• {Errar es humano. Perdonar, divino. Matar, de demonios}

    >Demonios:
    Solo trece pueden existir al mismo tiempo. Su existencia deriva del Colapso pues antes de ese evento no se tenía registro de su presencia en este o el otro mundo. Su nacimiento se cuenta antes del inicio del tiempo, cuando, en una sopa caótica de conceptos la batalla por su aniquilación era continua. La fractura entre uno y otros mundos los envían al presente, al lugar donde su esencia toma forma y se hace consciente, y su cuerpo deja de abarcarlo todo para residir en una interpretación colectiva, corpórea y cárnica de ellos mismos. Los avatares reconocidos durante el primer Colapso fueron: Desolación, Grotesco, Poriomania, Depravación, Monomanía, Saturación, Insatisfacción, Autoimagen, Desrealización, Hipersensibilidad, Desesperación, Paranoía, Tangibilidad. Tras el segundo Colapso, se espera que algunos o sino todos hayan sido reemplazados, sólo aquellos con información clasificada conocen la respuesta. Por sí mismos, los Demonios másallíneo no tienen más poder que un simple humano, pero son sus obras y su lealtad a aquello que representan lo que les permite tener la fuerza para competir contra un Semidiós o incluso una Anomalía. Su vitalidad parece estar ligada a la conexión con el otro mundo, por lo que no existe manera conocida de eliminarlos. Algunos tienen niveles de consciencia tan elevados que pueden describir con certeza el plano en el que habitan, uno imaginario.
    {Errar es humano. Perdonar, divino. Matar, de demonios} >Demonios: Solo trece pueden existir al mismo tiempo. Su existencia deriva del Colapso pues antes de ese evento no se tenía registro de su presencia en este o el otro mundo. Su nacimiento se cuenta antes del inicio del tiempo, cuando, en una sopa caótica de conceptos la batalla por su aniquilación era continua. La fractura entre uno y otros mundos los envían al presente, al lugar donde su esencia toma forma y se hace consciente, y su cuerpo deja de abarcarlo todo para residir en una interpretación colectiva, corpórea y cárnica de ellos mismos. Los avatares reconocidos durante el primer Colapso fueron: Desolación, Grotesco, Poriomania, Depravación, Monomanía, Saturación, Insatisfacción, Autoimagen, Desrealización, Hipersensibilidad, Desesperación, Paranoía, Tangibilidad. Tras el segundo Colapso, se espera que algunos o sino todos hayan sido reemplazados, sólo aquellos con información clasificada conocen la respuesta. Por sí mismos, los Demonios másallíneo no tienen más poder que un simple humano, pero son sus obras y su lealtad a aquello que representan lo que les permite tener la fuerza para competir contra un Semidiós o incluso una Anomalía. Su vitalidad parece estar ligada a la conexión con el otro mundo, por lo que no existe manera conocida de eliminarlos. Algunos tienen niveles de consciencia tan elevados que pueden describir con certeza el plano en el que habitan, uno imaginario.
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  • Bienvenidos a MIRROR Esoterica

    Por Jaejun Sanren Seong
    Director Ejecutivo

    En MIRROR Esotérica no vendemos objetos.
    Custodiamos poder.

    Si han llegado hasta aquí, es porque algo los ha traído…
    y en esta casa, nada llega sin un propósito.

    Origen

    MIRROR fue fundada en los años 70 por mi madre, Mi-yeon Seong, una mujer cuya mente veía más allá de lo visible y cuya sensibilidad era incompatible con el mundo ordinario.
    Ella abrió una pequeña tienda en un callejón de Insadong, un lugar donde las personas acudían buscando respuestas que no podían formular.

    Era un espacio estrecho, silencioso, perfumado con incienso antiguo y tinta en papel.
    En él, mi madre restauraba reliquias cargadas con siglos de memoria:
    amuletos rituales, grimorios, espejos con historia, joyas que habían contenido promesas, miedos, deseos… y a veces, algo más.

    MIRROR nació ahí: en la frontera entre lo humano y lo que trasciende.

    Herencia y expansión

    Cuando mi madre desapareció, bajo extrañas circunstancias, su legado pasó a mis manos.

