• Alguien para rol,estoy aburrida ,necesito algo de accion
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  • //Llegó tarde pero #SeductiveSunday //

    𝕸𝖊𝖒𝖔𝖗𝖎𝖆𝖘 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖅𝖔𝖗𝖗𝖔 - 𝐊𝐚𝐳𝐮𝐨

    Quería consumirla, poseerla y, al mismo
    tiempo, temía la intensidad con la que sentía todo aquello.

    Una vez... Tan solo tuve que percibir su aroma una sola vez para dejarme atrapar de una forma que, en ese momento, no sabría nombrar. Olía a tierra, pino, sol; una sinfonía de olores que se alojaban en la parte trasera de mi paladar, provocando que incluso pudiera saborearlo, una efervescencia que explotaba en mi boca como una gota de agua al caer sobre suelo firme. Olía a montaña, olía a mi hogar. ¿Pero qué era esto? No había explicación ni lógica. Su cercanía provocó en mi cuerpo una auténtica hecatombe, una reacción en cadena con un desenlace frustrante. No sería hasta dos años después de abstinencia cuando pudiera emborracharme de aquella esencia que tan hondo había calado en mí.

    Cuando ese mar carmesí que tenía como ojos me engulló, al mismo tiempo que ese aroma, algo en mí se rompió. Era como si, en ese mismo segundo, el aire hubiera abandonado mis pulmones, porque solo querían oxigenarse con el aire impregnado de aquel aroma adictivo. Mis pupilas se dilataban como dos cuencas negras, mi piel se erizaba, y mi pecho cabalgaba en una desenfrenada carrera, sin un fin concreto en aquel inmenso horizonte de mi mente. Por primera vez en siglos, no era capaz de controlar la vorágine de sensaciones que se agolpaban, una tras otra, aporreando mi cabeza en un intento desesperado de abrirse paso, de intentar buscar una explicación para aquella sensación tan abrumadora.

    Sus ojos, su pelo, su piel, sus labios, su voz... su olor. Todo me atraía como una polilla es atraída por la luz, de una forma ciega y resignada, pues el resplandor no me dejaba ver más allá de mis narices. No soy un hombre común; Soy un zorro, hijo de Inari e hijo del bosque. Mis sentidos van más allá de lo común; para mí, un aroma, un sabor, puede tener más significado que una historia contada con palabras. Aquel olor me evocaba deseo, anhelo, hambre, peligro... un peligro al que, contra todo pronóstico, hice caso omiso, porque necesitaba impregnarme de aquella esencia y no dejaría escapar la más mínima oportunidad.

    La fuerza empleada para no dejar que mis instintos más primitivos, más salvajes, más animales, se abalanzaran sobre aquella mujer era hercúlea. Una fuerza que iba en contra de todo lo que mi cuerpo pedía a gritos. Ella... La deseaba; joder, la acababa de conocer y todo mi ser la reclamaba de una forma tan voraz que ni siquiera me dejaba pensar con claridad. Era como encontrar algo que no sabías que habías perdido, y que de pronto te arrebatan para luego volver a desaparecer.

    Cuando, al día siguiente, solo percibí los matices residuales de su ausencia, sentí que algo de mí había sido arrancado. Dirigí mis pasos a la habitación donde había dormido aquella noche. El futón, perfectamente recogido, y el yukata que le había prestado, cuidadosamente doblado a su lado. Me adentré, e inmediatamente su aroma me abofeteó la cara como un oleaje salvaje que rompía contra un acantilado. Me arrodillé junto a las pertenencias prestadas y devueltas. Sin poder contenerme, tomé aquel yukata entre mis manos, llevando aquella fina seda a mi rostro. Entonces inhalé profundamente, hundiendo mi rostro entre las telas de la prenda que horas antes, Elizabeth se había puesto. Memoricé cada matiz que me recordaba a la montaña, esa mezcla de olores terrosos que me embriagaban y me hacían entrar en un estado febril. Mis puños se cerraban en aquella tela, apretándola con tanta fuerza que mis nudillos se ponían blancos del esfuerzo. Mi cuerpo languidecía hasta dejarse caer sobre el futón donde ella había dormido la noche anterior. Aún con el yukata en mis manos apretadas, me deslicé por las sábanas y la colcha de dicho futón. Olía a ella; toda su esencia estaba en aquellos simples objetos. Quería adherir aquel olor a mi piel, volverlo parte de la mía. Parecía un gato que se retuerce en una zona que desea marcar con su olor.

