• Mi esposo dormido y yo con los amigos, haciendo tremendo desmadre.
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    ¿Sigue viva esta madre? Holaaaaa, ¿alguien para rol?
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  • 𝙞𝙛 𝙬𝙚 𝙙𝙤𝙣'𝙩 𝙚𝙣𝙙 𝙬𝙖𝙧, 𝙬𝙖𝙧 𝙬𝙞𝙡𝙡 𝙚𝙣𝙙 𝙪𝙨.
    Fandom The Boys
    Categoría Acción
    El sol de mediodía iluminaba la enorme bandera estadounidense pulcramente estirada y anclada en el escenario con el fin de ser el fondo en una de las últimas presentaciones del soldado favorito de América en ese lugar.

    Estados Unidos se proclamaba vencedor de la guerra, confiados en que Alemania aun estaba intentado componerse de la paliza que habían recibido. El hecho de que su mejor arma humana estuviese en Bayeux, no solo tranquilizaba a las personas de ese lugar, también dejaba una buena imagen del gobierno ante el mundo, con tal de hacerles creer que ellos eran los buenos del cuento cuando en realidad eran iguales o peores que sus enemigos.

    La prueba viviente de ello, estaba conformado por Ben a la cabeza y sus bailarinas, sin contar con el despilfarro de miles de dólares en sonido, iluminación, confeti y fuegos artificiales que bien podrían haber sido utilizados para ayudar a quienes decían proteger.

    Detrás de la imponente estructura de hierros ensamblados, montaron un par de carpas para uso exclusivo. Seis en total contando la del super, su equipo y la de las enfermeras. En esos eventos nunca faltaban los que se desmayaban, los que se golpeaban un ojo por accidente al tratar de descorchar una botella por cual utinselio no apto para esa tarea. Sin contar la cantidad de niños que se golpeaban entre ellos o se raspaban las rodillas tratando de imitar las piruetas que hacía su héroe favorito sobre el escenario a pesar que por contrato tuviera que decir la clásica frase: No intenten hacer esto en casa.

    Vought decidio ser lo más precavido posible y poner a disposición un lugar en el que tratar los accidentes tontos antes de que pudieran costarles la imagen que tanto se esforzaban por cuidar.

    Pese a ser temprano, ese sector en la plaza principal era el más caótico del pueblo. Todo mundo tenía prisa, todo el personal del evento corría de un lado a otro buscando y trayendo cosas mientras que otros se abocaban a una única tarea. El nuevo asistente de Ben entro en la carpa del super y le dejo el informe en el perchero junto a una segunda opción de vestuario para que escogiera cual usar aunque cambiar de uniforme en ese momento era algo osado cuando todos en ese lugar ya estaban acostumbrados a su uniforme clásico.

    El hombre se acerco hasta el tocador y le entrego una copia del programa del evento, lo dejo sobre la superficie de madera. El super bajo la mirada hacia el papel y sin mucho ánimo busco su horario, era quien cerraba el evento, lo cual le daba exactamente igual. Sus presentaciones no varíaban mucho entre si, lo único que importaba era lo que decía, el mensaje esperanzador que les daba.

    Su trabajo era mantener fuerte la mente de quienes habían elegido dar la vida por su país y para quienes habían esperado su regreso. Abuelas, madres, hermanas, esposas, hijas; hijos, padres, abuelos, hermanos, tíos... Todos ellos habían aportado su grano de arena en la guerra, no era un trabajo fácil convencer a las masas de que lo peor ya había pasado y Ben comenzaba a sospechar el motivo por el cual permanecía en ese lugar, no era por agradar a la prensa o al público en general, deseaba equivocarse pero algo le decía que esperaban un contrataque.

    Sin embargo, no pensaba demasiado en eso. Creía que su nombre artístico era suficiente para mantener al enemigo alejado, nadie es su sano juicio enviaría a sus soldados a darle pelea a un hombre con una fuerza descomunal, no por nada la prensa lo llamaban el Sansón moderno.

    Por otro lado, se sentía egoísta al no pensar en todas esas personas que creían y confiaban en él. Lo único en lo que pensaba era en una mujer, en Vanya, era su primer pensamiento al despertar y el último antes de dormir, todo giraba alredor de ella y era el único motivo porque el cual estaba feliz de permanecer en Bayeux porque si la guerra terminaba, ambos tendrían que tomar caminos diferentes y era probable que no volvieran a verse jamás.

    Quito la vista del papel cuando se dio cuenta de que lo había pasado demasiado tiempo mirándolo, aunque había dejado de lado las drogas, no quería que su asistente pensara que había desayunado un coctel de polvos blancos en la previa del show.

    ──¿Necesitas algo más? ¿Quieres que te traiga algo de comer o beber? ── Pregunto el hombre mirando a soldier boy en el reflejo del espejo.

    Ben estaba harto de los asistentes. Y si, era su culpa que los cambiaran rápido aunque este le caía un poco mejor que los anteriores. Hacía lo que le pedía, hablaba poco, no hacía preguntas estúpidas, no le cuestionaba nada; solo cumplía con los caprichos del super y eso, ya era ganancia.

    ──Ahora que lo preguntas, si... Necesito algo más. ¿Larry, verdad? ── Giro el cuerpo sobre la silla y apoyo el brazo sobre el respaldo, mirándolo directo a los ojos.

    ──Soy... Harry... Pero no importa, dime que necesitas ── Avanzo un paso más, sosteniendo una libreta que le quedaba minúscula en sus manos regordetas, evitando el contacto visual.

    En el rostro del super se dibujo una pequeña sonrisa, bien disimulada. Siempre que veía a su nuevo asistente no podía evitar imaginarlo como Gus, el ratón panzon de la película Cenicienta pero no lo decía en voz alta, gracias a Vanya había dejado de ser tan cruel con los demás.

    Harry apoyo el lápiz sobre la hoja en blanco, listo para apuntar lo que saliera de los labios del héroe.

    ──Desperte con un incómodo dolor de muelas, Harry. ¿Podrías pedirle a una de las enfermeras que me revise? Quiero estar comodo para el show ── El asiente asintió varias veces, escribiendo quien sabe que.