    Yo convertí MIRROR Esoterica en lo que es ahora:
    una corporación internacional especializada en reliquias de alto valor, coleccionadas por quienes aprecian la belleza en lo antiguo.

    Actualmente operamos sedes en:

    Seúl, nuestra raíz y esencia.

    Hong Kong, donde se negocian secretos antes que monedas.

    Londres, punto de reunión de eruditos y ocultistas.

    Los Ángeles, capital moderna del misticismo contemporáneo.

    París, la ciudad donde el arte respira sin permiso.

    Qué es MIRROR Esoterica

    No somos un museo.
    No somos una boutique.
    No somos una galería de antigüedades.

    Somos curadores de energía.

    Cada objeto que llega a nuestras manos es analizado, catalogado y resguardado por expertos en historia, restauración y fenomenología.
    Valoramos la procedencia, el estado físico…
    pero sobre todo, el comportamiento energético.

    Algunos artefactos reaccionan al tacto.
    Otros, a la luz. Unos pocos, a las emociones humanas, esos son los que se resguardan bajo mi supervisión directa.

    Nuestra filosofía

    El poder es un recurso.
    La ignorancia, un riesgo.
    La verdad, un privilegio.

    MIRROR Esoterica existe para mantener estos conceptos en equilibrio.
    Para proteger aquello que la mayoría preferiría no saber que existe.
    Para ofrecer, a quienes están preparados, acceso a piezas que no deberían estar en manos inexpertas.

    Aquí no compran belleza.
    Compran influencia, memoria…
    y en ocasiones, destino.

    Bienvenidos

    Ahora que han cruzado nuestras puertas, recuerden algo:
    en MIRROR, ustedes observan los objetos…pero algunos objetos también les observan de vuelta.

    Bienvenidos al lugar donde el pasado nunca duerme.

    Bienvenidos a MIRROR Esoterica.
    Bienvenidos a MIRROR Esoterica Por Jaejun Sanren Seong Director Ejecutivo En MIRROR Esotérica no vendemos objetos. Custodiamos poder. Si han llegado hasta aquí, es porque algo los ha traído… y en esta casa, nada llega sin un propósito. Origen MIRROR fue fundada en los años 70 por mi madre, Mi-yeon Seong, una mujer cuya mente veía más allá de lo visible y cuya sensibilidad era incompatible con el mundo ordinario. Ella abrió una pequeña tienda en un callejón de Insadong, un lugar donde las personas acudían buscando respuestas que no podían formular. Era un espacio estrecho, silencioso, perfumado con incienso antiguo y tinta en papel. En él, mi madre restauraba reliquias cargadas con siglos de memoria: amuletos rituales, grimorios, espejos con historia, joyas que habían contenido promesas, miedos, deseos… y a veces, algo más. MIRROR nació ahí: en la frontera entre lo humano y lo que trasciende. Herencia y expansión Cuando mi madre desapareció, bajo extrañas circunstancias, su legado pasó a mis manos. Yo convertí MIRROR Esoterica en lo que es ahora: una corporación internacional especializada en reliquias de alto valor, coleccionadas por quienes aprecian la belleza en lo antiguo. Actualmente operamos sedes en: Seúl, nuestra raíz y esencia. Hong Kong, donde se negocian secretos antes que monedas. Londres, punto de reunión de eruditos y ocultistas. Los Ángeles, capital moderna del misticismo contemporáneo. París, la ciudad donde el arte respira sin permiso. Qué es MIRROR Esoterica No somos un museo. No somos una boutique. No somos una galería de antigüedades. Somos curadores de energía. Cada objeto que llega a nuestras manos es analizado, catalogado y resguardado por expertos en historia, restauración y fenomenología. Valoramos la procedencia, el estado físico… pero sobre todo, el comportamiento energético. Algunos artefactos reaccionan al tacto. Otros, a la luz. Unos pocos, a las emociones humanas, esos son los que se resguardan bajo mi supervisión directa. Nuestra filosofía El poder es un recurso. La ignorancia, un riesgo. La verdad, un privilegio. MIRROR Esoterica existe para mantener estos conceptos en equilibrio. Para proteger aquello que la mayoría preferiría no saber que existe. Para ofrecer, a quienes están preparados, acceso a piezas que no deberían estar en manos inexpertas. Aquí no compran belleza. Compran influencia, memoria… y en ocasiones, destino. Bienvenidos Ahora que han cruzado nuestras puertas, recuerden algo: en MIRROR, ustedes observan los objetos…pero algunos objetos también les observan de vuelta. Bienvenidos al lugar donde el pasado nunca duerme. Bienvenidos a MIRROR Esoterica.
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  • **Despues de la lluvia y llegada la noche solo quedaba caminar debajo de las luces tenues, una zona apartada de la ciudad pero aun mantenia esa iluminación que daba la bienvenida a aquel lugar, pero el esqueleto iria en sentido contrario ya que no buscaba ir por el momento a ese lugar y perderse entre callejones, por ahora solo caminaria con calma en esa carretera casi abandonada, mirando a su alrededor con calma y asi solo suspirar levente**
    **Despues de la lluvia y llegada la noche solo quedaba caminar debajo de las luces tenues, una zona apartada de la ciudad pero aun mantenia esa iluminación que daba la bienvenida a aquel lugar, pero el esqueleto iria en sentido contrario ya que no buscaba ir por el momento a ese lugar y perderse entre callejones, por ahora solo caminaria con calma en esa carretera casi abandonada, mirando a su alrededor con calma y asi solo suspirar levente**
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  • -ser inmortal "todo poderoso" o ser omniciente era todo lo que fui en el mar de las brujas... sin embargo de alguna forma... tener una vida mortal es mil vece smas divertido e intrigante, antes pensaba que era tonto como mis hermanas adoraban tanto a los humanos, pero, ahora? me rio de mi misma, quien diria que terminaria protegiendolos... viviendo entre ellos, y disfrutando en el proceso- la bruja observaba las calles nocturnas de la ciudad desde las alturas de un edificio, ver cada auto, cada persona y animal caminando por las calles y parques le causaba un sentimiento de alegria que no podia describir

