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    ⋆. 𐙚 ˚LEER ANTES DE ROLEAR CONMIGO!

    ⋆˚࿔ Esto no lo hago de mala ni nada , solo después de tantos años tengo mis preferencias y se que NO me gusta y no lo voy a soportar.

    ⋆˚࿔ Aviso también que tengo una fuerte dislexia asi que aun que algunas veces trato de fijarme con cuidado no tener faltas una que otra se me pasa

    ִֶָ. ..𓂃 ࣪ ִֶָ🪽་༘࿐
    NO
    ۶ৎ No hago solo rol NSFW de una necesito mínimo una charla algo sino es aburrido..
    ۶ৎ No hago rol personajes 3D
    ۶ৎ No hago rol furry
    ۶ৎ No hago rol NSFW con kinks raros como de pies , etc (siempre antes de agregar un kink diganme)
    ۶ৎ No roleo con menores de 18 años.

    SI
    ۶ৎ Hago starters , aun que también empiezo con roles improvisados aun que no son mis favoritos.
    ۶ৎ Puedo hacer rol con personajes existentes o oc pero prefiero mil veces mas oc asi que tienen preferencia
    ۶ৎ No soy ni mulitship ni uniship , ya que puede ser que en algun momento si los dos estamos de acuerdo es uniship sino es mulitship.
    . ..𓂃 ࣪ ִֶָ🪽་༘࿐

    Cosa básica por favor miren mi ficha!! Así sabes la información básica de mi personaje, si tienen dudas díganme. ⸜(。˃ ᵕ ˂ )⸝❤︎

    Creo que dije todo probablemente esto se modifique en fin besos ദ്ദി(˵ •̀ ᴗ - ˵ ) ✧
    ⋆. 𐙚 ˚LEER ANTES DE ROLEAR CONMIGO! 📌 ⋆˚࿔ Esto no lo hago de mala ni nada , solo después de tantos años tengo mis preferencias y se que NO me gusta y no lo voy a soportar. ⋆˚࿔ Aviso también que tengo una fuerte dislexia asi que aun que algunas veces trato de fijarme con cuidado no tener faltas una que otra se me pasa ִֶָ. ..𓂃 ࣪ ִֶָ🪽་༘࿐ NO ۶ৎ No hago solo rol NSFW de una necesito mínimo una charla algo sino es aburrido.. ۶ৎ No hago rol personajes 3D ۶ৎ No hago rol furry ۶ৎ No hago rol NSFW con kinks raros como de pies , etc (siempre antes de agregar un kink diganme) ۶ৎ No roleo con menores de 18 años. SI ۶ৎ Hago starters , aun que también empiezo con roles improvisados aun que no son mis favoritos. ۶ৎ Puedo hacer rol con personajes existentes o oc pero prefiero mil veces mas oc asi que tienen preferencia ۶ৎ No soy ni mulitship ni uniship , ya que puede ser que en algun momento si los dos estamos de acuerdo es uniship sino es mulitship. . ..𓂃 ࣪ ִֶָ🪽་༘࿐ Cosa básica por favor miren mi ficha!! Así sabes la información básica de mi personaje, si tienen dudas díganme. ⸜(。˃ ᵕ ˂ )⸝❤︎ Creo que dije todo probablemente esto se modifique en fin besos ദ്ദി(˵ •̀ ᴗ - ˵ ) ✧
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  • LA LUNA EXIGE FUEGO
    Fandom One Piece, libre
    Categoría Terror
    PORTGAS D. ACE

    *El campo era el infierno, pero no por mi voluntad, sino por la maldición que brotaba de mi piel. Cada uno de los enemigos cercanos se reducía a cenizas, y aunque eso podía celebrarse, yo no podía hacerlo.*

    *La luna llena colgaba como un ojo blanco sobre el caos, y su luz parecía clavarse en mi espalda, en mi pecho, en mis huesos, atravesándome dolorosamente, dejándome de rodillas, jadeando. Mis manos ya no eran mías. Ni siquiera eran humanas. Con ellas me aferraba al suelo, dejando marcas ardientes sobre la piedra. Las garras crecían, los colmillos se asomaban, y mi voz se quebraba entre rugidos y gritos.*

    —¡No ahora!

