• ¿E-Es normal para ti el siempre hacer un desastre?

    - Lo cuestionó teniendo su corazón a mil mientras intentaba controlar el pulso. Era difícil para ella, alguien con poca experiencia en las interacciones románticas -
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  • —Mi expresión decía mucho Pero mis labios guardaban silencio por tratar de encontrar las respuestas que busco mientras en mis pensamientos se desarrollaba una batalla interna quería decirle muchas cosas quería explotar contra el pero ver esos ojos que solo buscaban en mi alivio anhelo un lugar seguro no sabía cómo reaccionar toda esa frustración ira desesperacion todo se desvaneció por ver esos ojos —

    Que debo hacer......
    —Mi expresión decía mucho Pero mis labios guardaban silencio por tratar de encontrar las respuestas que busco mientras en mis pensamientos se desarrollaba una batalla interna quería decirle muchas cosas quería explotar contra el pero ver esos ojos que solo buscaban en mi alivio anhelo un lugar seguro no sabía cómo reaccionar toda esa frustración ira desesperacion todo se desvaneció por ver esos ojos — Que debo hacer......
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  • Conversación cerrada
    Fandom Los Bridgerton
    Categoría Original
    Irrumpo de golpe en la habitación justo cuando mi querida cuñada se encuentra sentada escribiendo unas anotaciones que mi hermano mayor le iba dando, el primero en reaccionar por mi manera de irrumpir fue mi “amado” hermano.

    ⸻Se que estás profundamente enojado conmigo ahora, pero necesito hablar urgentemente con los dos y no puedo esperar más.

    Anthony Bridgerton Kate Bridgerton
    Irrumpo de golpe en la habitación justo cuando mi querida cuñada se encuentra sentada escribiendo unas anotaciones que mi hermano mayor le iba dando, el primero en reaccionar por mi manera de irrumpir fue mi “amado” hermano. ⸻Se que estás profundamente enojado conmigo ahora, pero necesito hablar urgentemente con los dos y no puedo esperar más. [ThxVizconde] [Katiekinw]
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
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  • Creo que acabo de descubrir un nuevo mundo gracias a tí. No sabía que se podía hacer eso, pero, bueno, tiene sentido cuando se está rodeado de máquinas... (?)

    —No lo etiqueta, porque no sabe como va a reaccionar.— (?)
    Creo que acabo de descubrir un nuevo mundo gracias a tí. No sabía que se podía hacer eso, pero, bueno, tiene sentido cuando se está rodeado de máquinas... (?) —No lo etiqueta, porque no sabe como va a reaccionar.— (?)
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  • "Clic", archivo nuevo, y a la nada mirar.
    Hay que escribir, que una o dos horas pasaron ya.
    El "tic" y el "tac" de un tecleo sin personalidad.

    Mil y un cambios al final tendré que hacer,
    Esto es sólo el borrador.
    "Perfeccionismo" es la excusa usaré otra vez,
    ¿aún puede de mí misma salvarme?

    Quisiera escribir más, no pensar
    Quisiera escribir más, no pensar
    Dar más, no pensar, no pensar.

    Algunas veces me frustra pensar
    Que a este punto debí lograr más.
    Me impongo un castigo,
    A mí misma me privo
    De todas las dulces distracciones.

    Contraproducente es,
    Pues no puedo proceder
    Cargando todo este estrés,
    Y me digo que si al final no estoy bien,
    Nada de esto habrá valido la pena.

    ...Y me puse a desvariar,
    La hoja en blanco aún está,
    Tres horas pasaron ya.
    Ah, ya qué importa, mañana otro día será.
    "Clic", archivo nuevo, y a la nada mirar. Hay que escribir, que una o dos horas pasaron ya. El "tic" y el "tac" de un tecleo sin personalidad. Mil y un cambios al final tendré que hacer, Esto es sólo el borrador. "Perfeccionismo" es la excusa usaré otra vez, ¿aún puede de mí misma salvarme? Quisiera escribir más, no pensar Quisiera escribir más, no pensar Dar más, no pensar, no pensar. Algunas veces me frustra pensar Que a este punto debí lograr más. Me impongo un castigo, A mí misma me privo De todas las dulces distracciones. Contraproducente es, Pues no puedo proceder Cargando todo este estrés, Y me digo que si al final no estoy bien, Nada de esto habrá valido la pena. ...Y me puse a desvariar, La hoja en blanco aún está, Tres horas pasaron ya. Ah, ya qué importa, mañana otro día será.
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  • ¡Febrero ha sido un mes increíble para los Personajes 3D!