    Para cualquier persona normal, aquel acto podría catalogarse como propio de alguien pervertido, tóxico o incluso enfermizo. Pero para mí, un zorro, aquel olor me hacía entrar en colapso, en un frenesí incontrolable y en constante ebullición. No se le puede pedir a un felino que no reaccione a la nepeta, ni impedir que una mariposa se sienta atraída por las feromonas de una hermosa flor. Para mí, era exactamente lo mismo; aquel aroma provocaba una reacción química en todo mi cuerpo, llevándolo a una excitación acalorada, intensa e irrefrenable.

    Cada noche volvía a emborracharme de la fragancia que aquella mujer de cabellos de fuego había dejado de forma inocente. Me imaginaba estar con ella, enredados en aquellas sábanas, y no podía evitar sentir ese placer tan exquisito. Lo hice hasta que su olor se disipó con el paso del tiempo. Durante dos largos años, iba cada noche al mismo punto donde la conocí por primera vez, con la esperanza de volver a verla, de volver a olerla. En mi forma de gran zorro blanco, corría montaña arriba, intentando encontrar aquellos olores que tanto me recordaban aquellos parajes. Pero... no, nada era igual, nada era comparable a aquel olor que tanto anhelaba y que jamás se borraría de mi memoria. La espera había sido dolorosa. Una agonía que apenas podía soportar en aquellas noches de soledad, donde solo podía consolarme lastimosamente a mí mismo, imaginando cómo sería que mi boca recorriera cada parte de su cuerpo. Estaba enfermo, enfermo por no poder engullir la medicina que necesitaba para sanar. Y esa medicina era ella.

    Durante el tiempo que pasó sin su presencia, no era capaz de mantener otros encuentros íntimos con otros seres. Ni las mujeres ni los hombres con los que normalmente conseguía "satisfacer" mis deseos me provocaban la más mínima reacción de anhelo. No era difícil para mí obtener placer ajeno, de hecho, era realmente fácil. Mi presencia causaba esa necesidad primitiva de deseo cuando mis labios seducían con un suave ronroneo. Pero cuando todo iba a culminar, mi cuerpo rechazaba aquel contacto. Todo mi ser aborrecía en ese último momento aquello que no estaba relacionado con aquella esencia que se había alojado en mi mente. Por lo tanto, finalmente desistí de tener y buscar cualquier tipo de relación carnal. Prefería autocomplacerme pensando en cómo sabrían sus labios en mi boca, cómo se sentiría su piel bajo las yemas de mis dedos, cómo su olor inundaría mi olfato hasta entrar en mi lengua.

    Cuando al fin la tuve tan cerca nuevamente, sentí que su sola presencia desataba algo violento dentro de mí, un sofoco que emergía desde lo más profundo de mi ser y que solo sería aplacado con el consumo de aquella mujer. Mía... Deseaba hacerla mía de todas las formas posibles, que su aroma quedara impregnado en mi cuerpo y que el mío quedara impregnado en el suyo. Dejarme llevar por mi lado más salvaje y animal; dejar que mis colmillos ansiosos marcaran cada zona de su piel, reclamando lo que quería que fuera mío. En cada encuentro no podía hacer más que venerar aquel cuerpo; no podía dejar de arrodillarme ante ella. Lo que me hizo rendirme al completo fue saber más, conocer quién estaba debajo de todas esas sensaciones primitivas, hizo que me volviera siervo de lo que ella representaba. Y lo que representaba, era todo para mí, como si todo lo anterior a ella se quedara en la nada.

    Ahora que es mía y yo soy suyo, me doy cuenta de que jamás podría curarme de su adicción. Era mi opio, mi droga recurrente y de la que no deseaba desintoxicarme. De hecho, al contrario, quería intoxicarme por cada poro de mi piel. Fundirme a su cuerpo hasta que no se supiera dónde empezaba el mío y dónde terminaba el de ella.

    A veces considero que peco de soberbio y posesivo si el tema a discutir se trata de Elizabeth, faltando enormemente a lo que es mi ética como mensajero de Inari. Pero simplemente no puedo. Estoy tan enfermizamente enamorado, que no hay unas directrices que nos guían para manejar la situación que nos rodea a ambos. Tendremos que ser nosotros mismos quienes vayamos descubriendo a dónde nos lleva esta desenfrenada pasión.

