• Luciérnaga.

    La palabra flota en el aire, atrapándome en un eco inesperado. No es un nombre que haya elegido para mí misma, pero alguien más lo ha hecho. Y ahora permanece entre la sombra y yo, ligera y persistente, como si esperara que la reconozca.

    Pienso en ello con cierta ironía. Si soy una luciérnaga, lo soy en mi forma más contradictoria. Una pequeña criatura de luz atrapada en la vastedad de la noche, un resplandor que nunca será suficiente para disipar la oscuridad. Parpadeante, efímera, apenas un destello en el abismo. Pero existente.

    Siempre he pensado en la luz como algo lejano, algo que no me pertenece del todo. La veo en otros, la reconozco en miradas llenas de esperanza y en llamas firmes que arden sin miedo al viento. Pero yo… Yo siempre he sido distinta. Mi luz, si acaso la tengo, titubea. Surge y se desvanece, como si dudara de su derecho a permanecer.

    Las luciérnagas no iluminan el camino. No son faros en la tormenta ni soles que ahuyentan la sombra. Son apenas murmullos de luz, danzando en la penumbra sin reclamar el amanecer. Y, sin embargo, aún en su fragilidad, persisten.

    Tal vez ahí resida la clave. No importa cuán tenue sea mi luz, ni cuántas veces se apague en la brisa gélida de la incertidumbre. Sigo resurgiendo. Persistente. Rebelde. Como si, a pesar de todo, me negara a desaparecer.

    Y si alguien aún me ve, si alguien aún me llama así, entonces tal vez… Tal vez mi luz no es tan invisible como creo.
    Luciérnaga. La palabra flota en el aire, atrapándome en un eco inesperado. No es un nombre que haya elegido para mí misma, pero alguien más lo ha hecho. Y ahora permanece entre la sombra y yo, ligera y persistente, como si esperara que la reconozca. Pienso en ello con cierta ironía. Si soy una luciérnaga, lo soy en mi forma más contradictoria. Una pequeña criatura de luz atrapada en la vastedad de la noche, un resplandor que nunca será suficiente para disipar la oscuridad. Parpadeante, efímera, apenas un destello en el abismo. Pero existente. Siempre he pensado en la luz como algo lejano, algo que no me pertenece del todo. La veo en otros, la reconozco en miradas llenas de esperanza y en llamas firmes que arden sin miedo al viento. Pero yo… Yo siempre he sido distinta. Mi luz, si acaso la tengo, titubea. Surge y se desvanece, como si dudara de su derecho a permanecer. Las luciérnagas no iluminan el camino. No son faros en la tormenta ni soles que ahuyentan la sombra. Son apenas murmullos de luz, danzando en la penumbra sin reclamar el amanecer. Y, sin embargo, aún en su fragilidad, persisten. Tal vez ahí resida la clave. No importa cuán tenue sea mi luz, ni cuántas veces se apague en la brisa gélida de la incertidumbre. Sigo resurgiendo. Persistente. Rebelde. Como si, a pesar de todo, me negara a desaparecer. Y si alguien aún me ve, si alguien aún me llama así, entonces tal vez… Tal vez mi luz no es tan invisible como creo.
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  • — Me encontré con la señorita Nagant. Je....
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  • — Cae el Sol y comienza la depravación. Por cierto, hoy reservaron el VIP, un grupillo del Inagawa-kai. —

    "¿Cómo sabes que son del Inagawa?"

    — Se supone que mi trabajo es tener los ojos bien abiertos e investigar a los clientes y eso hago. Aunque juzgando por tus nuevas reglas, creo que lo que tienes en mente ahora es que aparte de gerentear, también preste servicio aquí, ¿no? —

    "Jajaja..."

    La voz de Kenji al teléfono se quedó en silencio, como dando beneficio de la duda.

    "¿Por qué piensas eso?"

    — ¿Qué es esa tontería de que ahora yo también debo uniformarme? Sólo falta que me peguen etiquetas de precio en las nalgas. —

    " Pero te va eso de usar disfraces y uniformes, ¿no?"

