Hazte fama y échate a dormir... qué delicia de trampa, ¿no?
Tiemblan con oír nuestros nombres, nos culpan, maldicen, gritan, lloran y se ocultan.
¿Ventajas? Claro. No necesito cazar cuando ellos mismos alimentan, enaltecen y presumen su miedo, pero es un miedo rancio, pusilánime y cobarde como ellos mismos que le dan la espalda a sus temores y se acomodan en su mediocridad, incapaces de enfrentarse al espejo porque, al final de cuenta, solo somos eso; la parte de ti que no quieres ver.
Tiemblan con oír nuestros nombres, nos culpan, maldicen, gritan, lloran y se ocultan.
¿Ventajas? Claro. No necesito cazar cuando ellos mismos alimentan, enaltecen y presumen su miedo, pero es un miedo rancio, pusilánime y cobarde como ellos mismos que le dan la espalda a sus temores y se acomodan en su mediocridad, incapaces de enfrentarse al espejo porque, al final de cuenta, solo somos eso; la parte de ti que no quieres ver.
Hazte fama y échate a dormir... qué delicia de trampa, ¿no?
Tiemblan con oír nuestros nombres, nos culpan, maldicen, gritan, lloran y se ocultan.
¿Ventajas? Claro. No necesito cazar cuando ellos mismos alimentan, enaltecen y presumen su miedo, pero es un miedo rancio, pusilánime y cobarde como ellos mismos que le dan la espalda a sus temores y se acomodan en su mediocridad, incapaces de enfrentarse al espejo porque, al final de cuenta, solo somos eso; la parte de ti que no quieres ver.




