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    |Aviso: Si esa persona no se esfuerza por Yurei y arregla las cosas, Yurei queda totalmente disponible, no pienso hacer que mi personaje se humille por alguien, dicho esto, si Yurei queda disponible, ella es bisexual pero por estas cosas tiene desarrollo de personaje

    Oh y otra cosa, si a veces no respondo es porque me saturo o porque tengo una vida ocupada, no soy de ignorar a alguien|
    |Aviso: Si esa persona no se esfuerza por Yurei y arregla las cosas, Yurei queda totalmente disponible, no pienso hacer que mi personaje se humille por alguien, dicho esto, si Yurei queda disponible, ella es bisexual pero por estas cosas tiene desarrollo de personaje Oh y otra cosa, si a veces no respondo es porque me saturo o porque tengo una vida ocupada, no soy de ignorar a alguien|
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  • °.✩∘*˃̶୨ EL CUERVO ୧˂̶*∘✩.°
    ──── Edgar Allan Poe

    Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
    mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
    inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
    cabeceando, casi dormido,
    oyóse de súbito un leve golpe,
    como si suavemente tocaran,
    tocaran a la puerta de mi cuarto.
    “Es -dije musitando- un visitante
    tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
    Eso es todo, y nada más.”

    ¡Ah! aquel lúcido recuerdo
    de un gélido diciembre;
    espectros de brasas moribundas
    reflejadas en el suelo;
    angustia del deseo del nuevo día;
    en vano encareciendo a mis libros
    dieran tregua a mi dolor.
    Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
    virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
    Aquí ya sin nombre, para siempre.

    Y el crujir triste, vago, escalofriante
    de la seda de las cortinas rojas
    llenábame de fantásticos terrores
    jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
    acallando el latido de mi corazón,
    vuelvo a repetir:
    “Es un visitante a la puerta de mi cuarto
    queriendo entrar. Algún visitante
    que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
    Eso es todo, y nada más.”

    Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
    y ya sin titubeos:
    “Señor -dije- o señora, en verdad vuestro perdón imploro,
    mas el caso es que, adormilado
    cuando vinisteis a tocar quedamente,
    tan quedo vinisteis a llamar,
    a llamar a la puerta de mi cuarto,
    que apenas pude creer que os oía.”
    Y entonces abrí de par en par la puerta:
    Oscuridad, y nada más.

    Escrutando hondo en aquella negrura
    permanecí largo rato, atónito, temeroso,
    dudando, soñando sueños que ningún mortal
    se haya atrevido jamás a soñar.
    Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
    y la única palabra ahí proferida
    era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
    Lo pronuncié en un susurro, y el eco
    lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
    Apenas esto fue, y nada más.

    Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
    toda mi alma abrasándose dentro de mí,
    no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
    “Ciertamente -me dije-, ciertamente
    algo sucede en la reja de mi ventana.
    Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
    y así penetrar pueda en el misterio.
    Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
    y así penetrar pueda en el misterio.”
    ¡Es el viento, y nada más!

    De un golpe abrí la puerta,
    y con suave batir de alas, entró
    un majestuoso cuervo
    de los santos días idos.
    Sin asomos de reverencia,
    ni un instante quedo;
    y con aires de gran señor o de gran dama
    fue a posarse en el busto de Palas,
    sobre el dintel de mi puerta.
    Posado, inmóvil, y nada más.

    Entonces, este pájaro de ébano
    cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
    con el grave y severo decoro
    del aspecto de que se revestía.
    “Aun con tu cresta cercenada y mocha -le dije-.
    no serás un cobarde.
    hórrido cuervo vetusto y amenazador.
    Evadido de la ribera nocturna.
    ¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
    Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

    Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
    pudiera hablar tan claramente;
    aunque poco significaba su respuesta.
    Poco pertinente era. Pues no podemos
    sino concordar en que ningún ser humano
    ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
    posado sobre el dintel de su puerta,
    pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
    de Palas en el dintel de su puerta
    con semejante nombre: “Nunca más.”

    Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
    las palabras pronunció, como virtiendo
    su alma sólo en esas palabras.
    Nada más dijo entonces;
    no movió ni una pluma.
    Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
    “Otros amigos se han ido antes;
    mañana él también me dejará,
    como me abandonaron mis esperanzas.”
    Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

    Sobrecogido al romper el silencio
    tan idóneas palabras,
    “sin duda -pensé-, sin duda lo que dice
    es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
    de un amo infortunado a quien desastre impío
    persiguió, acosó sin dar tregua
    hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
    hasta que las endechas de su esperanza
    llevaron sólo esa carga melancólica
    de “Nunca, nunca más.”

    Mas el Cuervo arrancó todavía
    de mis tristes fantasías una sonrisa;
    acerqué un mullido asiento
    frente al pájaro, el busto y la puerta;
    y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
    empecé a enlazar una fantasía con otra,
    pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
    lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
    flaco y ominoso pájaro de antaño
    quería decir graznando: “Nunca más,”

    En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
    frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
    quemaban hasta el fondo de mi pecho.
    Esto y más, sentado, adivinaba,
    con la cabeza reclinada
    en el aterciopelado forro del cojín
    acariciado por la luz de la lámpara;
    en el forro de terciopelo violeta
    acariciado por la luz de la lámpara
    ¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

    Entonces me pareció que el aire
    se tornaba más denso, perfumado
    por invisible incensario mecido por serafines
    cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
    “¡Miserable -dije-, tu Dios te ha concedido,
    por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
    tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
    ¡Apura, oh, apura este dulce nepente
    y olvida a tu ausente Leonora!”
    Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

    “¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica!
    ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
    enviado por el Tentador, o arrojado
    por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
    a esta desértica tierra encantada,
    a este hogar hechizado por el horror!
    Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
    ¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
    ¡Dime, dime, te imploro!”
    Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

    “¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica!
    ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
    ¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
    ese Dios que adoramos tú y yo,
    dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
    tendrá en sus brazos a una santa doncella
    llamada por los ángeles Leonora,
    tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
    llamada por los ángeles Leonora!”
    Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

    “¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
    pájaro o espíritu maligno! -le grité presuntuoso.
    ¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
    No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
    que profirió tu espíritu!
    Deja mi soledad intacta.
    Abandona el busto del dintel de mi puerta.
    Aparta tu pico de mi corazón
    y tu figura del dintel de mi puerta.
    Y el Cuervo dijo: Nunca más.”

    Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
    Aún sigue posado, aún sigue posado
    en el pálido busto de Palas.
    en el dintel de la puerta de mi cuarto.
    Y sus ojos tienen la apariencia
    de los de un demonio que está soñando.
    Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
    tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
    del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
    no podrá liberarse. ¡Nunca más!
    °.✩∘*˃̶୨ EL CUERVO ୧˂̶*∘✩.° ──── Edgar Allan Poe Una vez, al filo de una lúgubre media noche, mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido, inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia, cabeceando, casi dormido, oyóse de súbito un leve golpe, como si suavemente tocaran, tocaran a la puerta de mi cuarto. “Es -dije musitando- un visitante tocando quedo a la puerta de mi cuarto. Eso es todo, y nada más.” ¡Ah! aquel lúcido recuerdo de un gélido diciembre; espectros de brasas moribundas reflejadas en el suelo; angustia del deseo del nuevo día; en vano encareciendo a mis libros dieran tregua a mi dolor. Dolor por la pérdida de Leonora, la única, virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada. Aquí ya sin nombre, para siempre. Y el crujir triste, vago, escalofriante de la seda de las cortinas rojas llenábame de fantásticos terrores jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie, acallando el latido de mi corazón, vuelvo a repetir: “Es un visitante a la puerta de mi cuarto queriendo entrar. Algún visitante que a deshora a mi cuarto quiere entrar. Eso es todo, y nada más.” Ahora, mi ánimo cobraba bríos, y ya sin titubeos: “Señor -dije- o señora, en verdad vuestro perdón imploro, mas el caso es que, adormilado cuando vinisteis a tocar quedamente, tan quedo vinisteis a llamar, a llamar a la puerta de mi cuarto, que apenas pude creer que os oía.” Y entonces abrí de par en par la puerta: Oscuridad, y nada más. Escrutando hondo en aquella negrura permanecí largo rato, atónito, temeroso, dudando, soñando sueños que ningún mortal se haya atrevido jamás a soñar. Mas en el silencio insondable la quietud callaba, y la única palabra ahí proferida era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?” Lo pronuncié en un susurro, y el eco lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!” Apenas esto fue, y nada más. Vuelto a mi cuarto, mi alma toda, toda mi alma abrasándose dentro de mí, no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza. “Ciertamente -me dije-, ciertamente algo sucede en la reja de mi ventana. Dejad, pues, que vea lo que sucede allí, y así penetrar pueda en el misterio. Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio, y así penetrar pueda en el misterio.” ¡Es el viento, y nada más! De un golpe abrí la puerta, y con suave batir de alas, entró un majestuoso cuervo de los santos días idos. Sin asomos de reverencia, ni un instante quedo; y con aires de gran señor o de gran dama fue a posarse en el busto de Palas, sobre el dintel de mi puerta. Posado, inmóvil, y nada más. Entonces, este pájaro de ébano cambió mis tristes fantasías en una sonrisa con el grave y severo decoro del aspecto de que se revestía. “Aun con tu cresta cercenada y mocha -le dije-. no serás un cobarde. hórrido cuervo vetusto y amenazador. Evadido de la ribera nocturna. ¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!” Y el Cuervo dijo: “Nunca más.” Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado pudiera hablar tan claramente; aunque poco significaba su respuesta. Poco pertinente era. Pues no podemos sino concordar en que ningún ser humano ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro posado sobre el dintel de su puerta, pájaro o bestia, posado en el busto esculpido de Palas en el dintel de su puerta con semejante nombre: “Nunca más.” Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto. las palabras pronunció, como virtiendo su alma sólo en esas palabras. Nada más dijo entonces; no movió ni una pluma. Y entonces yo me dije, apenas murmurando: “Otros amigos se han ido antes; mañana él también me dejará, como me abandonaron mis esperanzas.” Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.” Sobrecogido al romper el silencio tan idóneas palabras, “sin duda -pensé-, sin duda lo que dice es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido de un amo infortunado a quien desastre impío persiguió, acosó sin dar tregua hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido, hasta que las endechas de su esperanza llevaron sólo esa carga melancólica de “Nunca, nunca más.” Mas el Cuervo arrancó todavía de mis tristes fantasías una sonrisa; acerqué un mullido asiento frente al pájaro, el busto y la puerta; y entonces, hundiéndome en el terciopelo, empecé a enlazar una fantasía con otra, pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño, lo que este torvo, desgarbado, hórrido, flaco y ominoso pájaro de antaño quería decir graznando: “Nunca más,” En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra, frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos, quemaban hasta el fondo de mi pecho. Esto y más, sentado, adivinaba, con la cabeza reclinada en el aterciopelado forro del cojín acariciado por la luz de la lámpara; en el forro de terciopelo violeta acariciado por la luz de la lámpara ¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más! Entonces me pareció que el aire se tornaba más denso, perfumado por invisible incensario mecido por serafines cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado. “¡Miserable -dije-, tu Dios te ha concedido, por estos ángeles te ha otorgado una tregua, tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora! ¡Apura, oh, apura este dulce nepente y olvida a tu ausente Leonora!” Y el Cuervo dijo: “Nunca más.” “¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica! ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio enviado por el Tentador, o arrojado por la tempestad a este refugio desolado e impávido, a esta desértica tierra encantada, a este hogar hechizado por el horror! Profeta, dime, en verdad te lo imploro, ¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad? ¡Dime, dime, te imploro!” Y el cuervo dijo: “Nunca más.” “¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica! ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio! ¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas, ese Dios que adoramos tú y yo, dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén tendrá en sus brazos a una santa doncella llamada por los ángeles Leonora, tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen llamada por los ángeles Leonora!” Y el cuervo dijo: “Nunca más.” “¡Sea esa palabra nuestra señal de partida pájaro o espíritu maligno! -le grité presuntuoso. ¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica. No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira que profirió tu espíritu! Deja mi soledad intacta. Abandona el busto del dintel de mi puerta. Aparta tu pico de mi corazón y tu figura del dintel de mi puerta. Y el Cuervo dijo: Nunca más.” Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo. Aún sigue posado, aún sigue posado en el pálido busto de Palas. en el dintel de la puerta de mi cuarto. Y sus ojos tienen la apariencia de los de un demonio que está soñando. Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama tiende en el suelo su sombra. Y mi alma, del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo, no podrá liberarse. ¡Nunca más!
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    hermano. tengo una gran queja. respecto a los usuarios roleplayers. es re incomodo! osea, mire. si usted me quiere agregar esta bien! perfecto. pero no haga una groseria como -te agrego. "ayy holiii quieres roll?" o que se yo.- para despues venir con la payasada de eliminarte o hacer como si nada ha pasado.