    — Mira, eso da igual. Sólo te avisaba porque necesito que mandes a un grupo de tus chicos, por si todo se sale de control. —

    "En 40 minutos llegan." (...) "Quiero ver cómo luces, mándame una foto."

    Colgó, bufando. Y tras eso, se miró al espejo.

    — Me veo como siempre. Animal. —
    — Cae el Sol y comienza la depravación. Por cierto, hoy reservaron el VIP, un grupillo del Inagawa-kai. — "¿Cómo sabes que son del Inagawa?" — Se supone que mi trabajo es tener los ojos bien abiertos e investigar a los clientes y eso hago. Aunque juzgando por tus nuevas reglas, creo que lo que tienes en mente ahora es que aparte de gerentear, también preste servicio aquí, ¿no? — "Jajaja..." La voz de Kenji al teléfono se quedó en silencio, como dando beneficio de la duda. "¿Por qué piensas eso?" — ¿Qué es esa tontería de que ahora yo también debo uniformarme? Sólo falta que me peguen etiquetas de precio en las nalgas. — " Pero te va eso de usar disfraces y uniformes, ¿no?" — Mira, eso da igual. Sólo te avisaba porque necesito que mandes a un grupo de tus chicos, por si todo se sale de control. — "En 40 minutos llegan." (...) "Quiero ver cómo luces, mándame una foto." Colgó, bufando. Y tras eso, se miró al espejo. — Me veo como siempre. Animal. —
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  • Gleen Rhee

    Capítulo 1.
    "¿Quién eres?"

    Tras haber salido de Jacksonville, Joel había vagado por las ciudades aledañas sin rumbo fijo. Hacía tiempo que se había apartado de la civilización porque tras haber entregado a Ellie a las luciérnagas, regresar a Jacksonville con Tommy no era una buena opción. ¿Qué haría ahora?, ¿ser un campesino?, ¿vivir en una comunidad con gente que le recordaría todo el tiempo que entregó a la niña... al reemplazo de Sarah... para que le mataran... Qué se jodan, decía para sí mientras se dedicaba a sobrevivir.

    Un día cómo cualquiera se adentró a una ciudad a unos cuantos kilómetros de la comunidad dónde vivía su hermano. Todo parecía estar vacío, la gran mayoría del paisaje era desolado y lleno de vegetación. Por fortuna no se había cruzado con saqueadores o con los malditos infectados.
    Al cruzar una presunta avenida, escuchó pisadas presurosas a un costado, por lo que el hombre rápidamente se movió veloz en la otra dirección y terminó por entrar a un edificio semi-derrumbado, resguardándose detrás del marco de la puerta y alineando su cuerpo para poder visualizar por el rabillo del ojo.
    [mirage_sapphire_dolphin_557] Capítulo 1. "¿Quién eres?" Tras haber salido de Jacksonville, Joel había vagado por las ciudades aledañas sin rumbo fijo. Hacía tiempo que se había apartado de la civilización porque tras haber entregado a Ellie a las luciérnagas, regresar a Jacksonville con Tommy no era una buena opción. ¿Qué haría ahora?, ¿ser un campesino?, ¿vivir en una comunidad con gente que le recordaría todo el tiempo que entregó a la niña... al reemplazo de Sarah... para que le mataran... Qué se jodan, decía para sí mientras se dedicaba a sobrevivir. Un día cómo cualquiera se adentró a una ciudad a unos cuantos kilómetros de la comunidad dónde vivía su hermano. Todo parecía estar vacío, la gran mayoría del paisaje era desolado y lleno de vegetación. Por fortuna no se había cruzado con saqueadores o con los malditos infectados. Al cruzar una presunta avenida, escuchó pisadas presurosas a un costado, por lo que el hombre rápidamente se movió veloz en la otra dirección y terminó por entrar a un edificio semi-derrumbado, resguardándose detrás del marco de la puerta y alineando su cuerpo para poder visualizar por el rabillo del ojo.
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  • —————— Cumpleaños Feliz

    #OneShot

    La mesa está adornada con guirnaldas doradas y flores frescas. Una docena de velas centellean en el pastel de vainilla, y el nombre de la cumpleañera está escrito en glaseado rosado con una caligrafía pulcra. Lo leo en silencio. Alaya.