    ¿Sabéis qué? ¡54 personajes 3D nuevos se han unido durante Febrero a FicRol! Ha sido un mes lleno de historias frescas, interacciones inesperadas y un sinfín de posibilidades para el rol. ¡Y esto es solo el comienzo!

    Cada personaje que llega trae algo especial: drama, acción, romance, caos… ¡todo lo que amamos! Si aún no habéis conocido a los recién llegados, ¡este es el momento perfecto para hacerlo! ¿Quién sabe? Tal vez su próximo rol favorito está a solo un mensaje de distancia.

    ¡Gracias por hacer de los Personajes 3D un espacio cada vez más grande y emocionante! ¡Vamos por más historias épicas en Marzo!

    #Personajes3D #FicRol #Comunidad3D #3D
    💫✨ ¡Febrero ha sido un mes increíble para los Personajes 3D! ✨💫 ¿Sabéis qué? ¡54 personajes 3D nuevos se han unido durante Febrero a FicRol! 🎉💙 Ha sido un mes lleno de historias frescas, interacciones inesperadas y un sinfín de posibilidades para el rol. ¡Y esto es solo el comienzo! Cada personaje que llega trae algo especial: drama, acción, romance, caos… ¡todo lo que amamos! 💃🔥 Si aún no habéis conocido a los recién llegados, ¡este es el momento perfecto para hacerlo! ¿Quién sabe? Tal vez su próximo rol favorito está a solo un mensaje de distancia. 😉 ¡Gracias por hacer de los Personajes 3D un espacio cada vez más grande y emocionante! 🚀💙 ¡Vamos por más historias épicas en Marzo! #Personajes3D #FicRol #Comunidad3D #3D
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  • El día era cálido y la brisa de la presa soplaba con fuerza, pero nada de eso importaba para Alex, mejor conocido como *Crimson Thunder*. tenía un pequeño problema que resolver antes de preocuparse por el clima: una pila de explosivos pegados a la estructura de la presa.

    —Bueno, bueno… parece que alguien quiere convertir la ciudad en un parque acuático —murmuró, inclinándose para examinar las cargas—. Y sin avisarme, qué descortés.

    Su comunicador zumbó en su oído.

    —*Crimson, ¿qué estás viendo?* —preguntó la voz preocupada de su compañero en la central.

    —Pues… mucho C4 y cables que no quiero tocar a lo loco. Ah, y un tipo con mala actitud acercándose con un rifle. Dame un segundito.

    Antes de que el mercenario pudiera apuntar, Crimson desapareció en un destello rojo y dorado. Un golpe veloz en la nuca y el tipo cayó de bruces.

    Volvió su atención a los explosivos. No tenía tiempo de desactivarlos manualmente sin riesgo, y algo le decía que quien planeó esto tenía un detonador en la mano en algún lugar cercano.

    —Si fuera un lunático con planes de volar una presa… ¿dónde me escondería?

    Activó su súper velocidad y corrió por el perímetro, revisando cada rincón en cuestión de segundos. Finalmente, en un vehículo negro estacionado a 200 metros, vio a un hombre con un teléfono en la mano y cara de “estoy a punto de hacer algo malo”.

    Crimson frenó en seco junto a la ventana y tocó el cristal con una sonrisa.

    —Hola, vecino. ¿Te importaría prestarme ese teléfono?

    El hombre gritó, pero antes de poder reaccionar, Alex ya le había arrebatado el dispositivo y lo sostenía con una ceja arqueada.

    —Ohhh, mira eso. “Detonación remota activada en… 10 segundos”. Suena importante.

    Sin perder tiempo, corrió de vuelta a la presa y usó su velocidad para arrancar todos los detonadores en una fracción de segundo. Justo cuando el reloj llegó a cero… nada pasó.

    Alex dejó escapar un suspiro exagerado y sonrió.

    —Ahhh, me encanta cuando las cosas salen bien.

    Minutos después, la policía llegó al lugar, encontrando al mercenario atado con cinta adhesiva a su propio auto y la dinamita cuidadosamente apilada en un lado.

    Crimson Thunder se estiró con satisfacción y saludó burlón desde una baranda.

    —¡Tranquilos, muchachos! Ya hice la parte difícil. Ahora solo les toca arrestarlo y decir en las noticias que fui increíble.