    dos puntos a recalcar.
    primero.: si. soy gay. un orco pasivo. si eso le molesta. adelante. no me agregue. si a usted que no le gusta leer. es asi de tarugo para leer. no moleste entonces a los demas con algo que resulta ser tan obvio y sincero. sea sincero con usted. otros roleplayers quieren pasar el rato. de modo que mas como yo seguro se molestan. si quiere ver las cosas que uno hace. pues perfecto me sigue y ya.

    segundo.: sea seguro de lo que quiere. hermano. o mujer. no venga aqui con que no sepa nada. para eso cada roleplayer tiene un apartado de informacion. perfecto si quiere hablar. pero no venga con la payasada de hacer drama o escandalo. somos criaturas razonables. y si. si lo que se menciona en el primero al hacer tal tonteria o despues ignorar. no haga enorme falta grosera de emocionar o dejar con espectativas a los roleplayers. si no esta seguro de que este y, o susodicho personaje no le gusta. ahorrese las molestias.

    añadiendo que: suele haber discriminacion. uno quiere conocer y lo unico que ven es que "ah.. por que es gay ya me quiere fol*** o que se yo gogogo XD. hermano! usted es roleplayer. tenga la decencia de almenos preguntar o informarce mejor. ignorar a gente asi por que le anima o motiva el personaje por x o por y cosa le causa tranquilidad y alegria. pues que diga. "a bueno es que no acepto a esto o aquello en mi circulo" sin haberlo hecho antes. no venga con que se gane el focus u odio. tenga la dignidad y la capacidad de poder aclarar las cosas. y no le venga con las patas pa´riva a otros a ultima hora. por que usted pasa pena y deja como malos a los demas roleplayers. tenga un poco de respeto y fidelidad a lo que haga. la comunidad roleplay de antes se extingue por tales cosas tan absurdas...

    sea de palabra. tenga respeto. no haga semejante cosa. respete para que lo respeten. sea tolerante. pero esas gracias. lo unico que ganas es que te den un ban de gratis, sea conciente. tengamos un area de convivencia sana.

    ahh pero es que te borre por que no contestaste antes o que se yo, ¿te has hecho la pregunta de si alguna razon sabes por que no te escriben a tiempo? en lugar de estar armando alboroto. cada criatura tiene una vida. la pasa ocupado. no eres la unica "cola del desierto." si no le gusta. no lo acepte o deje sus terminos aclarados. sencillo no le cuesta unos minutos declararlo.

    yo tengo años en roll y las cosas se repiten en un circulo interminable,

    en tales casos algunos no hacen mas que bloquearte y ya despues de añadirte. y eso es lo mas feo que podria decir, como para no ser tan... grosero. cuando aprenda a ser un buen roleplayer. como otros estarian de acuerdo. hablamos como gente civilizada. y asi llegamos a un acuerdo.

    es un llamado y advertencia a cada quien que quiera leerlo.
    revise un perfil. sea conciso con lo que quiere. si es amigo, o hablar. o rolear. pero cada quien sabe lo que hace. se evitan mejor las cosas y ademas no quedas en mala reputacion.

    -este de aqui, ya recivio la misma payasada mientras estaba ocupado estudiando en la universidad. se le quiere un monto. hagamos conciencia roleplayer. -