    Ben prosiguió, procurando hacerse el desentendido para tratar de traer a Vanya a su carpa pero cuidando de no exponerla, de no exponerlos a los dos, pero su deseo por verla antes del show era mayor que cualquier otra necesidad.

    Recurrio a una táctica ya aplicada antes y que funcionaba bien, pedir a las enfermeras que eran amigas de Vanya para que ellas enviaran a la pelirroja en su lugar; una regla no impuesta, como una especie de pacto entre ellas y él para que pudiera ver a su amada.

    ──Pregunta por Mona en la enfermería, es quien me revisa a veces. Tiene conocimiento en estas cosas de supers, pero si no me crees puedes hablar con alguien de vought ── Dejo esa última propuesta en el aire y giro de nuevo hacia el espejo, acercando al centro de la mesa lo que iba a utilizar para afeitarse.

    Por supuesto que Ben no era idiota, sabía que Harry no iba a preguntarle nada a nadie. En ese lugar, pedir hablar directamente con alguien de vought por algo sin relevancia, era un sinónimo de despido inmediato y al parecer el sujeto quería mucho ese empleo.

    El asistente no dijo nada, se marcho de la carpa decidido a cumplir con la petición del super soldado. No tuvo problemas en dar con la enfermería, era la única carpa de color blanco con una cruz roja en un costado.

    Al entrar, vio a un grupo de mujeres alistando algunas camillas y acomodando en una mesa lo necesario para curar heridas.

    ──Buenas tardes, disculpen las interrupción pero... ── Levanto la voz mientras se adentraba en la carpa, leyó una vez más el nombre que tenía anotado en el papel y clavo la vista en el grupo de enfermeras, tratando de dar con la mujer que le habían enviado a buscar. ──Soldier boy necesita que Mona lo revise y si es necesario, que le de alguna medicación para que pueda actuar en unas horas. Si no es ninguna de ustedes, por favor, díganle que se acerque a la carpa principal lo más rápido posible.

    El hombre no espero respuesta, dio media vuelta y se dirigió a revisar otros sectores en el predio.

    Mientras tanto, Ben había terminado de afeitarse y se encontraba contemplando el par de uniformes en el perchero. El nuevo y el viejo, sin poder decidirse por uno de los dos. Optó por esperar a Vanya para que le ayudara a elegir, pero antes, guardo en el bolsillo del pantalón un obsequio; incapaz de contener la alegría por verla antes del show.

