Finalmente el momento había llegado y no podía creer que él había visto como todo empezó, se enredó, se había vuelto un drama y una muestra del más puro amor que pudo ver en el infierno alguna vez.
La prueba estaba ahí y él, más que orgulloso de poder formar parte, sería el indicado como Rey y como amigo de unirlos "hasta que la muerte los separase".

Se arregló rápidamente, algo elegante pero sencillo a la par, que no fuera siquiera muy vistoso pues ese día la atención era para la pareja y nadie más, terminando de ajustar la corbata y marchando directo al punto de reunión donde, seguramente, la mayoría de invitados ya estarían reunidos.
No iba a negarlo, estaba algo nervioso. En todos sus años, jamás había llevado la batuta en una boda, los demonios no solían buscar una relación más allá y esperaba hacer bien su trabajo.

Revisando los últimos detalles, se aseguró que todo estuviera perfecto, desde la decoración que había organizado con la pareja, la comida, la fiesta, las sorpresas, porque si, habría sorpresas.
Sonriendo, terminó mirando alrededor, chasqueando los dedos y dejando que la suave música empezara a sonar, la música inicial para dar paso a los invitados a llegar a su sitio, acomodarse y esperar por el magno evento.
Finalmente el momento había llegado y no podía creer que él había visto como todo empezó, se enredó, se había vuelto un drama y una muestra del más puro amor que pudo ver en el infierno alguna vez. La prueba estaba ahí y él, más que orgulloso de poder formar parte, sería el indicado como Rey y como amigo de unirlos "hasta que la muerte los separase". Se arregló rápidamente, algo elegante pero sencillo a la par, que no fuera siquiera muy vistoso pues ese día la atención era para la pareja y nadie más, terminando de ajustar la corbata y marchando directo al punto de reunión donde, seguramente, la mayoría de invitados ya estarían reunidos. No iba a negarlo, estaba algo nervioso. En todos sus años, jamás había llevado la batuta en una boda, los demonios no solían buscar una relación más allá y esperaba hacer bien su trabajo. Revisando los últimos detalles, se aseguró que todo estuviera perfecto, desde la decoración que había organizado con la pareja, la comida, la fiesta, las sorpresas, porque si, habría sorpresas. Sonriendo, terminó mirando alrededor, chasqueando los dedos y dejando que la suave música empezara a sonar, la música inicial para dar paso a los invitados a llegar a su sitio, acomodarse y esperar por el magno evento.
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