• Las invitaciones a fiestas llegaron, las insinuaciones, los regalos...todo llegó puntual como otros Halloween.
    Pero este año todos y cada uno fueron rechazados.

    Sayuri se quedó en casa, no habia nada que celebrar, él estaba con ella.

    Pero....

    Él estaba y no estaba.
    ¿Qué era lo que le mantenía a él su cabeza ocupada?
    ¿Qué era eso que a él le ponia los ojos tristes y la boca seca?
    ¿Por qué parecía buscar él a alguien entre la gente?
    ¿Qué habia en el pasado de él que parecía atraerlo más que su presente y futuro?

    *¿Qué puedo esperar?
    Solo soy una mocosa sin oficio.
    Solo fui un proyecto, pero ahora, se que ya no tengo relevancia. *

    Los pensamientos de la joven se volvían oscuros.

    * No tengo nada mas que ofrecerle que todo mi amor y lealtad, pero...comprendo que eso no es suficiente. No soy suficiente. *

    Cada noche de silencio, donde era él quien llegaba tarde solo aumentaba sus pensamientos destructivos.

    Tomó pluma y papel para escribir.

    "Lamento no haber sido suficiente."
    "Lamento no tener la madurez para ayudarte."
    "Lamento no haber sabido como apoyarte."
    "Te juro por mi vida, que lo intenté. "

    Después de escribir eso, dejó las flores que habia estado cuidando, que deseaba fueran parte se su ramo en el altar.
    Asi como su anillo.

    Tomó su mochila vieja, con la ropa que ella tenia, dejando incluso su cartera con el dinero que habia estado ahorrando para ella misma pagarse su universidad.

    Ya nada de eso material importaba.

    Salió de aquella casa que deseó llamar hogar, pero que ella no había estado a la altura.
    Y comenzó a caminar.
    Dolía, lloraba y sollozaba mientras lo hacía, pero en su cabeza, la mejor opción era esa; dejar el lugar para alguien que fuera suficiente, dejar qué él encuentre a una mujer con estudios, con buena familia, que lo haga muy feliz siempre, tanto que él jamas vea hacia atrás.

    Porque Sayuri... ella nunca sería suficiente.
    Las invitaciones a fiestas llegaron, las insinuaciones, los regalos...todo llegó puntual como otros Halloween. Pero este año todos y cada uno fueron rechazados. Sayuri se quedó en casa, no habia nada que celebrar, él estaba con ella. Pero.... Él estaba y no estaba. ¿Qué era lo que le mantenía a él su cabeza ocupada? ¿Qué era eso que a él le ponia los ojos tristes y la boca seca? ¿Por qué parecía buscar él a alguien entre la gente? ¿Qué habia en el pasado de él que parecía atraerlo más que su presente y futuro? *¿Qué puedo esperar? Solo soy una mocosa sin oficio. Solo fui un proyecto, pero ahora, se que ya no tengo relevancia. * Los pensamientos de la joven se volvían oscuros. * No tengo nada mas que ofrecerle que todo mi amor y lealtad, pero...comprendo que eso no es suficiente. No soy suficiente. * Cada noche de silencio, donde era él quien llegaba tarde solo aumentaba sus pensamientos destructivos. Tomó pluma y papel para escribir. "Lamento no haber sido suficiente." "Lamento no tener la madurez para ayudarte." "Lamento no haber sabido como apoyarte." "Te juro por mi vida, que lo intenté. " Después de escribir eso, dejó las flores que habia estado cuidando, que deseaba fueran parte se su ramo en el altar. Asi como su anillo. Tomó su mochila vieja, con la ropa que ella tenia, dejando incluso su cartera con el dinero que habia estado ahorrando para ella misma pagarse su universidad. Ya nada de eso material importaba. Salió de aquella casa que deseó llamar hogar, pero que ella no había estado a la altura. Y comenzó a caminar. Dolía, lloraba y sollozaba mientras lo hacía, pero en su cabeza, la mejor opción era esa; dejar el lugar para alguien que fuera suficiente, dejar qué él encuentre a una mujer con estudios, con buena familia, que lo haga muy feliz siempre, tanto que él jamas vea hacia atrás. Porque Sayuri... ella nunca sería suficiente.
    Me entristece
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  • Su papá estaba obsesionado con el futuro de su hijo, quería vivir lo que no pudo a través de él. Le impuso reglas cruciales, crueles y sin mucho sentido, lo privó de la libertad de elegir su camino, estaba seguro que su hijo sería la próxima estrella del futbol americano por su altura y la sangre en sus venas.