    𝑬𝒍𝒊𝒛𝒂𝒃𝒆𝒕𝒉 ✴ 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅𝒇𝒍𝒂𝒎𝒆
    //Llegó tarde pero #SeductiveSunday // 𝕸𝖊𝖒𝖔𝖗𝖎𝖆𝖘 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖅𝖔𝖗𝖗𝖔 - 𝐊𝐚𝐳𝐮𝐨 Quería consumirla, poseerla y, al mismo tiempo, temía la intensidad con la que sentía todo aquello. Una vez... Tan solo tuve que percibir su aroma una sola vez para dejarme atrapar de una forma que, en ese momento, no sabría nombrar. Olía a tierra, pino, sol; una sinfonía de olores que se alojaban en la parte trasera de mi paladar, provocando que incluso pudiera saborearlo, una efervescencia que explotaba en mi boca como una gota de agua al caer sobre suelo firme. Olía a montaña, olía a mi hogar. ¿Pero qué era esto? No había explicación ni lógica. Su cercanía provocó en mi cuerpo una auténtica hecatombe, una reacción en cadena con un desenlace frustrante. No sería hasta dos años después de abstinencia cuando pudiera emborracharme de aquella esencia que tan hondo había calado en mí. Cuando ese mar carmesí que tenía como ojos me engulló, al mismo tiempo que ese aroma, algo en mí se rompió. Era como si, en ese mismo segundo, el aire hubiera abandonado mis pulmones, porque solo querían oxigenarse con el aire impregnado de aquel aroma adictivo. Mis pupilas se dilataban como dos cuencas negras, mi piel se erizaba, y mi pecho cabalgaba en una desenfrenada carrera, sin un fin concreto en aquel inmenso horizonte de mi mente. Por primera vez en siglos, no era capaz de controlar la vorágine de sensaciones que se agolpaban, una tras otra, aporreando mi cabeza en un intento desesperado de abrirse paso, de intentar buscar una explicación para aquella sensación tan abrumadora. Sus ojos, su pelo, su piel, sus labios, su voz... su olor. Todo me atraía como una polilla es atraída por la luz, de una forma ciega y resignada, pues el resplandor no me dejaba ver más allá de mis narices. No soy un hombre común; Soy un zorro, hijo de Inari e hijo del bosque. Mis sentidos van más allá de lo común; para mí, un aroma, un sabor, puede tener más significado que una historia contada con palabras. Aquel olor me evocaba deseo, anhelo, hambre, peligro... un peligro al que, contra todo pronóstico, hice caso omiso, porque necesitaba impregnarme de aquella esencia y no dejaría escapar la más mínima oportunidad. La fuerza empleada para no dejar que mis instintos más primitivos, más salvajes, más animales, se abalanzaran sobre aquella mujer era hercúlea. Una fuerza que iba en contra de todo lo que mi cuerpo pedía a gritos. Ella... La deseaba; joder, la acababa de conocer y todo mi ser la reclamaba de una forma tan voraz que ni siquiera me dejaba pensar con claridad. Era como encontrar algo que no sabías que habías perdido, y que de pronto te arrebatan para luego volver a desaparecer. Cuando, al día siguiente, solo percibí los matices residuales de su ausencia, sentí que algo de mí había sido arrancado. Dirigí mis pasos a la habitación donde había dormido aquella noche. El futón, perfectamente recogido, y el yukata que le había prestado, cuidadosamente doblado a su lado. Me adentré, e inmediatamente su aroma me abofeteó la cara como un oleaje salvaje que rompía contra un acantilado. Me arrodillé junto a las pertenencias prestadas y devueltas. Sin poder contenerme, tomé aquel yukata entre mis manos, llevando aquella fina seda a mi rostro. Entonces inhalé profundamente, hundiendo mi rostro entre las telas de la prenda que horas antes, Elizabeth se había puesto. Memoricé cada matiz que me recordaba a la montaña, esa mezcla de olores terrosos que me embriagaban y me hacían entrar en un estado febril. Mis puños se cerraban en aquella tela, apretándola con tanta fuerza que mis nudillos se ponían blancos del esfuerzo. Mi cuerpo languidecía hasta dejarse caer sobre el futón donde ella había dormido la noche anterior. Aún con el yukata en mis manos apretadas, me deslicé por las sábanas y la colcha de dicho futón. Olía a ella; toda su esencia estaba en aquellos simples objetos. Quería adherir aquel olor a mi piel, volverlo parte de la mía. Parecía un gato que se retuerce en una zona que desea marcar con su olor. Para cualquier persona normal, aquel acto podría catalogarse como propio de alguien pervertido, tóxico o incluso enfermizo. Pero para mí, un zorro, aquel olor me hacía entrar en colapso, en un frenesí incontrolable y en constante ebullición. No se le puede pedir a un felino que no reaccione a la nepeta, ni impedir que una mariposa se sienta atraída por las feromonas de una hermosa flor. Para mí, era exactamente lo mismo; aquel aroma provocaba una reacción química en todo mi cuerpo, llevándolo a una excitación acalorada, intensa e irrefrenable. Cada noche volvía a emborracharme de la fragancia que aquella mujer de cabellos de fuego había dejado de forma inocente. Me imaginaba estar con ella, enredados en aquellas sábanas, y no podía evitar sentir ese placer tan exquisito. Lo hice hasta que su olor se disipó con el paso del tiempo. Durante dos largos años, iba cada noche al mismo punto donde la conocí por primera vez, con la esperanza de volver a verla, de