El cielo luce despejado del todo para el amanecer, el sol ilumina con débiles rayos el resultado que ha dejado la tormenta de nieve. La ciudad está casi sepultada.

Pero la humanidad es increíblemente resistente y sólo necesita un día para llenarse de esperanzas y alegría. Las vísperas navideñas y la necesidad de reunión son perfectas excusas para que florezca la cooperación. Tal y como las manadas de lobos enfrentándose a las nevadas, los más aptos van primero para abrir el camino a los demás, las palas para quitar la nieve son indispensables. Hace frío y hay muchas historias que contar, el chocolate caliente y las anécdotas se comparten desinteresadamente. Los habitantes agradecen el regreso de la normalidad.

Lejos, pero no tanto, en el bosque de pinos, el artífice accidental de la intensa nevada se siente tal y como la gente del pueblo. La angustia ya no le pesa sobre los hombros, el desastre ya no llama a su puerta cada día, los pinos nacen y crecen a su alrededor aún sin ser primavera, el aullido de los lobos hace eco en la distancia y le llena de calidez el corazón.

— Parece que una manada de lobos ha decidido mudarse al bosque —dice, pensando en voz alta, o quizás hablando con Thomas, que puede oírle desde donde sea que esté—. Es una muy buena señal, quiere decir que el bosque es fuerte.

Lo es, efectivamente, en buena parte gracias a la presencia del brujo que estimula y equilibra las fuerzas naturales ahí donde vaya. Además, la presencia del dragón sana a los enfermos y nutre a los más debiles, entre ellos al propio brujo cuya recuperación es lenta, pero segura.

#ElBrujoCojo
El cielo luce despejado del todo para el amanecer, el sol ilumina con débiles rayos el resultado que ha dejado la tormenta de nieve. La ciudad está casi sepultada. Pero la humanidad es increíblemente resistente y sólo necesita un día para llenarse de esperanzas y alegría. Las vísperas navideñas y la necesidad de reunión son perfectas excusas para que florezca la cooperación. Tal y como las manadas de lobos enfrentándose a las nevadas, los más aptos van primero para abrir el camino a los demás, las palas para quitar la nieve son indispensables. Hace frío y hay muchas historias que contar, el chocolate caliente y las anécdotas se comparten desinteresadamente. Los habitantes agradecen el regreso de la normalidad. Lejos, pero no tanto, en el bosque de pinos, el artífice accidental de la intensa nevada se siente tal y como la gente del pueblo. La angustia ya no le pesa sobre los hombros, el desastre ya no llama a su puerta cada día, los pinos nacen y crecen a su alrededor aún sin ser primavera, el aullido de los lobos hace eco en la distancia y le llena de calidez el corazón. — Parece que una manada de lobos ha decidido mudarse al bosque —dice, pensando en voz alta, o quizás hablando con Thomas, que puede oírle desde donde sea que esté—. Es una muy buena señal, quiere decir que el bosque es fuerte. Lo es, efectivamente, en buena parte gracias a la presencia del brujo que estimula y equilibra las fuerzas naturales ahí donde vaya. Además, la presencia del dragón sana a los enfermos y nutre a los más debiles, entre ellos al propio brujo cuya recuperación es lenta, pero segura. #ElBrujoCojo
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