    ///////////////////////////////////////////////////////////////
    hermano. tengo una gran queja. respecto a los usuarios roleplayers. es re incomodo! osea, mire. si usted me quiere agregar esta bien! perfecto. pero no haga una groseria como -te agrego. "ayy holiii quieres roll?" o que se yo.- para despues venir con la payasada de eliminarte o hacer como si nada ha pasado. dos puntos a recalcar. primero.: si. soy gay. un orco pasivo. si eso le molesta. adelante. no me agregue. si a usted que no le gusta leer. es asi de tarugo para leer. no moleste entonces a los demas con algo que resulta ser tan obvio y sincero. sea sincero con usted. otros roleplayers quieren pasar el rato. de modo que mas como yo seguro se molestan. si quiere ver las cosas que uno hace. pues perfecto me sigue y ya. segundo.: sea seguro de lo que quiere. hermano. o mujer. no venga aqui con que no sepa nada. para eso cada roleplayer tiene un apartado de informacion. perfecto si quiere hablar. pero no venga con la payasada de hacer drama o escandalo. somos criaturas razonables. y si. si lo que se menciona en el primero al hacer tal tonteria o despues ignorar. no haga enorme falta grosera de emocionar o dejar con espectativas a los roleplayers. si no esta seguro de que este y, o susodicho personaje no le gusta. ahorrese las molestias. añadiendo que: suele haber discriminacion. uno quiere conocer y lo unico que ven es que "ah.. por que es gay ya me quiere fol*** o que se yo gogogo XD. hermano! usted es roleplayer. tenga la decencia de almenos preguntar o informarce mejor. ignorar a gente asi por que le anima o motiva el personaje por x o por y cosa le causa tranquilidad y alegria. pues que diga. "a bueno es que no acepto a esto o aquello en mi circulo" sin haberlo hecho antes. no venga con que se gane el focus u odio. tenga la dignidad y la capacidad de poder aclarar las cosas. y no le venga con las patas pa´riva a otros a ultima hora. por que usted pasa pena y deja como malos a los demas roleplayers. tenga un poco de respeto y fidelidad a lo que haga. la comunidad roleplay de antes se extingue por tales cosas tan absurdas... sea de palabra. tenga respeto. no haga semejante cosa. respete para que lo respeten. sea tolerante. pero esas gracias. lo unico que ganas es que te den un ban de gratis, sea conciente. tengamos un area de convivencia sana. ahh pero es que te borre por que no contestaste antes o que se yo, ¿te has hecho la pregunta de si alguna razon sabes por que no te escriben a tiempo? en lugar de estar armando alboroto. cada criatura tiene una vida. la pasa ocupado. no eres la unica "cola del desierto." si no le gusta. no lo acepte o deje sus terminos aclarados. sencillo no le cuesta unos minutos declararlo. yo tengo años en roll y las cosas se repiten en un circulo interminable, en tales casos algunos no hacen mas que bloquearte y ya despues de añadirte. y eso es lo mas feo que podria decir, como para no ser tan... grosero. cuando aprenda a ser un buen roleplayer. como otros estarian de acuerdo. hablamos como gente civilizada. y asi llegamos a un acuerdo. es un llamado y advertencia a cada quien que quiera leerlo. revise un perfil. sea conciso con lo que quiere. si es amigo, o hablar. o rolear. pero cada quien sabe lo que hace. se evitan mejor las cosas y ademas no quedas en mala reputacion. -este de aqui, ya recivio la misma payasada mientras estaba ocupado estudiando en la universidad. se le quiere un monto. hagamos conciencia roleplayer. - ///////////////////////////////////////////////////////////////
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  • Oye , mira Brunhilda ......

    - Loki quería llamar la atención de Brunhilda, haciendo lo que el siempre le salía mejor Pero el resultado era el mismo , ignorado por ella .-
    Oye , mira Brunhilda ...... - Loki quería llamar la atención de Brunhilda, haciendo lo que el siempre le salía mejor Pero el resultado era el mismo , ignorado por ella .-
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  • 🐾 El Día de las Bestias Eternas
    Fandom Mitologica
    Categoría Original
    El Inframundo despierta con un murmullo antiguo.
    Desde los abismos más hondos del Erebo hasta las riberas del Leteo, una vibración recorre las sombras: un llamado que ni los vivos ni los muertos pueden ignorar.
    Hoy no hay lamentos. Hoy no hay castigos.
    Hoy, incluso en la oscuridad más profunda, se celebra la existencia de lo salvaje.
    Es el Día de los Animales, y los reinos del más allá se preparan para honrar a quienes han custodiado las fronteras de la eternidad.

    En el gran salón de obsidiana, donde los muros laten como un corazón dormido, las antorchas se encienden una a una con fuego azul.
    Las criaturas del Inframundo se congregan: lobos de humo, aves de ceniza, serpientes de fuego líquido y caballos hechos de polvo y viento.
    Todas aguardan en silencio.
    El trono vacío brilla con reflejos de piedra viva.
    Y en el centro del salón, Cerbero emerge de las sombras.

    El guardián de las Puertas del Hades camina con paso firme, las tres cabezas en perfecta armonía, los ojos ardiendo como soles en la penumbra.
    A su alrededor, las almas se inclinan, reconociendo en él no solo al protector, sino al símbolo eterno de la lealtad y la fuerza.

    Desde lo alto, Perséfone, Reina del Inframundo, desciende envuelta en un resplandor tenue.
    En sus manos sostiene una corona forjada con hierro de estrella caída, adornada con tres gemas:
    una roja por la furia,
    una negra por la noche,
    y una blanca por la lealtad.

    A su lado, una presencia luminosa se acerca: Albina, la cabra blanca del Inframundo.
    Su pelaje brilla como la luna sobre la piedra, y donde sus pezuñas tocan el suelo, florecen pequeñas flores grises, las únicas que crecen en aquel reino sin sol.
    Las criaturas se apartan en respeto; la conocen como mensajera de paz y consejera de las almas olvidadas.

    Perséfone levanta la corona y, con voz que es decreto y bendición, pronuncia:

    “Hoy, el Inframundo celebra el Día de las Bestias Eternas.
    Hoy, las criaturas que sirven, vigilan y aman son honradas.
    Cerbero, guardián del Umbral, tu lealtad ha sido tu trono.
    Desde este instante, no serás solo guardián… serás Rey de las Bestias Eternas.
    Y tú, Albina, serás su guía, su conciencia, su equilibrio.”