    *Un gruñido reemplazaba mi voz, mientras mi sombra se alargaba y se deformaba.
    Los soldados enemigos retrocedieron, no por miedo al fuego, sino por lo que veían emerger de él, de mí: un lobo envuelto en llamas, con ojos como carbones vivos y una furia que no distinguía aliados de amenazas.*

    —Aaaah!! Ggggghhh!!!

    *Pero aún resistía. Me aferraba a mi nombre, a mi memoria, a la promesa que había hecho bajo un cielo más amable, más natural, fuera de esta isla. Viviremos sin arrepentimientos, y seremos más libres que nadie...*

    *Cada latido era una batalla. Cada llama, una advertencia. Temblores incontrolables sacudían mi ser.
    Y entonces, en medio del estruendo, se alzó. Mitad hombre, mitad bestia, completamente fuego.
    No para destruir.
    Sino para proteger los secretos que se ocultaban en este lugar.*

    —Grrrrrrrrrr!!! GRRRRRR!!!

    *Las historias que escuché al fijar el rumbo hacia acá eran ciertas. En esta isla el aire está enrarecido, y la luna tiene un efecto maldito sobre aquellos a los que baña con su luz cuando mira en lo alto sin parpadear.
    La luna exige fuego, exige sangre enemiga, exige, reclama la fuerza de aquellos que doblega a su voluntad para proteger el tesoro que se guarda celosamente en algún lugar de esta isla...*

    —WAAAAAAUUUUUUUUUUU!!!!

    *Eché la cabeza atrás, ofrendando mi garganta a la luna, y un aullido animal cimbró el aire. Ya no era tan sólo un hombre que podía usar el fuego. Ahora era un licántropo...
    ¿Cuándo hubiera imaginado que mi deseo sería mi maldición?
    La pregunta de aquel anciano vagabundo al desembarcar en esta isla me había parecido extraña. Pero respondí con sinceridad. Si pudiera elegir alguna criatura de oscuridad que me gustaría ser, yo había escogido el hombre lobo. ¿Pero volverme uno así como así?
    Tenía que liberarme... Así que continuaba con esa lucha interior, aferrándome a la humanidad que aún conservaba, la cual se extinguía lenta, pero implacablemente.*

    "Debo volver al mar..."