    Es una vergüenza, lo sé. Olvidar nombres es casi una tradición en mí. Pero nadie espera otra cosa, así que nadie dice nada cuando mis ojos van y vienen del pastel para saber nombre de a quien canto.

    Acomodo mi camisa y aliso la bonita bolsita que cuelga de mi brazo. Dentro hay un vestido con lazos y un el juego de maquillaje que elegí con esmero. Alaya está entrando en esa edad donde las niñas comienzan a sentirse mujeres, y estoy seguro que disfrutará experimentar frente al espejo. ¿Cómo conozco las preferencias de la niña, si ni siquiera puedo recordar su nombre? Fácil, consulté a mi hermano, Vidhi NigDurgae, quien me aseguró que Alaya es una niña muy femenina.

    Estoy esperando pacientemente mi turno para abrazarla, para consentirla, cuando Rajenda abre la boca.

    — Ya se le empiezan a marcar las caderas —dice con la misma ligereza con la que uno comentaría el clima. Cualquiera creería que es una broma, un comentario desubicado pero inofensivo de esos que hacen los tíos borrachos en toda reunión familiar, pero Rajenda pertenece a la rama más conservadora y retrograda del clan. No ha bebido una gota de alcohol. Sé que no se está haciendo el gracioso— Será una buena reproductora.

    Mi puño encuentra su rostro antes de que nadie más reaccione. Hay un sonido hueco, un crujido apagado, y su cuerpo es arrojado hacia atrás como si fuera de papel. Choca contra el muro con un golpe seco. Un murmullo ahogado recorre el salón mientras todos se apartan de mi camino.

    Me acerco a él con la calma de una marea creciente. La furia no ciega mis pasos; los guía con precisión.

    Rajenda apenas entiende lo que pasa cuando lo tomo por la ropa, alzándolo con la facilidad con la que se sacude el polvo de un abrigo.

    — Que no te vea cerca de mi hermana —gruño. Mi voz es baja, más peligrosa por lo contenida— Ninguna de ellas.

    Lo lanzo hacia la puerta sin esfuerzo, no pesa más que una piedrecilla en mi mano. La gente se aparta en silencio. Nadie se interpone.

    Llega al suelo con un golpe sordo. Me acerco de nuevo. Lo miro con el desprecio de quien ve una mancha en el suelo y la empujo con el pie hasta sacarlo del recinto.

    — Primera y última advertencia.

    La puerta se cierra con un estruendo.

    Doy media vuelta y respiro profundo. La música ha cesado, los murmullos han tomado su lugar. Pero cuando alzo la vista, Alaya está allí, con las mejillas sonrojadas, los ojos brillantes. No de miedo, no de vergüenza. De alivio.

    Luego me enteraría de que Alaya tiene el don de ver, y esa noche cesaron sus pesadillas.

    La fiesta sigue en pausa, pero yo continúo mi camino hacia la mesa. Tomo la bolsita con el regalo y se la entrego, y ella la acepta con una sonrisa que sólo ella entiende.

    — Feliz cumpleaños, Alaya.