    Pero Iksuki nunca disfruto esa violencia deportiva, jamás encontro satisfacción. Su padre no lo entendía y su madre, una voz silenciosa, nunca fue en contra de los deseos de su marido.

    Hasta aquel día en que Iksuki se declaro abiertamente homosexual ante sus padres, presentando a su novio (él con entonces 19 años de edad y su pareja con 32 años) uno del cual se arrepintió toda su vida.

    Azotado por una relación tóxica y narcisista quiso suicidarse. Llamado la vergüenza de la familia por su padre, sin embargo, su tía fue la única que se puso del lado de él. No solo lo impulso a seguir sus deseos, lo ayudo a encontrarse en la penumbra.

    Hoy, esta agradecido con esas lecciones de vida, con su tía y con su mayor inspiración: su viejo amigo, el único que no le importo los gustos que tenía.
    Su papá estaba obsesionado con el futuro de su hijo, quería vivir lo que no pudo a través de él. Le impuso reglas cruciales, crueles y sin mucho sentido, lo privó de la libertad de elegir su camino, estaba seguro que su hijo sería la próxima estrella del futbol americano por su altura y la sangre en sus venas. Pero Iksuki nunca disfruto esa violencia deportiva, jamás encontro satisfacción. Su padre no lo entendía y su madre, una voz silenciosa, nunca fue en contra de los deseos de su marido. Hasta aquel día en que Iksuki se declaro abiertamente homosexual ante sus padres, presentando a su novio (él con entonces 19 años de edad y su pareja con 32 años) uno del cual se arrepintió toda su vida. Azotado por una relación tóxica y narcisista quiso suicidarse. Llamado la vergüenza de la familia por su padre, sin embargo, su tía fue la única que se puso del lado de él. No solo lo impulso a seguir sus deseos, lo ayudo a encontrarse en la penumbra. Hoy, esta agradecido con esas lecciones de vida, con su tía y con su mayor inspiración: su viejo amigo, el único que no le importo los gustos que tenía.
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  • Mi esposo ha estado ocupado protegiendo la zona y todo lo que yo hago es estar durmiendo y cuidando a nuestros futuros hijos.... si tan solo tuviera alas podría movilizarme con él.
    Mi esposo ha estado ocupado protegiendo la zona y todo lo que yo hago es estar durmiendo y cuidando a nuestros futuros hijos.... si tan solo tuviera alas podría movilizarme con él.
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  • Como antes, pero después
    Fandom N/A
    Categoría Slice of Life
    ㅤ╰─► 𝑹𝒐𝒍 𝒕𝒐::
    ㅤㅤㅤㅤㅤOlivia Romero

    223 días.

    Esa era la cuenta exacta que llevaba Kazuha en una nota mental, y probablemente ya perdida entre el caos que era su mente. Doscientos veintitrés días desde que había estrellado su camioneta contra el elegante escaparate de una librería en el centro de la ciudad. Doscientos veintiuno desde que un juez, con evidente falta de imaginación, le había arrebatado su licencia de conducir por tercera vez. Doscientos diecisiete desde que había dejado abandonado el vehículo, con el capó aún humeante, en el taller mecánico.

    172 días desde que el mecánico le envió un mensaje:
    "Señora, su vehículo está listo."

    142 días desde el ultimátum, donde la resignación se tornó en un dejo de exasperación:
    "Señora, venga por su camioneta, ya está lista desde hace mas de un mes. Y págueme."

    ¿Señora? ¿SEÑORA? La palabra le había estado resonando en el cráneo durante semanas, cada sílaba un insulto a su eterna juventud y su caótico esplendor. ¿Ella? ¡¿Una señora?! Claro que aquella ofensa fue excusa suficiente para que su deuda se extendiera, pudriéndose en el olvido junto a otras facturas y advertencias sociales... hasta hoy.

    Hoy, finalmente, se había dignado a aparecer. Hoy, el aburrimiento había sido más fuerte que el orgullo.

