— ¡Aparten, aparten! —El pequeño sirviente de la corte, pequeño en estatura y no en edad, avanzaba por los enormes pasillos del palacio hacia una de las miles de alcobas—. Apártense, su alteza hace llamar a [springwar]

Todo el mundo se movió de su camino sin vacilar, puesto que sus movimientos eran tan calculados como de costumbre. Nada en el palacio se salía del orden en aquellos momentos, ni una sola rosa fuera de su color, el perfume justo para no ser suave ni tampoco apabullante, las doncellas vestían perfectas, todas enfiladas a cada lado del pasillo como estipulaba el larguísimo (y bien largo) Real Código de Etiqueta Firme y Jamás Perdible de la Reina Leïlla (O, abreviado, RCEFJPRL).

El pequeño encontró a Neramar en su lugar habitual, firme ante los aposentos de su Alteza Nifrid. Muy quieta. Aunque, por mucho que lo intentase, jamás encajaría entre los pomposos y vivos muros del palacio.

— Joven Neramar, ha sido convocada en el salón de bailes por su Alteza. Ha de acudir inmediatamente.