    #𓆙𓆙𓆙 #NagaBros
    —————— Cumpleaños Feliz #OneShot La mesa está adornada con guirnaldas doradas y flores frescas. Una docena de velas centellean en el pastel de vainilla, y el nombre de la cumpleañera está escrito en glaseado rosado con una caligrafía pulcra. Lo leo en silencio. Alaya. Es una vergüenza, lo sé. Olvidar nombres es casi una tradición en mí. Pero nadie espera otra cosa, así que nadie dice nada cuando mis ojos van y vienen del pastel para saber nombre de a quien canto. Acomodo mi camisa y aliso la bonita bolsita que cuelga de mi brazo. Dentro hay un vestido con lazos y un el juego de maquillaje que elegí con esmero. Alaya está entrando en esa edad donde las niñas comienzan a sentirse mujeres, y estoy seguro que disfrutará experimentar frente al espejo. ¿Cómo conozco las preferencias de la niña, si ni siquiera puedo recordar su nombre? Fácil, consulté a mi hermano, [V1dh1], quien me aseguró que Alaya es una niña muy femenina. Estoy esperando pacientemente mi turno para abrazarla, para consentirla, cuando Rajenda abre la boca. — Ya se le empiezan a marcar las caderas —dice con la misma ligereza con la que uno comentaría el clima. Cualquiera creería que es una broma, un comentario desubicado pero inofensivo de esos que hacen los tíos borrachos en toda reunión familiar, pero Rajenda pertenece a la rama más conservadora y retrograda del clan. No ha bebido una gota de alcohol. Sé que no se está haciendo el gracioso— Será una buena reproductora. Mi puño encuentra su rostro antes de que nadie más reaccione. Hay un sonido hueco, un crujido apagado, y su cuerpo es arrojado hacia atrás como si fuera de papel. Choca contra el muro con un golpe seco. Un murmullo ahogado recorre el salón mientras todos se apartan de mi camino. Me acerco a él con la calma de una marea creciente. La furia no ciega mis pasos; los guía con precisión. Rajenda apenas entiende lo que pasa cuando lo tomo por la ropa, alzándolo con la facilidad con la que se sacude el polvo de un abrigo. — Que no te vea cerca de mi hermana —gruño. Mi voz es baja, más peligrosa por lo contenida— Ninguna de ellas. Lo lanzo hacia la puerta sin esfuerzo, no pesa más que una piedrecilla en mi mano. La gente se aparta en silencio. Nadie se interpone. Llega al suelo con un golpe sordo. Me acerco de nuevo. Lo miro con el desprecio de quien ve una mancha en el suelo y la empujo con el pie hasta sacarlo del recinto. — Primera y última advertencia. La puerta se cierra con un estruendo. Doy media vuelta y respiro profundo. La música ha cesado, los murmullos han tomado su lugar. Pero cuando alzo la vista, Alaya está allí, con las mejillas sonrojadas, los ojos brillantes. No de miedo, no de vergüenza. De alivio. Luego me enteraría de que Alaya tiene el don de ver, y esa noche cesaron sus pesadillas. La fiesta sigue en pausa, pero yo continúo mi camino hacia la mesa. Tomo la bolsita con el regalo y se la entrego, y ella la acepta con una sonrisa que sólo ella entiende. — Feliz cumpleaños, Alaya. #𓆙𓆙𓆙 #NagaBros
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  • ――――― De Vuelta a la Acción: Neutralizando al Leviatán Fantasma

    Una noche sin luna se cierne sobre nosotros, pero no hay nada similar a paz en esta oscuridad. Estoy aferrado al cuello del leviatán, el viento salado azotándome la cara mientras la criatura lucha con toda su furia. Su cuerpo translúcido, como si estuviera hecho de luz y humo, hace que mis manos resbalen con cada movimiento.

    El rugido de sus mandíbulas abiertas resuena tan fuerte que siento los huesos vibrar.

    ― ¡Equipo, necesitamos que esa cabeza quede baja! ―grito por el comunicador, jadeando y chapoteando― ¡Ahora!

    El plan está en marcha: mi segunda al mando, Lyra, invoca sus esferas mágicas para formar una red eléctrica que chisporrotea con destellos azulados, mientras Jorek, el francotirador, dispara anclas energéticas desde una de las grúas de la plataforma para inmovilizar parte de su cuerpo. Yo soy el anzuelo, como siempre, el señuelo que mantiene a esta bestia interesada en nosotros.

    Con un rugido que rivaliza con el del monstruo, empuño mi arma. Mi hacha ya está cargada, lista para el golpe final... aunque lo último que quiero es matarle.

    De repente, el leviatán cambia de estrategia. Con un giro violento, su cola atraviesa uno de los tanques de combustible de la plataforma petrolera, enviando llamas al aire. En el caos, su cuello da una sacudida que me lanza al vacío. Extiendo mi brazo y me aferro a un saliente de la criatura, pero la bestia se dobla en dos, lanzando su cola sobre si misma, sobre mi. El impacto es brutal. Siento el crujido inconfundible del hueso rompiéndose.

