𝙇𝙖 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙖𝙙 𝙣𝙤 𝙚𝙨 𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙨𝙪𝙘𝙚𝙙𝙞𝙤, 𝙨𝙞𝙣𝙤 𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙡𝙖 𝙜𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙘𝙧𝙚𝙚 𝙦𝙪𝙚 𝙨𝙪𝙘𝙚𝙙𝙞𝙤.

𝐀𝐥𝐚𝐬𝐤𝐚 𝐊𝐨𝐛𝐚𝐲𝐚𝐬𝐡𝐢 ˣᴰᵃⁿⁿᵃ ᴮʸᵉʳˢ
26 años 𖥔 Empleada de tienda de conveniencia
𖥔 Diseñadora de modas independiente 𖥔 Fugitiva

«¿Cómo se siente el miedo? ¿Es frío o caliente? La gente habla de un nudo en la garganta, pero creo que solo es un incremento en el ritmo cardíaco, unos 47 latidos por encima del promedio en reposo. ¿Y el dolor de una ruptura? ¿Se siente como el dolor de una rodilla raspada o más bien como el de un cuchillo desgarrando la carne? ¿Y el amor? La gente dice que siente mariposas en el estómago. Yo sólo siento un vacío. Un silencio. El zumbido de un fluorescente justo después de apagarse. La quietud de una habitación donde el único ruido es el de tu propia sangre corriendo. Sobrevivo. Observo. Memorizo rutinas, expresiones, tonos de voz. Los intento replicar cuando es necesario. Es agotador. Prefiero la compañía de la aguja y el hilo. Sus reglas son claras. Un patrón mal cortado no te juzga, sólo se convierte en un error. Y los errores se corrigen, se desechan o se convierten en algo nuevo. La gente... es más complicada. Sus patrones son caóticos, ilógicos. Sus hilos se enredan de formas impredecibles.
A veces, en el reflejo distorto de la ventana de la tienda a las 3a.m., no veo a Alaska. Veo a Danna. Y me pregunto qué habría pasado si me hubiera quedado. Si alguien, en lugar de señalar con el dedo, me hubiera hecho las preguntas correctas.»
  • Género Femenino
  • Raza Humana
  • Fandom oc
  • Empleada de tienda de conveniencia 𖥔 Diseñadora de modas independiente
  • Soltero(a)
  • Cumpleaños 6 de enero
  • 14 Publicaciones
  • 18 Escenas
  • Se unió en agosto 2025
  • 31 Visitas perfil
Otra información
  • Tipo de personaje
    3D
  • Longitud narrativa
    Semi-párrafo , Párrafo , Multi-párrafo , Novela
  • Categorías de rol
    Acción , Aventura , Ciencia ficción , Contemporáneo , Drama , Romance , Slice of Life , Suspenso , Original , Otros , Terror
Fijado
𝑨𝑳𝑨𝑺𝑲𝑨 𝑵𝑶 𝑬𝑿𝑰𝑺𝑻𝑬
『 𝑨𝑳𝑨𝑺𝑲𝑨 𝑵𝑶 𝑬𝑿𝑰𝑺𝑻𝑬 』 ━━━━━━━ 𓄼 𖤍 𓄹 ━━━━━━━   N O M B R E   R E A L ╳ Danna Elara Byers      F A L S A    I D E N T I D A D ╳ Alaska Kobayashi      E D A D ╳ 26 años     O C U P A C I Ó N ╳ · Cajera y reponedora en una tienda de conveniencia 24 horas. (A veces le toca el turno de...
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Publicaciones Recientes
  • Lucius Schlotthauer

    Alaska estaba sola en su apartamento. La luz era tenue. Habían pasado un par de días desde que un cliente dejó el papel.
    Ella se lo llevó. Lo dejó sobre la mesa. Y ahí seguía. Doblado. Exactamente en el mismo lugar.

    Lo desdobló, el número seguía ahí. No había nombre, ni contexto, solo el número de teléfono. Tomó su celular. Marcó. El tono de llamada sonó una vez. Dos. Tres.

