Miraba la chimenea sin mirarla. No pensaba, o quizás sí. Había aprendido a quedarse quieta, a no preguntar, a no responder. Había aprendido que el fuego no es solo calor, sino frontera, y que a veces, lo que se quema no es madera.
Miraba la chimenea sin mirarla. No pensaba, o quizás sí. Había aprendido a quedarse quieta, a no preguntar, a no responder. Había aprendido que el fuego no es solo calor, sino frontera, y que a veces, lo que se quema no es madera.
Me gusta
Me encocora
5
0 turnos 0 maullidos
Patrocinados
Patrocinados