Creció entre pasillos húmedos, broncas ajenas y un silencio que lo educó mejor que cualquier padre.
En su adolescencia ya tenía los nudillos rotos más veces de las que podía contar.
Lo reclutaron joven, demasiado joven, y aun así fue él quien enseñó a otros lo que realmente significaba no dudar.
Primero fue mensajero....