    Y con un destello de luz roja y dorada, desapareció en la noche, dejando tras de sí un viento fuerte y un desastre evitado.
    El día era cálido y la brisa de la presa soplaba con fuerza, pero nada de eso importaba para Alex, mejor conocido como *Crimson Thunder*. tenía un pequeño problema que resolver antes de preocuparse por el clima: una pila de explosivos pegados a la estructura de la presa. —Bueno, bueno… parece que alguien quiere convertir la ciudad en un parque acuático —murmuró, inclinándose para examinar las cargas—. Y sin avisarme, qué descortés. Su comunicador zumbó en su oído. —*Crimson, ¿qué estás viendo?* —preguntó la voz preocupada de su compañero en la central. —Pues… mucho C4 y cables que no quiero tocar a lo loco. Ah, y un tipo con mala actitud acercándose con un rifle. Dame un segundito. Antes de que el mercenario pudiera apuntar, Crimson desapareció en un destello rojo y dorado. Un golpe veloz en la nuca y el tipo cayó de bruces. Volvió su atención a los explosivos. No tenía tiempo de desactivarlos manualmente sin riesgo, y algo le decía que quien planeó esto tenía un detonador en la mano en algún lugar cercano. —Si fuera un lunático con planes de volar una presa… ¿dónde me escondería? Activó su súper velocidad y corrió por el perímetro, revisando cada rincón en cuestión de segundos. Finalmente, en un vehículo negro estacionado a 200 metros, vio a un hombre con un teléfono en la mano y cara de “estoy a punto de hacer algo malo”. Crimson frenó en seco junto a la ventana y tocó el cristal con una sonrisa. —Hola, vecino. ¿Te importaría prestarme ese teléfono? El hombre gritó, pero antes de poder reaccionar, Alex ya le había arrebatado el dispositivo y lo sostenía con una ceja arqueada. —Ohhh, mira eso. “Detonación remota activada en… 10 segundos”. Suena importante. Sin perder tiempo, corrió de vuelta a la presa y usó su velocidad para arrancar todos los detonadores en una fracción de segundo. Justo cuando el reloj llegó a cero… nada pasó. Alex dejó escapar un suspiro exagerado y sonrió. —Ahhh, me encanta cuando las cosas salen bien. Minutos después, la policía llegó al lugar, encontrando al mercenario atado con cinta adhesiva a su propio auto y la dinamita cuidadosamente apilada en un lado. Crimson Thunder se estiró con satisfacción y saludó burlón desde una baranda. —¡Tranquilos, muchachos! Ya hice la parte difícil. Ahora solo les toca arrestarlo y decir en las noticias que fui increíble. Y con un destello de luz roja y dorada, desapareció en la noche, dejando tras de sí un viento fuerte y un desastre evitado.
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  • Jimoto avanzaba por la carretera, con su chaqueta al hombro y una sonrisa confiada en el rostro. Había dejado atrás el bullicio de la última ciudad y ahora se acercaba a un nuevo destino. Cuando cruzó la colina, la vio: una ciudad resplandeciente bajo la luz del atardecer, con edificios de arquitectura elegante, calles limpias y parques rebosantes de vegetación.

    —Vaya… esto sí que es un cambio.

    No tardó en adentrarse en la ciudad, donde el ambiente era tranquilo y acogedor. Sin embargo, no todo era paz. Bastaron un par de horas antes de que algo llamara su atención: un intento de asalto en una calle comercial. Jimoto no dudó en intervenir.

    **Gran Saiyaman Omega entró en acción.**

    Saltó desde un edificio y aterrizó entre los criminales y sus víctimas. Con movimientos precisos, desarmó a los agresores y los dejó inconscientes antes de que pudieran reaccionar. Cuando todo terminó, cruzó los brazos con orgullo mientras la gente lo observaba con asombro.

    —¡No teman, ciudadanos! ¡Gran Saiyaman Omega protege esta ciudad!

    Algunos lo aplaudieron, otros simplemente se quedaron en silencio. Jimoto sintió la vergüenza ajena en el aire, pero no le importó. Una vez que la policía llegó, desapareció por los tejados.

    Más tarde, ya sin su traje, decidió buscar un lugar donde descansar. Se encontró con una cafetería con terraza, perfecta para relajarse. Se pidió un café y se dejó caer en una silla, disfrutando de la brisa fresca.

    Fue entonces cuando la vio.