    ― ¡Maldición! ―gruño, los dientes apretados mientras intento mantener el agarre.

    ― ¡Aguanta, Xhiva! ―responde Lyra en el comunicador, con partes iguales de miedo y determinación.

    ― ¡Hazlo rápido, Lyra! ―grito mientras el dolor amenaza con nublar mi juicio― Este desgraciado no me va a soltar.

    Con un destello, la red eléctrica se cierra, atrapando al leviatán y drenando la energía etérea que lo sostiene. La criatura se desploma con un gemido gutural, su forma etérea disminuyendo en una bruma pálida hasta volverse de un tamaño manejable.

    Lyra me atrapa con un campo de energía y me lleva hasta la plataforma. Caigo al suelo metálico, jadeando y con el brazo colgando inerte. Mis compañeros corren hacia mí, pero antes de que puedan decir nada, les sonrío con una mueca de dolor.

    ― Otro día más en la oficina, ¿eh? ―bromeo, mientras Lyra se inclina para revisarme el brazo.

    Ella suspira, sus ojos reflejando alivio y exasperación.

    ― Deberías aprender a no jugar con serpientes más grandes que tú, Xhiva.

    ― No sé de qué hablas. Yo soy la serpiente más grande. Este era un primo lejano... y espero que pronto este más lejos.

    #𓆙𓆙𓆙 #NagaBros
    ――――― De Vuelta a la Acción: Neutralizando al Leviatán Fantasma Una noche sin luna se cierne sobre nosotros, pero no hay nada similar a paz en esta oscuridad. Estoy aferrado al cuello del leviatán, el viento salado azotándome la cara mientras la criatura lucha con toda su furia. Su cuerpo translúcido, como si estuviera hecho de luz y humo, hace que mis manos resbalen con cada movimiento. El rugido de sus mandíbulas abiertas resuena tan fuerte que siento los huesos vibrar. ― ¡Equipo, necesitamos que esa cabeza quede baja! ―grito por el comunicador, jadeando y chapoteando― ¡Ahora! El plan está en marcha: mi segunda al mando, Lyra, invoca sus esferas mágicas para formar una red eléctrica que chisporrotea con destellos azulados, mientras Jorek, el francotirador, dispara anclas energéticas desde una de las grúas de la plataforma para inmovilizar parte de su cuerpo. Yo soy el anzuelo, como siempre, el señuelo que mantiene a esta bestia interesada en nosotros. Con un rugido que rivaliza con el del monstruo, empuño mi arma. Mi hacha ya está cargada, lista para el golpe final... aunque lo último que quiero es matarle. De repente, el leviatán cambia de estrategia. Con un giro violento, su cola atraviesa uno de los tanques de combustible de la plataforma petrolera, enviando llamas al aire. En el caos, su cuello da una sacudida que me lanza al vacío. Extiendo mi brazo y me aferro a un saliente de la criatura, pero la bestia se dobla en dos, lanzando su cola sobre si misma, sobre mi. El impacto es brutal. Siento el crujido inconfundible del hueso rompiéndose. ― ¡Maldición! ―gruño, los dientes apretados mientras intento mantener el agarre. ― ¡Aguanta, Xhiva! ―responde Lyra en el comunicador, con partes iguales de miedo y determinación. ― ¡Hazlo rápido, Lyra! ―grito mientras el dolor amenaza con nublar mi juicio― Este desgraciado no me va a soltar. Con un destello, la red eléctrica se cierra, atrapando al leviatán y drenando la energía etérea que lo sostiene. La criatura se desploma con un gemido gutural, su forma etérea disminuyendo en una bruma pálida hasta volverse de un tamaño manejable. Lyra me atrapa con un campo de energía y me lleva hasta la plataforma. Caigo al suelo metálico, jadeando y con el brazo colgando inerte. Mis compañeros corren hacia mí, pero antes de que puedan decir nada, les sonrío con una mueca de dolor. ― Otro día más en la oficina, ¿eh? ―bromeo, mientras Lyra se inclina para revisarme el brazo. Ella suspira, sus ojos reflejando alivio y exasperación. ― Deberías aprender a no jugar con serpientes más grandes que tú, Xhiva. ― No sé de qué hablas. Yo soy la serpiente más grande. Este era un primo lejano... y espero que pronto este más lejos. #𓆙𓆙𓆙 #NagaBros
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  • Le bajare la Luciérnaga a Caelus
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  • -La noche era un refugio de calma, alejada del bullicio de la ciudad. En una arboleda solitaria, el aire fresco acariciaba las hojas, produciendo un susurro que se mezclaba con los sonidos lejanos de la naturaleza nocturna. Allí, la demonio se encontraba en un rincón de serenidad, junto a una laguna que reflejaba el esplendor plateado de la luna llena.-