    Tal vez fue su figura menuda, sus 1.58 metros de altura, o la mirada de absoluto desdén lo que hizo que el mecánico, quien ni siquiera la recordaba, la llamara 'Chiquilla'. Y por supuesto que la palabra también la ofendió, profundamente, pero sonaba menos a resignación y más a algo que podía aceptar. Pagó en efectivo, el origen del dinero era mejor no cuestionarlo, y recuperó las llaves.

    Ahora, una mano en el volante, un pie en el acelerador, una licencia de conducir inexistente y una responsabilidad que brillaba por su ausencia, Kazuha salió del taller. Con la otra mano, ya buscaba su móvil, los ojos saltando entre la carretera y la pantalla con una temeridad que era su sello personal. ¿Responsabilidad? Eso, si acaso, era el nombre de un plato aburrido que nunca probaría.

    : ¡Liiiiiiv!
    : -sticker de gato conduciendo-
    : Cancela todos tus planes para hoy...

    El mensaje partió. Sus dedos, ágiles e imprudentes, continuaron su danza sobre la pantalla, tejiendo una verdad a medias con la urgencia de quien teme que la razón la alcance.

    : ¡Vamos de viaje! Prepara tus cosas...
    : Nada de outfits de señorita perfecta. Vamos a... acampar, sí.

    Se le acababa de ocurrir en el mismo instante en que lo escribía, pero la idea, una vez plasmada en aquel mensaje, se convirtió en un decreto irrevocable. Ahora hablaba en serio.

    : A la intemperie. Con insectos, y esas cosas...

    Un semáforo se puso rojo frente a ella. Frenó en seco. En el silencio repentino, interrumpido solo por el ruido del motor, la duda, un monstruo raro y familiar, posó su garra en su estómago. ¿Y si Liv decía que no? ¿Y si los puentes no solo estaban rotos, sino reducidos a cenizas que ni siquiera ella podía reconstruir? El fantasma de una última pelea, de las palabras no dichas y los silencios que pesaban más que gritos, se cernió sobre ella por un segundo.

    Entonces, el semáforo cambió a verde. Un claxon furioso sonó detrás de ella. Kazuha pisó el acelerador como si estuviera aplastando la misma duda, la camioneta arrancó con una sacudida. La duda no tenía cabida en su mundo; solo la acción la tenía. Tomó el teléfono otra vez, la determinación ahogando el miedo.

    : Ya voy en camino... No puedes decir que no. Ni lo intentes.

    Mentira. Podía. ¡Claro que podía!. Liv siempre había podido ponerle un alto. Siempre había sido la única capaz de trazar una línea infranqueable. Esa era una de las razones por la que su amistad, en otro tiempo, había valido cada grieta y cada cicatriz. Pero esta vez, no iba a detenerse. Giró el volante, tomando la ruta que conducía al apartamento de Olivia. En el asiento del copiloto, una pequeña maleta contenía lo esencial para ella: un par de conjuntos deportivos, una chaqueta de cuero, y una caja de doce jugos de fruta. ¿Y lo demás? ¿Carpas, sleeping bags, comida...? Si, bueno, eso era un problema para la Kazuha del futuro, que probablemente lo resolvería en la primera tienda que encontrara en el camino, sin importar el costo o la practicidad.