    Cuando la corona toca las tres frentes de Cerbero, una ola de fuego blanco recorre el salón.
    El suelo vibra, los ríos cambian su curso, y las almas aúllan con júbilo.
    Las tres cabezas del nuevo rey alzan su mirada en silencio: no hay palabras, solo un rugido interno que el universo siente.

    Albina da un paso adelante.
    De su presencia emana calma, y una flor nace en medio del fuego: la primera flor del Inframundo.
    La Reina sonríe, y con ese gesto, el orden del reino cambia para siempre.
    El trono ya no pertenece al miedo, sino al equilibrio.

    Entonces, las puertas del salón se abren.
    Una marea de luz y sombras invade el aire.
    Comienza el Desfile de los Fieles.

    Por los corredores de piedra líquida, las criaturas del Inframundo marchan en honor a sus nuevos soberanos.
    Los Lobos del Leteo avanzan primero, con pelaje translúcido y ojos de agua.
    Sus pasos resuenan como tambores lejanos.
    Sobre ellos vuelan los Cuervos de Estigia, cuyas plumas de humo caen lentamente como ceniza brillante.
    Las Serpientes del Erebo reptan entre las columnas, formando símbolos sagrados que parpadean con fuego antes de desvanecerse.
    Y desde las llanuras de Tártaro llegan los Caballos de Ceniza, trotando en el aire, dejando huellas de luz efímera.

    Cerbero avanza entre ellos, majestuoso, silencioso.
    Sus cabezas giran lentamente, observando a cada una de las criaturas con atención.
    No impone dominio, sino presencia.
    A su lado, Albina camina despacio, irradiando serenidad.
    Una pequeña alma —una liebre hecha de humo— se acerca temerosa.
    Albina la mira con ternura y, al tocarla con su frente, la transforma en un destello que asciende hasta las estrellas del techo abismal.

    El desfile se extiende durante horas eternas.
    Sobre ellos, el cielo del Inframundo se cubre de luces verdes y violetas: auroras imposibles que ondulan como espíritus danzantes.
    Cada chispa que cae es el eco de un alma animal que regresa por un instante para rendir homenaje.

    Cuando la procesión llega al círculo central, Albina se detiene.
    Su luz se expande como un manto que cubre a Cerbero, a las criaturas, a todo el reino.
    Por un breve momento, el Inframundo entero respira al unísono.
    No hay condena. No hay dolor.
    Solo respeto.
    Solo comunión.

    El fuego se atenúa, las criaturas se disuelven lentamente en el aire, dejando tras de sí rastros de luz.
    El silencio regresa, pero es un silencio distinto: un silencio lleno de vida.
    En el centro, Cerbero permanece inmóvil, imponente.
    Albina se recuesta a su lado, sus ojos reflejando el resplandor de las llamas que no consumen.

    Desde su trono, Perséfone observa en silencio, y una leve sonrisa cruza su rostro.
    El Inframundo ha cambiado.
    Bajo su tierra y bajo su ley, ahora reina la fuerza, pero también la compasión.

