Dos tazas de gluhwein, aún tibio y sutilmente humeante. Dos cajas de regalos debajo de un árbol que -aunque armado por él entre prisas- más resplandeciente que cualquier adorno que hubiese colocado en su vida había quedado.
Dos haces de vapor que se elevaban en el aire, sus caminos entrelazando, sus rastros desdibujándose en el ambiente al unirse. ¿No era, todo aquello, otro más de los tantos testimonios y analogías de cómo se habían unido, entregado y reclamado ellos?
— Te quedó perfecto, como todo lo que haces, mi amor — la cabeza de su preciosa novia 𝐑𝐀𝐃𝐄𝐍 hizo descansar sobre su hombro, ambos sentados frente al árbol, del dulce cítrico -las naranjas que sus manos compaginadas habían cortado-, el timbre de la canela disueltos en el vino disfrutando. — ¿Podemos aumentar más la dificultad de las clases? M-hm, yo creo que hacer vino desde cero ya está a tu alcance.
La cabeza de su chica buscó besar. Las dos cajas, las dos sorpresas, aún estaba por revelarle, pero tiempo había. Todo el tiempo del universo les pertenecía, después de todo.
— Feliz Navidad, cielo.
Dos haces de vapor que se elevaban en el aire, sus caminos entrelazando, sus rastros desdibujándose en el ambiente al unirse. ¿No era, todo aquello, otro más de los tantos testimonios y analogías de cómo se habían unido, entregado y reclamado ellos?
— Te quedó perfecto, como todo lo que haces, mi amor — la cabeza de su preciosa novia 𝐑𝐀𝐃𝐄𝐍 hizo descansar sobre su hombro, ambos sentados frente al árbol, del dulce cítrico -las naranjas que sus manos compaginadas habían cortado-, el timbre de la canela disueltos en el vino disfrutando. — ¿Podemos aumentar más la dificultad de las clases? M-hm, yo creo que hacer vino desde cero ya está a tu alcance.
La cabeza de su chica buscó besar. Las dos cajas, las dos sorpresas, aún estaba por revelarle, pero tiempo había. Todo el tiempo del universo les pertenecía, después de todo.
— Feliz Navidad, cielo.
Dos tazas de gluhwein, aún tibio y sutilmente humeante. Dos cajas de regalos debajo de un árbol que -aunque armado por él entre prisas- más resplandeciente que cualquier adorno que hubiese colocado en su vida había quedado.
Dos haces de vapor que se elevaban en el aire, sus caminos entrelazando, sus rastros desdibujándose en el ambiente al unirse. ¿No era, todo aquello, otro más de los tantos testimonios y analogías de cómo se habían unido, entregado y reclamado ellos?
— Te quedó perfecto, como todo lo que haces, mi amor — la cabeza de su preciosa novia [Darl1ngimCursed] hizo descansar sobre su hombro, ambos sentados frente al árbol, del dulce cítrico -las naranjas que sus manos compaginadas habían cortado-, el timbre de la canela disueltos en el vino disfrutando. — ¿Podemos aumentar más la dificultad de las clases? M-hm, yo creo que hacer vino desde cero ya está a tu alcance.
La cabeza de su chica buscó besar. Las dos cajas, las dos sorpresas, aún estaba por revelarle, pero tiempo había. Todo el tiempo del universo les pertenecía, después de todo.
— Feliz Navidad, cielo.