Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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Diario

Desde mi reino, lo observo como una melodía incompleta, una nota que vibra sin encontrar eco en otro corazón. Es el reflejo más humano de la fragilidad: entregar tus latidos a alguien que no los escucha, sembrar en un suelo que no germina.

Aun así, no es un sentimiento vacío; es un recordatorio de que amar es un acto que trasciende la reciprocidad. Quien ama, aun sin ser amado, demuestra que su esencia no depende de una respuesta, sino de la fuerza de su propio sentir. Y aunque duela, ese dolor es también un sueño, uno que te enseña, que te marca y que, con el tiempo, te guía a comprender que incluso la ausencia puede ser un maestro.

Porque al final, todo amor, correspondido o no, deja huellas. Y esas huellas, en mi reino, son las estrellas que guían a los corazones que aún buscan su reflejo.
Diario Desde mi reino, lo observo como una melodía incompleta, una nota que vibra sin encontrar eco en otro corazón. Es el reflejo más humano de la fragilidad: entregar tus latidos a alguien que no los escucha, sembrar en un suelo que no germina. Aun así, no es un sentimiento vacío; es un recordatorio de que amar es un acto que trasciende la reciprocidad. Quien ama, aun sin ser amado, demuestra que su esencia no depende de una respuesta, sino de la fuerza de su propio sentir. Y aunque duela, ese dolor es también un sueño, uno que te enseña, que te marca y que, con el tiempo, te guía a comprender que incluso la ausencia puede ser un maestro. Porque al final, todo amor, correspondido o no, deja huellas. Y esas huellas, en mi reino, son las estrellas que guían a los corazones que aún buscan su reflejo.
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