— Chica, ¿Por qué lo hiciste?
Lo primero que vieron sus ojos fueron unas manos que terminaban de vendar sus brazos. Intentó mover las manos, pero estas estaban esposadas a la camilla, la cabeza le daba vueltas y tenía ganas de vomitar. Pasadas las horas, la trasladaron a una habitación privada para que pueda dormir, pero no podía; escuchaba a medias las conversaciones entre las personas que entraban a verla.
— Esta es la chica cuya madre se tiró al vacío, ¿no es así?
— Sí, pobrecita, dicen que intentaba matarse cada dos por tres y nuevamente lo hizo.
— Otra vez, la salvaron... los doctores dicen que la van a ingresar a un psiquiátrico.
Pasadas las horas la trasladaban en una silla de ruedas por los fríos pasillos de otro hospital, para dejarla en una habitación, le hacían preguntas que levemente respondía con monosílabos. Un día se fue de allí convenciendo de una manera no muy moral al vigilante del hospital para intentar hacer una nueva vida.
Lo primero que hizo, fue ir a donde un amigo que hacía identificaciones falsificadas; el chico le dio vivienda por unas horas, luego, junto con él se fueron a donde era su casa; donde vivió todo ese infierno, se admiró de verla totalmente cambiada, las fotos, la televisión, la mesa. Se acercó a una foto que llamó su atención: Era su padre, un tanto rejuvenecido junto a una bella mujer de pelo castaño y tres chicos de aproximadamente quince años; supone que es su nueva familia, niega con una sonrisa en los labios pensando que ella no tenía conciencia del monstruo con quien había decidido juntar su vida.
Entonces lo vio: Pantalones negros, zapatos impecables, cabello recortado, el hombre se quedó petrificado al verla, ella estaba más delgada, con vendas que la envolvían cual momia egipcia, despeinada y con ojeras. Sólo él dijo "No hagas nada de lo que puedas arrepentirte, porque yo ya hice una nueva vida, me he reformado, pero veo que tú no"
Sonríe nuevamente, dejando la foto en donde la encontró. El chico que la acompañaba estaba en la puerta mirando todo, ella se acercó a su padre y le cogió de las manos para besarlas, a él le gustaba ese gesto, pero ahora le daba asco y miedo.
— Papá, no te haré nada... no soy tan mierda como tú, ¿piensas que te voy a matar o hacer algo a tu familia? No... es más, yo en estos momentos, te debería meter preso por todas las asquerosidades que me hiciste desde que tenía tres años, pero no. Yo sólo quiero el dinero que cobrabas cuando me hacías abusar por tus amigos y otros hombres. Prometiste darme ese dinero cuando sería grande, ahora lo necesito. Dámelo, o me veré obligada a decirle a mi tía Madeline que cuide a sus hijos de ti. ¡APURATE HIJO DE PERRA!
El hombre empieza a ponerse nervioso y a gritar de que se largue, pero ella no se va; es más le exige con más vehemencia, estaban en medio de la discusión cuando llegó aquella mujer junto con sus hijos. Él abrazó a su esposa, era rubia y de ojos marrones, casi idéntica a su madre, que miraba asustada a Skylar.
— Él me violaba desde los tres años... no sé si hasta ahora sigue haciéndolo, quizá con ellos cuando no estás...sólo quiero unas cosas que están en el armario, eran de mi mamá.
Entonces, reina el caos; gritos, reclamos, golpes al hombre. Ella se fue hacia la alcoba matrimonial junto con el chico de la puerta y ponen todo patas arriba, en eso su padre entra y debajo de la alfombra persa del piso, abre una pequeña puerta sacando de ella dos cajas, las abre con la llave revelando fajos de dinero junto con algunas joyas y fotos. Revisa de que al menos, los billetes no están trucados.
— Me has terminado de joder la vida, te hubieras muerto junto a la perra de tu madre.
— Quizá eso hubiera sido lo mejor, papá. Así me hubieses ahorrado mucho dolor. Pero ¿sabes?, yo aún soy una buena hija... no te voy a denunciar, no vas a terminar en una cárcel... olvídame, no te visitaré más, tampoco me denuncies... porque ahí sí te terminarás de joder. Me voy... espero que tu esposa me perdone y si te quedas solo, es por lo que hiciste... suerte en la vida, adiós para siempre, papá.
Sale de la habitación y le dice que la disculpe por el alboroto causado, ella le pregunta si es verdad lo que había dicho sobre la violación.
— Tía, es verdad... y tú lo sabes también... si vas a seguir con él, ya no me interesa... si lo perdonas, no diré nada al respecto...
— Skylar, perdóname...
— No soy Skylar, ella se murió saltando del balcón de un hotel. Mi nombre es Lissii.
Días después, junto con ese chico le haría una nueva identificación, le gustaba su nuevo nombre. Se promete una nueva vida, se rehabilitaría de su adicción a autolesionarse, haría nuevas amistadas.
— Bienvenida al mundo, Lissii Faerhy.