volver a olerla. En mi forma de gran zorro blanco, corría montaña arriba, intentando encontrar aquellos olores que tanto me recordaban aquellos parajes. Pero... no, nada era igual, nada era comparable a aquel olor que tanto anhelaba y que jamás se borraría de mi memoria. La espera había sido dolorosa. Una agonía que apenas podía soportar en aquellas noches de soledad, donde solo podía consolarme lastimosamente a mí mismo, imaginando cómo sería que mi boca recorriera cada parte de su cuerpo. Estaba enfermo, enfermo por no poder engullir la medicina que necesitaba para sanar. Y esa medicina era ella. Durante el tiempo que pasó sin su presencia, no era capaz de mantener otros encuentros íntimos con otros seres. Ni las mujeres ni los hombres con los que normalmente conseguía "satisfacer" mis deseos me provocaban la más mínima reacción de anhelo. No era difícil para mí obtener placer ajeno, de hecho, era realmente fácil. Mi presencia causaba esa necesidad primitiva de deseo cuando mis labios seducían con un suave ronroneo. Pero cuando todo iba a culminar, mi cuerpo rechazaba aquel contacto. Todo mi ser aborrecía en ese último momento aquello que no estaba relacionado con aquella esencia que se había alojado en mi mente. Por lo tanto, finalmente desistí de tener y buscar cualquier tipo de relación carnal. Prefería autocomplacerme pensando en cómo sabrían sus labios en mi boca, cómo se sentiría su piel bajo las yemas de mis dedos, cómo su olor inundaría mi olfato hasta entrar en mi lengua. Cuando al fin la tuve tan cerca nuevamente, sentí que su sola presencia desataba algo violento dentro de mí, un sofoco que emergía desde lo más profundo de mi ser y que solo sería aplacado con el consumo de aquella mujer. Mía... Deseaba hacerla mía de todas las formas posibles, que su aroma quedara impregnado en mi cuerpo y que el mío quedara impregnado en el suyo. Dejarme llevar por mi lado más salvaje y animal; dejar que mis colmillos ansiosos marcaran cada zona de su piel, reclamando lo que quería que fuera mío. En cada encuentro no podía hacer más que venerar aquel cuerpo; no podía dejar de arrodillarme ante ella. Lo que me hizo rendirme al completo fue saber más, conocer quién estaba debajo de todas esas sensaciones primitivas, hizo que me volviera siervo de lo que ella representaba. Y lo que representaba, era todo para mí, como si todo lo anterior a ella se quedara en la nada. Ahora que es mía y yo soy suyo, me doy cuenta de que jamás podría curarme de su adicción. Era mi opio, mi droga recurrente y de la que no deseaba desintoxicarme. De hecho, al contrario, quería intoxicarme por cada poro de mi piel. Fundirme a su cuerpo hasta que no se supiera dónde empezaba el mío y dónde terminaba el de ella. A veces considero que peco de soberbio y posesivo si el tema a discutir se trata de Elizabeth, faltando enormemente a lo que es mi ética como mensajero de Inari. Pero simplemente no puedo. Estoy tan enfermizamente enamorado, que no hay unas directrices que nos guían para manejar la situación que nos rodea a ambos. Tendremos que ser nosotros mismos quienes vayamos descubriendo a dónde nos lleva esta desenfrenada pasión. [Liz_bloodFlame]
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  • —Sirius observaba como su padre y Cassandra peleaban,mientras tenia el mango de su espada en su mano,pensando a quien ayudar en ese combate,lo penso bastante tiempo,hasta que decidio intervenir.Este tomo a Cassandra y la arrojo lejos y se metio al combate,Hank no esperaba esa reaccion de el,Sirius y Hank empezaron a luchar,por mas rápido y habil que era Sirius con la espada,Hank lo superaba por mucho,apenas podia seguirle el ritmo a su padre,ademas de que las espadas de ambos eran diferentes,Hank intento darle un espadazo en la cara,pero Sirius detuvo la espada con su brazo bionico y logro encajarle un espadazo en el pecho a su padre,este solo lo observo con una sonrisa,mientras ponia una de sus manos en la mejilla,dejandose caer en el suelo con la espada en el pecho,Sirius todavia no reaccionaba ante lo que habia hecho,era como si hubiera entrado en un trance—
    —Sirius observaba como su padre y Cassandra peleaban,mientras tenia el mango de su espada en su mano,pensando a quien ayudar en ese combate,lo penso bastante tiempo,hasta que decidio intervenir.Este tomo a Cassandra y la arrojo lejos y se metio al combate,Hank no esperaba esa reaccion de el,Sirius y Hank empezaron a luchar,por mas rápido y habil que era Sirius con la espada,Hank lo superaba por mucho,apenas podia seguirle el ritmo a su padre,ademas de que las espadas de ambos eran diferentes,Hank intento darle un espadazo en la cara,pero Sirius detuvo la espada con su brazo bionico y logro encajarle un espadazo en el pecho a su padre,este solo lo observo con una sonrisa,mientras ponia una de sus manos en la mejilla,dejandose caer en el suelo con la espada en el pecho,Sirius todavia no reaccionaba ante lo que habia hecho,era como si hubiera entrado en un trance—
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  • //Quién quiera interactuar en la fiesta es bienvenid@ //

