Después de sus exitosas ventas en el Bazar Kara Kara, Link se preparó para retomar su camino hacia la ciudad Gerudo antes de que la luz del sol desapareciera. 
 
Antes de partir, había hecho una parada en el spa para cambiarse, con el permiso de la Gerudo que atendía el establecimiento.
 
Aunque ya no era estrictamente necesario vestirse así gracias al trato especial que recibía por haber ayudado previamente con Vah Naboris y por órdenes de Riju, al hylian no le resultaba cómodo aprovechar esos privilegios. Prefería respetar las costumbres de las mujeres que lo habían recibido con tanta amabilidad.
 
Emergió minutos después con un traje de finas telas en blanco y verde agua, adornado con detalles dorados que brillaban suavemente bajo la luz del sol. Completando su conjunto, llevaba una tela blanca sobre la nariz que ayudaba a disimular sus facciones, evitando delatar que quien vestía esas prendas tan finas era un hombre.
 
Por último, se dirigió a sus pertenencias en el bazar. Recogió un saco donde guardó alimentos y materiales, después preparó su escudo y su daga. Aunque los enemigos del día anterior ya no eran amenaza, la precaución nunca estaba de más, sobre todo cuando el atuendo que llevaba no estaba pensado para la batalla.
 
  Antes de partir, había hecho una parada en el spa para cambiarse, con el permiso de la Gerudo que atendía el establecimiento.
Aunque ya no era estrictamente necesario vestirse así gracias al trato especial que recibía por haber ayudado previamente con Vah Naboris y por órdenes de Riju, al hylian no le resultaba cómodo aprovechar esos privilegios. Prefería respetar las costumbres de las mujeres que lo habían recibido con tanta amabilidad.
Emergió minutos después con un traje de finas telas en blanco y verde agua, adornado con detalles dorados que brillaban suavemente bajo la luz del sol. Completando su conjunto, llevaba una tela blanca sobre la nariz que ayudaba a disimular sus facciones, evitando delatar que quien vestía esas prendas tan finas era un hombre.
Por último, se dirigió a sus pertenencias en el bazar. Recogió un saco donde guardó alimentos y materiales, después preparó su escudo y su daga. Aunque los enemigos del día anterior ya no eran amenaza, la precaución nunca estaba de más, sobre todo cuando el atuendo que llevaba no estaba pensado para la batalla.
Después de sus exitosas ventas en el Bazar Kara Kara, Link se preparó para retomar su camino hacia la ciudad Gerudo antes de que la luz del sol desapareciera. 
Antes de partir, había hecho una parada en el spa para cambiarse, con el permiso de la Gerudo que atendía el establecimiento.
Aunque ya no era estrictamente necesario vestirse así gracias al trato especial que recibía por haber ayudado previamente con Vah Naboris y por órdenes de Riju, al hylian no le resultaba cómodo aprovechar esos privilegios. Prefería respetar las costumbres de las mujeres que lo habían recibido con tanta amabilidad.
Emergió minutos después con un traje de finas telas en blanco y verde agua, adornado con detalles dorados que brillaban suavemente bajo la luz del sol. Completando su conjunto, llevaba una tela blanca sobre la nariz que ayudaba a disimular sus facciones, evitando delatar que quien vestía esas prendas tan finas era un hombre.
Por último, se dirigió a sus pertenencias en el bazar. Recogió un saco donde guardó alimentos y materiales, después preparó su escudo y su daga. Aunque los enemigos del día anterior ya no eran amenaza, la precaución nunca estaba de más, sobre todo cuando el atuendo que llevaba no estaba pensado para la batalla.
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                                                maullidos