    https://youtu.be/qgdPAong8Zs?si=0-ThhZSZcjjgcErc
    -ser inmortal "todo poderoso" o ser omniciente era todo lo que fui en el mar de las brujas... sin embargo de alguna forma... tener una vida mortal es mil vece smas divertido e intrigante, antes pensaba que era tonto como mis hermanas adoraban tanto a los humanos, pero, ahora? me rio de mi misma, quien diria que terminaria protegiendolos... viviendo entre ellos, y disfrutando en el proceso- la bruja observaba las calles nocturnas de la ciudad desde las alturas de un edificio, ver cada auto, cada persona y animal caminando por las calles y parques le causaba un sentimiento de alegria que no podia describir https://youtu.be/qgdPAong8Zs?si=0-ThhZSZcjjgcErc
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  • Vales tan poco que necesitas responderte a ti mismo para fingir que tienes apoyo?
    Patético

    Y bueno ¿Quien quiere jamba.....

    -se quedó mirando a la nada recordando que tiene trabajo pendiente..... Caliente trabajo.... Se froto la cintura con dolor imaginario solo con recordar lo que tiene que terminar -
    Vales tan poco que necesitas responderte a ti mismo para fingir que tienes apoyo? Patético Y bueno ¿Quien quiere jamba..... -se quedó mirando a la nada recordando que tiene trabajo pendiente..... Caliente trabajo.... Se froto la cintura con dolor imaginario solo con recordar lo que tiene que terminar -
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  • ---

    Equilibrio de acérrima luminaria.

    Novia noche.

    Espejo de luz de bruma.

    Somete mis designios ante la espera.