Lo primero que vieron sus ojos fueron unas manos que terminaban de vendar sus brazos. Intentó mover las manos, pero estas estaban esposadas a la camilla, la cabeza le daba vueltas y tenía ganas de vomitar. Pasadas las horas, la trasladaron a una habitación privada para que pueda dormir, pero no podía; escuchaba a medias las conversaciones entre las personas que entraban a verla.
— Esta es la chica cuya madre se tiró al vacío, ¿no es así?
— Sí, pobrecita, dicen que intentaba matarse cada dos por tres y nuevamente lo hizo.
— Otra vez, la salvaron... los doctores dicen que la van a ingresar a un psiquiátrico.
Pasadas las horas la trasladaban en una silla de ruedas por los fríos pasillos de otro hospital, para dejarla en una habitación, le hacían preguntas que levemente respondía con monosílabos. Un día se fue de allí convenciendo de una manera no muy moral al vigilante del hospital para intentar hacer una nueva vida.
Lo primero que hizo, fue ir a donde un amigo que hacía identificaciones falsificadas; el chico le dio vivienda por unas horas, luego, junto con él se fueron a donde era su casa; donde vivió todo ese infierno, se admiró de verla totalmente cambiada, las fotos, la televisión, la mesa. Se acercó a una foto que llamó su atención: Era su padre, un tanto rejuvenecido junto a una bella mujer de pelo castaño y tres chicos de aproximadamente quince años; supone que es su nueva familia, niega con una sonrisa en los labios pensando que ella no tenía conciencia del monstruo con quien había decidido juntar su vida.
Entonces lo vio: Pantalones negros, zapatos impecables, cabello recortado, el hombre se quedó petrificado al verla, ella estaba más delgada, con vendas que la envolvían cual momia egipcia, despeinada y con ojeras. Sólo él dijo "No hagas nada de lo que puedas arrepentirte, porque yo ya hice una nueva vida, me he reformado, pero veo que tú no"
Sonríe nuevamente, dejando la foto en donde la encontró. El chico que la acompañaba estaba en la puerta mirando todo, ella se acercó a su padre y le cogió de las manos para besarlas, a él le gustaba ese gesto, pero ahora le daba asco y miedo.
— Papá, no te haré nada... no soy tan mierda como tú, ¿piensas que te voy a matar o hacer algo a tu familia? No... es más, yo en estos momentos, te debería meter preso por todas las asquerosidades que me hiciste desde que tenía tres años, pero no. Yo sólo quiero el dinero que cobrabas cuando me hacías abusar por tus amigos y otros hombres. Prometiste darme ese dinero cuando sería grande, ahora lo necesito. Dámelo, o me veré obligada a decirle a mi tía Madeline que cuide a sus hijos de ti. ¡APURATE HIJO DE PERRA!
El hombre empieza a ponerse nervioso y a gritar de que se largue, pero ella no se va; es más le exige con más vehemencia, estaban en medio de la discusión cuando llegó aquella mujer junto con sus hijos. Él abrazó a su esposa, era rubia y de ojos marrones, casi idéntica a su madre, que miraba asustada a Skylar.
— Él me violaba desde los tres años... no sé si hasta ahora sigue haciéndolo, quizá con ellos cuando no estás...sólo quiero unas cosas que están en el armario, eran de mi mamá.
Entonces, reina el caos; gritos, reclamos, golpes al hombre. Ella se fue hacia la alcoba matrimonial junto con el chico de la puerta y ponen todo patas arriba, en eso su padre entra y debajo de la alfombra persa del piso, abre una pequeña puerta sacando de ella dos cajas, las abre con la llave revelando fajos de dinero junto con algunas joyas y fotos. Revisa de que al menos, los billetes no están trucados.
— Me has terminado de joder la vida, te hubieras muerto junto a la perra de tu madre.
— Quizá eso hubiera sido lo mejor, papá. Así me hubieses ahorrado mucho dolor. Pero ¿sabes?, yo aún soy una buena hija... no te voy a denunciar, no vas a terminar en una cárcel... olvídame, no te visitaré más, tampoco me denuncies... porque ahí sí te terminarás de joder. Me voy... espero que tu esposa me perdone y si te quedas solo, es por lo que hiciste... suerte en la vida, adiós para siempre, papá.
Sale de la habitación y le dice que la disculpe por el alboroto causado, ella le pregunta si es verdad lo que había dicho sobre la violación.
— Tía, es verdad... y tú lo sabes también... si vas a seguir con él, ya no me interesa... si lo perdonas, no diré nada al respecto...
— Skylar, perdóname...
— No soy Skylar, ella se murió saltando del balcón de un hotel. Mi nombre es Lissii.
Días después, junto con ese chico le haría una nueva identificación, le gustaba su nuevo nombre. Se promete una nueva vida, se rehabilitaría de su adicción a autolesionarse, haría nuevas amistadas.
— Bienvenida al mundo, Lissii Faerhy.
