El laboratorio de anatomía era uno de esos lugares que parecían existir fuera del tiempo.
Las luces frías colgaban sobre mesas metálicas, iluminando frascos con muestras y esqueletos que parecían observarlo todo desde su inmovilidad perpetua.
El aire olía a formol, a látex y a café rancio; una mezcla que para Sadie resultaba casi...