    — Hola —dijo, cuando la línea se abrió, con una voz tan plana y clara como un anuncio automatizado— soy la encargada de la tienda. . . —pausa— dejaste un trozo de papel con este número de teléfono hace unos días. . . —silencio breve— No hubo explicación. Solo quiero saber por qué. . .
    [illusion_ruby_hare_395] Alaska estaba sola en su apartamento. La luz era tenue. Habían pasado un par de días desde que un cliente dejó el papel. Ella se lo llevó. Lo dejó sobre la mesa. Y ahí seguía. Doblado. Exactamente en el mismo lugar. Lo desdobló, el número seguía ahí. No había nombre, ni contexto, solo el número de teléfono. Tomó su celular. Marcó. El tono de llamada sonó una vez. Dos. Tres. — Hola —dijo, cuando la línea se abrió, con una voz tan plana y clara como un anuncio automatizado— soy la encargada de la tienda. . . —pausa— dejaste un trozo de papel con este número de teléfono hace unos días. . . —silencio breve— No hubo explicación. Solo quiero saber por qué. . .
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    | ¡Holi, holi!⋆
    Si alguien necesita/busca algún personaje para integrarse a alguna trama o historia en específico, y que no requiera alterar la construcción original del personaje, Alaska está disponible 𖹭. Y pueden escribirme a dm.
    Puedo integrarla o adaptarla a historias o distintos contextos siempre que pueda mantener su historia, personalidad y psicología original.

    Bueno, eso ¡Saluditos!
    | ¡Holi, holi!⋆ Si alguien necesita/busca algún personaje para integrarse a alguna trama o historia en específico, y que no requiera alterar la construcción original del personaje, Alaska está disponible 𖹭. Y pueden escribirme a dm. Puedo integrarla o adaptarla a historias o distintos contextos siempre que pueda mantener su historia, personalidad y psicología original. Bueno, eso ¡Saluditos!🌻
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  • — Me han preguntando si tengo redes sociales. Varias veces. Como si no tenerlas fuera una anomalía.

    Observa el icono de Instagram en la pantalla de su teléfono. Desliza su dedo por la pantalla principal de la app. Piensa en crear una cuenta.
    No tener presencia digital hoy en día equivale a no existir. O a existir demasiado. Ambas opciones le generan ruido.

    — La ausencia genera sospecha. . . —acerca su dedo a la opción "crear cuenta" pero se detiene— Hmmh, pero tener una cuenta es igual a datos expuestos e interacciones impredecibles... ¿Debería abrirla. . . o no?
    — Me han preguntando si tengo redes sociales. Varias veces. Como si no tenerlas fuera una anomalía. Observa el icono de Instagram en la pantalla de su teléfono. Desliza su dedo por la pantalla principal de la app. Piensa en crear una cuenta. No tener presencia digital hoy en día equivale a no existir. O a existir demasiado. Ambas opciones le generan ruido. — La ausencia genera sospecha. . . —acerca su dedo a la opción "crear cuenta" pero se detiene— Hmmh, pero tener una cuenta es igual a datos expuestos e interacciones impredecibles... ¿Debería abrirla. . . o no?
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  • El recibo de la luz tenía una cifra distinta a la habitual. Alaska lo leyó tres veces. No parecía un error, parecía un cambio. Una alteración en el patrón al que estaba acostumbrada.

    — No me molesta pagar más —murmuró— pero si me molesta no saber por qué. . .
    El recibo de la luz tenía una cifra distinta a la habitual. Alaska lo leyó tres veces. No parecía un error, parecía un cambio. Una alteración en el patrón al que estaba acostumbrada. — No me molesta pagar más —murmuró— pero si me molesta no saber por qué. . .
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  • Alaska detiene el movimiento de su mano sobre el mostrador. El sudor de un cliente había dejado una mancha circular en la fórmica. Ella lo limpia con un paño seco, pero su mirada está en el monitor que muestra la grabación en tiempo real de las cámaras de seguridad.

    La pantalla que muestra la entrada trasera de la tienda, es negra.
    No estática.
    No borrosa.
    Negra

    El aire se espesa. No en la tienda. En sus pulmones.
    Una presión familiar se aprieta alrededor de su pecho.

    — No —susurra, y su propia voz suena lejana, como si viniera de otra boca.

    Sus dedos se cierran alrededor del borde del mostrador hasta que los nudillos palidecen. El tictac del reloj de pared se amplifica y se mezcla con el latido acelerado de su sangre en los oídos. ¿O son pasos? ¿Pasos amortiguados en el callejón?