    Y así, mientras las últimas brasas del desfile flotan en el aire, los abismos entienden su nueva verdad:
    que incluso en la oscuridad más profunda, los animales tienen un reino, un rey y una guardiana.
    Y que, cada año, en el Día de las Bestias Eternas, el Inframundo entero recordará que la lealtad es la forma más pura del alma.
    El Inframundo despierta con un murmullo antiguo. Desde los abismos más hondos del Erebo hasta las riberas del Leteo, una vibración recorre las sombras: un llamado que ni los vivos ni los muertos pueden ignorar. Hoy no hay lamentos. Hoy no hay castigos. Hoy, incluso en la oscuridad más profunda, se celebra la existencia de lo salvaje. Es el Día de los Animales, y los reinos del más allá se preparan para honrar a quienes han custodiado las fronteras de la eternidad. En el gran salón de obsidiana, donde los muros laten como un corazón dormido, las antorchas se encienden una a una con fuego azul. Las criaturas del Inframundo se congregan: lobos de humo, aves de ceniza, serpientes de fuego líquido y caballos hechos de polvo y viento. Todas aguardan en silencio. El trono vacío brilla con reflejos de piedra viva. Y en el centro del salón, Cerbero emerge de las sombras. El guardián de las Puertas del Hades camina con paso firme, las tres cabezas en perfecta armonía, los ojos ardiendo como soles en la penumbra. A su alrededor, las almas se inclinan, reconociendo en él no solo al protector, sino al símbolo eterno de la lealtad y la fuerza. Desde lo alto, Perséfone, Reina del Inframundo, desciende envuelta en un resplandor tenue. En sus manos sostiene una corona forjada con hierro de estrella caída, adornada con tres gemas: una roja por la furia, una negra por la noche, y una blanca por la lealtad. A su lado, una presencia luminosa se acerca: Albina, la cabra blanca del Inframundo. Su pelaje brilla como la luna sobre la piedra, y donde sus pezuñas tocan el suelo, florecen pequeñas flores grises, las únicas que crecen en aquel reino sin sol. Las criaturas se apartan en respeto; la conocen como mensajera de paz y consejera de las almas olvidadas. Perséfone levanta la corona y, con voz que es decreto y bendición, pronuncia: “Hoy, el Inframundo celebra el Día de las Bestias Eternas. Hoy, las criaturas que sirven, vigilan y aman son honradas. Cerbero, guardián del Umbral, tu lealtad ha sido tu trono. Desde este instante, no serás solo guardián… serás Rey de las Bestias Eternas. Y tú, Albina, serás su guía, su conciencia, su equilibrio.” Cuando la corona toca las tres frentes de Cerbero, una ola de fuego blanco recorre el salón. El suelo vibra, los ríos cambian su curso, y las almas aúllan con júbilo. Las tres cabezas del nuevo rey alzan su mirada en silencio: no hay palabras, solo un rugido interno que el universo siente. Albina da un paso adelante. De su presencia emana calma, y una flor nace en medio del fuego: la primera flor del Inframundo. La Reina sonríe, y con ese gesto, el orden del reino cambia para siempre. El trono ya no pertenece al miedo, sino al equilibrio. Entonces, las puertas del salón se abren. Una marea de luz y sombras invade el aire. Comienza el Desfile de los Fieles. Por los corredores de piedra líquida, las criaturas del Inframundo marchan en honor a sus nuevos soberanos. Los Lobos del Leteo avanzan primero, con pelaje translúcido y ojos de agua. Sus pasos resuenan como tambores lejanos. Sobre ellos vuelan los Cuervos de Estigia, cuyas plumas de humo caen lentamente como ceniza brillante. Las Serpientes del Erebo reptan entre las columnas, formando símbolos sagrados que parpadean con fuego antes de desvanecerse. Y desde las llanuras de Tártaro llegan los Caballos de Ceniza, trotando en el aire, dejando huellas de luz efímera. Cerbero avanza entre ellos, majestuoso, silencioso. Sus cabezas giran lentamente, observando a cada una de las criaturas con atención. No impone dominio, sino presencia. A su lado, Albina camina despacio, irradiando serenidad. Una pequeña alma —una liebre hecha de humo— se acerca temerosa. Albina la mira con ternura y, al tocarla con su frente, la transforma en un destello que asciende hasta las estrellas del techo abismal. El desfile se extiende durante horas eternas. Sobre ellos, el cielo del Inframundo se cubre de luces verdes y violetas: auroras imposibles que ondulan como espíritus danzantes. Cada chispa que cae es el eco de un alma animal que regresa por un instante para rendir homenaje. Cuando la procesión llega al círculo central, Albina se detiene. Su luz se expande como un manto que cubre a Cerbero, a las criaturas, a todo el reino. Por un breve momento, el Inframundo entero respira al unísono. No hay condena. No hay dolor. Solo respeto. Solo comunión. El fuego se atenúa, las criaturas se disuelven lentamente en el aire, dejando tras de sí rastros de luz. El silencio regresa, pero es un silencio distinto: un silencio lleno de vida. En el centro, Cerbero permanece inmóvil, imponente. Albina se recuesta a su lado, sus ojos reflejando el resplandor de las llamas que no consumen. Desde su trono, Perséfone observa en silencio, y una leve sonrisa cruza su rostro. El Inframundo ha cambiado. Bajo su tierra y bajo su ley, ahora reina la fuerza, pero también la compasión. Y así, mientras las últimas brasas del desfile flotan en el aire, los abismos entienden su nueva verdad: que incluso en la oscuridad más profunda, los animales tienen un reino, un rey y una guardiana. Y que, cada año, en el Día de las Bestias Eternas, el Inframundo entero recordará que la lealtad es la forma más pura del alma.
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  • - ¡𝐂𝐨𝐫𝐫𝐞 𝐜𝐨𝐧 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐳𝐚!, ¿𝐨 𝐧𝐨?

    || Invitare a algunos a darle like al fanpage de mi fandom. Si no os gusta o algo son libres de ignorar simplemente
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  • EL inicio de una aventura
    Fandom Crossover
    Categoría Aventura
    La mansión Croft, ahora en mejor estado que el de hacia un par de decadas, siempre había tenido algo particular que la gente del exterior ignoraba o prefería mantener en un misterio pues desde que los herederos del titulo se habían dejado a la arqueologia, la investigación y exploración de tumbas antiguas. SI no era el padre buscando indicios sobre la isla perdida en el triangulo de las vermudas, hasta las tierras aztecas en busca de tierras perdidas escondida en las selvas desde México hasta Brasil, mientras la hija se dedicaba a la búsqueda entre Siberia, Rusia y Siria, siguiendo las pistas de su difunto padre.
    Era tan extraño encontrarla en casa que muchos usaban la mansión Croft como un mito o un sitio de leyenda, como un lugar embrujado o la verdadera mina de oro a la que todos temían entrar.

    -¿En serio? ¿Eso es lo que piensa la gente?

    Lara se limito a sonreir a la pantalla. Jamas habría pensado que su propio hogar se volvería un lugar misterioso y fantasmal en un foro de Reddit. Zip, con su relajada personalidad solo se tomaba las cosas con calma, mientras Jonah se revolvía en su asiento mientras seguía leyendo como "El fantasma de Lady Croft"

    -Si pasaras mas tiempo en casa, estoy seguro que asustaría mucho mas que esas cámaras o la cara de Winston cada que le das un susto.

    -Jaja, muy gracioso Jonah.

    No era para menos, en los ultimos meses, con tantas investigaciones, apenas habia salido de la biblioteca. De no ser por el mayordomo y la necesidad urgente de bañarse, comenzaría a parecer un verdadero fantasma.

    -Da igual, mientras no entren en casa todo esta bien. -Salio de la 'cueva' llena de cables bostezando ligeramente- Me pone los pelos de punta saber que rondan fuera del porton, mas aun teniendo a la Trinidad pisandonos los talones.

    Recordar la 'muerte' de su padre y la constante paranoia de que un extraño entre en su hogar y atente contra sus amigos por su culpa no era la sensación mas agradable. Gracias a los ingresos por investigaciones, había podido poner tantas camaras, sistemas de bloqueo y muchas armas regadas entre esculturas, figuras y pinturas para poder dormir tranquila, aunque fuera por poco.
    Tres horas despues, justo cuando el reloj de péndulo invadió el silencioso lugar, un ruido bien calculado le hizo rebotar de la cama y saltar sigilosamente hacia la puerta, no sin antes sacar la pistola bajo la almohada.