    Para muchos "la noche de los muertos" había terminado. Pero para Kazuo y su mundo era algo muy diferente.

    Todo mortal que conocía aquella zona sabía que en las siguientes noches nadie debía ir por el bosque solo, ni tan siquiera debería salir de casa. Los demonios y espíritus tomaban más fuerza en aquellos días, y muchos era protagonistas acciones terribles.

    Sin embargo otros Yōkais aprovechanban aquel fulgor para celebrar. Celebrar su existencia en este mundo y en el más allá. Kazuo también lo hacía, y su templo se llenaba de júbilo las siguientes noches. El sake, la comida y el baile estaban bien servidos. Bienvenido era todo alquel, o aquella, que quisiera disfrutar de corazón. Una vez has cruzado el antiguo Tori, todo tú rencor y tristeza deber quedarse a las puertas. ¿Tú única tarea?; Dejarte llevar.
    //Quién quiera interactuar en la fiesta es bienvenid@ 😸// Para muchos "la noche de los muertos" había terminado. Pero para Kazuo y su mundo era algo muy diferente. Todo mortal que conocía aquella zona sabía que en las siguientes noches nadie debía ir por el bosque solo, ni tan siquiera debería salir de casa. Los demonios y espíritus tomaban más fuerza en aquellos días, y muchos era protagonistas acciones terribles. Sin embargo otros Yōkais aprovechanban aquel fulgor para celebrar. Celebrar su existencia en este mundo y en el más allá. Kazuo también lo hacía, y su templo se llenaba de júbilo las siguientes noches. El sake, la comida y el baile estaban bien servidos. Bienvenido era todo alquel, o aquella, que quisiera disfrutar de corazón. Una vez has cruzado el antiguo Tori, todo tú rencor y tristeza deber quedarse a las puertas. ¿Tú única tarea?; Dejarte llevar.
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  • 𝓤𝓷 𝓮𝓿𝓮𝓷𝓽𝓸 𝓭𝓮𝓵 𝓢𝓸𝓵𝓼𝓽𝓲𝓬𝓲𝓸 𝓭𝓮 𝓞𝓽𝓸ñ𝓸.

    En cuanto el Ilyrio entreo por las puertas del comercio, el sastre, quien estaba dando los últimos retoques a un hermoso vestido, se quedó de piedra. Este por largos segundos se queda tan callado y tan quieto que pareciera que se había quedado sin aíre en los pulmones. Finalmente este reaccionó.

    - Bu....buenas tardes señor Azriel. Un honor tenerle en mi humilde tienda.-

    Azriel asentía suavemente con la cabeza, de esa forma tranquila y pétrea que tanto le caracterizaba.