    -Sentada sobre el suave manto de pasto que cubría el suelo, jugaba con una pequeña esfera de luz creada entre sus manos. Sus dedos, hábiles y delicados, moldeaban la energía luminosa. Pasaba la esfera de una mano a la otra con movimientos fluidos. La luz que emanaba iluminaba suavemente su rostro, resaltando las facciones de su piel, mientras sus ojos, dorados como el amanecer, brillaban con intensidad-

    -Finalmente, dejó escapar la esfera. Que descendió con lentitud hacia el agua cristalina. Al tocar la superficie, una cascada de brillo se expandió en ondas concéntricas, llenando la laguna de un resplandor efímero.-

    -Con un leve movimiento de su mano, Star cerró el puño, y la luz se extinguió en un estallido de partículas brillantes, diminutas como luciérnagas, que danzaron sobre el agua hasta escapar de la misma. Al mismo tiempo, sus ojos dorados se apagaron, regresando a su tono avellana habitual-

    -La joven se dejó caer suavemente sobre el pasto. Sus ojos se alzaron hacia el cielo, observando cómo las partículas parecían unirse con las estrellas, formando patrones momentáneos. Las constelaciones titilaban en la inmensidad del cielo nocturno-

    -Star cruzó sus manos sobre el pecho, sus dedos apenas rozándose, y cerró los ojos con lentitud. Con una expresión de absoluta tranquilidad-
    -La noche era un refugio de calma, alejada del bullicio de la ciudad. En una arboleda solitaria, el aire fresco acariciaba las hojas, produciendo un susurro que se mezclaba con los sonidos lejanos de la naturaleza nocturna. Allí, la demonio se encontraba en un rincón de serenidad, junto a una laguna que reflejaba el esplendor plateado de la luna llena.- -Sentada sobre el suave manto de pasto que cubría el suelo, jugaba con una pequeña esfera de luz creada entre sus manos. Sus dedos, hábiles y delicados, moldeaban la energía luminosa. Pasaba la esfera de una mano a la otra con movimientos fluidos. La luz que emanaba iluminaba suavemente su rostro, resaltando las facciones de su piel, mientras sus ojos, dorados como el amanecer, brillaban con intensidad- -Finalmente, dejó escapar la esfera. Que descendió con lentitud hacia el agua cristalina. Al tocar la superficie, una cascada de brillo se expandió en ondas concéntricas, llenando la laguna de un resplandor efímero.- -Con un leve movimiento de su mano, Star cerró el puño, y la luz se extinguió en un estallido de partículas brillantes, diminutas como luciérnagas, que danzaron sobre el agua hasta escapar de la misma. Al mismo tiempo, sus ojos dorados se apagaron, regresando a su tono avellana habitual- -La joven se dejó caer suavemente sobre el pasto. Sus ojos se alzaron hacia el cielo, observando cómo las partículas parecían unirse con las estrellas, formando patrones momentáneos. Las constelaciones titilaban en la inmensidad del cielo nocturno- -Star cruzó sus manos sobre el pecho, sus dedos apenas rozándose, y cerró los ojos con lentitud. Con una expresión de absoluta tranquilidad-
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  • El rugido del motor de mi motocicleta resuena mientras recorro las calles de la Ciudad en las Nubes. La tormenta dejó más estragos en las estructuras que en las personas, y eso me alivia. Pero el alivio no es suficiente. Siempre siento que puedo hacer más.... Mejor dicho ¿Qué falló esta vez? Esa pregunta me persigue mientras esquivo escombros y observo a los equipos de limpieza. Trabajan rápido, organizados; una maquinaria bien aceitada, como debería ser.