    Para él no era cualquier día, era un día especial, un día que marcaría un antes y un después en su relación. No tenía idea que les deparaba el futuro pero al menos el presente parecía prometedor.
    Vanya Starkova
    El sol de mediodía iluminaba la enorme bandera estadounidense pulcramente estirada y anclada en el escenario con el fin de ser el fondo en una de las últimas presentaciones del soldado favorito de América en ese lugar. Estados Unidos se proclamaba vencedor de la guerra, confiados en que Alemania aun estaba intentado componerse de la paliza que habían recibido. El hecho de que su mejor arma humana estuviese en Bayeux, no solo tranquilizaba a las personas de ese lugar, también dejaba una buena imagen del gobierno ante el mundo, con tal de hacerles creer que ellos eran los buenos del cuento cuando en realidad eran iguales o peores que sus enemigos. La prueba viviente de ello, estaba conformado por Ben a la cabeza y sus bailarinas, sin contar con el despilfarro de miles de dólares en sonido, iluminación, confeti y fuegos artificiales que bien podrían haber sido utilizados para ayudar a quienes decían proteger. Detrás de la imponente estructura de hierros ensamblados, montaron un par de carpas para uso exclusivo. Seis en total contando la del super, su equipo y la de las enfermeras. En esos eventos nunca faltaban los que se desmayaban, los que se golpeaban un ojo por accidente al tratar de descorchar una botella por cual utinselio no apto para esa tarea. Sin contar la cantidad de niños que se golpeaban entre ellos o se raspaban las rodillas tratando de imitar las piruetas que hacía su héroe favorito sobre el escenario a pesar que por contrato tuviera que decir la clásica frase: No intenten hacer esto en casa. Vought decidio ser lo más precavido posible y poner a disposición un lugar en el que tratar los accidentes tontos antes de que pudieran costarles la imagen que tanto se esforzaban por cuidar. Pese a ser temprano, ese sector en la plaza principal era el más caótico del pueblo. Todo mundo tenía prisa, todo el personal del evento corría de un lado a otro buscando y trayendo cosas mientras que otros se abocaban a una única tarea. El nuevo asistente de Ben entro en la carpa del super y le dejo el informe en el perchero junto a una segunda opción de vestuario para que escogiera cual usar aunque cambiar de uniforme en ese momento era algo osado cuando todos en ese lugar ya estaban acostumbrados a su uniforme clásico. El hombre se acerco hasta el tocador y le entrego una copia del programa del evento, lo dejo sobre la superficie de madera. El super bajo la mirada hacia el papel y sin mucho ánimo busco su horario, era quien cerraba el evento, lo cual le daba exactamente igual. Sus presentaciones no varíaban mucho entre si, lo único que importaba era lo que decía, el mensaje esperanzador que les daba. Su trabajo era mantener fuerte la mente de quienes habían elegido dar la vida por su país y para quienes habían esperado su regreso. Abuelas, madres, hermanas, esposas, hijas; hijos, padres, abuelos, hermanos, tíos... Todos ellos habían aportado su grano de arena en la guerra, no era un trabajo fácil convencer a las masas de que lo peor ya había pasado y Ben comenzaba a sospechar el motivo por el cual permanecía en ese lugar, no era por agradar a la prensa o al público en general, deseaba equivocarse pero algo le decía que esperaban un contrataque. Sin embargo, no pensaba demasiado en eso. Creía que su nombre artístico era suficiente para mantener al enemigo alejado, nadie es su sano juicio enviaría a sus soldados a darle pelea a un hombre con una fuerza descomunal, no por nada la prensa lo llamaban el Sansón moderno. Por otro lado, se sentía egoísta al no pensar en todas esas personas que creían y confiaban en él. Lo único en lo que pensaba era en una mujer, en Vanya, era su primer pensamiento al despertar y el último antes de dormir, todo giraba alredor de ella y era el único motivo porque el cual estaba feliz de permanecer en Bayeux porque si la guerra terminaba, ambos tendrían que tomar caminos diferentes y era probable que no volvieran a verse jamás. Quito la vista del papel cuando se dio cuenta de que lo había pasado demasiado tiempo mirándolo, aunque había dejado de lado las drogas, no quería que su asistente pensara que había desayunado un coctel de polvos blancos en la previa del show. ──¿Necesitas algo más? ¿Quieres que te traiga algo de comer o beber? ── Pregunto el hombre mirando a soldier boy en el reflejo del espejo. Ben estaba harto de los asistentes. Y si, era su culpa que los cambiaran rápido aunque este le caía un poco mejor que los anteriores. Hacía lo que le pedía, hablaba poco, no hacía preguntas estúpidas, no le cuestionaba nada; solo cumplía con los caprichos del super y eso, ya era ganancia. ──Ahora que lo preguntas, si... Necesito algo más. ¿Larry, verdad? ── Giro el cuerpo sobre la silla y apoyo el brazo sobre el respaldo, mirándolo directo a los ojos. ──Soy... Harry... Pero no importa, dime que necesitas ── Avanzo un paso más, sosteniendo una libreta que le quedaba minúscula en sus manos regordetas, evitando el contacto visual. En el rostro del super se dibujo una pequeña sonrisa, bien disimulada. Siempre que veía a su nuevo asistente no podía evitar imaginarlo como Gus, el ratón panzon de la película Cenicienta pero no lo decía en voz alta, gracias a Vanya había dejado de ser tan cruel con los demás. Harry apoyo el lápiz sobre la hoja en blanco, listo para apuntar lo que saliera de los labios del héroe. ──Desperte con un incómodo dolor de muelas, Harry. ¿Podrías pedirle a una de las enfermeras que me revise? Quiero estar comodo para el show ── El asiente asintió varias veces, escribiendo quien sabe que. Ben prosiguió, procurando hacerse el desentendido para tratar de traer a Vanya a su carpa pero cuidando de no exponerla, de no exponerlos a los dos, pero su deseo por verla antes del show era mayor que cualquier otra necesidad. Recurrio a una táctica ya aplicada antes y que funcionaba bien, pedir a las enfermeras que eran amigas de Vanya para que ellas enviaran a la pelirroja en su lugar; una regla no impuesta, como una especie de pacto entre ellas y él para que pudiera ver a su amada. ──Pregunta por Mona en la enfermería, es quien me revisa a veces. Tiene conocimiento en estas cosas de supers, pero si no me crees puedes hablar con alguien de vought ── Dejo esa última propuesta en el aire y giro de nuevo hacia el espejo, acercando al centro de la mesa lo que iba a utilizar para afeitarse. Por supuesto que Ben no era idiota, sabía que Harry no iba a preguntarle nada a nadie. En ese lugar, pedir hablar directamente con alguien de vought por algo sin relevancia, era un sinónimo de despido inmediato y al parecer el sujeto quería mucho ese empleo. El asistente no dijo nada, se marcho de la carpa decidido a cumplir con la petición del super soldado. No tuvo problemas en dar con la enfermería, era la única carpa de color blanco con una cruz roja en un costado. Al entrar, vio a un grupo de mujeres alistando algunas camillas y acomodando en una mesa lo necesario para curar heridas. ──Buenas tardes, disculpen las interrupción pero... ── Levanto la voz mientras se adentraba en la carpa, leyó una vez más el nombre que tenía anotado en el papel y clavo la vista en el grupo de enfermeras, tratando de dar con la mujer que le habían enviado a buscar. ──Soldier boy necesita que Mona lo revise y si es necesario, que le de alguna medicación para que pueda actuar en unas horas. Si no es ninguna de ustedes, por favor, díganle que se acerque a la carpa principal lo más rápido posible. El hombre no espero respuesta, dio media vuelta y se dirigió a revisar otros sectores en el predio. Mientras tanto, Ben había terminado de afeitarse y se encontraba contemplando el par de uniformes en el perchero. El nuevo y el viejo, sin poder decidirse por uno de los dos. Optó por esperar a Vanya para que le ayudara a elegir, pero antes, guardo en el bolsillo del pantalón un obsequio; incapaz de contener la alegría por verla antes del show. Para él no era cualquier día, era un día especial, un día que marcaría un antes y un después en su relación. No tenía idea que les deparaba el futuro pero al menos el presente parecía prometedor. [THE.REDSUPER]
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  • -miren lo que conseguiiii~- con una risita maliciosa de su pelaje saco aquella arma peculiar -no tendre magia pero si opciones hijo de tu madre- alzo el arma y la azoto contra el suelo haciendolo temblar, en aquel movimiento creo varias burbujas que al explotar causaron los mismos daños que bombas pequeñas
    -miren lo que conseguiiii~- con una risita maliciosa de su pelaje saco aquella arma peculiar -no tendre magia pero si opciones hijo de tu madre- alzo el arma y la azoto contra el suelo haciendolo temblar, en aquel movimiento creo varias burbujas que al explotar causaron los mismos daños que bombas pequeñas
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  • ¿Dónde sea metido mi madre?.

    ¡La he llamado dos veces y no me lo coge, sabía que tenía que haber cogido mi coche, por suerte el reportero que da las noticias en el pueblo va a llevarme a casa!
    ¿Dónde sea metido mi madre?. ¡La he llamado dos veces y no me lo coge, sabía que tenía que haber cogido mi coche, por suerte el reportero que da las noticias en el pueblo va a llevarme a casa!
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    Primer Día de Entrenamiento – El Desayuno de la Cachorra

    Ingenua de mi linaje,
    la primera mañana de mi existencia la paso con mi madre Ayane.
    El sol apenas despierta, pero ella ya tiene preparado el desayuno:
    dos roscas, una para mí y otra para Jennifer.
    Mi madre Reina aún no se ha levantado;
    por el ruido de anoche imagino que se desveló reparando un cajón roto,
    como si el caos pudiera calmarse con clavos y madera.

