Reencuentro con Winter Carstairs
El calor en Seúl había comenzado temprano aquel sábado. El tipo de bochorno que ni el ventilador ni el café frío lograban disipar del todo. Haneul se había despertado sin alarma, con el cuerpo aún envuelto en esa calma extraña que llega cuando no hay obligaciones ni citas ni máscaras que sostener.
Después de atender a su madre enferma y dejarla acostada en la cama, salió al pequeño jardín trasero y se hundió en la piscina. El agua le llegaba por los brazos, el cielo estaba limpio y azul, y por un momento, todo el mundo pareció en pausa.
Apoyó el móvil en el borde de madera y, tras unos segundos de duda, abrió el chat.
[Mensaje enviado a: Winter Carstairs]
Hola, querida! Ya han pasado quince días, pero no olvido esa noche. Espero que estés bien, y que tu cuerpo —y tu alma— hayan sanado al menos un poco desde entonces.
Sé que es improbable, pero si por casualidad estás en Seúl, quería decirte que estoy en casa, el sol está fuerte y estoy en la piscina. Hay limonada con jengibre. Si gustas pasar un rato agradable, eres bienvenida. No me vendría mal tu compañia.
No hay presión. Solo una puerta abierta, por si alguna parte de ti la necesita.
Dejó el teléfono a un lado, se recostó en el borde, con los ojos cerrados, y dejó que el sol le secara el cabello.
Si Winter respondía, bien.
Y si no… también. Pero había algo en ella que no se desvanecía fácil. Y por eso, Haneul había decidido dejar la invitación abierta.
Después de atender a su madre enferma y dejarla acostada en la cama, salió al pequeño jardín trasero y se hundió en la piscina. El agua le llegaba por los brazos, el cielo estaba limpio y azul, y por un momento, todo el mundo pareció en pausa.
Apoyó el móvil en el borde de madera y, tras unos segundos de duda, abrió el chat.
[Mensaje enviado a: Winter Carstairs]
Hola, querida! Ya han pasado quince días, pero no olvido esa noche. Espero que estés bien, y que tu cuerpo —y tu alma— hayan sanado al menos un poco desde entonces.
Sé que es improbable, pero si por casualidad estás en Seúl, quería decirte que estoy en casa, el sol está fuerte y estoy en la piscina. Hay limonada con jengibre. Si gustas pasar un rato agradable, eres bienvenida. No me vendría mal tu compañia.
No hay presión. Solo una puerta abierta, por si alguna parte de ti la necesita.
Dejó el teléfono a un lado, se recostó en el borde, con los ojos cerrados, y dejó que el sol le secara el cabello.
Si Winter respondía, bien.
Y si no… también. Pero había algo en ella que no se desvanecía fácil. Y por eso, Haneul había decidido dejar la invitación abierta.
El calor en Seúl había comenzado temprano aquel sábado. El tipo de bochorno que ni el ventilador ni el café frío lograban disipar del todo. Haneul se había despertado sin alarma, con el cuerpo aún envuelto en esa calma extraña que llega cuando no hay obligaciones ni citas ni máscaras que sostener.
Después de atender a su madre enferma y dejarla acostada en la cama, salió al pequeño jardín trasero y se hundió en la piscina. El agua le llegaba por los brazos, el cielo estaba limpio y azul, y por un momento, todo el mundo pareció en pausa.
Apoyó el móvil en el borde de madera y, tras unos segundos de duda, abrió el chat.
[Mensaje enviado a: Winter Carstairs]
Hola, querida! Ya han pasado quince días, pero no olvido esa noche. Espero que estés bien, y que tu cuerpo —y tu alma— hayan sanado al menos un poco desde entonces.
Sé que es improbable, pero si por casualidad estás en Seúl, quería decirte que estoy en casa, el sol está fuerte y estoy en la piscina. Hay limonada con jengibre. Si gustas pasar un rato agradable, eres bienvenida. No me vendría mal tu compañia.
No hay presión. Solo una puerta abierta, por si alguna parte de ti la necesita.
Dejó el teléfono a un lado, se recostó en el borde, con los ojos cerrados, y dejó que el sol le secara el cabello.
Si Winter respondía, bien.
Y si no… también. Pero había algo en ella que no se desvanecía fácil. Y por eso, Haneul había decidido dejar la invitación abierta.
Tipo
Individual
Líneas
Cualquier línea
Estado
Disponible