    Mientras conducía, con el cristal de la ventana a medio bajar y su cabello negro flotando contra el viento por la velocidad, los pensamientos acudían a ella. ¿Cuántos años habían pasado desde la última vez que hicieron algo así? No los de calendario... sino los de verdad, los que se miden en risas compartidas que duelen en el costado, en secretos susurrados bajo las sábanas durante una pijamada, en la complicidad silenciosa de saberse entendidas sin necesidad de palabras.. Ya no serían tres, claro. Esa época había quedado atrás, enterrada bajo los escombros de un corazón roto y elecciones que aún dolían. Esta vez serían solo ellas dos. Pero en ese momento, acelerando hacia el apartamento de Olivia, o tal vez mas bien hacia un futuro incierto, sintió que ellas dos podían ser, una vez más, un universo completo.
    ㅤ╰─► 𝑹𝒐𝒍 𝒕𝒐:: ㅤㅤㅤㅤㅤ[flash_brass_tiger_817] ✦ 223 días. Esa era la cuenta exacta que llevaba Kazuha en una nota mental, y probablemente ya perdida entre el caos que era su mente. Doscientos veintitrés días desde que había estrellado su camioneta contra el elegante escaparate de una librería en el centro de la ciudad. Doscientos veintiuno desde que un juez, con evidente falta de imaginación, le había arrebatado su licencia de conducir por tercera vez. Doscientos diecisiete desde que había dejado abandonado el vehículo, con el capó aún humeante, en el taller mecánico. 172 días desde que el mecánico le envió un mensaje: "Señora, su vehículo está listo." 142 días desde el ultimátum, donde la resignación se tornó en un dejo de exasperación: "Señora, venga por su camioneta, ya está lista desde hace mas de un mes. Y págueme." ¿Señora? ¿SEÑORA? La palabra le había estado resonando en el cráneo durante semanas, cada sílaba un insulto a su eterna juventud y su caótico esplendor. ¿Ella? ¡¿Una señora?! Claro que aquella ofensa fue excusa suficiente para que su deuda se extendiera, pudriéndose en el olvido junto a otras facturas y advertencias sociales... hasta hoy. Hoy, finalmente, se había dignado a aparecer. Hoy, el aburrimiento había sido más fuerte que el orgullo. Tal vez fue su figura menuda, sus 1.58 metros de altura, o la mirada de absoluto desdén lo que hizo que el mecánico, quien ni siquiera la recordaba, la llamara 'Chiquilla'. Y por supuesto que la palabra también la ofendió, profundamente, pero sonaba menos a resignación y más a algo que podía aceptar. Pagó en efectivo, el origen del dinero era mejor no cuestionarlo, y recuperó las llaves. Ahora, una mano en el volante, un pie en el acelerador, una licencia de conducir inexistente y una responsabilidad que brillaba por su ausencia, Kazuha salió del taller. Con la otra mano, ya buscaba su móvil, los ojos saltando entre la carretera y la pantalla con una temeridad que era su sello personal. ¿Responsabilidad? Eso, si acaso, era el nombre de un plato aburrido que nunca probaría. 📱💬: ¡Liiiiiiv! 📱💬: -sticker de gato conduciendo- 📱💬: Cancela todos tus planes para hoy... El mensaje partió. Sus dedos, ágiles e imprudentes, continuaron su danza sobre la pantalla, tejiendo una verdad a medias con la urgencia de quien teme que la razón la alcance. 📱💬: ¡Vamos de viaje! Prepara tus cosas... 📱💬: Nada de outfits de señorita perfecta. Vamos a... acampar, sí. Se le acababa de ocurrir en el mismo instante en que lo escribía, pero la idea, una vez plasmada en aquel mensaje, se convirtió en un decreto irrevocable. Ahora hablaba en serio. 📱💬: A la intemperie. Con insectos, y esas cosas... Un semáforo se puso rojo frente a ella. Frenó en seco. En el silencio repentino, interrumpido solo por el ruido del motor, la duda, un monstruo raro y familiar, posó su garra en su estómago. ¿Y si Liv decía que no? ¿Y si los puentes no solo estaban rotos, sino reducidos a cenizas que ni siquiera ella podía reconstruir? El fantasma de una última pelea, de las palabras no dichas y los silencios que pesaban más que gritos, se cernió sobre ella por un segundo. Entonces, el semáforo cambió a verde. Un claxon furioso sonó detrás de ella. Kazuha pisó el acelerador como si estuviera aplastando la misma duda, la camioneta arrancó con una sacudida. La duda no tenía cabida en su mundo; solo la acción la tenía. Tomó el teléfono otra vez, la determinación ahogando el miedo. 📱💬: Ya voy en camino... No puedes decir que no. Ni lo intentes. Mentira. Podía. ¡Claro que podía!. Liv siempre había podido ponerle un alto. Siempre había sido la única capaz de trazar una línea infranqueable. Esa era una de las razones por la que su amistad, en otro tiempo, había valido cada grieta y cada cicatriz. Pero esta vez, no iba a detenerse. Giró el volante, tomando la ruta que conducía al apartamento de Olivia. En el asiento del copiloto, una pequeña maleta contenía lo esencial para ella: un par de conjuntos deportivos, una chaqueta de cuero, y una caja de doce jugos de fruta. ¿Y lo demás? ¿Carpas, sleeping bags, comida...? Si, bueno, eso era un problema para la Kazuha del futuro, que probablemente lo resolvería en la primera tienda que encontrara en el camino, sin importar el costo o la practicidad. Mientras conducía, con el cristal de la ventana a medio bajar y su cabello negro flotando contra el viento por la velocidad, los pensamientos acudían a ella. ¿Cuántos años habían pasado desde la última vez que hicieron algo así? No los de calendario... sino los de verdad, los que se miden en risas compartidas que duelen en el costado, en secretos susurrados bajo las sábanas durante una pijamada, en la complicidad silenciosa de saberse entendidas sin necesidad de palabras.. Ya no serían tres, claro. Esa época había quedado atrás, enterrada bajo los escombros de un corazón roto y elecciones que aún dolían. Esta vez serían solo ellas dos. Pero en ese momento, acelerando hacia el apartamento de Olivia, o tal vez mas bien hacia un futuro incierto, sintió que ellas dos podían ser, una vez más, un universo completo.
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  • Gracias! Muchas gracias a todo aquel y aquella que me mando felicitaciones por mi reciente cumpleaños!!! Me hicieron muy feliz!

    Solo por eso pueden pasar conmigo a una lectura de mano totalmente GRATIS!!! (Estoy en proceso de perfeccionar mi técnica, tú puedes ser uno de mis primeros sujetos de prue- digo-cliente cliente!! ) Así que si quieres ver lo que te depara el futuro y cuanto fracaso habrá en tu vida, ven conmigo! Y dame la mano!!

    | Aquí el user: GRACIAS!!!!!! AHHH EXTRAÑO ENTRAR Y ROLEAR Y SUS MENSAJES Y REGALOS ME DIERON MUCHAS MAS GANAS DE HACERLO. Ansío tener tiempo ya para entrar y hacer mucho rol, que esto lo tengo en pausa, más no totalmente abandonado. Gracias por sus mensajes a mi personaje a pesar de mi ausencia!! Espero verlos pronto. T_T |
    Gracias! Muchas gracias a todo aquel y aquella que me mando felicitaciones por mi reciente cumpleaños!!! Me hicieron muy feliz! Solo por eso pueden pasar conmigo a una lectura de mano totalmente GRATIS!!! (Estoy en proceso de perfeccionar mi técnica, tú puedes ser uno de mis primeros sujetos de prue- digo-cliente cliente!! 😄) Así que si quieres ver lo que te depara el futuro y cuanto fracaso habrá en tu vida, ven conmigo! Y dame la mano!! | Aquí el user: GRACIAS!!!!!! AHHH EXTRAÑO ENTRAR Y ROLEAR Y SUS MENSAJES Y REGALOS ME DIERON MUCHAS MAS GANAS DE HACERLO. Ansío tener tiempo ya para entrar y hacer mucho rol, que esto lo tengo en pausa, más no totalmente abandonado. Gracias por sus mensajes a mi personaje a pesar de mi ausencia!! Espero verlos pronto. T_T | :STK-11:
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  • Los días finales del mes se acercaban, eso quería decir que Jean, la Maestra Intendente iba a estar más ocupada que los días anteriores.

    Desde temprano se encontraba en su oficina revisando, analizando y firmando documentos, aprobando solicitudes, rechazando otras, los reportes de los caballeros asignando los nuevos reportes para los días siguientes cubriendo las actividades de los futuros turnos, y como fin de mes, el pago de las Moras a sus caballeros.

    -Kaeya...aunque ni debería pagarle... -dice frunciendo ligeramente las cejas con una molestia cómica, aunque lo decía sabía que no lo decía en serio-...Esto es para que le pague a los caballeros que tiene bajo su mando...Eula...va un extra para ella...aquí también está el pago para los caballeros que lidera...Amber...La mesada de Klee.... El salario de Lisa....

    Mientras seguía contando y enumerando sus ojos se iban cerrando haciéndola cabecear de vez en cuando hasta que su cuerpo triunfó sobre ella, quedó dormida sobre su escritorio escondiendo el rostro entre sus brazos, ya era de noche.
    Los días finales del mes se acercaban, eso quería decir que Jean, la Maestra Intendente iba a estar más ocupada que los días anteriores. Desde temprano se encontraba en su oficina revisando, analizando y firmando documentos, aprobando solicitudes, rechazando otras, los reportes de los caballeros asignando los nuevos reportes para los días siguientes cubriendo las actividades de los futuros turnos, y como fin de mes, el pago de las Moras a sus caballeros. -Kaeya...aunque ni debería pagarle... -dice frunciendo ligeramente las cejas con una molestia cómica, aunque lo decía sabía que no lo decía en serio-...Esto es para que le pague a los caballeros que tiene bajo su mando...Eula...va un extra para ella...aquí también está el pago para los caballeros que lidera...Amber...La mesada de Klee.... El salario de Lisa.... Mientras seguía contando y enumerando sus ojos se iban cerrando haciéndola cabecear de vez en cuando hasta que su cuerpo triunfó sobre ella, quedó dormida sobre su escritorio escondiendo el rostro entre sus brazos, ya era de noche.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Owen, tras ciertos acontecimientos, se la pasó viajando por el tiempo con el DeLorean de "Regreso al Futuro", conducido por Marty McFly, ya que él no tiene ni idea.