    «¿Problemas, pequeña urraca?», la voz de su padre susurra desde el rincón más oscuro de su mente, fría y burlona. «Un error siempre es una oportunidad para aprender. . . o para ser atrapado»

    Parpadea, con fuerza.
    No está allí. Él no está allí.

    Se obliga a soltar el mostrador.
    Su cuerpo se mueve por pura memoria muscular.
    Abre el cajón de las llaves. Encuentra la linterna.
    Su respiración es superficial, un ritmo que no controla.

    Camina hacia la puerta trasera de la tienda. La linterna vibra en su mano. ¿O es su mano la que tiembla?

    — Solo es un fallo técnico —murmura para si. Una afirmación. No un consuelo— Un cable suelto. Un fusible quemado.

    Pero la otra parte de su cerebro, la que vive en el pasado, grita que los fallos técnicos no huelen al Brut Fabergé que él siempre llevaba.

    Extiende la mano. La cerradura está fría bajo sus dedos. Gira la cerradura. Empuja la puerta trasera. El callejón está ahí. Solo. Silencioso.

    No hay pasos, no hay perfume, no hay nadie. Solo bolsas de basura apiladas contra la pared, un charco que refleja la luz de la tienda y el zumbido lejano de un transformador eléctrico.

    — No hay nadie —dice con voz plana, como si al decirlo pudiera convencer a su sistema nervioso de que se detenga.

    La linterna tiembla en su mano.
    O su mano tiembla en la linterna.
    Ya no importa.

    Cierra la puerta. La tranca. Vuelve al mostrador.

    En su libreta, escribe:
    "Nota 1: confirmar ausencia no es igual a sentir seguridad.
    Nota 2: Llamar al técnico para que venga a reparar la camara de seguridad mañana"
    Alaska detiene el movimiento de su mano sobre el mostrador. El sudor de un cliente había dejado una mancha circular en la fórmica. Ella lo limpia con un paño seco, pero su mirada está en el monitor que muestra la grabación en tiempo real de las cámaras de seguridad. La pantalla que muestra la entrada trasera de la tienda, es negra. No estática. No borrosa. Negra El aire se espesa. No en la tienda. En sus pulmones. Una presión familiar se aprieta alrededor de su pecho. — No —susurra, y su propia voz suena lejana, como si viniera de otra boca. Sus dedos se cierran alrededor del borde del mostrador hasta que los nudillos palidecen. El tictac del reloj de pared se amplifica y se mezcla con el latido acelerado de su sangre en los oídos. ¿O son pasos? ¿Pasos amortiguados en el callejón? «¿Problemas, pequeña urraca?», la voz de su padre susurra desde el rincón más oscuro de su mente, fría y burlona. «Un error siempre es una oportunidad para aprender. . . o para ser atrapado» Parpadea, con fuerza. No está allí. Él no está allí. Se obliga a soltar el mostrador. Su cuerpo se mueve por pura memoria muscular. Abre el cajón de las llaves. Encuentra la linterna. Su respiración es superficial, un ritmo que no controla. Camina hacia la puerta trasera de la tienda. La linterna vibra en su mano. ¿O es su mano la que tiembla? — Solo es un fallo técnico —murmura para si. Una afirmación. No un consuelo— Un cable suelto. Un fusible quemado. Pero la otra parte de su cerebro, la que vive en el pasado, grita que los fallos técnicos no huelen al Brut Fabergé que él siempre llevaba. Extiende la mano. La cerradura está fría bajo sus dedos. Gira la cerradura. Empuja la puerta trasera. El callejón está ahí. Solo. Silencioso. No hay pasos, no hay perfume, no hay nadie. Solo bolsas de basura apiladas contra la pared, un charco que refleja la luz de la tienda y el zumbido lejano de un transformador eléctrico. — No hay nadie —dice con voz plana, como si al decirlo pudiera convencer a su sistema nervioso de que se detenga. La linterna tiembla en su mano. O su mano tiembla en la linterna. Ya no importa. Cierra la puerta. La tranca. Vuelve al mostrador. En su libreta, escribe: "Nota 1: confirmar ausencia no es igual a sentir seguridad. Nota 2: Llamar al técnico para que venga a reparar la camara de seguridad mañana"
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  • — ¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que alguien deje de ser un desconocido?
    — ¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que alguien deje de ser un desconocido?
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