El timbre sonó.

"Alejandro está esperándote con tu pedido", decía la notificación en la app.

Le gustaba pedir comida de vez en cuando, sólo para apoyar a los muchachos del delivery.

— Don't call my name, don't call my name~

El naga puso el videojuego en pausa y se levantó del sofá. Dejó el mando y los auriculares en la mesita de café. Caminó hacia la salida de su apartamento, tendría que bajar varios pisos. Lo haría a pie, por las escaleras de emergencia, para llegar más rápido que en el elevador.

Tan pronto como abrió la puerta, un duro golpe en la frente le recibió.

La visión se le fue a negro.
Todo se apagó.
El timbre sonó. "Alejandro está esperándote con tu pedido", decía la notificación en la app. Le gustaba pedir comida de vez en cuando, sólo para apoyar a los muchachos del delivery. — Don't call my name, don't call my name~ El naga puso el videojuego en pausa y se levantó del sofá. Dejó el mando y los auriculares en la mesita de café. Caminó hacia la salida de su apartamento, tendría que bajar varios pisos. Lo haría a pie, por las escaleras de emergencia, para llegar más rápido que en el elevador. Tan pronto como abrió la puerta, un duro golpe en la frente le recibió. La visión se le fue a negro. Todo se apagó.
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