𝐀𝐦𝐚𝐧𝐞𝐜𝐞𝐫
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Apartó la hiedra con una mano y emergió de su escondite. Se permitió así mismo disfrutar de la gélida brisa de la mañana y de contemplar como el sol iba ascendiendo entre las copas de los árboles. El robo de la tarde anterior había resultado casi perfecto; obtuvo más de lo necesario para adquirir nuevas provisiones e incluso consideró la posibilidad de adquirir un par de botas nuevas.
Se cruzó de brazos, echando la cabeza atrás para largar una carcajada suave que llenó el hueco de silencio del vació del amanecer.

──Esos idiotas…

Luego de haber realizado su artimaña, a esa familia de nobles se les ocurrió la brillante idea de mandar a sus perros de seguridad a ir tras él. No pudo evitar preguntarse dónde carajos estaban durante todo lo ocurrido.

¿Esas bocas incompetentes eran las que la aristocracia alimentaba?

Un motivo más para despreciarlos.

En cuanto puso un pie fuera de la villa y se internó más y más entre los árboles, dejaron de perseguirlo. No podía culparlos, a diferencia de las villas que, una vez que la luna se alzaba sobre el cielo, casi se convertían en auténticos sepulcros donde muy pocos se atrevían a merodear por las calles desoladas. En cambio, los bosques parecían cobrar vida.

──Vayamos por esas botas.
𝐀𝐦𝐚𝐧𝐞𝐜𝐞𝐫 ⌎┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈ ┈┈┈ Apartó la hiedra con una mano y emergió de su escondite. Se permitió así mismo disfrutar de la gélida brisa de la mañana y de contemplar como el sol iba ascendiendo entre las copas de los árboles. El robo de la tarde anterior había resultado casi perfecto; obtuvo más de lo necesario para adquirir nuevas provisiones e incluso consideró la posibilidad de adquirir un par de botas nuevas. Se cruzó de brazos, echando la cabeza atrás para largar una carcajada suave que llenó el hueco de silencio del vació del amanecer. ──Esos idiotas… Luego de haber realizado su artimaña, a esa familia de nobles se les ocurrió la brillante idea de mandar a sus perros de seguridad a ir tras él. No pudo evitar preguntarse dónde carajos estaban durante todo lo ocurrido. ¿Esas bocas incompetentes eran las que la aristocracia alimentaba? Un motivo más para despreciarlos. En cuanto puso un pie fuera de la villa y se internó más y más entre los árboles, dejaron de perseguirlo. No podía culparlos, a diferencia de las villas que, una vez que la luna se alzaba sobre el cielo, casi se convertían en auténticos sepulcros donde muy pocos se atrevían a merodear por las calles desoladas. En cambio, los bosques parecían cobrar vida. ──Vayamos por esas botas.
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