@♱ 𝕽𝖔𝖇𝖎𝖓 🎵🎶
Gracias por mostrarme el camino @ʍօʀքɦɛʊֆ éste tramo tengo que hacerlo sola...
---
La noche pesa sobre mis hombros, pero la luna roja me envuelve como un juramento. Siento cómo su luz se entrelaza con la de la luna espiritual, y sé que esta es mi única ventaja: un instante en el que dos mundos se tocan y yo puedo caminar entre ellos.
Frente a mí, el aire se distorsiona. No necesito verlo para saber que está aquí. Belial.
—No has podido doblegarla… —mi voz rompe el silencio como un filo de obsidiana—. Robin sigue resistiendo.
Un murmullo grave serpentea por el aire.
—No has terminado con ella.
—Y quizá nunca lo hagas —doy un paso hacia adelante, clavando mis ojos en la negrura—. Pero si quieres demostrar que puedes corromper cualquier voluntad… prueba conmigo.
Silencio. El orgullo de un demonio es un arma y una condena. Sé que no podrá ignorar el reto.
—Eres humana… mortal… ¿Por qué debería rebajarme?
—Porque la victoria sobre un corazón débil no significa nada. Y el mío no cederá —mi tono se vuelve casi una invitación—. A menos que tengas miedo.
Un rugido invisible retumba dentro de mi cráneo.
—No conozco el miedo.
El mundo se contrae. Una presión helada se abre paso en mis venas, mezclándose con la sangre. El aire huele a azufre y hierro. Una sombra se arrastra por mi piel, y de pronto mi propio reflejo se convierte en algo que no reconozco: ojos como brasas, marcas negras reptando por mis brazos, un pulso que late con rabia ajena.
Dentro de mi mente, Belial sonríe.
—Ahora… veamos cuánto puedes resistir antes de romperte.
Gracias por mostrarme el camino @ʍօʀքɦɛʊֆ éste tramo tengo que hacerlo sola...
---
La noche pesa sobre mis hombros, pero la luna roja me envuelve como un juramento. Siento cómo su luz se entrelaza con la de la luna espiritual, y sé que esta es mi única ventaja: un instante en el que dos mundos se tocan y yo puedo caminar entre ellos.
Frente a mí, el aire se distorsiona. No necesito verlo para saber que está aquí. Belial.
—No has podido doblegarla… —mi voz rompe el silencio como un filo de obsidiana—. Robin sigue resistiendo.
Un murmullo grave serpentea por el aire.
—No has terminado con ella.
—Y quizá nunca lo hagas —doy un paso hacia adelante, clavando mis ojos en la negrura—. Pero si quieres demostrar que puedes corromper cualquier voluntad… prueba conmigo.
Silencio. El orgullo de un demonio es un arma y una condena. Sé que no podrá ignorar el reto.
—Eres humana… mortal… ¿Por qué debería rebajarme?
—Porque la victoria sobre un corazón débil no significa nada. Y el mío no cederá —mi tono se vuelve casi una invitación—. A menos que tengas miedo.
Un rugido invisible retumba dentro de mi cráneo.
—No conozco el miedo.
El mundo se contrae. Una presión helada se abre paso en mis venas, mezclándose con la sangre. El aire huele a azufre y hierro. Una sombra se arrastra por mi piel, y de pronto mi propio reflejo se convierte en algo que no reconozco: ojos como brasas, marcas negras reptando por mis brazos, un pulso que late con rabia ajena.
Dentro de mi mente, Belial sonríe.
—Ahora… veamos cuánto puedes resistir antes de romperte.
@[Robin]
Gracias por mostrarme el camino @[Oneiros_88] éste tramo tengo que hacerlo sola...
---
La noche pesa sobre mis hombros, pero la luna roja me envuelve como un juramento. Siento cómo su luz se entrelaza con la de la luna espiritual, y sé que esta es mi única ventaja: un instante en el que dos mundos se tocan y yo puedo caminar entre ellos.
Frente a mí, el aire se distorsiona. No necesito verlo para saber que está aquí. Belial.
—No has podido doblegarla… —mi voz rompe el silencio como un filo de obsidiana—. Robin sigue resistiendo.
Un murmullo grave serpentea por el aire.
—No has terminado con ella.
—Y quizá nunca lo hagas —doy un paso hacia adelante, clavando mis ojos en la negrura—. Pero si quieres demostrar que puedes corromper cualquier voluntad… prueba conmigo.
Silencio. El orgullo de un demonio es un arma y una condena. Sé que no podrá ignorar el reto.
—Eres humana… mortal… ¿Por qué debería rebajarme?
—Porque la victoria sobre un corazón débil no significa nada. Y el mío no cederá —mi tono se vuelve casi una invitación—. A menos que tengas miedo.
Un rugido invisible retumba dentro de mi cráneo.
—No conozco el miedo.
El mundo se contrae. Una presión helada se abre paso en mis venas, mezclándose con la sangre. El aire huele a azufre y hierro. Una sombra se arrastra por mi piel, y de pronto mi propio reflejo se convierte en algo que no reconozco: ojos como brasas, marcas negras reptando por mis brazos, un pulso que late con rabia ajena.
Dentro de mi mente, Belial sonríe.
—Ahora… veamos cuánto puedes resistir antes de romperte.