    De quiénes son más gerenciales prudencias.
    --- Equilibrio de acérrima luminaria. Novia noche. Espejo de luz de bruma. Somete mis designios ante la espera. De quiénes son más gerenciales prudencias.
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  • MÓNACO: Un Verano Sin Ti.
    Fandom OC
    Categoría Slice of Life
    ⤷ ゛𝙲𝚑𝚒𝚌𝚊𝚐𝚘 – 𝙻𝚘𝚞𝚒𝚜 𝚃𝚘𝚖𝚕𝚒𝚗𝚜𝚘𝚗 ˎˊ˗

    ᴜꜱꜱᴇʀ ʀᴏʟ:
    ╰─ ─╮
    ˚₊ ˚ ‧₊ .:・˚₊ ˚ ‧╰┈➤ 𝕯𝖊𝖗𝖆𝖓 𝕳𝖊𝖑𝖑

    𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ

    ℰ𝓃𝓉𝓇𝒶𝒹𝒶 𝒹ℯ𝓁 𝒹𝒾𝒶𝓇𝒾ℴ | ᪐ƽ 𝒹ℯ 𝒜ℊℴ𝓈𝓉ℴ

    Si hay algo que extraño de mi niñez, sin duda alguna serían los veranos en Mónaco.

    Había algo casi irreal en esos días —el sol siempre parecía brillar distinto sobre el mar, el aire olía a sal, y el mundo entero se reducía a una sucesión de risas, chapuzones y promesas de que todo sería eterno. Recuerdo las playas, doradas y ruidosas, las caminatas descalza sobre la arena caliente, el sonido de las gaviotas mezclándose con la música que salía desde la terraza de la mansión.

    La casa… Era más que un hogar temporal. Era un escenario de lujo y caos donde cuatro familias se fundían en una sola. Adultos con copas en la mano riendo entre conversaciones interminables, y nosotros, los niños, corriendo entre pasillos que parecían no tener fin. Nos escabullíamos a los cuartos para hacer pijamadas improvisadas, nos escondíamos debajo de las mesas del comedor, inventábamos historias de fantasmas y hacíamos pactos que jurábamos cumplir incluso de adultos.

    No dudaba ni por un segundo que aquellos veranos habían sido los mejores de mi vida.

    O al menos así fueron… Hasta que Deran dejó de ir.

    (…)

    𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ



    ╭┈ • ┈┈┈ 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈┈• ┈╮

    El vuelo privado descendía suavemente entre las nubes, y el murmullo constante de los motores era casi un arrullo más que un ruido. Katherine observaba por la ventanilla, viendo cómo el azul del cielo se deshacía en el horizonte y el mar de Niza se extendía debajo como una seda brillante. Frente a ella, Olivia dormía con la cabeza recostada sobre su hombro, un mechón rebelde pegado a su mejilla. Ezra, en cambio, permanecía al otro lado del pasillo, con un libro abierto.

    Para la joven rubia, aquello no tenía nada de extraordinario. Era lo de siempre: el vuelo privado, los asientos de cuero marfil, las cortinas de lino beige, la bandeja de plata con jugo recién exprimido y los croissants aún tibios. El piloto ya había anunciado que aterrizarían en cuestión de minutos, y ella ni siquiera levantó la vista. Estaba acostumbrada. Ese era el ritmo natural de los Hamilton —una familia para la que el lujo no era un privilegio, sino una costumbre.

    Cuando el avión tocó tierra, el movimiento fue tan suave que apenas se notó. Nini, la niñera, se apresuró a despertar a su hermana menor con una sonrisa, mientras Clara, su madre, revisaba distraídamente su teléfono y Nicolas, su padre, hablaba con uno de los asistentes de vuelo, organizando el siguiente tramo del viaje.

    Apenas descendieron por la escalerilla, el aire cálido del mediodía los envolvió. En la pista privada los esperaba un helicóptero negro con los emblemas dorados de la familia grabados en los costados. Las hélices giraban lentamente, haciendo que los cabellos, castaño claro, de Olivia se levantaran como una corona desordenada.

    El intercambio fue rápido, casi coreográfico. Un asistente tomó las maletas, otro ofreció a Clara su sombrero, y Katherine, con la naturalidad de quien lo ha hecho mil veces, subió al helicóptero sin esperar indicaciones. Ezra la siguió, ajustando su reloj inteligente, el último en el mercado, y detrás de ellos subieron Nini y la pequeña, que aún sostenía un pequeño peluche entre los brazos.

    En cuestión de minutos, las hélices rugieron con más fuerza, y el helicóptero se elevó, dejando atrás el aeropuerto de Niza. Bajo ellos, la costa se desplegaba como un sueño familiar. Katherine apoyó la frente contra el vidrio y vio, a lo lejos, el punto blanco de la mansión, rodeado de jardines y con el mar respirando a pocos metros.