    Me siento con Ayane.
    La rosca está deliciosa:
    dulce pero no empalagosa,
    vainilla con un susurro de cáscara de mandarina,
    y otros ingredientes que mis sentidos —aún torpes, aún nuevos—
    no logran clasificar aunque sean herencia de estrellas y sombras.

    Entonces, por la puerta principal aparece una figura:
    una chica joven, la más joven de las Queen y de las Ishtar.
    Bueno… hasta ahora.

    Akane.

    —Se dirige a Ayane, con ese tono que sólo ella domina:—

    Akane:
    —Así que ésta es vuestra nueva cachorra?

    Luego sus ojos se posan en mí.
    Siento que el universo entero me observa.

    Akane:
    —Mi nombre es Akane, soy la hija de tu hermana Yuna.
    Uuuhhh pero qué pinta tienen esas roscas!?!?

    Ayane suspira, como si ya conociera esa mirada.

    Ayane:
    —Lo siento, cariño… solo queda la de Jennifer.
    Y ya sabes cómo se pone por sus dulces.

    Akane asiente, sonríe, y se despide.
    Pero yo… yo quedo paralizada.
    Embelesada.
    Hipnotizada por su elegancia, por su belleza que corta el aliento.
    Ayane gira la cabeza para despedirla…
    y en ese instante cometo mi primer crimen familiar:

    robo la rosca de Jennifer.

    Quizá para guardarla,
    quizá para regalársela a Akane en otro momento,
    quizá porque mi corazón da su primer brinco absurdo.

    Pero antes de poder esconderla del todo,
    una voz surge detrás de mí, suave y peligrosa:

    Jennifer:
    —¿Qué haces, pequeña flor?

    Me guardo la rosca con descarado disimulo.
    Como si esconder un dulce de la Reina del Caos fuese posible.
    Ella lo sabe.
    Lo ha visto todo.
    Y aun así… sonríe por dentro.
    Le encanta consentir a sus crías.

    Jennifer:
    —Prepárate, pequeña Lili.
    Esta tarde te enseñaré lo que significa el legado Queen,
    tu sangre.
    El poder que late en ti.

    ¿Poder?
    ¿Yo tengo poder?
    La idea me enciende por dentro.
    Una sonrisa se dibuja sola en mi rostro.
    ¡Se lo mostraré a Akane!
    La sorprenderé.
    Seré digna del linaje.

    Lili:
    —¡Estoy preparada, mami!

    Pero entonces, Jennifer se detiene.
    Su mirada se vacía.
    Algo —o alguien— la llama desde otro plano.
    Ayane lo nota al instante y me agarra de la mano.
    Un portal se abre con un susurro,
    y Jennifer desaparece sin despedirse.

    Ayane:
    —Tranquila, mi amor…
    no es grave.
    Esta tarde estaréis jugando en el campo de entrenamiento.

    Pero en el fondo,
    muy en el fondo,
    Ayane ya sabía que eso
    no iba a ocurrir.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 Primer Día de Entrenamiento – El Desayuno de la Cachorra Ingenua de mi linaje, la primera mañana de mi existencia la paso con mi madre Ayane. El sol apenas despierta, pero ella ya tiene preparado el desayuno: dos roscas, una para mí y otra para Jennifer. Mi madre Reina aún no se ha levantado; por el ruido de anoche imagino que se desveló reparando un cajón roto, como si el caos pudiera calmarse con clavos y madera. Me siento con Ayane. La rosca está deliciosa: dulce pero no empalagosa, vainilla con un susurro de cáscara de mandarina, y otros ingredientes que mis sentidos —aún torpes, aún nuevos— no logran clasificar aunque sean herencia de estrellas y sombras. Entonces, por la puerta principal aparece una figura: una chica joven, la más joven de las Queen y de las Ishtar. Bueno… hasta ahora. Akane. —Se dirige a Ayane, con ese tono que sólo ella domina:— Akane: —Así que ésta es vuestra nueva cachorra? Luego sus ojos se posan en mí. Siento que el universo entero me observa. Akane: —Mi nombre es Akane, soy la hija de tu hermana Yuna. Uuuhhh pero qué pinta tienen esas roscas!?!? Ayane suspira, como si ya conociera esa mirada. Ayane: —Lo siento, cariño… solo queda la de Jennifer. Y ya sabes cómo se pone por sus dulces. Akane asiente, sonríe, y se despide. Pero yo… yo quedo paralizada. Embelesada. Hipnotizada por su elegancia, por su belleza que corta el aliento. Ayane gira la cabeza para despedirla… y en ese instante cometo mi primer crimen familiar: robo la rosca de Jennifer. Quizá para guardarla, quizá para regalársela a Akane en otro momento, quizá porque mi corazón da su primer brinco absurdo. Pero antes de poder esconderla del todo, una voz surge detrás de mí, suave y peligrosa: Jennifer: —¿Qué haces, pequeña flor? Me guardo la rosca con descarado disimulo. Como si esconder un dulce de la Reina del Caos fuese posible. Ella lo sabe. Lo ha visto todo. Y aun así… sonríe por dentro. Le encanta consentir a sus crías. Jennifer: —Prepárate, pequeña Lili. Esta tarde te enseñaré lo que significa el legado Queen, tu sangre. El poder que late en ti. ¿Poder? ¿Yo tengo poder? La idea me enciende por dentro. Una sonrisa se dibuja sola en mi rostro. ¡Se lo mostraré a Akane! La sorprenderé. Seré digna del linaje. Lili: —¡Estoy preparada, mami! Pero entonces, Jennifer se detiene. Su mirada se vacía. Algo —o alguien— la llama desde otro plano. Ayane lo nota al instante y me agarra de la mano. Un portal se abre con un susurro, y Jennifer desaparece sin despedirse. Ayane: —Tranquila, mi amor… no es grave. Esta tarde estaréis jugando en el campo de entrenamiento. Pero en el fondo, muy en el fondo, Ayane ya sabía que eso no iba a ocurrir.
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    Capítulo II parte 1

    Primer Día de Entrenamiento – El Desayuno de la Cachorra

    Ingenua de mi linaje,
    la primera mañana de mi existencia la paso con mi madre Ayane.
    El sol apenas despierta, pero ella ya tiene preparado el desayuno:
    dos roscas, una para mí y otra para Jennifer.
    Mi madre Reina aún no se ha levantado;
    por el ruido de anoche imagino que se desveló reparando un cajón roto,
    como si el caos pudiera calmarse con clavos y madera.