    Si bien el Cantor de Sombras había pensado en ir al Solsticio con su habitual ropa de cuero. Pero últimamente habían pasado muchas cosas, demasiada... Sentía que esa noche también podía estar llena de cambios. Por lo que decidió ir al sastre para buscar algo apropiado para la ocasión.

    - Buenas tardes. Siento venir con tan poco tiempo. Pero...¿Podría ayudarme a elegir un buen atuendo para este Solsticio?- Decía este no muy convencido de sus palabras.

    El sastre abría sus ojos como platos. No esperaba que el famoso y temido Cantor de Sombras estuviese interesado en ese tipo de cosas. Pero aún así este asiente con seguridad y firmeza, aceptando aquel reto.

    - Por supuesto. Déjelo en mis manos. Confíe en mi, no se va a arrepentir.- Decía este con un porte profesional.

    El sastre y Azriel se sientan en una mesa, y mientras toman un té, este se encarga de hacer varios bocetos sobre lo que tenía en mente para el Ilyrio. Wau... Desde luego no esperaba que le propusiera ese tipo de diseños. Pero aquel hombre se le veía seguro y convencido de su idea.

    - Confíe en mi. Estoy seguro de que esto le representa de una forma sublime. Ejem... Ese cuerpo merece ser lucido mi señor..- Dice esto intentando disimular su atrevimiento tomando un sorbito de té.

    Azriel, enarca sus cejas, pero una leve sonrisa se dibuja en sus labios. Este asiente de forma tranquila, conforme con la decisión del sastre.

    - Me pongo en sus manos. Usted es el profesional aquí. Así que me dejó hacer. - Decía Azriel con divertida coqueteria dando su visto bueno. Aquello relajó el ambiente de inmediato.

    Aquellas prendas revelaban muchas cosas; Revelaban su oscuridad, su silencio, su calma, incluso su debilidad. Era un diseño exquisito a pesar de la sobriedad de su color. Desde luego, aunque pretendía pasar desapercibido como un cuervo en la penumbra, esto desde luego quedaba lejos de no suceder.
    𝓤𝓷 𝓮𝓿𝓮𝓷𝓽𝓸 𝓭𝓮𝓵 𝓢𝓸𝓵𝓼𝓽𝓲𝓬𝓲𝓸 𝓭𝓮 𝓞𝓽𝓸ñ𝓸. En cuanto el Ilyrio entreo por las puertas del comercio, el sastre, quien estaba dando los últimos retoques a un hermoso vestido, se quedó de piedra. Este por largos segundos se queda tan callado y tan quieto que pareciera que se había quedado sin aíre en los pulmones. Finalmente este reaccionó. - Bu....buenas tardes señor Azriel. Un honor tenerle en mi humilde tienda.- Azriel asentía suavemente con la cabeza, de esa forma tranquila y pétrea que tanto le caracterizaba. Si bien el Cantor de Sombras había pensado en ir al Solsticio con su habitual ropa de cuero. Pero últimamente habían pasado muchas cosas, demasiada... Sentía que esa noche también podía estar llena de cambios. Por lo que decidió ir al sastre para buscar algo apropiado para la ocasión. - Buenas tardes. Siento venir con tan poco tiempo. Pero...¿Podría ayudarme a elegir un buen atuendo para este Solsticio?- Decía este no muy convencido de sus palabras. El sastre abría sus ojos como platos. No esperaba que el famoso y temido Cantor de Sombras estuviese interesado en ese tipo de cosas. Pero aún así este asiente con seguridad y firmeza, aceptando aquel reto. - Por supuesto. Déjelo en mis manos. Confíe en mi, no se va a arrepentir.- Decía este con un porte profesional. El sastre y Azriel se sientan en una mesa, y mientras toman un té, este se encarga de hacer varios bocetos sobre lo que tenía en mente para el Ilyrio. Wau... Desde luego no esperaba que le propusiera ese tipo de diseños. Pero aquel hombre se le veía seguro y convencido de su idea. - Confíe en mi. Estoy seguro de que esto le representa de una forma sublime. Ejem... Ese cuerpo merece ser lucido mi señor..- Dice esto intentando disimular su atrevimiento tomando un sorbito de té. Azriel, enarca sus cejas, pero una leve sonrisa se dibuja en sus labios. Este asiente de forma tranquila, conforme con la decisión del sastre. - Me pongo en sus manos. Usted es el profesional aquí. Así que me dejó hacer. - Decía Azriel con divertida coqueteria dando su visto bueno. Aquello relajó el ambiente de inmediato. Aquellas prendas revelaban muchas cosas; Revelaban su oscuridad, su silencio, su calma, incluso su debilidad. Era un diseño exquisito a pesar de la sobriedad de su color. Desde luego, aunque pretendía pasar desapercibido como un cuervo en la penumbra, esto desde luego quedaba lejos de no suceder.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    ━─━──── •◦꒤ꇙꇙꏂꋪ•◦ ────━─━
    //Supongo que estaría bien publicar un fragmento
    sobre un antiguo rol,he de mencionar que dadas las circunstancias y el desarrollo de la relación entre ambos personajes provoco el resultado de las siguientes interacciones//
    ≣≣━─━────────────────────━─━≣