    A unos metros, en otra mesa, una joven tomaba tranquilamente su bebida, observando la ciudad con una expresión serena. Su cabello reflejaba la luz del atardecer, y sus ojos parecían analizar el mundo con una calma intrigante.

    Jimoto parpadeó, sorprendido por la sensación repentina de que había algo especial en ella. No sabía qué era exactamente, pero su presencia le llamaba la atención.

    Tomó un sorbo de su café y la observó de reojo.

    —Interesante…
    Jimoto avanzaba por la carretera, con su chaqueta al hombro y una sonrisa confiada en el rostro. Había dejado atrás el bullicio de la última ciudad y ahora se acercaba a un nuevo destino. Cuando cruzó la colina, la vio: una ciudad resplandeciente bajo la luz del atardecer, con edificios de arquitectura elegante, calles limpias y parques rebosantes de vegetación. —Vaya… esto sí que es un cambio. No tardó en adentrarse en la ciudad, donde el ambiente era tranquilo y acogedor. Sin embargo, no todo era paz. Bastaron un par de horas antes de que algo llamara su atención: un intento de asalto en una calle comercial. Jimoto no dudó en intervenir. **Gran Saiyaman Omega entró en acción.** Saltó desde un edificio y aterrizó entre los criminales y sus víctimas. Con movimientos precisos, desarmó a los agresores y los dejó inconscientes antes de que pudieran reaccionar. Cuando todo terminó, cruzó los brazos con orgullo mientras la gente lo observaba con asombro. —¡No teman, ciudadanos! ¡Gran Saiyaman Omega protege esta ciudad! Algunos lo aplaudieron, otros simplemente se quedaron en silencio. Jimoto sintió la vergüenza ajena en el aire, pero no le importó. Una vez que la policía llegó, desapareció por los tejados. Más tarde, ya sin su traje, decidió buscar un lugar donde descansar. Se encontró con una cafetería con terraza, perfecta para relajarse. Se pidió un café y se dejó caer en una silla, disfrutando de la brisa fresca. Fue entonces cuando la vio. A unos metros, en otra mesa, una joven tomaba tranquilamente su bebida, observando la ciudad con una expresión serena. Su cabello reflejaba la luz del atardecer, y sus ojos parecían analizar el mundo con una calma intrigante. Jimoto parpadeó, sorprendido por la sensación repentina de que había algo especial en ella. No sabía qué era exactamente, pero su presencia le llamaba la atención. Tomó un sorbo de su café y la observó de reojo. —Interesante…
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  • Jimoto aterrizó sobre la farola de un poste, observando la escena desde arriba. En la esquina de la avenida, un grupo de maleantes armados había rodeado a varios transeúntes, exigiéndoles sus pertenencias con amenazas. Uno de ellos agitaba un arma en el aire, gritando órdenes mientras los demás revisaban bolsillos y bolsos.

    Jimoto chasqueó la lengua. Ya había visto suficiente.

    —No es su día de suerte, chicos —dijo, dejándose caer del poste con un giro acrobático.

    Los maleantes se sobresaltaron cuando su figura impactó el suelo con un leve crujido del pavimento. Uno de ellos, el del arma, reaccionó de inmediato y apuntó directo a su cabeza.

    —¡¿Quién demonios eres tú?!

    Jimoto inclinó la cabeza, con las manos en la cintura.

    —¿De verdad? ¿Aún no me reconocen? Qué decepción…

    El criminal no dudó. Jaló el gatillo.

    *¡BANG! ¡BANG! ¡BANG!*

    Las balas salieron disparadas, pero Jimoto apenas se inmutó. Con un movimiento veloz, levantó la mano y atrapó los proyectiles en el aire, uno tras otro. Los casquillos calientes se deslizaron por su palma antes de caer al suelo con un tintineo metálico.

    El silencio fue absoluto.

    Los maleantes quedaron boquiabiertos. Uno de ellos, el más joven, murmuró con la voz temblorosa:

    —N-no puede ser…

    Jimoto abrió la mano, dejando que los proyectiles cayesen al asfalto. Luego, levantó la mirada y sonrió con confianza.

    —¿Qué decían de suerte?

    El que había disparado se puso pálido. Maldijo entre dientes y trató de disparar de nuevo, pero Jimoto ya estaba en movimiento. En un parpadeo, se deslizó por el suelo y golpeó su muñeca, haciendo que el arma volara por los aires. Antes de que los demás pudieran reaccionar, lanzó una patada giratoria que derribó a dos de ellos de un solo golpe.

    Los otros intentaron correr, pero Jimoto los interceptó con movimientos fluidos, esquivando ataques torpes y dejándolos inconscientes en cuestión de segundos.

    Cuando el último cayó, se sacudió las manos y suspiró.

    Los civiles, aún en shock, lo observaban sin saber qué decir.

    Jimoto sonrió y les hizo un gesto despreocupado.

    —Todo bajo control. Ahora, llamen a la policía.

    Y con eso, se impulsó hacia una azotea cercana y desapareció entre los edificios, dejando atrás el sonido de sirenas que ya comenzaban a acercarse.
    Jimoto aterrizó sobre la farola de un poste, observando la escena desde arriba. En la esquina de la avenida, un grupo de maleantes armados había rodeado a varios transeúntes, exigiéndoles sus pertenencias con amenazas. Uno de ellos agitaba un arma en el aire, gritando órdenes mientras los demás revisaban bolsillos y bolsos. Jimoto chasqueó la lengua. Ya había visto suficiente. —No es su día de suerte, chicos —dijo, dejándose caer del poste con un giro acrobático. Los maleantes se sobresaltaron cuando su figura impactó el suelo con un leve crujido del pavimento. Uno de ellos, el del arma, reaccionó de inmediato y apuntó directo a su cabeza. —¡¿Quién demonios eres tú?! Jimoto inclinó la cabeza, con las manos en la cintura. —¿De verdad? ¿Aún no me reconocen? Qué decepción… El criminal no dudó. Jaló el gatillo. *¡BANG! ¡BANG! ¡BANG!* Las balas salieron disparadas, pero Jimoto apenas se inmutó. Con un movimiento veloz, levantó la mano y atrapó los proyectiles en el aire, uno tras otro. Los casquillos calientes se deslizaron por su palma antes de caer al suelo con un tintineo metálico. El silencio fue absoluto. Los maleantes quedaron boquiabiertos. Uno de ellos, el más joven, murmuró con la voz temblorosa: —N-no puede ser… Jimoto abrió la mano, dejando que los proyectiles cayesen al asfalto. Luego, levantó la mirada y sonrió con confianza. —¿Qué decían de suerte? El que había disparado se puso pálido. Maldijo entre dientes y trató de disparar de nuevo, pero Jimoto ya estaba en movimiento. En un parpadeo, se deslizó por el suelo y golpeó su muñeca, haciendo que el arma volara por los aires. Antes de que los demás pudieran reaccionar, lanzó una patada giratoria que derribó a dos de ellos de un solo golpe. Los otros intentaron correr, pero Jimoto los interceptó con movimientos fluidos, esquivando ataques torpes y dejándolos inconscientes en cuestión de segundos. Cuando el último cayó, se sacudió las manos y suspiró. Los civiles, aún en shock, lo observaban sin saber qué decir. Jimoto sonrió y les hizo un gesto despreocupado. —Todo bajo control. Ahora, llamen a la policía. Y con eso, se impulsó hacia una azotea cercana y desapareció entre los edificios, dejando atrás el sonido de sirenas que ya comenzaban a acercarse.
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  • Debemos destruir el "Morpho" cueste lo que cueste...

    *Tras decir esas palabras, los gritos de todos resonaron por el comunicador.*

    —¡Shinn, no!
    —¡Shinn! ¡Detente!
    —¡Maldito bastardo suicida! ¡¿Realmente quieres morir?!
    —¡Ya basta, Shinn! !Le hicimos bastante daño! ¡Podemos retirarnos por ahora para reagruparnos!

    *Así que, además de tener que escuchar las voces de los muertos, también escuchaba los gritos sin sentido de los miembros del escuadrón.*

    —Reagruparse es algo innecesario. De cualquier forma no tenemos nada, ni refacciones, ni municiones, ni batería... Nada.
    —¡Está demente! ¡General, active el control remoto y ordene la retirada!

    *Es verdad. Los Juggernaut tenían esa opción... Pero sabía que Ernst no lo usaría. Sabía que él no me traicionaría así.*

    —¡General!
    —¡GENERAL! ¡ERNST!

    *Repasé rápidamente las armas que me quedaban. Dos disparos del cañón principal, cuatro cuchillas, y alrededor de 18% de batería interna. Uno de los girostatos del lado derecho quedó inservible tras el choque anterior, y sentía un frío que ardía en la cabeza, así como húmeda la cara por ese lado también. Si me apresuraba podíamos volver a tomar posición y realizar un nuevo ataque conjunto. Pero entonces el "Morpho" rugió, estremeciendo todo.*

    —...A TODOS!!!!