    Me siento con Ayane.
    La rosca está deliciosa:
    dulce pero no empalagosa,
    vainilla con un susurro de cáscara de mandarina,
    y otros ingredientes que mis sentidos —aún torpes, aún nuevos—
    no logran clasificar aunque sean herencia de estrellas y sombras.

    Entonces, por la puerta principal aparece una figura:
    una chica joven, la más joven de las Queen y de las Ishtar.
    Bueno… hasta ahora.

    Akane.

    —Se dirige a Ayane, con ese tono que sólo ella domina:—

    Akane:
    —Así que ésta es vuestra nueva cachorra?

    Luego sus ojos se posan en mí.
    Siento que el universo entero me observa.

    Akane:
    —Mi nombre es Akane, soy la hija de tu hermana Yuna.
    Uuuhhh pero qué pinta tienen esas roscas!?!?

    Ayane suspira, como si ya conociera esa mirada.

    Ayane:
    —Lo siento, cariño… solo queda la de Jennifer.
    Y ya sabes cómo se pone por sus dulces.

    Akane asiente, sonríe, y se despide.
    Pero yo… yo quedo paralizada.
    Embelesada.
    Hipnotizada por su elegancia, por su belleza que corta el aliento.
    Ayane gira la cabeza para despedirla…
    y en ese instante cometo mi primer crimen familiar:

    robo la rosca de Jennifer.

    Quizá para guardarla,
    quizá para regalársela a Akane en otro momento,
    quizá porque mi corazón da su primer brinco absurdo.

    Pero antes de poder esconderla del todo,
    una voz surge detrás de mí, suave y peligrosa:

    Jennifer:
    —¿Qué haces, pequeña flor?

    Me guardo la rosca con descarado disimulo.
    Como si esconder un dulce de la Reina del Caos fuese posible.
    Ella lo sabe.
    Lo ha visto todo.
    Y aun así… sonríe por dentro.
    Le encanta consentir a sus crías.

    Jennifer:
    —Prepárate, pequeña Lili.
    Esta tarde te enseñaré lo que significa el legado Queen,
    tu sangre.
    El poder que late en ti.

    ¿Poder?
    ¿Yo tengo poder?
    La idea me enciende por dentro.
    Una sonrisa se dibuja sola en mi rostro.
    ¡Se lo mostraré a Akane!
    La sorprenderé.
    Seré digna del linaje.

    Lili:
    —¡Estoy preparada, mami!

    Pero entonces, Jennifer se detiene.
    Su mirada se vacía.
    Algo —o alguien— la llama desde otro plano.
    Ayane lo nota al instante y me agarra de la mano.
    Un portal se abre con un susurro,
    y Jennifer desaparece sin despedirse.

    Ayane:
    —Tranquila, mi amor…
    no es grave.
    Esta tarde estaréis jugando en el campo de entrenamiento.

    Pero en el fondo,
    muy en el fondo,
    Ayane ya sabía que eso
    no iba a ocurrir.

    𝐀yane 𝐈𝐬𝐡𝐭𝐚𝐫

    Jenny Queen Orc

    Akane Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar
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    Primer Día de Entrenamiento – El Desayuno de la Cachorra

    Ingenua de mi linaje,
    la primera mañana de mi existencia la paso con mi madre Ayane.
    El sol apenas despierta, pero ella ya tiene preparado el desayuno:
    dos roscas, una para mí y otra para Jennifer.
    Mi madre Reina aún no se ha levantado;
    por el ruido de anoche imagino que se desveló reparando un cajón roto,
    como si el caos pudiera calmarse con clavos y madera.

    Me siento con Ayane.
    La rosca está deliciosa:
    dulce pero no empalagosa,
    vainilla con un susurro de cáscara de mandarina,
    y otros ingredientes que mis sentidos —aún torpes, aún nuevos—
    no logran clasificar aunque sean herencia de estrellas y sombras.

    Entonces, por la puerta principal aparece una figura:
    una chica joven, la más joven de las Queen y de las Ishtar.
    Bueno… hasta ahora.

    Akane.

    —Se dirige a Ayane, con ese tono que sólo ella domina:—

    Akane:
    —Así que ésta es vuestra nueva cachorra?

    Luego sus ojos se posan en mí.
    Siento que el universo entero me observa.

    Akane:
    —Mi nombre es Akane, soy la hija de tu hermana Yuna.
    Uuuhhh pero qué pinta tienen esas roscas!?!?

    Ayane suspira, como si ya conociera esa mirada.

    Ayane:
    —Lo siento, cariño… solo queda la de Jennifer.
    Y ya sabes cómo se pone por sus dulces.

    Akane asiente, sonríe, y se despide.
    Pero yo… yo quedo paralizada.
    Embelesada.
    Hipnotizada por su elegancia, por su belleza que corta el aliento.
    Ayane gira la cabeza para despedirla…
    y en ese instante cometo mi primer crimen familiar:

    robo la rosca de Jennifer.

    Quizá para guardarla,
    quizá para regalársela a Akane en otro momento,
    quizá porque mi corazón da su primer brinco absurdo.

    Pero antes de poder esconderla del todo,
    una voz surge detrás de mí, suave y peligrosa:

    Jennifer:
    —¿Qué haces, pequeña flor?

    Me guardo la rosca con descarado disimulo.
    Como si esconder un dulce de la Reina del Caos fuese posible.
    Ella lo sabe.
    Lo ha visto todo.
    Y aun así… sonríe por dentro.
    Le encanta consentir a sus crías.

    Jennifer:
    —Prepárate, pequeña Lili.
    Esta tarde te enseñaré lo que significa el legado Queen,
    tu sangre.
    El poder que late en ti.

    ¿Poder?
    ¿Yo tengo poder?
    La idea me enciende por dentro.
    Una sonrisa se dibuja sola en mi rostro.
    ¡Se lo mostraré a Akane!
    La sorprenderé.
    Seré digna del linaje.