    Hago una pausa frente a un par de edificios parcialmente dañados. Niños juegan en los charcos, como si nada hubiera pasado, y me sorprendo esbozando una sonrisa. Sigo avanzando. Me pierdo en los callejones menos transitados, buscando algo que ni siquiera sé si existe: una respuesta, quizás.

    La ciudad se queda atrás cuando llego a las afueras. Allí, en una esquina olvidada por todos menos por mí, está la pequeña casa. Medio derruida, invadida por enredaderas rojas y polvo, pero sigue siendo mi refugio. Aparco la moto, apago el motor y entro.

    El silencio me envuelve. Aquí no necesito ser el guerrero, el protector, el líder. Aquí solo soy Xhiva, un tipo buscando claridad. Me dejo caer en el viejo sillón junto a la ventana rota y miro al horizonte; La tormenta pasó, pero la calma sigue sintiéndose extraña.

    #𓆙𓆙𓆙 #NagaBros
    El rugido del motor de mi motocicleta resuena mientras recorro las calles de la Ciudad en las Nubes. La tormenta dejó más estragos en las estructuras que en las personas, y eso me alivia. Pero el alivio no es suficiente. Siempre siento que puedo hacer más.... Mejor dicho ¿Qué falló esta vez? Esa pregunta me persigue mientras esquivo escombros y observo a los equipos de limpieza. Trabajan rápido, organizados; una maquinaria bien aceitada, como debería ser. Hago una pausa frente a un par de edificios parcialmente dañados. Niños juegan en los charcos, como si nada hubiera pasado, y me sorprendo esbozando una sonrisa. Sigo avanzando. Me pierdo en los callejones menos transitados, buscando algo que ni siquiera sé si existe: una respuesta, quizás. La ciudad se queda atrás cuando llego a las afueras. Allí, en una esquina olvidada por todos menos por mí, está la pequeña casa. Medio derruida, invadida por enredaderas rojas y polvo, pero sigue siendo mi refugio. Aparco la moto, apago el motor y entro. El silencio me envuelve. Aquí no necesito ser el guerrero, el protector, el líder. Aquí solo soy Xhiva, un tipo buscando claridad. Me dejo caer en el viejo sillón junto a la ventana rota y miro al horizonte; La tormenta pasó, pero la calma sigue sintiéndose extraña. #𓆙𓆙𓆙 #NagaBros
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  • Cae la segunda noche desde que comenzó la tormenta. El viento y los truenos retumban afuera, pero aquí dentro, en el centro del sofá, soy el que tiene el control y la atención. Los más pequeños del clan me miran expectantes, algunos encogidos, otros más tranquilos, pero todos atentos. También hay uno no tan pequeño, Vidhi NigDurgae , oculto no muy lejos de mi, no puedo verlo, pero huelo perfectamente su esencia.

    Sin delatar su presencia, abro el libro y le lanzo un mirada enigmática a mi audiencia.

    — Había una vez... Un pastor —leo en tono solemne— El pastor, un perro robusto de abundante y suave pelaje, y una inteligencia admirable, llevaba a su rebaño de ovejas de regreso al hogar, cuando se encontraron con un lobo, muerto, parcialmente cubierto por la nieve.

    Las ovejas, primero, desconfiaron:

    "Y si es un truco?"
    "¿Estás seguro?"
    "Podría ser mentira"

    "Si... Ha muerto", respondió el pastor.

    "¿Has sido tu?"
    "¿Cómo lo has hecho?"
    "Eres tan bueno"

    "No, el frío y el hambre acabaron con él", respondió el pastor.