    Otro verano en Mónaco.

    ╰┈ • ┈ 𝙁𝙞𝙣 𝙙𝙚𝙡 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈• ┈╯


    ·༻𝗣𝗥𝗘𝗦𝗘𝗡𝗧𝗘༺·


    Katherine estaba en su despacho, con las mangas de la blusa arremangadas hasta los codos y un mechón suelto cayéndole sobre el rostro. Había pasado la última hora ordenando expedientes y archivando casos viejos en cajas de cartón que ya casi no cabían en la repisa. El sonido del papel y el roce de las carpetas la mantenían concentrada, o al menos lo intentaban.

    La puerta, que permanecía entreabierta, se golpeó suavemente desde el otro lado. La joven abogada alzó la vista justo cuando la figura de Rachel apareció en el marco, recostada con naturalidad, como si el umbral de esa habitación fuese su hábitat natural.

    —¿Vas a invitar a tu hermano? —preguntó con una sonrisa apenas perceptible.

    Katherine suspiró, apoyando el último expediente sobre la mesa. Sabía exactamente a qué se refería.

    —No lo creo. La cena de presentación con papá está bien. —Su voz fue firme, aunque un dejo de duda se coló entre las palabras—. Hace tiempo que no veo a Ezra, sobre todo desde que se fue a Londres. Tal vez deberíamos dejarlo para otra ocasión.

    Rachel asintió despacio, comprendiendo. La pelinegra se acercó un par de pasos, con esa calma suya que contrastaba con la tensión que siempre flotaba en el aire cuando el apellido Hamilton estaba de por medio.

    —¿Tienes algún menú planeado? —preguntó, arqueando una ceja con un tono casi juguetón.

    Katherine la miró, incrédula, como si acabara de escuchar la pregunta más absurda del día.

    —Definitivamente tengo un menú planeado —respondió, dejando el archivo con un golpe seco dentro de la caja—. También tengo los outfits planeados, la decoración de la mesa planeada, y no quiero que ni un puto cubierto esté fuera de su lugar.

    El tono de su voz se endureció al final, cargado de ese perfeccionismo que a veces era su refugio, y otras, su condena.

    Rachel no dijo nada. Solo se acercó hasta quedar frente a ella, tomó su rostro con ambas manos y le dio un beso lento, el tipo de beso que desarma cualquier estructura cuidadosamente construida.