    Mientras decidían a qué época viajar, a Owen se le ocurrió enseñar a Marty un dibujo que había hecho de Rei Arakawa , su compañero.

    M: "¿Tenía cuernos?"

    O: "No, pero es medio Oni así que se me ocurrió ponerle unos..."

    M: "¿Medio qué?"

    O: "Como un demonio, tendrías que ver cuando se transforma, seguro que te asombras más que con cualquier invento del señor Brown."

    M: "Lo dudo, Doc es un científico loco en toda regla... ¿Y la espada esa?"

    O: "Es una Katana, la maneja que no veas, normal ha estado vivo como tropecientos años, desde la era... ¿Heian? Soy malo para la historia."

    M: "Yo creo que me estás tomando el pelo."

    O: "Piensa lo que quieras, un día te lo presento si quieres."

    M: "Vale pero que no se suba al DeLorean, como se transforme en el Ono ese o lo que sea y me lo destroce te enteras."

    O: "Oni."

    M: "Lo que sea."
    Owen, tras ciertos acontecimientos, se la pasó viajando por el tiempo con el DeLorean de "Regreso al Futuro", conducido por Marty McFly, ya que él no tiene ni idea. Mientras decidían a qué época viajar, a Owen se le ocurrió enseñar a Marty un dibujo que había hecho de [Oni_Deker_Red_22] , su compañero. M: "¿Tenía cuernos?" O: "No, pero es medio Oni así que se me ocurrió ponerle unos..." M: "¿Medio qué?" O: "Como un demonio, tendrías que ver cuando se transforma, seguro que te asombras más que con cualquier invento del señor Brown." M: "Lo dudo, Doc es un científico loco en toda regla... ¿Y la espada esa?" O: "Es una Katana, la maneja que no veas, normal ha estado vivo como tropecientos años, desde la era... ¿Heian? Soy malo para la historia." M: "Yo creo que me estás tomando el pelo." O: "Piensa lo que quieras, un día te lo presento si quieres." M: "Vale pero que no se suba al DeLorean, como se transforme en el Ono ese o lo que sea y me lo destroce te enteras." O: "Oni." M: "Lo que sea."
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  • La zorra dio a luz a sus cachorros, fuertes y sanos. Sus pelajes, de un naranja con vetas rojas de fuego, reflejaban los colores mismos de la tierra.

    Pero aún faltaba uno más… Este se resistía a salir, y parecía que aquello tendría un triste final.

    Inari, testigo de la escena, descendió de los cielos bajando por una escalera dorada que aparecía y se desvanecía con cada paso. Sin importar la suciedad del suelo —incluidos los desechos del nacimiento—, la diosa se arrodilló a su lado.

    Acarició a la exhausta zorra, desde la cabeza hasta el vientre aún abultado. El animal la miró con súplica en los ojos, como si comprendiera por instinto quién era aquella presencia divina.

    —Te concederé la gracia de la vida. Bendeciré a tu hijo, con la condición de que también será mío. Será reclamado, su futuro sellado, su cometido sagrado —dijo la diosa con una voz que sonaba como un eco lejano.

    Su mano se iluminó, posándose sobre el vientre de la madre. Entonces, las fuerzas que le faltaban a la zorra regresaron, como el agua que el desierto reclama.

    El último de sus hijos nació. Era más pequeño, más frágil. Y su pelaje… el blanco plateado de este rivalizaba con el brillo de la luna llena de aquella noche. Su madre lamió su rostro, y él abrió los ojos: azules, como el zafiro; intensos, profundos. Aquella mirada evocaba que se trataba de algo sagrado.

