físico, sordo, útil para no pensar.

    Entonces lo olió.

    El humo. No el de un escape de gas o un contenedor ardiendo. No. Este era distinto. Cargado de miedo y pérdida. Inconfundible. Un incendio de verdad. Grande. Y con gente adentro.

    No necesitó ver las llamas. Devolvió al suelo lo que llevaba entre manos y salió sin apuro, pero sin dudar. No fue la curiosidad lo que lo movió, sino algo más viejo, algo natural que creyó perdido; la voluntad de ayudar.

    Caminó veinte minutos, tal vez más. No los contó. A cada paso el olor crecía, denso, pesado. Hasta que lo vio: el fuego propagándose por un inmenso rascacielos.

    Y, aquí, también olía a magia.

    Los bomberos ya estaban allí, peleando contra una bestia que no cedía. Agua y humo por todas partes. Gritos. Sirenas. Desesperación. Y, como siempre, un montón de curiosos observando desde la distancia, con la fascinación morbosa del que no arriesga nada.

    Khan no se unió al espectáculo. Se mantuvo del otro lado de la calle y se recargó en la fachada de un edificio vecino. Sacó un cigarro, lo encendió sin apuro y observó el fuego. No había tensión en su mirada, tal vez algo de desaprobación, como si estuviera mirando a un viejo amigo haciendo el ridículo.

    Y, bajo su mirada, el fuego obedeció.

    Las llamas empezaron a ceder con una docilidad extraña, impropia, casi imposible.

    El agua de las mangueras, antes inútil, empezó a abrirse paso. El humo se disipaba más rápido de lo normal. Los rescatistas, aún sin saber por qué, notaron la diferencia. Incluso los más nuevos lo sintieron, el fuego ya no peleaba, se rendía, pero ninguno de ellos desperdició tiempo en procesar lo que sucedía.

    Quedaban vidas por salvar.
    ⚠️ Leer antes de responder⚠️ https://ficrol.com/posts/49154 ———— 06:37 am, New York. En la actualidad. De vuelta en la gran ciudad, todo era igual: ruido, prisas, competencia y smog pegajoso en los pulmones. Nada nuevo. Solo una máquina que nunca duerme, devorando gente y tiempo. Khan se mantenía ocupado en un viejo almacén abandonado, despejando el lugar. Levantaba estanterías oxidadas, removía escombros, limpiaba la podredumbre de años. Trabajo físico, sordo, útil para no pensar. Entonces lo olió. El humo. No el de un escape de gas o un contenedor ardiendo. No. Este era distinto. Cargado de miedo y pérdida. Inconfundible. Un incendio de verdad. Grande. Y con gente adentro. No necesitó ver las llamas. Devolvió al suelo lo que llevaba entre manos y salió sin apuro, pero sin dudar. No fue la curiosidad lo que lo movió, sino algo más viejo, algo natural que creyó perdido; la voluntad de ayudar. Caminó veinte minutos, tal vez más. No los contó. A cada paso el olor crecía, denso, pesado. Hasta que lo vio: el fuego propagándose por un inmenso rascacielos. Y, aquí, también olía a magia. Los bomberos ya estaban allí, peleando contra una bestia que no cedía. Agua y humo por todas partes. Gritos. Sirenas. Desesperación. Y, como siempre, un montón de curiosos observando desde la distancia, con la fascinación morbosa del que no arriesga nada. Khan no se unió al espectáculo. Se mantuvo del otro lado de la calle y se recargó en la fachada de un edificio vecino. Sacó un cigarro, lo encendió sin apuro y observó el fuego. No había tensión en su mirada, tal vez algo de desaprobación, como si estuviera mirando a un viejo amigo haciendo el ridículo. Y, bajo su mirada, el fuego obedeció. Las llamas empezaron a ceder con una docilidad extraña, impropia, casi imposible. El agua de las mangueras, antes inútil, empezó a abrirse paso. El humo se disipaba más rápido de lo normal. Los rescatistas, aún sin saber por qué, notaron la diferencia. Incluso los más nuevos lo sintieron, el fuego ya no peleaba, se rendía, pero ninguno de ellos desperdició tiempo en procesar lo que sucedía. Quedaban vidas por salvar.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me encocora
    Me shockea
    2
    0 turnos 1 maullido
  • Hinata Road to Ninja.

    —Hay que saber dominar al ganado.

    Decía mientras pegaba contra sus caderas las caras de Naruto y Menma.
    Hinata Road to Ninja. —Hay que saber dominar al ganado. Decía mientras pegaba contra sus caderas las caras de Naruto y Menma.
    Me gusta
    Me encocora
    Me enjaja
    Me shockea
    7
    1 turno 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados