Tras la pista de los bandidos (I) —Monorrol.—
Aquella tarde sintió una presión en el pecho. Sabía el motivo: hacía demasiado tiempo que no volvía a sus orígenes y lo echaba de menos.
Necesitaba asaltar un campamento de bandidos, patearles el culo y quedarse con todos los tesoros que hubieran robado a personas inocentes. Ya sabes lo que dicen, "quien roba a un...