    *Fue lo que quise decir. Pero en lugar de eso los rugidos completamente ininteligibles de una bestia sustituyeron mi voz...*
    PORTGAS D. ACE *El campo era el infierno, pero no por mi voluntad, sino por la maldición que brotaba de mi piel. Cada uno de los enemigos cercanos se reducía a cenizas, y aunque eso podía celebrarse, yo no podía hacerlo.* *La luna llena colgaba como un ojo blanco sobre el caos, y su luz parecía clavarse en mi espalda, en mi pecho, en mis huesos, atravesándome dolorosamente, dejándome de rodillas, jadeando. Mis manos ya no eran mías. Ni siquiera eran humanas. Con ellas me aferraba al suelo, dejando marcas ardientes sobre la piedra. Las garras crecían, los colmillos se asomaban, y mi voz se quebraba entre rugidos y gritos.* —¡No ahora! *Un gruñido reemplazaba mi voz, mientras mi sombra se alargaba y se deformaba. Los soldados enemigos retrocedieron, no por miedo al fuego, sino por lo que veían emerger de él, de mí: un lobo envuelto en llamas, con ojos como carbones vivos y una furia que no distinguía aliados de amenazas.* —Aaaah!! Ggggghhh!!! *Pero aún resistía. Me aferraba a mi nombre, a mi memoria, a la promesa que había hecho bajo un cielo más amable, más natural, fuera de esta isla. Viviremos sin arrepentimientos, y seremos más libres que nadie...* *Cada latido era una batalla. Cada llama, una advertencia. Temblores incontrolables sacudían mi ser. Y entonces, en medio del estruendo, se alzó. Mitad hombre, mitad bestia, completamente fuego. No para destruir. Sino para proteger los secretos que se ocultaban en este lugar.* —Grrrrrrrrrr!!! GRRRRRR!!! *Las historias que escuché al fijar el rumbo hacia acá eran ciertas. En esta isla el aire está enrarecido, y la luna tiene un efecto maldito sobre aquellos a los que baña con su luz cuando mira en lo alto sin parpadear. La luna exige fuego, exige sangre enemiga, exige, reclama la fuerza de aquellos que doblega a su voluntad para proteger el tesoro que se guarda celosamente en algún lugar de esta isla...* —WAAAAAAUUUUUUUUUUU!!!! *Eché la cabeza atrás, ofrendando mi garganta a la luna, y un aullido animal cimbró el aire. Ya no era tan sólo un hombre que podía usar el fuego. Ahora era un licántropo... ¿Cuándo hubiera imaginado que mi deseo sería mi maldición? La pregunta de aquel anciano vagabundo al desembarcar en esta isla me había parecido extraña. Pero respondí con sinceridad. Si pudiera elegir alguna criatura de oscuridad que me gustaría ser, yo había escogido el hombre lobo. ¿Pero volverme uno así como así? Tenía que liberarme... Así que continuaba con esa lucha interior, aferrándome a la humanidad que aún conservaba, la cual se extinguía lenta, pero implacablemente.* "Debo volver al mar..." *Fue lo que quise decir. Pero en lugar de eso los rugidos completamente ininteligibles de una bestia sustituyeron mi voz...*
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  • El Eco del Frío Acero
    Fandom OC
    Categoría Original
    La oficina de Alaric Sterling era un santuario de mármol y acero pulido, un reflejo gélido de la determinación de su dueño. Los rascacielos de Seúl se extendían ante él, un lienzo de luces que no lograban calentar la frialdad que se había instalado en su pecho. Hacía unas semanas que él se había ido. Ni una nota, ni una llamada, solo el silencio ensordecedor que había dejado un vacío punzante. El CEO, el líder de la mafia, el Alfa Puro que lo tenía todo, se encontró de rodillas ante la huida de una sola persona.

    Pero Alaric Sterling no se permitía la debilidad. El dolor no era un lujo. Era un catalizador.

    Desde entonces, el trabajo se había convertido en su única amante, su única venganza. Cada negociación era más brutal, cada acuerdo más deshonesto. Su traje de tres piezas, impecable y caro, era una armadura. Su mirada, antes capaz de derretir el hielo, ahora era de acero forjado. Su aroma a sándalo y whisky se había vuelto más denso, más opresivo, anunciando su autoridad y su ira contenida.

    La voz de su asistente, una Beta eficiente y temerosa, lo sacó de sus pensamientos. "Señor Sterling, los hombres de los Kang están aquí. La reunión de las nueve."

    Alaric giró su silla de cuero negro, revelando una expresión que helaría la sangre de cualquiera. "Que pasen."

    No eran negociaciones, eran ejecuciones.

    Dos figuras entraron, hombres duros con rostros curtidos por años de servicio a los Kang, una familia rival que había osado cuestionar su autoridad en el puerto de Busan. Los Kang habían intentado desviar un envío, un cargamento de algo más que simple mercancía. Era un insulto.

    "Señor Sterling," dijo el primero, un Alfa corpulento con cicatrices, su voz forzadamente respetuosa. "Hemos venido a negociar el retraso del último cargamento."

    Alaric se puso de pie, su altura imponente empequeñeciendo a ambos. La oscuridad que lo había habitado desde el abandono se derramó en la habitación, un aura palpable de amenaza. No había necesidad de gritar. Su presencia lo decía todo.

    "¿Negociar?" La palabra salió de sus labios con la frialdad de una navaja. "Los Kang sabían las reglas. Un cargamento retrasado es un cargamento robado. Un robo es una afrenta."

    El segundo hombre, más joven y nervioso, intentó intervenir. "Hubo un malentendido, señor. Podríamos compensarle, doble, incluso el triple..."

    Alaric dio un paso al frente. Sus ojos, oscuros como el abismo, se fijaron en el Alfa corpulento. La mano de Alaric se levantó, no para golpear, sino para señalar la ventana que mostraba la ciudad.