    *Me estremecí ligeramente, pero sabía lo que había que hacer.*

    —Atentos. Wehrwolf, Laughing Fox, Snow Witch, Gunslinger. El "Morpho" va a disparar de nuevo. Ya saben lo que tenemos que hacer...
    —¡Ernst! ¡Esos niños van a cometer suicidio! A todos les queda menos de 50% de energía, además las armas...
    —Para combatir con monstruos es necesario convertirse en monstruos también. Las cuchillas más afiladas pueden ser odiadas, o no puedes no desear usarlas. Adelante, queridos 86... El futuro de la humanidad está en sus manos...

    *La voz de Ernst sonó calmada en medio del rugido del "Morpho" y los gritos y chillidos de los demás. Pero sabía que mis compañeros no me abandonarían. Mientras el cañón del "Morpho" recargaba energías emitiendo esos rayos de electricidad azul, los cinco Juggernaut del escuadrón Nordlich se pusieron en marcha para el último choque...*

    —Adelante, vayan de regreso al infierno que tanto aman, y hagan llorar sangre del cielo...

    *Concluyó Ernst, y recuerdo haber intuído que, si esas fueran las últimas palabras de la humanidad, quizás no estarían tan mal. Ganar. O morir. Si volvía a acercarme lo suficiente al "Morpho" acabaría todo con los últimos disparos que me quedaban...
    Pero sin importar el resultado, era el último ataque.*
    Debemos destruir el "Morpho" cueste lo que cueste... *Tras decir esas palabras, los gritos de todos resonaron por el comunicador.* —¡Shinn, no! —¡Shinn! ¡Detente! —¡Maldito bastardo suicida! ¡¿Realmente quieres morir?! —¡Ya basta, Shinn! !Le hicimos bastante daño! ¡Podemos retirarnos por ahora para reagruparnos! *Así que, además de tener que escuchar las voces de los muertos, también escuchaba los gritos sin sentido de los miembros del escuadrón.* —Reagruparse es algo innecesario. De cualquier forma no tenemos nada, ni refacciones, ni municiones, ni batería... Nada. —¡Está demente! ¡General, active el control remoto y ordene la retirada! *Es verdad. Los Juggernaut tenían esa opción... Pero sabía que Ernst no lo usaría. Sabía que él no me traicionaría así.* —¡General! —¡GENERAL! ¡ERNST! *Repasé rápidamente las armas que me quedaban. Dos disparos del cañón principal, cuatro cuchillas, y alrededor de 18% de batería interna. Uno de los girostatos del lado derecho quedó inservible tras el choque anterior, y sentía un frío que ardía en la cabeza, así como húmeda la cara por ese lado también. Si me apresuraba podíamos volver a tomar posición y realizar un nuevo ataque conjunto. Pero entonces el "Morpho" rugió, estremeciendo todo.* —...A TODOS!!!! *Me estremecí ligeramente, pero sabía lo que había que hacer.* —Atentos. Wehrwolf, Laughing Fox, Snow Witch, Gunslinger. El "Morpho" va a disparar de nuevo. Ya saben lo que tenemos que hacer... —¡Ernst! ¡Esos niños van a cometer suicidio! A todos les queda menos de 50% de energía, además las armas... —Para combatir con monstruos es necesario convertirse en monstruos también. Las cuchillas más afiladas pueden ser odiadas, o no puedes no desear usarlas. Adelante, queridos 86... El futuro de la humanidad está en sus manos... *La voz de Ernst sonó calmada en medio del rugido del "Morpho" y los gritos y chillidos de los demás. Pero sabía que mis compañeros no me abandonarían. Mientras el cañón del "Morpho" recargaba energías emitiendo esos rayos de electricidad azul, los cinco Juggernaut del escuadrón Nordlich se pusieron en marcha para el último choque...* —Adelante, vayan de regreso al infierno que tanto aman, y hagan llorar sangre del cielo... *Concluyó Ernst, y recuerdo haber intuído que, si esas fueran las últimas palabras de la humanidad, quizás no estarían tan mal. Ganar. O morir. Si volvía a acercarme lo suficiente al "Morpho" acabaría todo con los últimos disparos que me quedaban... Pero sin importar el resultado, era el último ataque.*
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