    Lili:
    —¡Estoy preparada, mami!

    Pero entonces, Jennifer se detiene.
    Su mirada se vacía.
    Algo —o alguien— la llama desde otro plano.
    Ayane lo nota al instante y me agarra de la mano.
    Un portal se abre con un susurro,
    y Jennifer desaparece sin despedirse.

    Ayane:
    —Tranquila, mi amor…
    no es grave.
    Esta tarde estaréis jugando en el campo de entrenamiento.

    Pero en el fondo,
    muy en el fondo,
    Ayane ya sabía que eso
    no iba a ocurrir.

    𝐀yane 𝐈𝐬𝐡𝐭𝐚𝐫

    Jenny Queen Orc

    Akane Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 Capítulo II parte 1 Primer Día de Entrenamiento – El Desayuno de la Cachorra Ingenua de mi linaje, la primera mañana de mi existencia la paso con mi madre Ayane. El sol apenas despierta, pero ella ya tiene preparado el desayuno: dos roscas, una para mí y otra para Jennifer. Mi madre Reina aún no se ha levantado; por el ruido de anoche imagino que se desveló reparando un cajón roto, como si el caos pudiera calmarse con clavos y madera. Me siento con Ayane. La rosca está deliciosa: dulce pero no empalagosa, vainilla con un susurro de cáscara de mandarina, y otros ingredientes que mis sentidos —aún torpes, aún nuevos— no logran clasificar aunque sean herencia de estrellas y sombras. Entonces, por la puerta principal aparece una figura: una chica joven, la más joven de las Queen y de las Ishtar. Bueno… hasta ahora. Akane. —Se dirige a Ayane, con ese tono que sólo ella domina:— Akane: —Así que ésta es vuestra nueva cachorra? Luego sus ojos se posan en mí. Siento que el universo entero me observa. Akane: —Mi nombre es Akane, soy la hija de tu hermana Yuna. Uuuhhh pero qué pinta tienen esas roscas!?!? Ayane suspira, como si ya conociera esa mirada. Ayane: —Lo siento, cariño… solo queda la de Jennifer. Y ya sabes cómo se pone por sus dulces. Akane asiente, sonríe, y se despide. Pero yo… yo quedo paralizada. Embelesada. Hipnotizada por su elegancia, por su belleza que corta el aliento. Ayane gira la cabeza para despedirla… y en ese instante cometo mi primer crimen familiar: robo la rosca de Jennifer. Quizá para guardarla, quizá para regalársela a Akane en otro momento, quizá porque mi corazón da su primer brinco absurdo. Pero antes de poder esconderla del todo, una voz surge detrás de mí, suave y peligrosa: Jennifer: —¿Qué haces, pequeña flor? Me guardo la rosca con descarado disimulo. Como si esconder un dulce de la Reina del Caos fuese posible. Ella lo sabe. Lo ha visto todo. Y aun así… sonríe por dentro. Le encanta consentir a sus crías. Jennifer: —Prepárate, pequeña Lili. Esta tarde te enseñaré lo que significa el legado Queen, tu sangre. El poder que late en ti. ¿Poder? ¿Yo tengo poder? La idea me enciende por dentro. Una sonrisa se dibuja sola en mi rostro. ¡Se lo mostraré a Akane! La sorprenderé. Seré digna del linaje. Lili: —¡Estoy preparada, mami! Pero entonces, Jennifer se detiene. Su mirada se vacía. Algo —o alguien— la llama desde otro plano. Ayane lo nota al instante y me agarra de la mano. Un portal se abre con un susurro, y Jennifer desaparece sin despedirse. Ayane: —Tranquila, mi amor… no es grave. Esta tarde estaréis jugando en el campo de entrenamiento. Pero en el fondo, muy en el fondo, Ayane ya sabía que eso no iba a ocurrir. [Ayane_Ishtar] [queen_0] [akane_qi]
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    //

    Valentino Valentino Big VValentino Moth mis polillotas, mi Voxy definitivamente NO va a seguir el canon. Creo que voy a recuperar la historia que le hice al principio y va a ser un auténtico hijo de su madre con todos a excepción de Valentino y Velvette. Así que vais a seguir siendo consentidos, mimados y protegidos.
    // [ember_silver_hare_973] [stellar_platinum_wolf_339][Moth1ust] mis polillotas, mi Voxy definitivamente NO va a seguir el canon. Creo que voy a recuperar la historia que le hice al principio y va a ser un auténtico hijo de su madre con todos a excepción de Valentino y Velvette. Así que vais a seguir siendo consentidos, mimados y protegidos. :STK-25:
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  • Bienvenidos a MIRROR Esoterica

    Por Jaejun Sanren Seong
    Director Ejecutivo

    En MIRROR Esotérica no vendemos objetos.
    Custodiamos poder.

    Si han llegado hasta aquí, es porque algo los ha traído…
    y en esta casa, nada llega sin un propósito.

    Origen

    MIRROR fue fundada en los años 70 por mi madre, Mi-yeon Seong, una mujer cuya mente veía más allá de lo visible y cuya sensibilidad era incompatible con el mundo ordinario.
    Ella abrió una pequeña tienda en un callejón de Insadong, un lugar donde las personas acudían buscando respuestas que no podían formular.

    Era un espacio estrecho, silencioso, perfumado con incienso antiguo y tinta en papel.
    En él, mi madre restauraba reliquias cargadas con siglos de memoria:
    amuletos rituales, grimorios, espejos con historia, joyas que habían contenido promesas, miedos, deseos… y a veces, algo más.

    MIRROR nació ahí: en la frontera entre lo humano y lo que trasciende.

    Herencia y expansión

    Cuando mi madre desapareció, bajo extrañas circunstancias, su legado pasó a mis manos.

    Yo convertí MIRROR Esoterica en lo que es ahora:
    una corporación internacional especializada en reliquias de alto valor, coleccionadas por quienes aprecian la belleza en lo antiguo.

    Actualmente operamos sedes en:

    Seúl, nuestra raíz y esencia.

    Hong Kong, donde se negocian secretos antes que monedas.

    Londres, punto de reunión de eruditos y ocultistas.