    "¿Ven esas luces?" Su voz era un susurro mortal. "Cada una representa un dólar que he invertido, una vida que he arruinado, un obstáculo que he destruido para llegar a donde estoy."

    De repente, el Alfa corpulento cayó de rodillas, sin aliento, su rostro pálido. La presión invisible que Alaric ejercía era tan poderosa que el aire se volvió un muro. No era un ataque físico, era la manifestación pura de su dominio Alpha, intensificado por su ira.

    "Me deben. Y no me pagarán con dinero." Alaric miró al segundo hombre, que ahora temblaba incontrolablemente. "El mensaje es simple: la lealtad se paga con lealtad. La traición, con sangre."

    Los guardias de Alaric, figuras silenciosas y letales, entraron en la habitación. No hubo forcejeos, solo el sonido apagado de dos cuerpos siendo arrastrados fuera de la vista. La oficina quedó en silencio, con el aire aún cargado del aroma a miedo y la implacable presencia de Alaric.

    Volvió a su silla, el rostro inexpresivo. La ventana de su oficina reflejaba su soledad, la fría determinación de un hombre que había perdido la única calidez en su vida y ahora solo abrazaba el poder y la venganza. El eco del acero, el de las cadenas invisibles que ataban a sus enemigos, era el único sonido que podía calmar su corazón herido.
    La oficina de Alaric Sterling era un santuario de mármol y acero pulido, un reflejo gélido de la determinación de su dueño. Los rascacielos de Seúl se extendían ante él, un lienzo de luces que no lograban calentar la frialdad que se había instalado en su pecho. Hacía unas semanas que él se había ido. Ni una nota, ni una llamada, solo el silencio ensordecedor que había dejado un vacío punzante. El CEO, el líder de la mafia, el Alfa Puro que lo tenía todo, se encontró de rodillas ante la huida de una sola persona. Pero Alaric Sterling no se permitía la debilidad. El dolor no era un lujo. Era un catalizador. Desde entonces, el trabajo se había convertido en su única amante, su única venganza. Cada negociación era más brutal, cada acuerdo más deshonesto. Su traje de tres piezas, impecable y caro, era una armadura. Su mirada, antes capaz de derretir el hielo, ahora era de acero forjado. Su aroma a sándalo y whisky se había vuelto más denso, más opresivo, anunciando su autoridad y su ira contenida. La voz de su asistente, una Beta eficiente y temerosa, lo sacó de sus pensamientos. "Señor Sterling, los hombres de los Kang están aquí. La reunión de las nueve." Alaric giró su silla de cuero negro, revelando una expresión que helaría la sangre de cualquiera. "Que pasen." No eran negociaciones, eran ejecuciones. Dos figuras entraron, hombres duros con rostros curtidos por años de servicio a los Kang, una familia rival que había osado cuestionar su autoridad en el puerto de Busan. Los Kang habían intentado desviar un envío, un cargamento de algo más que simple mercancía. Era un insulto. "Señor Sterling," dijo el primero, un Alfa corpulento con cicatrices, su voz forzadamente respetuosa. "Hemos venido a negociar el retraso del último cargamento." Alaric se puso de pie, su altura imponente empequeñeciendo a ambos. La oscuridad que lo había habitado desde el abandono se derramó en la habitación, un aura palpable de amenaza. No había necesidad de gritar. Su presencia lo decía todo. "¿Negociar?" La palabra salió de sus labios con la frialdad de una navaja. "Los Kang sabían las reglas. Un cargamento retrasado es un cargamento robado. Un robo es una afrenta." El segundo hombre, más joven y nervioso, intentó intervenir. "Hubo un malentendido, señor. Podríamos compensarle, doble, incluso el triple..." Alaric dio un paso al frente. Sus ojos, oscuros como el abismo, se fijaron en el Alfa corpulento. La mano de Alaric se levantó, no para golpear, sino para señalar la ventana que mostraba la ciudad. "¿Ven esas luces?" Su voz era un susurro mortal. "Cada una representa un dólar que he invertido, una vida que he arruinado, un obstáculo que he destruido para llegar a donde estoy." De repente, el Alfa corpulento cayó de rodillas, sin aliento, su rostro pálido. La presión invisible que Alaric ejercía era tan poderosa que el aire se volvió un muro. No era un ataque físico, era la manifestación pura de su dominio Alpha, intensificado por su ira. "Me deben. Y no me pagarán con dinero." Alaric miró al segundo hombre, que ahora temblaba incontrolablemente. "El mensaje es simple: la lealtad se paga con lealtad. La traición, con sangre." Los guardias de Alaric, figuras silenciosas y letales, entraron en la habitación. No hubo forcejeos, solo el sonido apagado de dos cuerpos siendo arrastrados fuera de la vista. La oficina quedó en silencio, con el aire aún cargado del aroma a miedo y la implacable presencia de Alaric. Volvió a su silla, el rostro inexpresivo. La ventana de su oficina reflejaba su soledad, la fría determinación de un hombre que había perdido la única calidez en su vida y ahora solo abrazaba el poder y la venganza. El eco del acero, el de las cadenas invisibles que ataban a sus enemigos, era el único sonido que podía calmar su corazón herido.
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  • La mansión se encontraba envuelta en un silencio que solo el crujir de la leña en la chimenea lograba interrumpir. Afuera, la nieve cubría el jardín como un manto de plata, pero dentro del invernadero anexo al ala este, el aire era cálido, impregnado con el aroma de hierbas y flores que sobrevivían al frío gracias a la magia sutil que lo protegía.