— Chica, ¿Por qué lo hiciste?
Lo primero que vieron sus ojos fueron unas manos que terminaban de vendar sus brazos. Intentó mover las manos, pero estas estaban esposadas a la camilla, la cabeza le daba vueltas y tenía ganas de vomitar. Pasadas las horas, la trasladaron a una habitación privada para que pueda dormir, pero no podía; escuchaba a medias las conversaciones entre las personas que entraban a verla.
— Esta es la chica cuya madre se tiró al vacío, ¿no es así?
— Sí, pobrecita, dicen que intentaba matarse cada dos por tres y nuevamente lo hizo.
— Otra vez, la salvaron... los doctores dicen que la van a ingresar a un psiquiátrico.
Pasadas las horas la trasladaban en una silla de ruedas por los fríos pasillos de otro hospital, para dejarla en una habitación, le hacían preguntas que levemente respondía con monosílabos. Un día se fue de allí convenciendo de una manera no muy moral al vigilante del hospital para intentar hacer una nueva vida.
Lo primero que hizo, fue ir a donde un amigo que hacía identificaciones falsificadas; el chico le dio vivienda por unas horas, luego, junto con él se fueron a donde era su casa; donde vivió todo ese infierno, se admiró de verla totalmente cambiada, las fotos, la televisión, la mesa. Se acercó a una foto que llamó su atención: Era su padre, un tanto rejuvenecido junto a una bella mujer de pelo castaño y tres chicos de aproximadamente quince años; supone que es su nueva familia, niega con una sonrisa en los labios pensando que ella no tenía conciencia del monstruo con quien había decidido juntar su vida.
Entonces lo vio: Pantalones negros, zapatos impecables, cabello recortado, el hombre se quedó petrificado al verla, ella estaba más delgada, con vendas que la envolvían cual momia egipcia, despeinada y con ojeras. Sólo él dijo "No hagas nada de lo que puedas arrepentirte, porque yo ya hice una nueva vida, me he reformado, pero veo que tú no"
Sonríe nuevamente, dejando la foto en donde la encontró. El chico que la acompañaba estaba en la puerta mirando todo, ella se acercó a su padre y le cogió de las manos para besarlas, a él le gustaba ese gesto, pero ahora le daba asco y miedo.
— Papá, no te haré nada... no soy tan mierda como tú, ¿piensas que te voy a matar o hacer algo a tu familia? No... es más, yo en estos momentos, te debería meter preso por todas las asquerosidades que me hiciste desde que tenía tres años, pero no. Yo sólo quiero el dinero que cobrabas cuando me hacías abusar por tus amigos y otros hombres. Prometiste darme ese dinero cuando sería grande, ahora lo necesito. Dámelo, o me veré obligada a decirle a mi tía Madeline que cuide a sus hijos de ti. ¡APURATE HIJO DE PERRA!
El hombre empieza a ponerse nervioso y a gritar de que se largue, pero ella no se va; es más le exige con más vehemencia, estaban en medio de la discusión cuando llegó aquella mujer junto con sus hijos. Él abrazó a su esposa, era rubia y de ojos marrones, casi idéntica a su madre, que miraba asustada a Skylar.
— Él me violaba desde los tres años... no sé si hasta ahora sigue haciéndolo, quizá con ellos cuando no estás...sólo quiero unas cosas que están en el armario, eran de mi mamá.
Entonces, reina el caos; gritos, reclamos, golpes al hombre. Ella se fue hacia la alcoba matrimonial junto con el chico de la puerta y ponen todo patas arriba, en eso su padre entra y debajo de la alfombra persa del piso, abre una pequeña puerta sacando de ella dos cajas, las abre con la llave revelando fajos de dinero junto con algunas joyas y fotos. Revisa de que al menos, los billetes no están trucados.
— Me has terminado de joder la vida, te hubieras muerto junto a la perra de tu madre.
— Quizá eso hubiera sido lo mejor, papá. Así me hubieses ahorrado mucho dolor. Pero ¿sabes?, yo aún soy una buena hija... no te voy a denunciar, no vas a terminar en una cárcel... olvídame, no te visitaré más, tampoco me denuncies... porque ahí sí te terminarás de joder. Me voy... espero que tu esposa me perdone y si te quedas solo, es por lo que hiciste... suerte en la vida, adiós para siempre, papá.
Sale de la habitación y le dice que la disculpe por el alboroto causado, ella le pregunta si es verdad lo que había dicho sobre la violación.
— Tía, es verdad... y tú lo sabes también... si vas a seguir con él, ya no me interesa... si lo perdonas, no diré nada al respecto...
— Skylar, perdóname...
— No soy Skylar, ella se murió saltando del balcón de un hotel. Mi nombre es Lissii.
Días después, junto con ese chico le haría una nueva identificación, le gustaba su nuevo nombre. Se promete una nueva vida, se rehabilitaría de su adicción a autolesionarse, haría nuevas amistadas.
— Bienvenida al mundo, Lissii Faerhy.
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