    —Entonces —susurró contra sus labios, con una media sonrisa—, vamos a dar una cena perfecta este sábado.
    ⤷ ゛𝙲𝚑𝚒𝚌𝚊𝚐𝚘 – 𝙻𝚘𝚞𝚒𝚜 𝚃𝚘𝚖𝚕𝚒𝚗𝚜𝚘𝚗 ˎˊ˗ ᴜꜱꜱᴇʀ ʀᴏʟ: ╰─ 👤 ─╮ ˚₊ ˚ ‧₊ .:・˚₊ ˚ ‧╰┈➤ [nova_navy_mouse_914] 𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ ℰ𝓃𝓉𝓇𝒶𝒹𝒶 𝒹ℯ𝓁 𝒹𝒾𝒶𝓇𝒾ℴ | ᪐ƽ 𝒹ℯ 𝒜ℊℴ𝓈𝓉ℴ Si hay algo que extraño de mi niñez, sin duda alguna serían los veranos en Mónaco. Había algo casi irreal en esos días —el sol siempre parecía brillar distinto sobre el mar, el aire olía a sal, y el mundo entero se reducía a una sucesión de risas, chapuzones y promesas de que todo sería eterno. Recuerdo las playas, doradas y ruidosas, las caminatas descalza sobre la arena caliente, el sonido de las gaviotas mezclándose con la música que salía desde la terraza de la mansión. La casa… Era más que un hogar temporal. Era un escenario de lujo y caos donde cuatro familias se fundían en una sola. Adultos con copas en la mano riendo entre conversaciones interminables, y nosotros, los niños, corriendo entre pasillos que parecían no tener fin. Nos escabullíamos a los cuartos para hacer pijamadas improvisadas, nos escondíamos debajo de las mesas del comedor, inventábamos historias de fantasmas y hacíamos pactos que jurábamos cumplir incluso de adultos. No dudaba ni por un segundo que aquellos veranos habían sido los mejores de mi vida. O al menos así fueron… Hasta que Deran dejó de ir. (…) 𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆🌷͙⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ ╭┈ • ┈┈┈ 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈┈• ┈╮ El vuelo privado descendía suavemente entre las nubes, y el murmullo constante de los motores era casi un arrullo más que un ruido. Katherine observaba por la ventanilla, viendo cómo el azul del cielo se deshacía en el horizonte y el mar de Niza se extendía debajo como una seda brillante. Frente a ella, Olivia dormía con la cabeza recostada sobre su hombro, un mechón rebelde pegado a su mejilla. Ezra, en cambio, permanecía al otro lado del pasillo, con un libro abierto. Para la joven rubia, aquello no tenía nada de extraordinario. Era lo de siempre: el vuelo privado, los asientos de cuero marfil, las cortinas de lino beige, la bandeja de plata con jugo recién exprimido y los croissants aún tibios. El piloto ya había anunciado que aterrizarían en cuestión de minutos, y ella ni siquiera levantó la vista. Estaba acostumbrada. Ese era el ritmo natural de los Hamilton —una familia para la que el lujo no era un privilegio, sino una costumbre. Cuando el avión tocó tierra, el movimiento fue tan suave que apenas se notó. Nini, la niñera, se apresuró a despertar a su hermana menor con una sonrisa, mientras Clara, su madre, revisaba distraídamente su teléfono y Nicolas, su padre, hablaba con uno de los asistentes de vuelo, organizando el siguiente tramo del viaje. Apenas descendieron por la escalerilla, el aire cálido del mediodía los envolvió. En la pista privada los esperaba un helicóptero negro con los emblemas dorados de la familia grabados en los costados. Las hélices giraban lentamente, haciendo que los cabellos, castaño claro, de Olivia se levantaran como una corona desordenada. El intercambio fue rápido, casi coreográfico. Un asistente tomó las maletas, otro ofreció a Clara su sombrero, y Katherine, con la naturalidad de quien lo ha hecho mil veces, subió al helicóptero sin esperar indicaciones. Ezra la siguió, ajustando su reloj inteligente, el último en el mercado, y detrás de ellos subieron Nini y la pequeña, que aún sostenía un pequeño peluche entre los brazos. En cuestión de minutos, las hélices rugieron con más fuerza, y el helicóptero se elevó, dejando atrás el aeropuerto de Niza. Bajo ellos, la costa se desplegaba como un sueño familiar. Katherine apoyó la frente contra el vidrio y vio, a lo lejos, el punto blanco de la mansión, rodeado de jardines y con el mar respirando a pocos metros. Otro verano en Mónaco. ╰┈ • ┈ 𝙁𝙞𝙣 𝙙𝙚𝙡 𝙁𝙡𝙖𝙨𝙝𝙗𝙖𝙘𝙠 ┈• ┈╯ ·༻𝗣𝗥𝗘𝗦𝗘𝗡𝗧𝗘༺· Katherine estaba en su despacho, con las mangas de la blusa arremangadas hasta los codos y un mechón suelto