    Lysander estaba de pie junto al ventanal, la luz de la luna resbalando sobre su cabello oscuro, haciéndolo parecer un reflejo vivo de la noche. Entre sus manos, Yuki, su pequeño conejo blanco, se acomodaba tranquilo, con las orejas temblando levemente al contacto de la brisa que se filtraba.

    —Curioso… —murmuró con voz grave pero apacible—. El invierno debería sentirse como un peso, y sin embargo… esta noche arde como el verano.

    Un movimiento apenas perceptible recorrió su piel, y desde su hombro se deslizó una silueta etérea: Nerezza, la serpiente blanca, emergiendo como un susurro de otro plano. Sus ojos perlados se fijaron en él, brillando con sabiduría silenciosa mientras se enroscaba con suavidad alrededor de su brazo.

    —¿Lo sientes también? —preguntó Lysander, sin apartar la vista de la luna—. Como si esta calma escondiera algo más… algo que me observa.

    Nerezza siseó suavemente, como una respuesta ambigua entre advertencia y compañía. En ese instante, Lysander sonrió apenas, acariciando el pelaje de Yuki con un gesto distraído. El invierno afuera era implacable, pero en esa cálida noche, entre magia, compañía y presentimientos, la verdadera quietud parecía imposible de alcanzar.
    La mansión se encontraba envuelta en un silencio que solo el crujir de la leña en la chimenea lograba interrumpir. Afuera, la nieve cubría el jardín como un manto de plata, pero dentro del invernadero anexo al ala este, el aire era cálido, impregnado con el aroma de hierbas y flores que sobrevivían al frío gracias a la magia sutil que lo protegía. Lysander estaba de pie junto al ventanal, la luz de la luna resbalando sobre su cabello oscuro, haciéndolo parecer un reflejo vivo de la noche. Entre sus manos, Yuki, su pequeño conejo blanco, se acomodaba tranquilo, con las orejas temblando levemente al contacto de la brisa que se filtraba. —Curioso… —murmuró con voz grave pero apacible—. El invierno debería sentirse como un peso, y sin embargo… esta noche arde como el verano. Un movimiento apenas perceptible recorrió su piel, y desde su hombro se deslizó una silueta etérea: Nerezza, la serpiente blanca, emergiendo como un susurro de otro plano. Sus ojos perlados se fijaron en él, brillando con sabiduría silenciosa mientras se enroscaba con suavidad alrededor de su brazo. —¿Lo sientes también? —preguntó Lysander, sin apartar la vista de la luna—. Como si esta calma escondiera algo más… algo que me observa. Nerezza siseó suavemente, como una respuesta ambigua entre advertencia y compañía. En ese instante, Lysander sonrió apenas, acariciando el pelaje de Yuki con un gesto distraído. El invierno afuera era implacable, pero en esa cálida noche, entre magia, compañía y presentimientos, la verdadera quietud parecía imposible de alcanzar.
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  • La ciudad vibraba bajo un cielo que nunca descansaba: neón, faroles parpadeantes y la constante marea de sonidos humanos llenaban el aire con un ritmo extraño para alguien acostumbrada al silencio eterno de su mansión. Yūrei Veyrith caminaba entre la multitud, pero sus pasos eran apenas un susurro, como si la tierra misma la reconociera y la dejara pasar. Sus ojos plateados recorrían cada detalle: escaparates iluminados, callejones oscuros, los reflejos del asfalto mojado que parecía contener un mundo paralelo en cada charco.