    °•∴▬▬▬▬▬□◈□▬▬▬▬▬∴•°

    > El silencio en la habitación se tornó pesado, como si el aire mismo se hubiera detenido.El pantalla plana,con su mirada fija en el suelo,dejó que las palabras del contrario le atravesaran como dagas. Sabía que el dolor que sentía no era solo por lo que había sucedido, sino por lo que había construido y perdido en el proceso. Se acercó un poco más, buscando la conexión que parecía desvanecerse entre ellos.

    ⊰♛⊱ No... no es tu culpa. Las inseguridades pueden ser monstruos que nos atrapan, que nos hacen dudar de lo que somos y de lo que sentimos. Escucha, lo que estás sintiendo es completamente válido. No puedes cargar con la culpa de lo que sucedió.Lucifer actuó de manera egoísta, ignorando lo que realmente importaba: tus sentimientos.Tú diste todo de ti, y eso es lo que verdaderamente cuenta.

    > Se acercó un poco más, su mirada se volvió intensa buscando reflejar la verdad que quería transmitir.

    ⊰♛⊱ No es justo que te culpes por lo que él decidió hacer.En una relación, ambos deben cuidar y considerar los sentimientos del otro.Si no lo hizo,no es tu responsabilidad.Has intentado lo mejor que has podido, y eso merece ser reconocido.

    > Una pausa, mientras dejaba que sus palabras calaran hondo.

    ⊰♛⊱ Pero,como en todo en la vida,llega un momento en que debemos dejar ir lo que no nos hace bien.Aferrarse a lo que duele solo alarga el sufrimiento. Toma el tiempo que necesites, pero recuerda que hay un futuro esperándote...

    > Su mano apretó suavemente la del cervatillo brindándole una sensación de apoyo y comprensión en medio del caos.

    ⊰♛⊱ No estás solo en esto. Permítete sanar,cuando estés listo,abre tu corazón a nuevas oportunidades.Lo que pasó no define quién eres, y tienes el poder de seguir adelante.

    > Su voz era suave, casi un susurro, mientras intentaba consolarlo. Se inclinó hacia él, ofreciendo su presencia como un refugio.

    ﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏
    ━─━──── •◦꒤ꇙꇙꏂꋪ•◦ ────━─━ //Supongo que estaría bien publicar un fragmento sobre un antiguo rol,he de mencionar que dadas las circunstancias y el desarrollo de la relación entre ambos personajes provoco el resultado de las siguientes interacciones// ≣≣━─━────────────────────━─━≣ °•∴▬▬▬▬▬□◈□▬▬▬▬▬∴•° > El silencio en la habitación se tornó pesado, como si el aire mismo se hubiera detenido.El pantalla plana,con su mirada fija en el suelo,dejó que las palabras del contrario le atravesaran como dagas. Sabía que el dolor que sentía no era solo por lo que había sucedido, sino por lo que había construido y perdido en el proceso. Se acercó un poco más, buscando la conexión que parecía desvanecerse entre ellos. ⊰♛⊱ No... no es tu culpa. Las inseguridades pueden ser monstruos que nos atrapan, que nos hacen dudar de lo que somos y de lo que sentimos. Escucha, lo que estás sintiendo es completamente válido. No puedes cargar con la culpa de lo que sucedió.Lucifer actuó de manera egoísta, ignorando lo que realmente importaba: tus sentimientos.Tú diste todo de ti, y eso es lo que verdaderamente cuenta. > Se acercó un poco más, su mirada se volvió intensa buscando reflejar la verdad que quería transmitir. ⊰♛⊱ No es justo que te culpes por lo que él decidió hacer.En una relación, ambos deben cuidar y considerar los sentimientos del otro.Si no lo hizo,no es tu responsabilidad.Has intentado lo mejor que has podido, y eso merece ser reconocido. > Una pausa, mientras dejaba que sus palabras calaran hondo. ⊰♛⊱ Pero,como en todo en la vida,llega un momento en que debemos dejar ir lo que no nos hace bien.Aferrarse a lo que duele solo alarga el sufrimiento. Toma el tiempo que necesites, pero recuerda que hay un futuro esperándote... > Su mano apretó suavemente la del cervatillo brindándole una sensación de apoyo y comprensión en medio del caos. ⊰♛⊱ No estás solo en esto. Permítete sanar,cuando estés listo,abre tu corazón a nuevas oportunidades.Lo que pasó no define quién eres, y tienes el poder de seguir adelante. > Su voz era suave, casi un susurro, mientras intentaba consolarlo. Se inclinó hacia él, ofreciendo su presencia como un refugio. ﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏
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  • ¡No hay tiempo para distracciones, Johnny!.
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  • -Puro escuchó que si hace esta cara va a conseguir muchas reacciones(?)-
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  • —Besito que va a darle a Husk además, solo por diversión va a rodearlo con todas las grullas de papel que ha hecho hasta ahora, a ver cómo reacciona cuando se despierte —
    —Besito que va a darle a [barcat75] además, solo por diversión va a rodearlo con todas las grullas de papel que ha hecho hasta ahora, a ver cómo reacciona cuando se despierte —
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  • En el transcurso de dos años, mi presencia trajo paz al globo. A los cuatro años, mis acciones aún provocaban euforia en las masas. Cinco años, y mis palabras resonaban hasta el rincón más oscuro de la existencia. Ahora, frente al calor de lo que alguna vez fueron llamas feroces que devoraban sin discriminación las paredes de un templo sagrado, yace un inocente bebé, a quien bañaré en las flamas de la esperanza para bendecirlo.

    Doradas, se alzan ante nosotros las flamas de la nueva era, inmaculadas.
    El público nos mira expectantes, hasta con lágrimas de emoción.
    He aquí el décimo segundo neonato del día que será bendecido, para que en su vida nunca le falte fé.

    —You're not iconic!

    Antes de que siquiera una brasa pudiera asentarse en la piel del niño, un grito llamó la atención de la gente y la mía. Entre aquellas personas, que formaban un mar blanquecino por sus prendas, salieron tipos extraños, vestidos de negro y cornamentas de cabras. Eran pocos, en comparación a la multitud que había inundado las calles desde temprano.

    —You are just like them all.

    A mí es a quien señalan los desconocidos, mientras avanzan ante la confusión e irritación de los devotos presentes. Por mi parte abracé al infante, bajo un instinto protector que me gritaba sobre la peligrosidad de aquellos invasores.

    "Chi sono? Cosa stanno facendo qui? Perché manchi di rispetto all'angelo?" El disgusto de la gente no se hizo esperar, pero se mantuvieron a raya gracias a la presencia y actitud relajada del ángel.


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    En el transcurso de dos años, mi presencia trajo paz al globo. A los cuatro años, mis acciones aún provocaban euforia en las masas. Cinco años, y mis palabras resonaban hasta el rincón más oscuro de la existencia. Ahora, frente al calor de lo que alguna vez fueron llamas feroces que devoraban sin discriminación las paredes de un templo sagrado, yace un inocente bebé, a quien bañaré en las flamas de la esperanza para bendecirlo. Doradas, se alzan ante nosotros las flamas de la nueva era, inmaculadas. El público nos mira expectantes, hasta con lágrimas de emoción. He aquí el décimo segundo neonato del día que será bendecido, para que en su vida nunca le falte fé. —You're not iconic! Antes de que siquiera una brasa pudiera asentarse en la piel del niño, un grito llamó la atención de la gente y la mía. Entre aquellas personas, que formaban un mar blanquecino por sus prendas, salieron tipos extraños, vestidos de negro y cornamentas de cabras. Eran pocos, en comparación a la multitud que había inundado las calles desde temprano. —You are just like them all. A mí es a quien señalan los desconocidos, mientras avanzan ante la confusión e irritación de los devotos presentes. Por mi parte abracé al infante, bajo un instinto protector que me gritaba sobre la peligrosidad de aquellos invasores. "Chi sono? Cosa stanno facendo qui? Perché manchi di rispetto all'angelo?" El disgusto de la gente no se hizo esperar, pero se mantuvieron a raya gracias a la presencia y actitud relajada del ángel. |1/2|
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