cayéndole sobre el rostro. Había pasado la última hora ordenando expedientes y archivando casos viejos en cajas de cartón que ya casi no cabían en la repisa. El sonido del papel y el roce de las carpetas la mantenían concentrada, o al menos lo intentaban. La puerta, que permanecía entreabierta, se golpeó suavemente desde el otro lado. La joven abogada alzó la vista justo cuando la figura de Rachel apareció en el marco, recostada con naturalidad, como si el umbral de esa habitación fuese su hábitat natural. —¿Vas a invitar a tu hermano? —preguntó con una sonrisa apenas perceptible. Katherine suspiró, apoyando el último expediente sobre la mesa. Sabía exactamente a qué se refería. —No lo creo. La cena de presentación con papá está bien. —Su voz fue firme, aunque un dejo de duda se coló entre las palabras—. Hace tiempo que no veo a Ezra, sobre todo desde que se fue a Londres. Tal vez deberíamos dejarlo para otra ocasión. Rachel asintió despacio, comprendiendo. La pelinegra se acercó un par de pasos, con esa calma suya que contrastaba con la tensión que siempre flotaba en el aire cuando el apellido Hamilton estaba de por medio. —¿Tienes algún menú planeado? —preguntó, arqueando una ceja con un tono casi juguetón. Katherine la miró, incrédula, como si acabara de escuchar la pregunta más absurda del día. —Definitivamente tengo un menú planeado —respondió, dejando el archivo con un golpe seco dentro de la caja—. También tengo los outfits planeados, la decoración de la mesa planeada, y no quiero que ni un puto cubierto esté fuera de su lugar. El tono de su voz se endureció al final, cargado de ese perfeccionismo que a veces era su refugio, y otras, su condena. Rachel no dijo nada. Solo se acercó hasta quedar frente a ella, tomó su rostro con ambas manos y le dio un beso lento, el tipo de beso que desarma cualquier estructura cuidadosamente construida. —Entonces —susurró contra sus labios, con una media sonrisa—, vamos a dar una cena perfecta este sábado.
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    Les presento a mi nuevo esposo imaginario
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  • Yendo a trabajar, ayer... ¿Halloween? Vi muchos humanos vestidos raros, con sangre falsa... Yo digo que el verdadero halloween debería haber también un Michael Myers de verdad, así se hace el día inolvidable, ese si sería el verdadero día de miedo, no sé... Creo que soy muy sanguinario y no sé la razón por la que festejan esos días y se visten raros, pero ya admiré a un chico que si se veía muy bien con esa vestimenta, no era nada exagerado, eso me gusta Si Woo Yeo
    Yendo a trabajar, ayer... ¿Halloween? Vi muchos humanos vestidos raros, con sangre falsa... Yo digo que el verdadero halloween debería haber también un Michael Myers de verdad, así se hace el día inolvidable, ese si sería el verdadero día de miedo, no sé... Creo que soy muy sanguinario y no sé la razón por la que festejan esos días y se visten raros, pero ya admiré a un chico que si se veía muy bien con esa vestimenta, no era nada exagerado, eso me gusta [ye0siwoo]
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  • — El tintinear de la campanilla sobre la puerta rompió la quietud del local como un suspiro de viento entre hojas dormidas. Zareth Aurelion cruzó el umbral con paso lento, casi ceremonioso, envuelto en su abrigo oscuro que parecía absorber la luz cálida del lugar. El contraste entre su presencia y el entorno era palpable: él, hijo de extremos celestiales e infernales, caminaba entre estanterías repletas de vida delicada, de colores suaves y aromas dulces. El aire estaba impregnado de lavanda, tierra húmeda y un leve rastro de incienso de sándalo, como si el tiempo allí se midiera en fragancias. Sus ojos dorados recorrieron el espacio con calma, deteniéndose en cada rincón como si leyera una historia oculta entre los pétalos. Se acercó a una mesa de madera donde descansaban orquídeas negras, sus dedos rozando apenas los bordes de una flor que parecía latir con luz propia, como si reconociera algo en él que no podía nombrar —

