Lo que camina en mi sombra El fuego ya no ardía. Solo quedaban brasas opacas, jadeando su último calor contra el viento subterráneo.
Nairis permanecía sentada, en cuclillas sobre una roca lisa al borde de una grieta sin fondo. Su capa apenas se movía. Los sensores del Corredor Vacío en sus piernas vibraban levemente, detectando actividad a kilómetros bajo sus pies. No...