Se sabe que hay jaurías de perros salvajes a las afueras de la ciudad.

Cuando escucharon aullidos y encontraron restos de sangre, no les costó imaginar cuál fue el destino de la niña.

Finalmente, dieron con el cuerpo frío entre la hojarasca.

Su estado alentó sus sospechas; estaba despedazado, devorado.

El inconveniente fue cuando descubrieron que las marcas de los dientes... No eran de animales.