    Buenos días… Qué ramo tan peculiar el que lo acompaña. ¿Puedo ayudarlo en algo

    — La voz provenía de una mujer detrás del mostrador, de rostro sereno y manos manchadas de polen. Su mirada no era temerosa, pero sí cautelosa, como quien reconoce que algo extraordinario acaba de entrar. Zareth no respondió de inmediato. Su silencio era denso, como si las palabras tuvieran que abrirse paso entre siglos de pensamientos. Finalmente, su voz emergió, grave y pausada, como un eco que no pertenece del todo al presente —

    Busco una flor que no exista. Una que no haya sido nombrada aún

    — La florista ladeó la cabeza, sin apartar la mirada. No parecía burlarse, ni desconcertada. Solo curiosa. Caminó con calma hacia una estantería alta, donde descansaban macetas de cerámica pintadas a mano. Tomó una pequeña, de color azul profundo, y la colocó sobre el mostrador. En su interior, una flor de pétalos traslúcidos brillaba con una luz suave, casi respirando. Zareth se acercó, sin tocarla, solo observándola como si en ese instante el tiempo se hubiera detenido. Afuera, la ciudad seguía su curso, pero dentro de la floristería, el mundo parecía haberse detenido a escuchar —

    Aquí tenemos muchas que la gente olvida nombrar. Algunas florecen solo una vez al año. Otras… solo si alguien las recuerda

    — Zareth inclinó la cabeza, sus ojos fijos en la flor. No dijo nada más. Pero algo en su expresión cambió, como si una puerta invisible se hubiera abierto. Su voz volvió a surgir, más baja, más íntima —

    No busco flores para regalar. Solo… para recordar

    — La florista se acercó con la maceta entre las manos, ofreciéndosela sin palabras. La flor parecía temblar levemente, como si reconociera al visitante. Él no la tomó. Solo la contempló, y en ese silencio compartido, algo antiguo pareció despertar entre los tallos y las raíces. Una memoria sin nombre. Un vínculo sin tiempo —

    Entonces tal vez esta sea la que busca. No tiene nombre. Nadie ha querido ponerle uno. Dicen que quien lo haga… la perderá
    — El tintinear de la campanilla sobre la puerta rompió la quietud del local como un suspiro de viento entre hojas dormidas. Zareth Aurelion cruzó el umbral con paso lento, casi ceremonioso, envuelto en su abrigo oscuro que parecía absorber la luz cálida del lugar. El contraste entre su presencia y el entorno era palpable: él, hijo de extremos celestiales e infernales, caminaba entre estanterías repletas de vida delicada, de colores suaves y aromas dulces. El aire estaba impregnado de lavanda, tierra húmeda y un leve rastro de incienso de sándalo, como si el tiempo allí se midiera en fragancias. Sus ojos dorados recorrieron el espacio con calma, deteniéndose en cada rincón como si leyera una historia oculta entre los pétalos. Se acercó a una mesa de madera donde descansaban orquídeas negras, sus dedos rozando apenas los bordes de una flor que parecía latir con luz propia, como si reconociera algo en él que no podía nombrar — Buenos días… Qué ramo tan peculiar el que lo acompaña. ¿Puedo ayudarlo en algo — La voz provenía de una mujer detrás del mostrador, de rostro sereno y manos manchadas de polen. Su mirada no era temerosa, pero sí cautelosa, como quien reconoce que algo extraordinario acaba de entrar. Zareth no respondió de inmediato. Su silencio era denso, como si las palabras tuvieran que abrirse paso entre siglos de pensamientos. Finalmente, su voz emergió, grave y pausada, como un eco que no pertenece del todo al presente — Busco una flor que no exista. Una que no haya sido nombrada aún — La florista ladeó la cabeza, sin apartar la mirada. No parecía burlarse, ni desconcertada. Solo curiosa. Caminó con calma hacia una estantería alta, donde descansaban macetas de cerámica pintadas a mano. Tomó una pequeña, de color azul profundo, y la colocó sobre el mostrador. En su interior, una flor de pétalos traslúcidos brillaba con una luz suave, casi respirando. Zareth se acercó, sin tocarla, solo observándola como si en ese instante el tiempo se hubiera detenido. Afuera, la ciudad seguía su curso, pero dentro de la floristería, el mundo parecía haberse detenido a escuchar — Aquí tenemos muchas que la gente olvida nombrar. Algunas florecen solo una vez al año. Otras… solo si alguien las recuerda — Zareth inclinó la cabeza, sus ojos fijos en la flor. No dijo nada más. Pero algo en su expresión cambió, como si una puerta invisible se hubiera abierto. Su voz volvió a surgir, más baja, más íntima — No busco flores para regalar. Solo… para recordar — La florista se acercó con la maceta entre las manos, ofreciéndosela sin palabras. La flor parecía temblar levemente, como si reconociera al visitante. Él no la tomó. Solo la contempló, y en ese silencio compartido, algo antiguo pareció despertar entre los tallos y las raíces. Una memoria sin nombre. Un vínculo sin tiempo — Entonces tal vez esta sea la que busca. No tiene nombre. Nadie ha querido ponerle uno. Dicen que quien lo haga… la perderá
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