A veces el universo cocina a fuego lento. No es que se haya olvidado de ti… es que las estrellas son artistas y les gusta bailar antes de alinearse. Quieres el pastel ahora, con velas, confeti, y los ojos que te han visto una vez de nuevo sobre ti. Respuesta inmediata. Pero el horno dice: "espera, todavía falta un poco de magia."
Y el problema es que mientras tanto, duele. Duele esperar. Duele no tener. Duele querer mucho. Duele ver pasar los trenes de los demás sintiendo que lo tuyo viene en burro.
Pero yo sé, me lo dijo un charco con forma de reloj daliniano; las cosas que valen la pena no llegan con prisas. Crecer no suena a aplausos y flashes fotográficos. Suena a silencio. Y la paciencia es tejer con estambre invisible, no ves el avance, pero de pronto, ¡zas!, tienes un abrigo hecho de tus propios sueños.
Y el problema es que mientras tanto, duele. Duele esperar. Duele no tener. Duele querer mucho. Duele ver pasar los trenes de los demás sintiendo que lo tuyo viene en burro.
Pero yo sé, me lo dijo un charco con forma de reloj daliniano; las cosas que valen la pena no llegan con prisas. Crecer no suena a aplausos y flashes fotográficos. Suena a silencio. Y la paciencia es tejer con estambre invisible, no ves el avance, pero de pronto, ¡zas!, tienes un abrigo hecho de tus propios sueños.
A veces el universo cocina a fuego lento. No es que se haya olvidado de ti… es que las estrellas son artistas y les gusta bailar antes de alinearse. Quieres el pastel ahora, con velas, confeti, y los ojos que te han visto una vez de nuevo sobre ti. Respuesta inmediata. Pero el horno dice: "espera, todavía falta un poco de magia."
Y el problema es que mientras tanto, duele. Duele esperar. Duele no tener. Duele querer mucho. Duele ver pasar los trenes de los demás sintiendo que lo tuyo viene en burro.
Pero yo sé, me lo dijo un charco con forma de reloj daliniano; las cosas que valen la pena no llegan con prisas. Crecer no suena a aplausos y flashes fotográficos. Suena a silencio. Y la paciencia es tejer con estambre invisible, no ves el avance, pero de pronto, ¡zas!, tienes un abrigo hecho de tus propios sueños.

