Ese día el ascensor había fallado. Se detuvo entre el tercer y cuarto piso. Durante los vientisiete minutos que estuvo atrapada, Alaska contó las respiraciones de la mujer que compartía el espacio con ella (unas 37 respiraciones por minuto, lo que era un indicador de pánico) y registro cada uno de sus suspiros de ansiedad. Sin contar que la mujer hablaba demasiado. No fue peligroso. Fue ruidoso. Cuando la puerta se abrió finalmente, Alaska salió sin decir una sola palabra, pero cada paso hacia su apartamento era más rígido que el anterior.
Ese mismo día, de pie frente a su ventana, hizo lo que siempre hacía cuando el mundo exterior parecía filtrarse demasiado: evaluar variables.
— El apartamento tiene 47 metros cuadrados, 3 ventanas, 1 puerta principal, y 35 vecinos cuyos horarios he mapeado. . . Y aún así, la probabilidad de interacciones no deseadas sigue siendo del 63.7%
Se acercó a la ventana, apartó la cortina y asomó su rostro, sintiendo los rayos cálidos sobre su piel.
— Los apartamentos son organismos compartidos. Pasillos. Ascensores. Escaleras. Gente. —pausa breve— Pero una casa. . . no tiene eso. Una casa es un perímetro cerrado. . .
Cerró la ventana, fue hacia su libreta y abrió una página en blanco. En la parte superior escribió: "Cosas por hacer: Reubicación. Mudarme a una casa"
— Si —susurró, y fue la conclusión mas lógica a la que llegó— lo mejor será conseguir una casa para vivir. . . Ahora solo necesito conseguir una casa en alquiler que mi sueldo de empleada en la tienda pueda pagar...
Ese mismo día, de pie frente a su ventana, hizo lo que siempre hacía cuando el mundo exterior parecía filtrarse demasiado: evaluar variables.
— El apartamento tiene 47 metros cuadrados, 3 ventanas, 1 puerta principal, y 35 vecinos cuyos horarios he mapeado. . . Y aún así, la probabilidad de interacciones no deseadas sigue siendo del 63.7%
Se acercó a la ventana, apartó la cortina y asomó su rostro, sintiendo los rayos cálidos sobre su piel.
— Los apartamentos son organismos compartidos. Pasillos. Ascensores. Escaleras. Gente. —pausa breve— Pero una casa. . . no tiene eso. Una casa es un perímetro cerrado. . .
Cerró la ventana, fue hacia su libreta y abrió una página en blanco. En la parte superior escribió: "Cosas por hacer: Reubicación. Mudarme a una casa"
— Si —susurró, y fue la conclusión mas lógica a la que llegó— lo mejor será conseguir una casa para vivir. . . Ahora solo necesito conseguir una casa en alquiler que mi sueldo de empleada en la tienda pueda pagar...
Ese día el ascensor había fallado. Se detuvo entre el tercer y cuarto piso. Durante los vientisiete minutos que estuvo atrapada, Alaska contó las respiraciones de la mujer que compartía el espacio con ella (unas 37 respiraciones por minuto, lo que era un indicador de pánico) y registro cada uno de sus suspiros de ansiedad. Sin contar que la mujer hablaba demasiado. No fue peligroso. Fue ruidoso. Cuando la puerta se abrió finalmente, Alaska salió sin decir una sola palabra, pero cada paso hacia su apartamento era más rígido que el anterior.
Ese mismo día, de pie frente a su ventana, hizo lo que siempre hacía cuando el mundo exterior parecía filtrarse demasiado: evaluar variables.
— El apartamento tiene 47 metros cuadrados, 3 ventanas, 1 puerta principal, y 35 vecinos cuyos horarios he mapeado. . . Y aún así, la probabilidad de interacciones no deseadas sigue siendo del 63.7%
Se acercó a la ventana, apartó la cortina y asomó su rostro, sintiendo los rayos cálidos sobre su piel.
— Los apartamentos son organismos compartidos. Pasillos. Ascensores. Escaleras. Gente. —pausa breve— Pero una casa. . . no tiene eso. Una casa es un perímetro cerrado. . .
Cerró la ventana, fue hacia su libreta y abrió una página en blanco. En la parte superior escribió: "Cosas por hacer: Reubicación. Mudarme a una casa"
— Si —susurró, y fue la conclusión mas lógica a la que llegó— lo mejor será conseguir una casa para vivir. . . Ahora solo necesito conseguir una casa en alquiler que mi sueldo de empleada en la tienda pueda pagar...

