El día de hoy, puede vérsele paseando por la ciudad con una mochila en un hombro y un cuervo en el otro. Lleva una lista de las compras en la mano, el bastón en la otra, y la capucha del abrigo de piel de oso cubriéndole la cabeza. El parche que lleva en el ojo izquierdo sigue luciendo un estampado navideño, pues para él, las fiestas aún no han acabado. — ¿Por qué no tienen chapulines en la sección de snacks del supermercado? —Pregunta el cuervo, hablándole mentalmente a su amo. — La gente no come chapulines, Lester. Quizás deberías visitar un supermercado para cuervos —responde el brujo. — ¿Y por qué el amo ha comprado tantas botellas de Coca Cola? — Porque a Thomas le gustan. — ¿¡Todas son para Thomas!? Amo, ha llevado más de treinta botellas... —exclama el cuervo, sacudiendo las alas con sorpresa. — Bueno, digamos que le gustan mucho. Pero muy mucho. #ElBrujoCojo