Se detiene en el umbral de la puerta de la panadería, sin regalos, sin nada que ofrecer más que... ¿Su propia persona?
Si le rechazan o no, no depende de él. Y si le echan... bueno, no será la primera ni la última vez.
— Hola.
Si le rechazan o no, no depende de él. Y si le echan... bueno, no será la primera ni la última vez.
— Hola.
Se detiene en el umbral de la puerta de la panadería, sin regalos, sin nada que ofrecer más que... ¿Su propia persona?
Si le rechazan o no, no depende de él. Y si le echan... bueno, no será la primera ni la última vez.
— Hola.