    Los Ángeles, capital moderna del misticismo contemporáneo.

    París, la ciudad donde el arte respira sin permiso.

    Qué es MIRROR Esoterica

    No somos un museo.
    No somos una boutique.
    No somos una galería de antigüedades.

    Somos curadores de energía.

    Cada objeto que llega a nuestras manos es analizado, catalogado y resguardado por expertos en historia, restauración y fenomenología.
    Valoramos la procedencia, el estado físico…
    pero sobre todo, el comportamiento energético.

    Algunos artefactos reaccionan al tacto.
    Otros, a la luz. Unos pocos, a las emociones humanas, esos son los que se resguardan bajo mi supervisión directa.

    Nuestra filosofía

    El poder es un recurso.
    La ignorancia, un riesgo.
    La verdad, un privilegio.

    MIRROR Esoterica existe para mantener estos conceptos en equilibrio.
    Para proteger aquello que la mayoría preferiría no saber que existe.
    Para ofrecer, a quienes están preparados, acceso a piezas que no deberían estar en manos inexpertas.

    Aquí no compran belleza.
    Compran influencia, memoria…
    y en ocasiones, destino.

    Bienvenidos

    Ahora que han cruzado nuestras puertas, recuerden algo:
    en MIRROR, ustedes observan los objetos…pero algunos objetos también les observan de vuelta.

    Bienvenidos al lugar donde el pasado nunca duerme.

    Bienvenidos a MIRROR Esoterica.
    Bienvenidos a MIRROR Esoterica Por Jaejun Sanren Seong Director Ejecutivo En MIRROR Esotérica no vendemos objetos. Custodiamos poder. Si han llegado hasta aquí, es porque algo los ha traído… y en esta casa, nada llega sin un propósito. Origen MIRROR fue fundada en los años 70 por mi madre, Mi-yeon Seong, una mujer cuya mente veía más allá de lo visible y cuya sensibilidad era incompatible con el mundo ordinario. Ella abrió una pequeña tienda en un callejón de Insadong, un lugar donde las personas acudían buscando respuestas que no podían formular. Era un espacio estrecho, silencioso, perfumado con incienso antiguo y tinta en papel. En él, mi madre restauraba reliquias cargadas con siglos de memoria: amuletos rituales, grimorios, espejos con historia, joyas que habían contenido promesas, miedos, deseos… y a veces, algo más. MIRROR nació ahí: en la frontera entre lo humano y lo que trasciende. Herencia y expansión Cuando mi madre desapareció, bajo extrañas circunstancias, su legado pasó a mis manos. Yo convertí MIRROR Esoterica en lo que es ahora: una corporación internacional especializada en reliquias de alto valor, coleccionadas por quienes aprecian la belleza en lo antiguo. Actualmente operamos sedes en: Seúl, nuestra raíz y esencia. Hong Kong, donde se negocian secretos antes que monedas. Londres, punto de reunión de eruditos y ocultistas. Los Ángeles, capital moderna del misticismo contemporáneo. París, la ciudad donde el arte respira sin permiso. Qué es MIRROR Esoterica No somos un museo. No somos una boutique. No somos una galería de antigüedades. Somos curadores de energía. Cada objeto que llega a nuestras manos es analizado, catalogado y resguardado por expertos en historia, restauración y fenomenología. Valoramos la procedencia, el estado físico… pero sobre todo, el comportamiento energético. Algunos artefactos reaccionan al tacto. Otros, a la luz. Unos pocos, a las emociones humanas, esos son los que se resguardan bajo mi supervisión directa. Nuestra filosofía El poder es un recurso. La ignorancia, un riesgo. La verdad, un privilegio. MIRROR Esoterica existe para mantener estos conceptos en equilibrio. Para proteger aquello que la mayoría preferiría no saber que existe. Para ofrecer, a quienes están preparados, acceso a piezas que no deberían estar en manos inexpertas. Aquí no compran belleza. Compran influencia, memoria… y en ocasiones, destino. Bienvenidos Ahora que han cruzado nuestras puertas, recuerden algo: en MIRROR, ustedes observan los objetos…pero algunos objetos también les observan de vuelta. Bienvenidos al lugar donde el pasado nunca duerme. Bienvenidos a MIRROR Esoterica.
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  • Ecos de un hogar quebrado
    Categoría Original
    Memorias de Jacob y Nyssara.

    Rol: Jacob Alexander Fowler
    Soundtrack: https://www.youtube.com/watch?v=so8V5dAli-Q&list=RDso8V5dAli-Q&start_radio=1

    La lluvia caía sobre los ventanales de la mansión Starfen con un golpe constante y frío, trazando caminos que parecían dibujar la ansiedad de la casa misma. Nyssara, que para ese momento tenía siete años, permanecía en el descanso de la escalera, abrazando un peluche que Elian le había regalado en su cumpleaños número 6. Sus ojos verdes seguían cada movimiento de sus padres y de su hermana, que caminaban por la sala con pasos calculados, gestos medidos, como siempre que querían ocultar algo. Desde hacía meses, la frialdad hacia ella era evidente, miradas cargadas de reproche, palabras cortantes y silencios que la señalaban como responsable de aquel fatídico día.

    Esa noche, sin embargo, había algo más en el aire. Un presagio sutil, un peso que parecía asentarse en los candelabros y en los muebles caros, como si la casa misma contuviera la respiración. Nyssara lo percibió de inmediato, incluso los murmullos de los muertos que la acompañaban se mantenían a distancia, inquietos por lo que estaba por suceder.

    La puerta principal se abrió de golpe. Una ráfaga de viento y lluvia invadió la mansión, arrastrando el olor de tierra mojada. Sus padres entraron primero, impecables y rígidos como siempre, vestidos con ropa cara que brillaba bajo la luz mortecina. Pero no estaban solos.

    Entre ellos apareció un niño. Tenía unos once años, el cabello castaño pegado a la frente por la humedad y unos ojos verdes que recorrían la sala con cautela. Sus pasos eran firmes, seguros de si mismo, como si aquello no fuera más una situación más en su vida.

