"Han sido días extraños.
El bar se siente solitario, aunque aún recibe visitas como la de esa criatura pequeña y desastroza, la de la diosa del caos que se siente el centro del sistema solar, la de un chico conde que quieren asesinar, la de una pelirroja que quiso hacerse cargo del sitio y desapareció a los dos días (para no variar), la de una mujer rusa que huyó de su hogar, un par de gatos. También estamos los de siempre.

Encontré algunas de tus cosas. Ropa, tus anteojos de cuando fuiste a visitar a Añil en forma de gata, tus gominolas... Está todo sellado y ocultas a buen recaudo en mi poder. Lo siento, aun no puedo dejar que te las lleves.

También encontré a una curiosa criatura que fue parte de tu día a día, esto gracias a Thomas que si bien no es un visitante frecuente, se prestó a ayudarme cuando le dije que había perdido a una amiga y quería encontrarla. Y digo "fue", porque maté a esa criatura.

Lo sé. No se puede esperar nada bueno de mí.

Nada bueno, como en todas esas veces que te ignoré cuando querías hablar. ¿Cuáles? Empezando por la última que nos vimos. Hubo otra cuando le pusiste nombre a mi enfado y otra cuando te pregunté si me hablabas a mí, otra cuando esperabas mi ayuda para lidiar con la criatura desastroza, otra cuando no querías que te ayudara a limpiar e igualmente lo hice. Y tantas otras más.

Tenías razón, supuse tantas cosas sobre ti y estaba tan convencido de que eran ciertas, que te traté como si fueras tú la que estaba equivocada sobre ti misma (cuando era yo el que estaba errado). Ahora sé cómo se siente, sé que querías que te escucharan, que querías ser parte de alguien más, que querías compartir quien eres antes de ser juzgada, empaquetada y etiquetada de la forma más conveniente para los demás.

Tenemos miedo, Adda. Tenemos miedo de ser heridos, tenemos miedo de ser rechazados, de caer mal, de no ser suficiente, de causar emociones negativas, de que nos griten, de que nos manipulen, de que se aprovechen de nosotros, de que nos hagan daño. Ser humano no es fácil porque nacemos vulnerables y sólo aprendemos a rompernos. Algunos nos resignamos a que el dolor es todo lo que vamos a recibir y que las cosas bonitas no son más que fantasías con las que ganar dinero con películas, en consecuencia, asumimos que todo nos hará daño. De qué forma dependerá de la etiqueta que le hayamos puesto.

Te puse la etiqueta de infantil y desconsiderada, porque temo que no sepas gestionar tus emociones de un modo conveniente para mí y me harás daño al ser poco responsable con las consecuencias de ello. También te puse la etiqueta de manipuladora, porque temo que disfrutes viéndome afectado por las consecuencias anteriores. Finalmente te puse la etiqueta de cruel e indiferente, porque temo que no te importe el daño que me hiciste.

No es una excusa, no es una expiación, no es tu culpa. Es una realidad.

¿Te sentiste así por Añil? ¿Sentiste que te hizo daño cuando te ignoró? ¿Quisiste decirle lo que sentías, pero te abandonó? ¿Fue demasiado para ti?"

Tolek tiene sus piernas cruzadas sobre las que descansa el palantir, está en posición de loto, en medio de un cuarto perdido y ruinoso de alguna línea abandonada del tren subterráneo.

#ElBrujoCojo [Adda]
"Han sido días extraños. El bar se siente solitario, aunque aún recibe visitas como la de esa criatura pequeña y desastroza, la de la diosa del caos que se siente el centro del sistema solar, la de un chico conde que quieren asesinar, la de una pelirroja que quiso hacerse cargo del sitio y desapareció a los dos días (para no variar), la de una mujer rusa que huyó de su hogar, un par de gatos. También estamos los de siempre. Encontré algunas de tus cosas. Ropa, tus anteojos de cuando fuiste a visitar a Añil en forma de gata, tus gominolas... Está todo sellado y ocultas a buen recaudo en mi poder. Lo siento, aun no puedo dejar que te las lleves. También encontré a una curiosa criatura que fue parte de tu día a día, esto gracias a Thomas que si bien no es un visitante frecuente, se prestó a ayudarme cuando le dije que había perdido a una amiga y quería encontrarla. Y digo "fue", porque maté a esa criatura. Lo sé. No se puede esperar nada bueno de mí. Nada bueno, como en todas esas veces que te ignoré cuando querías hablar. ¿Cuáles? Empezando por la última que nos vimos. Hubo otra cuando le pusiste nombre a mi enfado y otra cuando te pregunté si me hablabas a mí, otra cuando esperabas mi ayuda para lidiar con la criatura desastroza, otra cuando no querías que te ayudara a limpiar e igualmente lo hice. Y tantas otras más. Tenías razón, supuse tantas cosas sobre ti y estaba tan convencido de que eran ciertas, que te traté como si fueras tú la que estaba equivocada sobre ti misma (cuando era yo el que estaba errado). Ahora sé cómo se siente, sé que querías que te escucharan, que querías ser parte de alguien más, que querías compartir quien eres antes de ser juzgada, empaquetada y etiquetada de la forma más conveniente para los demás. Tenemos miedo, Adda. Tenemos miedo de ser heridos, tenemos miedo de ser rechazados, de caer mal, de no ser suficiente, de causar emociones negativas, de que nos griten, de que nos manipulen, de que se aprovechen de nosotros, de que nos hagan daño. Ser humano no es fácil porque nacemos vulnerables y sólo aprendemos a rompernos. Algunos nos resignamos a que el dolor es todo lo que vamos a recibir y que las cosas bonitas no son más que fantasías con las que ganar dinero con películas, en consecuencia, asumimos que todo nos hará daño. De qué forma dependerá de la etiqueta que le hayamos puesto. Te puse la etiqueta de infantil y desconsiderada, porque temo que no sepas gestionar tus emociones de un modo conveniente para mí y me harás daño al ser poco responsable con las consecuencias de ello. También te puse la etiqueta de manipuladora, porque temo que disfrutes viéndome afectado por las consecuencias anteriores. Finalmente te puse la etiqueta de cruel e indiferente, porque temo que no te importe el daño que me hiciste. No es una excusa, no es una expiación, no es tu culpa. Es una realidad. ¿Te sentiste así por Añil? ¿Sentiste que te hizo daño cuando te ignoró? ¿Quisiste decirle lo que sentías, pero te abandonó? ¿Fue demasiado para ti?" Tolek tiene sus piernas cruzadas sobre las que descansa el palantir, está en posición de loto, en medio de un cuarto perdido y ruinoso de alguna línea abandonada del tren subterráneo. #ElBrujoCojo [Adda]
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