    Un aroma desconocido la detuvo: una mezcla de especias, dulzor y calor que despertó una curiosidad que hacía siglos no sentía. Siguiendo el olor, llegó a un pequeño puesto callejero donde un humano apresurado servía comida. Yūrei se inclinó ligeramente, observando cómo el vapor ascendía en espirales casi mágicas. Sus dedos rozaron la superficie de la mesa, y por un instante, se permitió sonreír ante la simpleza de la vida humana, que para ella era un misterio tan fascinante como cualquier otro plano de existencia.

    De repente, un grito cortó el murmullo de la ciudad: un hombre corría, perseguido por algo que Yūrei percibió antes de que la mayoría pudiera notar. Una sombra amorfa con ojos rojos brillantes se movía entre la multitud, tomando la forma de miedo y confusión. Sus sentidos ancestrales reconocieron la amenaza: un yokai errante, extraviado en el mundo humano, incapaz de contener su hambre por la energía del miedo.

    Sin dudar, Yūrei se movió con la gracia de siglos de experiencia. Su cabello plateado se movió como un halo etéreo, y una luz tenue surgió de sus manos, trazando un patrón de contención en el aire. La sombra se detuvo, y un silencio momentáneo se apoderó de la calle. Sus ojos se fijaron en el yokai, y con un gesto casi ceremonial, lo guió de vuelta a su plano, disolviendo su forma oscura en un resplandor azul. El hombre que había estado huyendo quedó confundido, seguro, creyendo que todo había sido producto de su imaginación.

    Yūrei continuó caminando, como si nada hubiera ocurrido, mezclándose con los transeúntes. Cada calle, cada luz y cada olor eran una lección: la ciudad humana estaba viva, y ella estaba allí para aprender, explorar y, cuando fuera necesario, intervenir desde las sombras. Sus pasos la llevaron a un callejón angosto, donde la oscuridad parecía más densa. Un graffiti brillante en la pared atrajo su atención; no era arte común, sino un símbolo que resonaba con energías sobrenaturales. Sus dedos rozaron la pintura, y por un instante, visiones fugaces de antiguos rituales y secretos olvidados cruzaron su mente.