    —Nyssara —dijo su madre con la sonrisa cuidadosamente medida que siempre llevaba puesta— Este es Jacob. Desde hoy vivirá con nosotros. Él necesitaba un hogar — Su madre continuó hablando con esa suavidad calculada, que ella tan bien conocía— Y nosotros estamos más que gustosos que acogerlo - Nyssara descendió un peldaño, el corazón latiéndole con fuerza. La frase caía ligera, como si envolviera una mentira en terciopelo. Pero Nyssara entendió inmediatamente la verdad. Nadie podría reemplazar a Elian, y ellos lo sabían. Aún así, lo pretendían, y lo peor era que la atención y el afecto de la familia estaban ahora centrados en ese extraño.

    La mirada de la castaña se volvió fría. Ni siquiera hubo una respuesta por su parte, sus labios permanecieron cerrados, y sus ojos se clavaron en él, cargados de acusación muda. Él no era el problema. El problema eran sus padres y su hermana, lo que hacían era la traición misma. "¿Cómo podían...?".

    La voz de su padre se hizo presente, sacándola por completo del bombardeo de pensamientos que estaba teniendo.

    —Jacob, Nyssara y Megara —dijo aquel hombre frío que llamaba padre, rompiendo así el silencio que se había hecho presente en la sala— Dentro de unas horas habrá una escena especial en la que todos participaremos. Nadie se quedará atrás. Todos deben alistarse ahora, sin excepción. Como siempre, recordemos… guardar la compostura- Nyssara apretó los dientes, sus padres no solo habían traído a alguien más para ocupar algo valioso para ella, sino que incluso ese evento especial formaba parte de la puesta en escena de la familia perfecta. Todo debía parecer ordenado, controlado y elegante, como si el dolor, la culpa y la traición fueran irrelevantes.

    A su alrededor, las sombras de los muertos se arremolinaban, inquietas. Una de ellas, una figura borrosa de contornos temblorosos, murmuró cerca de su oído "Los vivos, pequeña… los vivos son los que más daño hacen cuando quieren olvidar..."

    En ese momento, mientras la lluvia seguía cayendo, los dos niños se enfrentaban a la misma verdad, la mansión Starfen ya no era un hogar, sino un laberinto de secretos, culpas y traiciones que recién comenzaban a revelarse.
    Memorias de Jacob y Nyssara. Rol: [Jacob1] Soundtrack: https://www.youtube.com/watch?v=so8V5dAli-Q&list=RDso8V5dAli-Q&start_radio=1 La lluvia caía sobre los ventanales de la mansión Starfen con un golpe constante y frío, trazando caminos que parecían dibujar la ansiedad de la casa misma. Nyssara, que para ese momento tenía siete años, permanecía en el descanso de la escalera, abrazando un peluche que Elian le había regalado en su cumpleaños número 6. Sus ojos verdes seguían cada movimiento de sus padres y de su hermana, que caminaban por la sala con pasos calculados, gestos medidos, como siempre que querían ocultar algo. Desde hacía meses, la frialdad hacia ella era evidente, miradas cargadas de reproche, palabras cortantes y silencios que la señalaban como responsable de aquel fatídico día. Esa noche, sin embargo, había algo más en el aire. Un presagio sutil, un peso que parecía asentarse en los candelabros y en los muebles caros, como si la casa misma contuviera la respiración. Nyssara lo percibió de inmediato, incluso los murmullos de los muertos que la acompañaban se mantenían a distancia, inquietos por lo que estaba por suceder. La puerta principal se abrió de golpe. Una ráfaga de viento y lluvia invadió la mansión, arrastrando el olor de tierra mojada. Sus padres entraron primero, impecables y rígidos como siempre, vestidos con ropa cara que brillaba bajo la luz mortecina. Pero no estaban solos. Entre ellos apareció un niño. Tenía unos once años, el cabello castaño pegado a la frente por la humedad y unos ojos verdes que recorrían la sala con cautela. Sus pasos eran firmes, seguros de si mismo, como si aquello no fuera más una situación más en su vida. —Nyssara —dijo su madre con la sonrisa cuidadosamente medida que siempre llevaba puesta— Este es Jacob. Desde hoy vivirá con nosotros. Él necesitaba un hogar — Su madre continuó hablando con esa suavidad calculada, que ella tan bien conocía— Y nosotros estamos más que gustosos que acogerlo - Nyssara descendió un peldaño, el corazón latiéndole con fuerza. La frase caía ligera, como si envolviera una mentira en terciopelo. Pero Nyssara entendió inmediatamente la verdad. Nadie podría reemplazar a Elian, y ellos lo sabían. Aún así, lo pretendían, y lo peor era que la atención y el afecto de la familia estaban ahora centrados en ese extraño. La mirada de la castaña se volvió fría. Ni siquiera hubo una respuesta por su parte, sus labios permanecieron cerrados, y sus ojos se clavaron en él, cargados de acusación muda. Él no era el problema. El problema eran sus padres y su hermana, lo que hacían era la traición misma. "¿Cómo podían...?". La voz de su padre se hizo presente, sacándola por completo del bombardeo de pensamientos que estaba teniendo. —Jacob, Nyssara y Megara —dijo aquel hombre frío que llamaba padre, rompiendo así el silencio que se había hecho presente en la sala— Dentro de unas horas habrá una escena especial en la que todos participaremos. Nadie se quedará atrás. Todos deben alistarse ahora, sin excepción. Como siempre, recordemos… guardar la compostura- Nyssara apretó los dientes, sus padres no solo habían traído a alguien más para ocupar algo valioso para ella, sino que incluso ese evento especial formaba parte de la puesta en escena de la familia perfecta. Todo debía parecer ordenado, controlado y elegante, como si el dolor, la culpa y la traición fueran irrelevantes. A su alrededor, las sombras de los muertos se arremolinaban, inquietas. Una de ellas, una figura borrosa de contornos temblorosos, murmuró cerca de su oído "Los vivos, pequeña… los vivos son los que más daño hacen cuando quieren olvidar..." En ese momento, mientras la lluvia seguía cayendo, los dos niños se enfrentaban a la misma verdad, la mansión Starfen ya no era un hogar, sino un laberinto de secretos, culpas y traiciones que recién comenzaban a revelarse.
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