    Entonces, las ovejas se alegraron y celebraron:

    "¡Me alegro!"
    "Si fuiste tu o el hambre, en realidad no importa"
    "¡Lo merecía!"
    "En cualquier caso, es un lobo menos del que preocuparnos esta noche"
    "Era un monstruo"
    "¡Espero que haya sufrido!"

    "¿Monstruo? ¿Por querer vivir?", el pastor les interrumpió y el rebaño, inquieto y confundido, dudó. "Si no caza, no come. Si no come, muere. Entonces, ¿Es un monstruo por querer vivir?"

    "Bueno, supongo..."
    "No pueden evitar ser monstruos"
    "Son crueles por naturaleza"
    "¡Por eso se merecen tener una muerte dolorosa!"

    "Los perros somos parientes de los lobos, ¿Lo sabían?", dijo el pastor mirando al rebaño. "No soy muy diferente de ellos".

    "¡No digas tonterías!"
    "¡No te pareces en nada a ellos!"

    "¿No? La única diferencia entre ellos y yo es que yo no tengo la necesidad de cazar para comer. Si no me alimentaran, también tendría que cazar para vivir. Entonces, quizá fuera yo quien les cazara durante la noche. Así que, si les da placer ver a este pobre lobo muerto en la nieve, hagan el favor de guardarlo para ustedes"

    Las ovejas agacharon sus cabezas y guardaron silencio mientras el pastor se despedía del lobo.

    "No hay monstruos, solo criaturas desafortunadas".

    #𓆙𓆙𓆙 #NagaBros
    Cae la segunda noche desde que comenzó la tormenta. El viento y los truenos retumban afuera, pero aquí dentro, en el centro del sofá, soy el que tiene el control y la atención. Los más pequeños del clan me miran expectantes, algunos encogidos, otros más tranquilos, pero todos atentos. También hay uno no tan pequeño, [v1dh1] , oculto no muy lejos de mi, no puedo verlo, pero huelo perfectamente su esencia. Sin delatar su presencia, abro el libro y le lanzo un mirada enigmática a mi audiencia. — Había una vez... Un pastor —leo en tono solemne— El pastor, un perro robusto de abundante y suave pelaje, y una inteligencia admirable, llevaba a su rebaño de ovejas de regreso al hogar, cuando se encontraron con un lobo, muerto, parcialmente cubierto por la nieve. Las ovejas, primero, desconfiaron: "Y si es un truco?" "¿Estás seguro?" "Podría ser mentira" "Si... Ha muerto", respondió el pastor. "¿Has sido tu?" "¿Cómo lo has hecho?" "Eres tan bueno" "No, el frío y el hambre acabaron con él", respondió el pastor. Entonces, las ovejas se alegraron y celebraron: "¡Me alegro!" "Si fuiste tu o el hambre, en realidad no importa" "¡Lo merecía!" "En cualquier caso, es un lobo menos del que preocuparnos esta noche" "Era un monstruo" "¡Espero que haya sufrido!" "¿Monstruo? ¿Por querer vivir?", el pastor les interrumpió y el rebaño, inquieto y confundido, dudó. "Si no caza, no come. Si no come, muere. Entonces, ¿Es un monstruo por querer vivir?" "Bueno, supongo..." "No pueden evitar ser monstruos" "Son crueles por naturaleza" "¡Por eso se merecen tener una muerte dolorosa!" "Los perros somos parientes de los lobos, ¿Lo sabían?", dijo el pastor mirando al rebaño. "No soy muy diferente de ellos". "¡No digas tonterías!" "¡No te pareces en nada a ellos!" "¿No? La única diferencia entre ellos y yo es que yo no tengo la necesidad de cazar para comer. Si no me alimentaran, también tendría que cazar para vivir. Entonces, quizá fuera yo quien les cazara durante la noche. Así que, si les da placer ver a este pobre lobo muerto en la nieve, hagan el favor de guardarlo para ustedes" Las ovejas agacharon sus cabezas y guardaron silencio mientras el pastor se despedía del lobo. "No hay monstruos, solo criaturas desafortunadas". #𓆙𓆙𓆙 #NagaBros
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