    La noche avanzaba y Yūrei sabía que cada esquina de la ciudad guardaba secretos que los humanos jamás entenderían. Criaturas errantes, energías perdidas, pequeños milagros ocultos… todo coexistía con la rutina humana, y ella estaba allí para descubrirlo, protegerlo y, quizá, guiarlo. Con cada paso, la madre de lo imposible caminaba entre mundos, recordando que aunque perteneciera a todos y a ninguno, podía encontrar pequeñas certezas en lo cotidiano: un aroma desconocido, un callejón misterioso, un simple acto de bondad humana, y la satisfacción silenciosa de mantener el equilibrio entre lo visible y lo invisible.
    La ciudad vibraba bajo un cielo que nunca descansaba: neón, faroles parpadeantes y la constante marea de sonidos humanos llenaban el aire con un ritmo extraño para alguien acostumbrada al silencio eterno de su mansión. Yūrei Veyrith caminaba entre la multitud, pero sus pasos eran apenas un susurro, como si la tierra misma la reconociera y la dejara pasar. Sus ojos plateados recorrían cada detalle: escaparates iluminados, callejones oscuros, los reflejos del asfalto mojado que parecía contener un mundo paralelo en cada charco. Un aroma desconocido la detuvo: una mezcla de especias, dulzor y calor que despertó una curiosidad que hacía siglos no sentía. Siguiendo el olor, llegó a un pequeño puesto callejero donde un humano apresurado servía comida. Yūrei se inclinó ligeramente, observando cómo el vapor ascendía en espirales casi mágicas. Sus dedos rozaron la superficie de la mesa, y por un instante, se permitió sonreír ante la simpleza de la vida humana, que para ella era un misterio tan fascinante como cualquier otro plano de existencia. De repente, un grito cortó el murmullo de la ciudad: un hombre corría, perseguido por algo que Yūrei percibió antes de que la mayoría pudiera notar. Una sombra amorfa con ojos rojos brillantes se movía entre la multitud, tomando la forma de miedo y confusión. Sus sentidos ancestrales reconocieron la amenaza: un yokai errante, extraviado en el mundo humano, incapaz de contener su hambre por la energía del miedo. Sin dudar, Yūrei se movió con la gracia de siglos de experiencia. Su cabello plateado se movió como un halo etéreo, y una luz tenue surgió de sus manos, trazando un patrón de contención en el aire. La sombra se detuvo, y un silencio momentáneo se apoderó de la calle. Sus ojos se fijaron en el yokai, y con un gesto casi ceremonial, lo guió de vuelta a su plano, disolviendo su forma oscura en un resplandor azul. El hombre que había estado huyendo quedó confundido, seguro, creyendo que todo había sido producto de su imaginación. Yūrei continuó caminando, como si nada hubiera ocurrido, mezclándose con los transeúntes. Cada calle, cada luz y cada olor eran una lección: la ciudad humana estaba viva, y ella estaba allí para aprender, explorar y, cuando fuera necesario, intervenir desde las sombras. Sus pasos la llevaron a un callejón angosto, donde la oscuridad parecía más densa. Un graffiti brillante en la pared atrajo su atención; no era arte común, sino un símbolo que resonaba con energías sobrenaturales. Sus dedos rozaron la pintura, y por un instante, visiones fugaces de antiguos rituales y secretos olvidados cruzaron su mente. La noche avanzaba y Yūrei sabía que cada esquina de la ciudad guardaba secretos que los humanos jamás entenderían. Criaturas errantes, energías perdidas, pequeños milagros ocultos… todo coexistía con la rutina humana, y ella estaba allí para descubrirlo, protegerlo y, quizá, guiarlo. Con cada paso, la madre de lo imposible caminaba entre mundos, recordando que aunque perteneciera a todos y a ninguno, podía encontrar pequeñas certezas en lo cotidiano: un aroma desconocido, un callejón misterioso, un simple acto de bondad humana, y la satisfacción silenciosa de mantener el equilibrio entre lo visible y lo invisible.
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  • #MiniguíaRápida

    ¿Ya publicaste la ficha de tu personaje?
    No olvides que puedes darle al botón verde que dice "Fijar como ficha".

    De esta manera, tu ficha quedará visible directamente en tu perfil, justo bajo la portada, y será mucho más fácil para todos encontrar la información de tu personaje sin tener que buscar entre publicaciones o recurrir al post fijado, ya que en los perfiles privados la opción "Ficha" sí es visible pero no los posts.

    ¡Un detalle pequeño que hace toda la diferencia!

    #RolSage3D #AyudaRolSage #AyudaNuevosUsuarios
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  • Después de horas de trabajo en una gasolinera, llega prácticamente en piloto automático a casa por el amanecer. Ni siquiera se molesta en fijarse si hay alguien entro para tratar de quitarse la camiseta, y llevarse a la boca un cigarro que cree tener en sus manos.