    Susurros, pasos, como habían traspasado la segurida no era su principal preocupacion, solo quería deshacerse de los intrusos y buscar las respuestas después de eso.

    -¡MIerda! Hay un montón de cosas aquí ¿Como mierda vamos a encontrar la pieza que nos falta?

    Y, al parecer, no eran del tipo profesional incluso podría decir, carecían de cierta inteligencia.
    (ROL LIBRE)
    La mansión Croft, ahora en mejor estado que el de hacia un par de decadas, siempre había tenido algo particular que la gente del exterior ignoraba o prefería mantener en un misterio pues desde que los herederos del titulo se habían dejado a la arqueologia, la investigación y exploración de tumbas antiguas. SI no era el padre buscando indicios sobre la isla perdida en el triangulo de las vermudas, hasta las tierras aztecas en busca de tierras perdidas escondida en las selvas desde México hasta Brasil, mientras la hija se dedicaba a la búsqueda entre Siberia, Rusia y Siria, siguiendo las pistas de su difunto padre. Era tan extraño encontrarla en casa que muchos usaban la mansión Croft como un mito o un sitio de leyenda, como un lugar embrujado o la verdadera mina de oro a la que todos temían entrar. -¿En serio? ¿Eso es lo que piensa la gente? Lara se limito a sonreir a la pantalla. Jamas habría pensado que su propio hogar se volvería un lugar misterioso y fantasmal en un foro de Reddit. Zip, con su relajada personalidad solo se tomaba las cosas con calma, mientras Jonah se revolvía en su asiento mientras seguía leyendo como "El fantasma de Lady Croft" -Si pasaras mas tiempo en casa, estoy seguro que asustaría mucho mas que esas cámaras o la cara de Winston cada que le das un susto. -Jaja, muy gracioso Jonah. No era para menos, en los ultimos meses, con tantas investigaciones, apenas habia salido de la biblioteca. De no ser por el mayordomo y la necesidad urgente de bañarse, comenzaría a parecer un verdadero fantasma. -Da igual, mientras no entren en casa todo esta bien. -Salio de la 'cueva' llena de cables bostezando ligeramente- Me pone los pelos de punta saber que rondan fuera del porton, mas aun teniendo a la Trinidad pisandonos los talones. Recordar la 'muerte' de su padre y la constante paranoia de que un extraño entre en su hogar y atente contra sus amigos por su culpa no era la sensación mas agradable. Gracias a los ingresos por investigaciones, había podido poner tantas camaras, sistemas de bloqueo y muchas armas regadas entre esculturas, figuras y pinturas para poder dormir tranquila, aunque fuera por poco. Tres horas despues, justo cuando el reloj de péndulo invadió el silencioso lugar, un ruido bien calculado le hizo rebotar de la cama y saltar sigilosamente hacia la puerta, no sin antes sacar la pistola bajo la almohada. Susurros, pasos, como habían traspasado la segurida no era su principal preocupacion, solo quería deshacerse de los intrusos y buscar las respuestas después de eso. -¡MIerda! Hay un montón de cosas aquí ¿Como mierda vamos a encontrar la pieza que nos falta? Y, al parecer, no eran del tipo profesional incluso podría decir, carecían de cierta inteligencia. (ROL LIBRE)
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  • -Desperte nuevamente sintiéndose mal aún así se fue al baño a ducharse debía estar radiante para su futuro esposo ignorando su malestar se alistó y ni bien salió del baño sus sombras enpesaron a prepararlo -
    -Desperte nuevamente sintiéndose mal aún así se fue al baño a ducharse debía estar radiante para su futuro esposo ignorando su malestar se alistó y ni bien salió del baño sus sombras enpesaron a prepararlo -
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  • —Conocí a un hombre una vez, humilde, servil; tan ignorante como feliz, pues es el desconocimiento de este mundo lo que nos resguarda de su cruda realidad.

    Ignorante, mas no por decisión propia, mi amigo era analfabeta. En cierto punto de su vida, se le dio la decisión de elegir entre estudiar o trabajar, y él eligió le segundo, volviéndose siervo de una acaudalada dama de edad avanzada.

    Los años pasaron, y él se mantuvo ahí. Sin deseos de cambiar, muchos lo catalogaróian como conformista, un ser sin afán de crecer, de superarse y expandir sus horizontes. Pero así era feliz, y feliz era la mujer con su compañía.

    Así pues, años pasaron, y en su lecho de muerte, ella preguntó a su más fiel compañero si había algo que quisiera, un regalo de despedida. Sencillo como siempre, lo único que se le ocurrió pedir fue la receta de las galletas de jengibre, secreto familiar.

    Claro, cualquiera en su situación hubiese pedido riquezas, joyas, ser incluído en la herencia, pero ya dejamos en claro que no hablamos de cualquier persona, ¿cierto? Pues bien, la anciana murió, y este amigo mío empezó a hacer galletas, ¿pues qué más podía hacer?

    Galletas de jengibre que pronto comenzó a vender, pues descubrió que tenía un don para la cocina. En lo que pareció un cerrar de ojos, pasó de vender en las calles a tener su propia repostería, después varias de ellas, y finalmente, ser dueño de fábricas enteras. Todo con la misma receta de esas galletas de jengibre.

    Y un día, hablando del tema, le exclamé: "¡Mira todo lo que has logrado, y sin saber leer! ¿Te imaginas dónde estarías si supieses leer?"

