Harin Seom Kim
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La noche estaba fresca, y las calles, vacías.
Naturalmente, a estas horas, todo el mundo se encontraría en su casa, resguardándose del frío en la comodidad del hogar.
Pero siempre había excepciones, y eso, incluía a Ciel, que se encontraba algo malhumorado, caminando con las manos en los bolsillos y mirando el suelo con el ceño fruncido.
Pronto, sus pasos lo llevaron hacia donde residía su amigo felino, en busca de una compañía que levantara su ánimo.
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La noche estaba fresca, y las calles, vacías.
Naturalmente, a estas horas, todo el mundo se encontraría en su casa, resguardándose del frío en la comodidad del hogar.
Pero siempre había excepciones, y eso, incluía a Ciel, que se encontraba algo malhumorado, caminando con las manos en los bolsillos y mirando el suelo con el ceño fruncido.
Pronto, sus pasos lo llevaron hacia donde residía su amigo felino, en busca de una compañía que levantara su ánimo.
[fable_indigo_dolphin_238]
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La noche estaba fresca, y las calles, vacías.
Naturalmente, a estas horas, todo el mundo se encontraría en su casa, resguardándose del frío en la comodidad del hogar.
Pero siempre había excepciones, y eso, incluía a Ciel, que se encontraba algo malhumorado, caminando con las manos en los bolsillos y mirando el suelo con el ceño fruncido.
Pronto, sus pasos lo llevaron hacia donde residía su amigo felino, en busca de una compañía que levantara su ánimo.

