La Espada del Dragón Rojo
El sol se filtraba a través de las copas de los árboles mientras Zelgadiss continuaba su viaje solitario. Cada paso lo llevaba más profundo en tierras desconocidas, donde los susurros del viento y el crujir de las hojas eran su única compañía.    A medida que avanzaba, las palabras de Shabranigudú resonaban en su mente...
Me encocora
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