    "Si supiese leer, amigo mío", respondió. "Seguiría siendo un siervo".
    —Conocí a un hombre una vez, humilde, servil; tan ignorante como feliz, pues es el desconocimiento de este mundo lo que nos resguarda de su cruda realidad. Ignorante, mas no por decisión propia, mi amigo era analfabeta. En cierto punto de su vida, se le dio la decisión de elegir entre estudiar o trabajar, y él eligió le segundo, volviéndose siervo de una acaudalada dama de edad avanzada. Los años pasaron, y él se mantuvo ahí. Sin deseos de cambiar, muchos lo catalogaróian como conformista, un ser sin afán de crecer, de superarse y expandir sus horizontes. Pero así era feliz, y feliz era la mujer con su compañía. Así pues, años pasaron, y en su lecho de muerte, ella preguntó a su más fiel compañero si había algo que quisiera, un regalo de despedida. Sencillo como siempre, lo único que se le ocurrió pedir fue la receta de las galletas de jengibre, secreto familiar. Claro, cualquiera en su situación hubiese pedido riquezas, joyas, ser incluído en la herencia, pero ya dejamos en claro que no hablamos de cualquier persona, ¿cierto? Pues bien, la anciana murió, y este amigo mío empezó a hacer galletas, ¿pues qué más podía hacer? Galletas de jengibre que pronto comenzó a vender, pues descubrió que tenía un don para la cocina. En lo que pareció un cerrar de ojos, pasó de vender en las calles a tener su propia repostería, después varias de ellas, y finalmente, ser dueño de fábricas enteras. Todo con la misma receta de esas galletas de jengibre. Y un día, hablando del tema, le exclamé: "¡Mira todo lo que has logrado, y sin saber leer! ¿Te imaginas dónde estarías si supieses leer?" "Si supiese leer, amigo mío", respondió. "Seguiría siendo un siervo".
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  • El teatro estaba casi vacío, y la luz del mediodía se filtraba suavemente a través de los ventanales altos, proyectando rayos dorados sobre los asientos de terciopelo y el escenario de madera pulida. Lián Xuefeng caminaba con calma por el pasillo central, cada paso medido, resonando apenas en el silencio reverente del lugar. Su traje oscuro contrastaba con la luz cálida que lo rodeaba, y aun así, su presencia imponía un respeto silencioso que se percibía incluso sin palabras.

    En el escenario, un joven pianista practicaba, sus dedos deslizándose sobre las teclas con una delicadeza que parecía desafiar el tiempo. Lián se detuvo a observar, inclinando levemente la cabeza, sintiendo cómo cada nota despertaba recuerdos que habían dormido siglos: salones de palacio, corredores de mármol, noches iluminadas por velas y música que envolvía todo a su alrededor. Durante un instante, su mirada se suavizó, y la máscara de emperador implacable dio paso a un hombre que había amado, perdido y sobrevivido a la eternidad.

    Se acercó a uno de los asientos más cercanos, sentándose con la elegancia de alguien acostumbrado a la realeza, dejando que las notas llenaran el silencio a su alrededor. No había intriga ni amenaza, solo la música fluyendo como un hilo que conectaba su presente con un pasado que aún vivía en su memoria. Cada acorde parecía resonar con algo profundo dentro de él, un placer inesperado que lo hacía sonreír apenas, con esa sutileza que pocos podían percibir.

    —Curioso… —murmuró para sí mismo, la voz apenas un susurro—. Nunca pensé que algo tan efímero como la música pudiera tocar lo eterno.

    Y allí permaneció, observando y escuchando, dejando que la armonía del piano despertara en él una parte olvidada de su alma: el emperador, el vampiro, y aquel fragmento secreto de su ser que aún ignoraba su verdadera naturaleza, todo entrelazado en un momento de calma, reflexión y redescubrimiento.
    El teatro estaba casi vacío, y la luz del mediodía se filtraba suavemente a través de los ventanales altos, proyectando rayos dorados sobre los asientos de terciopelo y el escenario de madera pulida. Lián Xuefeng caminaba con calma por el pasillo central, cada paso medido, resonando apenas en el silencio reverente del lugar. Su traje oscuro contrastaba con la luz cálida que lo rodeaba, y aun así, su presencia imponía un respeto silencioso que se percibía incluso sin palabras. En el escenario, un joven pianista practicaba, sus dedos deslizándose sobre las teclas con una delicadeza que parecía desafiar el tiempo. Lián se detuvo a observar, inclinando levemente la cabeza, sintiendo cómo cada nota despertaba recuerdos que habían dormido siglos: salones de palacio, corredores de mármol, noches iluminadas por velas y música que envolvía todo a su alrededor. Durante un instante, su mirada se suavizó, y la máscara de emperador implacable dio paso a un hombre que había amado, perdido y sobrevivido a la eternidad. Se acercó a uno de los asientos más cercanos, sentándose con la elegancia de alguien acostumbrado a la realeza, dejando que las notas llenaran el silencio a su alrededor. No había intriga ni amenaza, solo la música fluyendo como un hilo que conectaba su presente con un pasado que aún vivía en su memoria. Cada acorde parecía resonar con algo profundo dentro de él, un placer inesperado que lo hacía sonreír apenas, con esa sutileza que pocos podían percibir. —Curioso… —murmuró para sí mismo, la voz apenas un susurro—. Nunca pensé que algo tan efímero como la música pudiera tocar lo eterno. Y allí permaneció, observando y escuchando, dejando que la armonía del piano despertara en él una parte olvidada de su alma: el emperador, el vampiro, y aquel fragmento secreto de su ser que aún ignoraba su verdadera naturaleza, todo entrelazado en un momento de calma, reflexión y redescubrimiento.
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