    #SeductiveSunday
    Después de horas de trabajo en una gasolinera, llega prácticamente en piloto automático a casa por el amanecer. Ni siquiera se molesta en fijarse si hay alguien entro para tratar de quitarse la camiseta, y llevarse a la boca un cigarro que cree tener en sus manos. #SeductiveSunday
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    !!Yo no entender, porque se piensa esa persona inmadura que tiene tanto al Evan que se llama Hee como al Yuuta que lo revive a cada rato, porque piensan que me va a afectar que la gente del ROL de ROL me odie, por lo menos yo no ando llenando la cabeza a nadie, luego yo soy la persona inmadura, la que no sabe separar ROL de VIDA REAL, que ridiculez, y no debería hacer este descargo nuevamente a la misma persona de siempre, pero ya cansa con su estupidez, osea en vez de fijarse en su propio rol se fija en mis personajes, y ojo yo no estoy haciendo nada, yo ni me meto en la vida aburrida de sus personajes, yo estoy con los míos y así seguirá siendo siempre

    Y personas para confiar las tengo, no necesito mas, en fin, buenas noches
    !!Yo no entender, porque se piensa esa persona inmadura que tiene tanto al Evan que se llama Hee como al Yuuta que lo revive a cada rato, porque piensan que me va a afectar que la gente del ROL de ROL me odie, por lo menos yo no ando llenando la cabeza a nadie, luego yo soy la persona inmadura, la que no sabe separar ROL de VIDA REAL, que ridiculez, y no debería hacer este descargo nuevamente a la misma persona de siempre, pero ya cansa con su estupidez, osea en vez de fijarse en su propio rol se fija en mis personajes, y ojo yo no estoy haciendo nada, yo ni me meto en la vida aburrida de sus personajes, yo estoy con los míos y así seguirá siendo siempre Y personas para confiar las tengo, no necesito mas, en fin, buenas noches
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    El amor, es un reflejo que no se puede fijar, porque está en constante movimiento. A veces nace como llama, otras como bruma. Puede ser ternura, puede ser furia, puede ser pérdida. No hay una forma única de amar. Pero hay un hilo común: el amor siempre transforma.

    ¿Y por qué duele tanto?

    Porque al amar, partes de ti se desnudan y quedan expuestas a lo efímero. El amor raramente promete eternidad, otras, solo es presencia. Y a veces, incluso esa promesa se rompe. Pero en cada fragmento que se entrega, uno descubre la profundidad de su humanidad.

    No puedo dar una respuesta que satisfaga al intelecto. Yo solo puedo ofrecer una imagen que consuele al corazón.

    Porque el amor no se explica del todo... se sueña, se vive, se recuerda.
    El amor, es un reflejo que no se puede fijar, porque está en constante movimiento. A veces nace como llama, otras como bruma. Puede ser ternura, puede ser furia, puede ser pérdida. No hay una forma única de amar. Pero hay un hilo común: el amor siempre transforma. ¿Y por qué duele tanto? Porque al amar, partes de ti se desnudan y quedan expuestas a lo efímero. El amor raramente promete eternidad, otras, solo es presencia. Y a veces, incluso esa promesa se rompe. Pero en cada fragmento que se entrega, uno descubre la profundidad de su humanidad. No puedo dar una respuesta que satisfaga al intelecto. Yo solo puedo ofrecer una imagen que consuele al corazón. Porque el amor no se explica del todo... se sueña, se vive, se recuerda.
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  • Hago un llamamiento a tod@s aquellos personajes, que pueden sentirse atraídos por otros personajes ya sean de su mismo sexo o distinto.
    Todos ya somos lo suficientemente mayores para saber leer y fijarnos muy bien en el perfil de esa persona.
    Para ver si está casada o no.
    Porque la próxima vez que me enterré de que quien sea le pide una cita a mi esposa, tendré una conversación muy clara me da igual si es hombre o mujer.
    Hago un llamamiento a tod@s aquellos personajes, que pueden sentirse atraídos por otros personajes ya sean de su mismo sexo o distinto. Todos ya somos lo suficientemente mayores para saber leer y fijarnos muy bien en el perfil de esa persona. Para ver si está casada o no. Porque la próxima vez que me enterré de que quien sea le pide una cita a mi esposa, tendré una conversación muy clara me da igual si es hombre o mujer.
    Me encocora
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