    El kami Inari se desvaneció en un suspiro, como si el aire mismo se hubiera contenido en su presencia. El sonido nocturno regresó junto con la oscuridad, pero aquellos ojos azules tenían brillo propio: dos diminutos faros que guiaban en la noche.
    La zorra dio a luz a sus cachorros, fuertes y sanos. Sus pelajes, de un naranja con vetas rojas de fuego, reflejaban los colores mismos de la tierra. Pero aún faltaba uno más… Este se resistía a salir, y parecía que aquello tendría un triste final. Inari, testigo de la escena, descendió de los cielos bajando por una escalera dorada que aparecía y se desvanecía con cada paso. Sin importar la suciedad del suelo —incluidos los desechos del nacimiento—, la diosa se arrodilló a su lado. Acarició a la exhausta zorra, desde la cabeza hasta el vientre aún abultado. El animal la miró con súplica en los ojos, como si comprendiera por instinto quién era aquella presencia divina. —Te concederé la gracia de la vida. Bendeciré a tu hijo, con la condición de que también será mío. Será reclamado, su futuro sellado, su cometido sagrado —dijo la diosa con una voz que sonaba como un eco lejano. Su mano se iluminó, posándose sobre el vientre de la madre. Entonces, las fuerzas que le faltaban a la zorra regresaron, como el agua que el desierto reclama. El último de sus hijos nació. Era más pequeño, más frágil. Y su pelaje… el blanco plateado de este rivalizaba con el brillo de la luna llena de aquella noche. Su madre lamió su rostro, y él abrió los ojos: azules, como el zafiro; intensos, profundos. Aquella mirada evocaba que se trataba de algo sagrado. El kami Inari se desvaneció en un suspiro, como si el aire mismo se hubiera contenido en su presencia. El sonido nocturno regresó junto con la oscuridad, pero aquellos ojos azules tenían brillo propio: dos diminutos faros que guiaban en la noche.
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  • El sueño y el desenlace depende de cada vivencia. Bondad o maldad, lo definen sus deseos.

    Podré ser el ser que ustedes necesitan hasta el fin, cuánto reclamen su cuerpo y sean polvo de estrellas, yo los guiare.

    Podré ser, el que evoque una catástrofe y los obligue a compartir la celda, sin futuro pertinente.


    El sueño y el desenlace depende de cada vivencia. Bondad o maldad, lo definen sus deseos. Podré ser el ser que ustedes necesitan hasta el fin, cuánto reclamen su cuerpo y sean polvo de estrellas, yo los guiare. Podré ser, el que evoque una catástrofe y los obligue a compartir la celda, sin futuro pertinente.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    —ACLARACIONES—

    → Personaje Unishipp, por comodidad y porque me gusta la exclusividad y que mis personajes llegue a compartir lindos momentos que solo sea con una persona, me gustan las cosas de a dos

    → Es un personaje que quizás a futuro lo use también en 3D

    → Ya sea amistades o familia esta abierto, quiero que tenga amigos (Aunque soy muy colgado y a veces no llego a responder pero quiero que mi personaje tenga vida social)

    → Todo aquel que sea también de mitología griega o dioses es aceptado, me interesaría ahí unas buenas tramas que involucren a mi niño que tiene relación con todo ese mundo

    → Estos días quizás no llegue a responder tanto porque estaré ocupado, espero que haya comprensión y paciencia

    Eso es todo, con la extensión de rol (líneas) no tengo problemas, me acoplo, puedo llegar a hacer biblias si el otro rol llega a tales medidas, que tengan una agradable noche
    —ACLARACIONES— → Personaje Unishipp, por comodidad y porque me gusta la exclusividad y que mis personajes llegue a compartir lindos momentos que solo sea con una persona, me gustan las cosas de a dos → Es un personaje que quizás a futuro lo use también en 3D → Ya sea amistades o familia esta abierto, quiero que tenga amigos (Aunque soy muy colgado y a veces no llego a responder pero quiero que mi personaje tenga vida social) → Todo aquel que sea también de mitología griega o dioses es aceptado, me interesaría ahí unas buenas tramas que involucren a mi niño que tiene relación con todo ese mundo → Estos días quizás no llegue a responder tanto porque estaré ocupado, espero que haya comprensión y paciencia Eso es todo, con la extensión de rol (líneas) no tengo problemas, me acoplo, puedo llegar a hacer biblias si el otro rol llega a tales medidas, que tengan una agradable noche
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